No se tiene noticias ciertas sobre la fecha de su nacimiento, solo se sabe que dejo de existir en 1906; desde muy joven viajo mucho recorriendo toda América, como un trovador de las épocas románticas, dicen que estuvo en Buenos Aires y que en México se desempeñó como guardia civil.
Su vida y sus poesías se amalgamaban en sinceridad y entusiasmo, era un observador constante de la ruda realidad y se apasionaba por los detalles extraordinarios, produciendo en él una extraña poesía, funambulesca, exótica y de original atractivo.
La interesante inquietud que animaba sus obras, hacían de el un lirico a la vez que un hombre extravagante, fino y delicioso “causseur” poeta y filósofo, con un temperamento fácilmente inflamable, panteísta sugestionado por el atractivo misterioso de la filosofía Hindú, amaba a un Dios sustancia eterna.
Aunque rebelde a las normas establecidas, se tomó muchas libertades literarias, amante del espíritu criollo escribió su poesía “señor de los milagros” elogio a la humildad y la vida anónima, dejo escrito algunos dramas; entre sus principales obras podemos citar:
“poetas mexicanos” publicado en Buenos Aires en 1896.
“Sofia Perowskaia” publicada en Lima en 1899.
“el juez del crimen” se publicó en Lima en 1900.
En la vida de Carlos German Amezaga, hallamos las mejores páginas de nuestra etapa romántica, plenas de expansión lírica, siendo uno de los mejores exponentes de su época, en que brillaba la sinceridad y el abandono en la inquietud poética, no por eso deja de tener un marcado personalismo.
AQUÍ UNA DE SUS POESIAS
LIMA
Cuando Francisco Pizarro
Hombre de valer y estima
Con sus puntas de zamarro
Fundo Lima
Que lejos ¡ay! Dios eterno
Estuvo con su victoria
De fundar cual padre tierno
En las puertas del infierno
La sucursal de la gloria
No supo, no, don Francisco
Que tras luchar en la breña
Daría aquí amante arisco
Cada español basilisco
Una angelical limeña
No supo el conquistador
Que todo el guerrero ardor
De este valle en la espesura
Se desharía en amor
Se desharía en ternura
Cual las olas arrogantes
Del mar airado que truena
Se deshacen en diamantes
Por las orillas distantes
Al resbalar sobre arena
Y vuelta al fiero Pizarro
Digo yo, que aquel no supo
En su proceder bizarro
La suerte de humilde barro
Que al fuego dorar le cupo
No pudo el bravo español
Después de tantas querellas
En que venció al indio sol
Ver de nuevo su arrebol
Pero en la faz de las bellas
Que si es Lima
Hija noble castellana
Por lo que su sangre anima
Tiene en el ardor del clima
Pura esencia americana
¡Oh! Que suerte
Si al fuego de esos ojillos
Limeños, pudieras verte
Hoy entre nosotros, fuerte
Marques de los atavillos
Es seguro
Español duro
Que a Dios tú le pedirías
Pasar aquí algunos días
Poniendo el alma en apuro
Y es tan cierto
Como has muerto
También, que entre las limeñas
Vivas, amantes, risueñas
Que poetizan tu corte
Que verte adalid de hierro
Dirías ¡aquí me encierro
Y devuelvo el pasaporte!
Pues no en vano
He dicho valiente hispano
Presente en nuestra memoria
Que has fundado, padre tierno
En las puertas del infierno
La sucursal de la gloria.
De- poesías completas.
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