El marrano enamorado
Había una vez, en la tierra de los puercos, un puerco con gustos medio raros, le gustaba una dama de la aldea vecina “la tierra de los chivos”, así es, a este puerco le gustaba una cabra, pero no éra cualquier cabra, éra la cabra más hermosa y también la más cotizada de la tierra de los chivos, por lo que muchos chivos la pretendían, el puerco sabía que iba a ser muy difícil que la cabra se fijara en él, sobre todo si él era un puerco, el cochino pensó días y días alguna estrategia para lograr que la cabra se fijara en él, y por fin una idea buena llegó a su mente, el marrano sabía que siendo un puerco una cabra jamás de fijaría en él y menos una cabra tan bonita, por lo que se disfrazó de chivo para poder conocerla, el disfraz no era muy bueno, pero este marrano estaba convencido que no podía haber hecho un mejor disfraz, utilizó dos zanahorias y cinta adhesiva con la que hizo los cuernos, su trompa la prolongó utilizando una cartulina, y fue en busca de su amada cabra, nuestro puerco se había convertido en el chivo mas marrano que hubiera caminado en la tierra de los chivos, donde quiera que caminaba las cabras lo miraban, un chivo obeso y rosa claro que llamaba la atención, en el camino el cochino iba cortando flores de colores diferentes, al llegar al jardín de la cabra, nuestro marrano disfrazado de chivo tenia un arcoiris de flores en sus manos, flores llenas de color y de vida, se había esforzado por escoger las mejores flores, las mas hermosas, estaba orgulloso del presente que llevaba, alzó la cabeza se acomodo las zanahorias y fue a tocar la puerta, la bella cabra abrió la puerta, el marrano sintió que su cuerpo se calentaba tanto que se podía percibir un olor a carninitas, estiró su pata dándole las flores, ella abrió el hocico, y se tragó la mitad, el puerco se quedó impactado ¿dónde se habían quedado los abrazos? ¿dónde estaba la sonrisa de la cabra? ¿dónde se había quedado la magia?, la cabra devoró la otra mitad, cerró la puerta y dejó a fuera de su casa al marrano disfrazado, nuestro puerco se quedó mirando lo que quedaba de sus flores, dio la vuelta, se quitó los cuernos y la trompa, y fue caminando cabizbajo hacia la tierra de los puercos, al llegar a su casa, el marrano se vio al espejo y con la voz más triste que puede salir del hocico de un cochino dijo: “un puerco es tan sólo para las puercas” y de pronto, sonó la puerta, el marrano dejo que siguieran tocando, él tan solo se veía al espejo, se fue a dormir con el corazón destrozado, al día siguiente, el sol brillaba, los pájaros cantaban y el puerco seguía en cama, tocaron la puerta, esta vez se animó a abrir, se trataba de una vaca joven, supongo que venia de alguna aldea vecina, la vaca estaba disfrazada, se había pintado de rosa y en la punta de su hocico había un pedazo de cartulina que figuraba ser una trompa de cochino, era la puerca más grande que había pisado la tierra de los puercos, con la pata le entrego unos chocolates, el los recibió, los llevo a dentro y cerro la puerta dejando afuera a una vaca rosa con el corazón destrozado.
ELCHADEL |