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Desperté por la mañana con ganas de seguir en cama, recordé todos aquellos pendientes por realizar y luche por deshacerme de todas las cobijas que me cubrían, ¡Por fin logre salir! y me disponía a tomar una ducha cuando mi teléfono móvil daba una notificación, ¡Era un mensaje de la persona que nunca creí que volvería a cruzar palabra! Decía –Seguro te parece raro que te escriba pero tengo algo muy importante que decirte, es urgente de vida o muerte- por un momento me sentí preocupada y sobrevinieron fuertes palpitaciones provenientes de mi corazón- ¡Es broma, la verdad es que aunque suene raro tengo muchas ganas de verte y charlar contigo!- ya no me sentía abrumada pero las palpitaciones no desparecieron, el años atrás me había pedido que no lo buscara más y yo con gran fuerza de voluntad lo cumplí pero ahora él era el que ¡me buscaba, que confundida estaba! Sin embargo, mostrando serenidad en mis palabras conteste afirmativamente y decidimos que pronto acordaríamos un lugar para vernos, nuestra cita fue pospuesta tres veces, la cuarta vez acordamos un centro comercial en el cual pudiéramos coincidir.
Seis treinta de la tarde, espero a que él llegue, como de costumbre es seguro que contare con su impuntualidad entonces me ocupo en leer un libro en espera, me resguardo en la entrada del centro comercial pues empieza a llover y a las siete con diez minutos lo veo a lo lejos, él alto, moreno, de cabello negro y lacio portando una gabardina larga negra y pantalón de vestir, no pude evitar temblar mientras sostenía el libro así que lo recargué en mi abdomen para dar fuerza a mis manos.
-Hola- dijo mientras se acomodaba el fleco hacia un lado con la mano derecha.
-¡Qué tal, como estas?- trague saliva para poder responder ya que estaba realmente emocionada.- ¿Qué te parece si vamos adentro hasta que cese la lluvia?
-Me parece bien. –contesto al mismo momento que inclinaba la cabeza con suavidad.
Caminamos por el centro comercial charlando de lo que eran nuestras vidas hasta el momento y recordé que llevaba sushi en la mochila así que lo tomé y se lo di para que probara, fue grato saber que le gustó, ¡vaya, no soy tan inútil! Tomamos té y charlamos, cuando pensé que era adecuado decidí decirle que debía irme a casa y el quiso acompañarme, poco antes de llegar a casa hay unos columpios, me senté en uno de ellos.
-Méceme, pero despacio- obviamente hizo caso omiso a mis indicaciones y utilizo la fuerza que quiso.
Después de un rato se sentó en el columpio aledaño y charlamos un poco más.
-Debo irme, es tarde- agregue a nuestra conversación.
-Está bien.
Nos pusimos de pie le di un abrazo y le dije que me daba mucho gusto verlo y ver lo bien que estaba, el asintió con la cabeza, me aleje sin dar vuelta atrás hacia mi casa e iba pensando que aquello podría ser el inicio de una buena amistad, una segunda oportunidad; apenas estaba girando la llave para abrir el primer cerrojo y escuche el sonido del columpio al mecerse, sentí curiosidad y di pasos atrás donde tuviera oportunidad de ver, él seguía ahí meciéndose y yo no pude tener el valor para abrir los cerrojos que me faltaban así que volví hacia él.
-¿Porque aun no te has ido? Escuche el sonido del columpio y te mire- dije.
-Quería fumar un cigarro, pero me he dado cuenta que no tengo, los olvide en casa.
-Bueno, vamos a mecerte entonces.
-¡No! Yo solo quiero estar sentado o me mareare.
-Está bien, entonces ya me voy.
Me acerque para darle un beso en la mejilla pero cuando mis labios estaban muy cerca de su rostro giró la cabeza y me beso en los labios, ¡eso labios tan carnosos, tiempo sin sentirlos! Que más decir que no pudimos parar los besos, me tomo de la cintura y se levanto del columpio, el tan alto y yo tan pequeña, pero no era impedimento, los besos mostraban que nos extrañábamos, que lo necesitábamos.
-Vamos a mi casa, por favor- mencionó.
-No puedo, mi vida es demasiado organizada y no puedo, eso no estaba en mis planes- contesté.
-Oh... pues no quiero arruinar tus planes, lo siento, pero de verdad me agradaría que vinieras, por favor.- Pensé en que realmente me quería convencer y se dibujo en mi una sonrisa un tanto sarcástica- ¿Porque te ríes?-preguntó-
-No, es solo que... tú crees que me vas a convencer y no es así, no iré.
-Por favor, por favor gatita...- yo era su gatita y seguía siéndolo, que remedio podía tener eso, me beso al terminar la palabra y yo me derretía-
-Am… ¿Qué te parece si vamos a un lugar cerca de aquí?- nunca me agradó estar en su casa, quería un lugar donde sentirme cómoda, además de esa forma el no habría ganado la discusión pues no iríamos a su casa.
-Está bien vamos- me beso un par de minutos más, me tomo de la mano y caminamos.
Después de unos minutos en viaje llegamos a un lugar adecuado para estar los dos; caminamos por un pasillo muy peculiar en medias lunas o como si siguiéramos el rastro creado por una serpiente gigante, entramos a la habitación casi al final del camino, se veía realmente cómoda, me senté en la cama y el frente a mi me recostó, yo no sabía si lo que sucedía era algo real o uno de los tantos sueños en los que aparece, frente a mí, después sobre mí, con esos ojos redondos, negros, ¡Enormes! Nunca creí que podría volver a sentir su piel, esa piel color canela…
-Vamos a bañarnos- realmente me sentía un poco incomoda por el ajetreo diario.
-Esté bien, iré contigo en un momento.
Entre a la ducha y cuide rápidamente que mi apariencia fuera buena para cuando él me acompañara, no tardo en suceder, me duche como comúnmente lo haría sola agregando que en momentos besaba su piel, aquellas partes que quedaban a mi altura, brazos y el pecho, su piel era muy suave aunque siendo un varón se esperaría algo de aspereza en ella; pensaba en lo agradable a la vista que él era para mí y tantas cosas que imaginaba que podríamos hacer en la ducha cuando fui interrumpida por un “tengo frio” así que tomamos las toallas y salimos, el dio un salto rápidamente hacia la cama y se arropó.
-Ven aquí conmigo, por favor, hace frio.
-¿En serio tienes frio, que ha sucedido contigo?- recordaba aquellos momentos en los que él me arropaba porque yo tenía frio, el siempre con la temperatura tan elevada que egoístamente podría confundirlo con una cobija.
Me acerque a la cama y entre en ella, el se inclinó sobre mi y podía sentir su cuerpo desnudo, tan cálido como siempre rozando mi piel ¡definitivamente era un sueño!
-Te extrañe mucho gatita.
-Yo también te extrañe mucho, me encanta tu cabello- esa última palabra dicha por el me seguía estremeciendo, al momento que tocaba su cabello.
Dejamos que el instinto y gusto nos llevaran… ojalá el momento llenara nuestros corazones como en el pasado… pero el pasado solo es eso y no más.





Texto agregado el 11-08-2014, y leído por 115 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
20-08-2014 El relato en primera persona sirve al escritor para impregnar de los sentimientos que desea, al lector... Muy bien. eRRe
20-08-2014 Muy bueno, saludos FEHR
11-08-2014 Excelente, bella obra que ha escrito con tanta magia y arte me ha gustado mucho escribe muy bien saludos. 5 john-anthony-
 
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