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Iniara Iniesta (V)

Soñaba con Matilda. Estábamos las dos sentadas en la cocina tomando chocolate y de repente entraba mi madre. No podía ver bien su rostro, pero me reclamaba, diciéndome que no debía estar allí. Pensé que hablaba de la cocina, pero no, parece que era otro lugar... de repente sentí que estaba muerta... Entonces desperté. No podía abrir los ojos, pero sentía pasos suaves y susurros. Trataba de desentrañar las voces, pero me dormí nuevamente.
Soñaba con mi padre. Estábamos en su escritorio, llevando la contabilidad de la hacienda. Mi madre aparecía nuevamente, diciéndome que no debía estar allí... Despierto lentamente. Apenas abro el ojo derecho. Distingo la figura de Carlota. Habla conmigo, pero no la escucho. Acaricia mi cara. Vuelvo a dormirme.
Sueño que voy cabalgando en un hermoso corcel negro. Me siento libre. Despierto. Trato de estirarme, pero un agudo y punzante dolor a mi izquierda no me permite moverme. Esta vez distingo claramente la figura de Don Humberto. Está sentado a los pies de la cama. Me retraigo. Vuelve el dolor y emito un quejido.
Toma suavemente mi mano y dice que debo estar lo más inmóvil posible. Que los sirvientes le avisaron sobre lo ocurrido. Que estuve inconsciente tres días. Uno de mis ojos está cerrado por el golpe. Que tengo fracturada una costilla y también varios hematomas en el cuerpo. Que no me preocupe, cuando menos lo espere estaré recuperada. Que todo esto ha ocurrido sólo por su culpa, que él se encargará de todo, que su prima Carlota ofreció quedarse hasta que yo me sintiera mejor. Estoy agotada, el sueño se apodera de mí otra vez.
Después de un mes del incidente recién puedo sentarme en la cama para probar bocado. Carlota se ha portado muy bien conmigo, ha venido todos los días al dormitorio y me ha leído poesía. También ha rezado conmigo y por mí. Acaricia mis cabellos y me asegura que cada día estoy mejor.
Le pido que me ayude a levantarme. Duda, pero accede. Los movimientos todavía me cuestan y estoy plagada de vendas. Apenas hago unos pasos colgada de su cuerpo. Me lleva a la cama nuevamente. Lloro, me duele. Carlota también tiene los ojos humedecidos.
Humberto también me visita todos los días. Hemos comenzado a conocernos. Se ha portado más agradable. A veces estamos horas hablando. Ha reído de buena gana cuando le conté historias de la hacienda.
Con el tiempo me he reincorporado a mi vida habitual. Humberto se ha transformado en un buen compañero, pero para mi alivio duerme en otra habitación. Sólo nos encontramos en la biblioteca, un lugar donde los dos nos sentimos cómodos. Hemos pasado varias horas leyendo cada cual lo suyo. A veces hablamos sobre economía, a veces sobre política. Tiene ideales bien marcados, pero a diferencia mía, defiende férreamente la idea de mantener el poder real y la alta nobleza. Pero dice que eligió equivocadamente; que apoyando al Rey Carlos, no vio que Fernando lo presionaría para quitarle el trono y que al intervenir Napoleón nuestra situación es bastante delicada.
Lo que dice me alerta, lo único que me falta es recibir una golpiza salvaje como la que me propinaron. Él dice que no me preocupe, que tiene todo organizado para que Carlota y yo partamos hacia Inglaterra. Le pregunto de dónde sacó esa idea tan descabellada, pero me responde que si bien hay movimientos para deponer a José y sacar a los bonapartistas de las tierras, a menos que el Rey Carlos vuelva al poder, Fernando no le perdonará haberse contactado con Godoy.
Esta última charla me tiene pensativa por semanas, pero como todo parece encausarse hacia la normalidad, lo dicho por Humberto se me olvida.
La vida en el palacio parece restablecerse, y yo estreno el tercer vestido que me regaló papá. Escribo cartas cada veinte días y las respuestas no se hacen esperar. Parece que en la hacienda todo marcha igual que cuando partí. En cierto sentido me consuela. La temporada de calor aquí ya ha pasado y comienza el frío otra vez. Humberto y yo nos reunimos todas las tardes en la biblioteca y tomamos una bebida espirituosa y también fumamos una cosa rara, la cuestión es que los dos terminamos riéndonos sin razón. No hemos vuelto a tener contacto íntimo desde nuestra noche de bodas y la verdad no creo que lo hagamos en el futuro. Carlota se escandaliza pero con Humberto la tranquilizamos. A pesar de que no empezamos bien, he descubierto en ella una gran persona y una buena amiga.
Pero la paz duró poco tiempo. Fernando ha vuelto al poder y no sólo ha denigrado hasta lo más bajo al favorito Godoy y a los otrora Reyes de España Carlos y Luisa, sino que también ha hecho lo mismo con cualquiera que lo ha apoyado. Humberto no escapará de esta y lo sabe. Con Carlota hemos organizado todo para partir lo antes posible a Inglaterra.
En un santiamén estamos en el puerto de Santander. Los tres sabemos que la guardia real enviada por el Rey Fernando no nos va a dar precisamente la bienvenida, así que apresuramos la marcha; están muy cerca.
Recién en el puerto Humberto me dice que él no viajará. Que es la forma de asegurarse que a nosotras no nos pasará nada. “Me quieren a mí” -me dice. Carlota comienza a llorar, Humberto la consuela. Yo no sé qué decir ni qué hacer. El Capitán anuncia que ya es hora de zarpar. Miro a Humberto desconcertada. Él se me acerca:
-"No me he portado como un caballero contigo desde que nos conocimos... sé que esperabas otra cosa de mí y lo lamento... Quisiera poder remediarlo, pero no puedo volver el tiempo atrás... quiero obserquiarte este anillo, perteneció a mi madre, era su cintillo. Nunca se lo di a ninguna mujer, ni siquiera a mi primera esposa. Pero Iniara, has sido especial para mí... y puedo decir con total certeza que en muy poco tiempo te has transformado en mi mejor amiga."
Por más que quise no pude decir palabra. Me colocó el anillo en mi anular derecho y me dio dos besos sobre los párpados. Nunca más volví a ver a Humberto.

Texto agregado el 08-08-2014, y leído por 122 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-08-2014 1. Ahhhh. Tengo lágrimas en el corazón. Al final, terminamos amando a Humberto, ¿no? Es una historia hermosa, muy hermosa. No sé si es el final, pero sería interesante saber qué le depara el futuro a Iniara. En mi memoria hay algo de Matilda de la primera vez que subiste la historia, por eso dije lo de que ella iba a dar la vida por el personaje central. SOFIAMA
08-08-2014 2. A lo mejor estoy confundida, pero me encantaría ese final que tengo en mi mente. Un abrazo full, Eti amada. Qué historia tan bien narrada e interesante. Gracias por subirla de nuevo. SOFIAMA
 
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