Soliloquio

Arrecifes de sueños
que llenan de ternura
los recuerdos de antaño.
Luceros errabundos
que iluminan silentes
las tibias remembranzas
que cruzan por mi mente.

Veo brillar tus ojos
y a veces me imagino
que conservo en mi cuerpo
el calor de tu piel
cuando siento, a lo lejos,
un rumor de olas
que se acuestan
con la arena desnuda
y el arrullo de un beso de salitre del mar
que estremece de gozo
las verdes coronas de los cocoteros.

Yo, mientras tanto, aquí,
esta noche de invierno
escuchando cruzar
por mi balcón de ensueños
la brisa indiferente que golpea mi rostro,
la música lejana de una vieja guitarra
y el paso presuroso de algún desconocido.

Estoy aquí
y en este soliloquio
apenas me acompañan
una libreta azul, un lapicero,
un dejo de tristeza y un sinfín de añoranzas
que guarda la memoria
de tiempos que se fueron
para no regresar.

Alberto Vásquez.