Me encanta cuando llueve de verdad, como en este preciso momento...cuando escribo frente a mi ordenador y escucho a full, una buena salsa, de la brava...la que llamamos cabilla.

Mientras castigo el piso con el ta, ta, ta de mi pie derecho y le hago pareja: pa, pa, con el pie izquierdo, y con los dedos índice cual gallinita voy picoteando las teclas, allá afuera el cielo se viene abajo.

Yo, me tomo un café, me acoplo al ritmo, hago una pausa del ajetreado día de oficina y disfruto de esa mescla maravillosa a tierra mojada, con café, con salsa de barrio y con la alegría de saber que la jornada de hoy se acabo.

...Espero seguir feliz cuando enfrente los charcos de la calle al salir, que seguramente estarán allí prestos a mojar mis rítmicos y por ahora contentos pies.

Azuuuuuucar!