Volví a sentarme en esa carpeta larga y tosca que hay en ese patio, cerca de la biblioteca. Decidí regresar a recoger mis pasos y arrojar recuerdos al viento haber si estas me devolvían algunas respuestas. Olvidé mis lentes y me sentía bien porque no reconocía el mundo a mi alrededor. Miré el cielo como recordando algo, pero sólo las nubes me devolvían caballeros de tristes figuras y Penélopes de grandes melenas que formaban estratos a su alrededor. De pronto un viento helado golpeó mi mejilla haciéndome tiritar de frío, fue extraño porque cuando me toqué la mejilla había una lágrima, busqué respuestas en el cielo pero ya no veía nada, la noche había borrado toda ilusión. Sentía ganas de que me contaran una historia, tenía ganas de decir la verdad, era el eco de mi conciencia que no me dejaba. Me levanté, di unos pasos y al voltear sentí que mi corazón se convirtió en una estatua de sal. Sabía que olvidaba algo;sin embargo ya no quise recordar, apresuré mis pasos, prendí mi MP4, me puse mis audífonos y me fui sin voltear con el corazón de sal cada vez pesándome más y más.