Ella recuerda perfectamente cómo comenzó todo, apenas tenía siete años, se encontraba en el parque con su madre, la cual se distrajo un momento soltando su mano y entonces en un instante su vida cambió por completo; un desconocido la tomó en brazos y salió corriendo; sin darle tiempo a su madre de reaccionar.
Él la subió a un auto dónde se encontraba otro tipo que le
puso un pañuelo en la boca, el cual contenía una sustancia extraña, que la hizo dormir durante muchas horas.
Despertó al día siguiente, lo supo porque la luz del amanecer se reflejó en la pequeña ventana, que desde entonces sería su prisión.
Poco después, entró un señor que le dio de desayunar: un cereal con leche, un jugo, juguetes y hasta unos caramelos.
Posteriormente le dijo:
-"Nenita, un señor quiere jugar contigo, después de que hagas lo que él te diga tu mamá vendrá por ti"-
En ese momento, entró un señor que le dijo que iban a jugar a la mamá y al papá; todo comenzó normal, pero después el juego ya no le gusto y comenzó a gritar, sin embargo nadie pareció escucharla.
Después de él, vinieron muchos, muchos más que jugaron a la mamá y al papá con ella; unos eran amables pero otros no tanto...Le decían que se veía linda con su vestido de holanes rosas y sus pequeños zapatos blancos.
Los años pasaron sin salir de ése cuarto,llegó su cumpleaños número doce, ese día escuchó a través de la puerta:
-"Se ve ya como toda una mujer debemos de trasladarla a un burdel del sur del país."-
Ella llevaba días y noches planeando su huida, la pequeña ventana era mudo testigo de su infortunio, era como un ave que nunca se había atrevido a volar; porque la ventana no tenía reja alguna, aunque era estrecha cabía todavía perfectamente por ahí.
En un arrebato de valor trepó a la ventana y se dió cuenta,
que ni siquiera estaba en un segundo piso, la ventana daba a un jardín de la casa donde se encontraba, saltó por la ventana por la que todavía su grácil cuerpo todavía podía pasar.
Al llegar al jardín observó un muro, sin embargo estaba determinada a luchar o morir, brinco ágilmente la tapia que la separaba del resto del mundo y voló para siempre de la ignominia de su encierro, reencontrando su libertad, dejando de ser una muñeca de carne y sangre al servicio de placeres perversos...
|