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Haciendo el amor


--Te quiero.
Juana sonrió y los ojos se le entornaron en una mirada que conocía y que era el preludio de lo que se avecinaba. Lo empujó hacia el sofá y él se dejó caer como si fuera la fuerza de Juana la que lo desplazaba. Ella saltó sobre él y se colocó a horcajadas sobre su pelvis, dejándole notar su sexo que movía a ritmo lento sobre el de Matías. Se besaban apasionadamente como si sus bocas fueran el único alimento sobre la tierra para dos seres hambrientos. Juana se puso en pie y tiró de sus manos con la intención de que la siguiera hasta el dormitorio.
Desabotonaba poco a poco su camisa de cuadros y, entre botón y botón que liberaba, lo obsequiaba con un beso corto e intenso descendiendo al siguiente sin dejar de mirarlo y sonreír.
Cuando el torso quedó desnudo, descendió con sus labios por el cuello hasta las tetillas donde se detuvo en sus caricias.
En un momento, como si quisiera subir un nuevo peldaño de la escalera del parchís, se separó de él, se desabotonó la blusa y se quitó el sujetador, sin dejar de mirarlo con la cabeza erguida. Sus pechos, voluminosos, no tenían ya la turgencia de la juventud sino que caían levemente en la base volviendo a subir a medida que se acercaban a los pezones que todavía hacían un esfuerzo por mirar al cielo. Matías se acercó, cogió su cara con las manos y la besó intensamente jugueteando con la lengua en su boca. Juana bajó la cremallera de la falda que cayó al suelo, desbrochó su cinturón, le bajó los pantalones y tiró de él al tiempo que se echaba hacia atrás dejándose caer en la cama.
Matías colocó su cuerpo sobre el de ella pero sin aplastarla, sujetándose sobre las palmas de las manos como si estuviera haciendo flexiones. La besaba una y otra vez, mientras movía su pelvis sobre la de ella lentamente. Se echó hacia un lado quedando boca arriba. Ella tomó la iniciativa recorriendo su cuerpo de arriba a bajo, liberando su miembro del slip y quitándose las bragas con un rápido movimiento. Matías se dejaba hacer con los ojos entornados, adelantando en su mente la siguiente caricia que esperaba y que ella le prodigaba adivinándole el pensamiento que era puro deseo.
Cuando sentía que no aguantaba más aquella placentera sensación, la tomó de la cabeza haciéndola subir de nuevo a su boca y con toda delicadeza se la quitó de encima, dejándola a su lado tumbada hacia arriba y esperando. Ahora, era él quién ensalivaba su cuerpo de arriba abajo deteniéndose en los pezones que succionaba o recorría en circulo con la lengua. Bajaba por su abdomen, por sus ingles, descendía por sus muslos y volvía a subir hasta aposentarse en lo más profundo de ella que jadeaba entrecortadamente, suspiraba quedamente, gemía como una niña pequeña, sin aspavientos, disfrutando de cada décima de segundo de placer. Cuando su cara pegada a su vientre detectó unas pequeñas contracciones, como los estertores de un pez recién sacado del agua, volvió a besarla con toda la ternura de la que era capaz. Se colocaron de lado, y con la destreza que da la experiencia y allanado el camino por la apisonadora de las caricias y los juegos, se acoplaron fuertemente presionándose las nalgas, queriendo ambos que el huésped amigo tomara posesión de su casa. Él salía y entraba en un movimiento rítmico y profundo, mientras ella describía acompasadamente un círculo con sus caderas hasta llegar al punto en que su verga quedaba enteramente enterrada en aquella tumba divina. Entre tanto, se besaban y se miraban el uno al otro, aunque rara vez se encontraban sus miradas. Vio sus ojos cerrados, el rictus de sus labios, oyó sus quejidos, y supo que ella estaba en el lugar del que nunca querría volver. Él sintió que no podía esperar más y se fue con ella a su interior, allí donde lo esperaba para subir juntos al cielo. Mientras se aliviaba la tensión y se desmoronaba su virilidad, recuperó las caricias y los besos que ya tenían otra naturaleza: no pretendían encender la llama, sino mantener los rescoldos del fuego vivido hasta que lentamente se fueran apagando en un sopor de vuelta a la normalidad.
--¿Me quieres?

Texto agregado el 02-08-2014, y leído por 177 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
02-08-2014 Un encuentro sexual narrado con delicadeza,pero con pasión e intensidad.Me gustó.UN ABRAZO. GAFER
02-08-2014 Oh... lindo final.+++++ PiaYacuna
02-08-2014 jajajjaa interesante relato. muy. bueno..... :D mineth
02-08-2014 Auuuu!!! lástima que se te "encuentre" tan de vez en cuando amigo. Cinco aullidos afrodisiacos yar
 
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