del centro, bajo el esternón,
sobre el estómago:
algo hay ahí, estoy seguro...
una bola, una masa,
energía que se llama
angustia.
de ti hacia mí, cotza,
hay ahora distancias infinitas.
hoy te vi, y tus caricias
me hacían vibrar el cuerpo.
un solo dedo tuyo, sobre mi mejilla,
puso a girar todos los átomos de mi ser desquiciadamente.
me dices que soy muy especial para ti, que no seré tu ex. me dices que la cultura nos hace pensar que terminar una relación es odiarse, no verse, quebrar de cuajo todo. nosotros no somos así, y nos vemos y hablamos como tal pascual.
sé lo que te pasa, y te entiendo.
sé que el hombre que he sido no es el hombre que ahora te llena.
sé que en los años de novato contigo cometí muchos errores;
estúpidos arrebatos,
niñerías,
adolescenterías...
ahora que me dices basta,
se abre un vasto vacío en mí,
que me propulsa hacia la adultez de una relación
y te dice que me esperes
que ya verás en mí al que buscas.
que él, el otro que ahora te atrae,
es pasajero... (ay!, en eso no mando yo.
ahora estás con él, en un local, tomando algo,
preparando los cuerpos para el placer que antes
conmigo tenías. lo acepto. busca a otros. acá estoy, solo, esperando, escribiendo, desahogándome masivamente, y mi cuerpo no quiere alcohol, no quiere marihuana, no quiere masturbación, no quiere otra dama,
y mi cuerpo hace y hace,
pero apenas termina de hacer,
la energía que en el centro se guarda
-la angustia-
se expande, crece, llega a la garganta
y revienta.
ahora reventó en estas caligrafías
que quizá te haré llegar
pero que quizá no te haré llegar.
aún amo lo que en unión conseguimos,
espero que el tiempo me de respuestas.) |