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Inicio / Cuenteros Locales / JoseLuis16 / La catarsis (Cap. 1)

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LA CATARSIS

-Felicidades señor Jackson, después de nueve años de tratamiento está listo para salir al mundo exterior-dijo el psiquiatra.
-¿Y a nueve largos años cómo me ve?
-Mejoró su bipolaridad, su autoestima subió y por consecuencia la depresión desapareció.
-Desaparecerá el día que me muera.
-Lo único que no le pudimos quitar fue el carácter que lo caracteriza-entrecomilló con los dedos- que lo caracteriza.
-Algunos lo llamamos realismo.
-Como se llame, firme aquí abajo-pasó la hoja- la inicial aquí y nuevamente la poderosa en la línea roja.
-¿Ya soy libre?
Ahora eres problema de la sociedad, pensó el psiquiatra. Se limitó a asentir con la cabeza.
-¿Y ahora qué diablos hago?
-Pude hacer con su vida lo que quiera.
-¿Qué diantres voy a hacer ahora? Durante tanto tiempo la libertad fue un sueño; ¡Qué revolucionario soné! Pasar atrapado nueve malditos años en un diagnóstico erróneo lograron que éste perdiera su condición. Extrañé hasta a los ratones que se pasean cómodamente por los canales de las calles.
Caminó hasta la avenida, pensamientos de odio al prójimo recorrieron su mente y reflexionó sobre su salida:
-No creo que haya sido lo correcto, yo si soy un peligro para México.
Tomó un taxi:
-¿A dónde lo llevo joven?
-A la chingada.
-¿Ya conoce el camino?
-¿Quieres que te mande a averiguar?
-Si se va a estar haciendo el chistosito mejor bájese.
-Solamente déjeme dónde su taxímetro marque cincuenta pesos.
Avance.
Llegaron a un crucero, un payaso intentaba ganarse la vida. Volteó a otro lado y como medio de distracción recordó lo que le había dicho el doctor Andreotolli:
-Desahogue su energía en alguna actividad, pintar, esculpir, que sé yo.
-¿Y si no sé hacer nada?
-Existe la pintura abstracta.
-Hasta para eso hay que tener talento.
-¿Entonces qué es lo que sabe hacer?
-Respirar.
-Por lo menos salga a correr.
-Prefiero pintar ancianas desnudas antes que ataviarme de pans y salir a dar vueltas como si algo o alguien me persiguiese.
-El meollo del asunto es que debe sacar toda esa mala energía y darle un buen uso, hay más actividades que puede realizar.
-¿Sexo oral?
-No veo problema.
Salió de su mundo y regresó al asiento de tela cubierto con lo que parecía ser un poncho:
-Hasta aquí marcan los 50 pesos joven.
-Está bien, ahí adelante déjeme.
El chofer dio muestra de su habilidad para cambiar de carril y llamar la atención al mismo tiempo:
-¡Fíjate por dónde vas animal!
-¡Mejor tú, ibas en el de alta y de la nada te pasas al primero!
-Gracias.
-Ándele que esté bien.
Caminó hasta una puerta de madera que el tiempo se encargó de embellecer:
-¿Tienes espacio para uno más?
-Solo que quieras dormir en el cuarto oscuro y que gotea aunque no llueva.
-Me sentiré como en casa.
-¿Hace cuánto que no nos vemos?
-Sino mal recuerdo más de 10 años.
-Parece que fue ayer cuando te dejé en aquel mitin.
-¿Cómo te trataron?
-Igual a un rey, pero como Luis XVI.
-Estuviste cómodo sin duda alguna.
Pasaron a la sala.
-¿Y qué ha sido de tu vida?
-Antier llegué de San Miguel de Allende, expuse en una galería de Paul Newman quien por cierto estaba de visita y alagó mis cuadros.
-A de ser un artista consagrado.
-Es el dueño de la galería MITS.
-Claro, ser dueño de algo te hace experto en eso.
-Jajá, tu comentario no me hiere.
-Bueno, qué se yo de arte; y hablando de eso tú me serás de mucha utilidad.
-¿Te recomendaron tener sexo intensivo 24/7?
-No te hagas ilusiones. El loco ese me recomendó pintar y dado que eres la única que conozco que tiene la chispa para eso…
-¿Quieres que te enseñe a pintar?
-Quiero que pintes mis ideas.
-Ser tu secretaria-artista no va conmigo. No volveré a trabajar para nadie más que para mí.
-Por favor, no es trabajo, lo harás gratis.
-Aunque me pagaras.
-Bueno, solo te pido posada de aquí a que esté listo para reincorporarme a la sociedad, el psiquiatra me dijo que ya estaba listo pero hice mi propio diagnóstico y creo que no estoy listo para caminar tranquilo por las calles.
-Siempre contradiciendo a la autoridad, no has cambiado nada. ¿De cuánto tiempo estamos hablando?
-No lo sé, tal vez unos días, unos meses, o un año.
La cara de Jane cambió totalmente cuando descubrió que su gran amigo de la infancia pensaba quedarse de arrimado por tiempo indefinido; la medida del tiempo fue lo que más la irritó:
-Mira- inhaló profundamente-.Somos conocidos desde que te zurrabas en los pañales y todo lo que su majestad deseé, pero estás confundiendo la gimnasia con la magnesia; vivo sola, trabajo como enseñante en una escuela de arte de mediana categoría y apenas salgo airosa al final del mes; si te quieres quedar aquí por un tiempo, que solo Dios sabe cuánto durará, tienes que ayudarme para que éste cuchitril no se termine de caer, ¿entendiste?
-Creo que la que no ha entendido eres tú. Mira, vengo de un maldito hospital psiquiátrico donde las novelas de terror son cuentos de niños, donde el agua turbia y llena de cosas extrañas es un regalo divino, donde si intentas decir algo cuerdo te tachan de enfermo mental, donde entras con el nivel de locura normal y sales con los nervios hechos cuerdas de violín, un lugar donde la única salida es callar y no actuar, dejar pasar todos los atropellos que cometían médicos a pacientes que ya estaban listos para irse, no sabes el horror que es escuchar todas las noches a individuos gritar de dolor porque los llevaron a “la clavería” y al día siguiente verlos con heridas similares a picaduras de mosco en su cara, algunos las llevaban frescas porque ese cuarto funciona las 24 horas del día; un lugar a donde fuimos a parar todos los de la brigada solo por defender sus derechos que quedaron muertos, muertos igual que inocentes compañeros en aquella maldita plaza el 19 de julio; un lugar donde el sueño más bonito que tuve fue donde recordé los 4 cadáveres a mi lado y yo a medio morir, oía a los soldados decir “ a este ya se lo llevó su puta madre”, “métele un plomazo en los huevos para que en el infierno no coja”. Un lugar en donde hubieras deseado permanecer en el maldito purgatorio que fue la casa de la infancia con un padre desobligado que su máxima preocupación era si su equipo iba a pasar a la siguiente ronda y una madre cada día más histérica por el comportamiento del último porque por lo menos ahí vivían unas personas que se hacían llamar “familiares”. De esa casa de locos, literalmente, sales dañado, tienes heridas que tardan años en sanar y no cierran solo porque un doctor que consiguió su título en el mercado negro te hace firmar unas hojas que respaldan su decisión de catalogarte clínicamente sano. ¿Ahora entiendes o quieres que te cuente la vez que a alguien le abrieron la garganta solo porque la píldora no le gustaba?
Nada horrorizada respondió:
-Mañana salgo a trabajar a las 9, la escoba y demás utensilios están en el baño, no hay gas así que dejaré dinero para que compres un tanque y no toques mis pinturas ¿está claro?
-Ya veo que entendiste.

Texto agregado el 26-07-2014, y leído por 100 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
26-07-2014 Me pareció estupendo, los diálogos buenísimos, precisos. El tema muy interesante. Muy bueno. Raramuri
26-07-2014 lo siento, lo dejé hasta lo del dueño del museo. la historia es novedosa, da giros que atraen. la narración podría lograr más emotividad y cercanía con el lector. no sé cómo se logra eso. es camino de cada uno. fafner
 
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