PRIMERO DE LA SERIE DE CUENTOS CORTOS TITULADA "MIEDO INTIMO" Y QUE SE IRÁN PRESENTANDO PRÓXIMAMENTE.

LA PÁGINA

Estaba acostumbrado a atender juicios arraigados solo en la razón, por eso me requirió esfuerzo enorme aceptar aquello que leía como producto de una mente sensata, reconozco que al principio, al igual que cualquiera dotado del más elemental sentido común, lo asumí como una soberana tomadura de pelo. Pero más temprano que tarde saltó la sospecha que con el transcurrir de los minutos creció hasta convertirse en miedo y luego en el íntimo terror que hoy cohabita en mí…

Hace unos días iniciaba una investigación sobre los trastornos del sueño, y buscando relatos de personas que hubiesen vivido experiencias relacionadas con parasomnias topé con “La Página”. No tenía idea que existiera un sitio así en la red donde un grupo de escritores de mente tan oscura tuviesen cabida. Era claro que cada relato tenía un vínculo extraño con pasajes de la vida del escritor en cuestión, eso en sí no tiene nada de extravagante ni extraño, lo tétrico reside en la historia, colmada de escenas siempre desgarradoras, momentos terribles de una insania tal que llevan al lector irremediablemente al foso de la depresión profunda. Conforme la lectura avanza no hay lugar para pensar siquiera que existe la penumbra, es ausencia total de luz. Imágenes que van adquiriendo cariz sin impregnarse del mínimo halo luminoso ¿Cómo es eso posible? Escalofrío recorre el cuerpo al imaginar que estas historias han sido escritas por los más desquiciados reclusos del pabellón psiquiátrico y a la vez tejidas por una inteligencia agudísima.
Seductoramente tóxica la calidad técnica de los textos, la narrativa exquisita, la forma literaria, el manejo mismo del lenguaje siempre rico, lleno de erudición, carente de expresiones grotescas. Demasiado fino y totalmente diabólico.
Cada frase fue bisturí diseccionando hábilmente el cerebro, penetrando hasta las partes más internas, las más antiguas, llegando al centro de las emociones elementales, donde el miedo estalla en locura destruyendo cualquier intento de oponer resistencia.
No pude separarme de “La Página” hasta que fue demasiado tarde. Hasta que mis ojos ardieron por la irritación y el corazón no pudo latir más de prisa. Fue el momento en que el sudor helado descendió por mi espalda estrujando la última de mis fibras nerviosas.
¿Para qué intentar describir lo que es para mí inenarrable? baste decir que no hay nada que haya leído o visto antes que pueda acercarse al horror desplegado de una manera espeluznantemente atractiva.
¿Por qué les cuento esto? Pues porque han sido ustedes quienes incidieron la salud de una mente que hasta hace unos días se consideraba lúcida, y hoy se sobresalta por el zumbido que provoca el revoloteo de una insignificante mosca. Mi sistema nervioso se vio afectado de tal manera que me es imposible dejar de temblar.
¿Acaso hay algo más aterrador que el aflorar inicuo del otro, el que desde las antípodas de sí mismo se desdobla hasta hacerse evidente como abominación, exacta contraparte de la virtud?
Heme aquí ahora, viviendo en la frontera donde la cordura se disfraza de demencia y la locura es sensatez buscando la forma inequívoca de describir el evento.
Despojado de la intención de hacer de la frase una máxima irrevocable y aunque suene a sentencia, puedo asegurar que la mente es el único espacio del que un ser humano no puede escapar…