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Érase una vez ... Un hombre vulgar. Un hombre tan vulgar y corriente que ahora mismo no soy capaz ni de recordar su nombre; así que en vez de llamarle Juan, Paco o José algo, me limitaré a llamarle Señor X.
- ¡No te jode! Si soy vulgar será porque tú me has creado así; a tu pésima imagen y semejanza ... ¡Vamos, lo que hay que oír!
El caso es que el Señor X estaba casado con una mujer tan vulgar como él, que por lógica se llamará Señora Y, ya que tampoco recuerdo cómo le llamaban las vulgares de sus vecinas al verle pasar desde sus vulgares balcones.
X e Y tenían dos hijos ... ¿O eran dos hijas? Bueno, la verdad es que, sinceramente, no lo sé ni me importa, porque XY e YX eran dos especimenes de la raza humana tan corrientes y molientes, tan parecidos, tan ... vulgares, que ahora mismo no sabría precisar ni su sexo, ni su edad, ni su aspecto físico, ni sus ...
¿Pero de qué estaba yo hablando?
¡Ah, sí! Decía que esta pareja de dos vivía con sus dos hijos en una casa ni muy grande ni muy pequeña, ni muy nueva ni muy vieja, que no estaba en medio del campo pero tampoco en el centro de una ciudad plagada de rascacielos ... Una casa de lo más normalita, por no decir insignificante, de esas que a menos que uno la alquile por habitaciones tiene que pedir una hipoteca a cuarenta años para pagarla.
Una vivienda que estaba situada en un barrio de clase media nada especial, en una ciudad anodina de tamaño medio ... Vamos, lo que es la vulgaridad elevada a la enésima potencia.
- Pues a mi me gusta mi casa ... Y mi mujer ... ¡Y mis hijos!
- Pero este tío pretende reírse de mí ¿O qué?
El caso es que hacia la mitad de un día normal y corriente, de esos que suelen pasar desapercibidos a lo largo de la vida de una persona; nuestro hombre, que nunca destacó por nada en especial, sin comérselo ni bebérselo, de repente, dejó de ser un personaje vulgar porque ...
Porque ... Porque ... ¿Qué?
¿Qué más se puede decir de este personaje? ¿Y de los demás seres que le rodean? Si son igual de anodinos que él.
- Bueno, pues la verdad: ¿Qué quieres que te diga? Que yo tampoco lo sé, pero podrías ser un poquito más original y ceñirte al tema, porque mira que lo que has contado hasta ahora y nada …“¡Señor X!” Pero si sabes de sobra que yo me llamo ...
Si es que sólo a mi se me ocurre comenzar una historia hablando de un hombre vulgar, como si la vulgaridad fuese un tema clásico de discusión filosófica o la novedad más absoluta en un debate televisivo de lo más moderno y vanguardista, pero tan vacío de contenidos como este amago de cuento.
- Pero bueno ¡Mírale! Si encima se pone a divagar. Lo que faltaba, pues no me está llamando anodino y casposo a la cara, el capullo éste. Pues qualis pater, talis filius.
Porque claro, si uno empieza diciendo “Érase una vez en América” o “Érase una vez un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa ...”
- ¡Encima se pone a plagiar a los clásicos!
Pues ya está introduciendo un tema polémico, que da pie a contar historias de emigrantes en América, de triunfadores y perdedores, de amores imposibles, delincuentes callejeros, mafias ... O de personas acomplejadas por sus defectos físicos, cirugía estética, rinoplastias, narizotas graciosos, narices picassianas, payasos sin fronteras, Cirano de Bergerac ... Yo que sé, algo.
Pero: ¿Qué le puede ocurrir a un ser vulgar para que deje de serlo?
Necesito algo distinto, curioso, original; algo que merezca la pena ser contando sin arrepentirme de haberlo hecho.
Como me estoy arrepintiendo en este preciso momento de haber empezado a hablar de este personaje tan vulgar y soso que me he inventado, que ni chicha ni limoná.
- ¡Oye! ¡A ver lo que dices! Ni que yo tuviera la culpa de que tú seas un fiasco como cuentacuentos. Pero si hasta las coplas de ciegos medievales tienen más morbo.
¿Y si lo mato de alguna forma extravagante?
- ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! ¡Cuidadito! Que estoy empezando a cabrearme contigo. A ver lo que estás pensando ¡Eh! Pedazo animal; que te conozco como si te hubiera parido, cacho burro, que tú te emocionas y ...
Podría tener un affaire con una femme fatale que, después de aparearse con él de la manera más pusilánime posible, lo asesinaría y descuartizaría con un cuchillo jamonero; para luego guardar sus trozos sanguinolentos en tuppers y devorarlo en plan mantis religiosa como castigo por haber roto su familia.
- ¡Joder! Este tío está peor de lo que yo pensaba.
No, espera, que eso ya está muy trillado y es el argumento de un montón de pelis sobre investigaciones policiales.
- ¡Buff! Menos mal; de buena me he librado. Protagonista de un psicothriller a estas alturas de mi vida, con lo nervioso que me pone a mi la sangre; la mía para más inri … Devorado por una caníbal resentida, y todo por culpa de unos cuernecitos de nada. ¡Menudo hipócrita moralista que nos ha salido el chupatintas este!
Con tanta película de casquería como están saliendo últimamente los psicópatas han perdido la poca originalidad que tenían.
Ahora cualquiera puede entrar en un instituto, cargarse todo un curso de bachillerato con un kalasnikov comprado de segunda mano en una subasta de internet, y no le dedican ni medio minuto en las noticias de las nueve.
- Mira, en eso te doy la razón; así que mejor pasas de asesinatos múltiples y crímenes macabros y buscas una historia más normalita, que tampoco hay que pasarse de original ni pretender rizar el rizo.
Aunque también podría hacer que por culpa de un malentendido le secuestrasen unos ex-guerrilleros albanokosovares pensando que es un tipo forrado de pasta; que le mantendrían oculto en una casa abandonada, semidesnudo, amordazado y atado de pies y manos a una silla, golpeándole cada dos por tres para que en las pruebas de vida diese aún más pena ...
Entonces su mujer saldría llorando por la tele, rodeada por sus hijos, diciendo que debe ser un error, que su marido es un hombre de lo más vulgar y corriente, que ella no tiene dinero para pagar el rescate, y ...
- ¡Y dale con tocar los cojones! … ¿Pero yo a este tío que le he hecho?
Nada, nada; tampoco ... Demasiado visto.
¡Espera! Ya sé.
- ¡Buenooo! ¿Qué será lo siguiente que se le va a ocurrir ahora a Don originalidad?
Le podría tocar la lotería, o mejor … ¡Podría ganar un viaje al Caribe en un concurso televisivo!
- Ahí, ahí; ahí te quería yo ver. Ya era hora que te estiraras, tío rata, que me estabas acojonando cosa mala con tus ideas de bombero. Ahí le has dado, forrado de pasta, pero de verdad, sin confusiones ni malentendidos … Age quod agis et bene agis.
Entonces, el avión en el que viaja con toda su familia se estrellaría en una isla desierta, y ...
- ¡Mira! Como sigamos por ese camino yo me largo, porque vulgar o no, a mi cuando me calientan las narices ... ¿Es que ni aunque me toque la lotería va a acabar bien la historia?
¡Mierda! ¡Que no! Que esto también lo he visto yo en alguna parte.
Si es que no debería ver tanto la tele, porque estoy perdiendo la poca imaginación que me quedaba.
- Tienes toda la razón; y además de verdad de la buena que últimamente estas flojito, pero flojito, flojito.
- Unos ex-guerrilleros albanokosovares ... Lo que faltaba. ¿Y cuál será la siguiente paranoia que se te va a pasar por la cabeza, so zoquete? ¿Mandarme a invadir Irak? ¿O a luchar contra los talibanes a Afganistán?
El caso es que hacia la mitad de un día normal y corriente, de esos que suelen pasar desapercibidos a lo largo de la vida de una persona, nuestro hombre, que nunca destacó por nada en especial, sin comérselo ni bebérselo, de repente, dejó de ser vulgar porque ...
... Porque cuando la muerte fue a buscarlo nadie supo decirle donde vivía.
- ¿Quéee?
Es más, hasta ese justo momento en el que apareció la Parca vestida de negro; con la clásica guadaña sostenida por una mano huesuda y la capucha triangular ocultando su horrible rostro huesudo y desfigurado - preguntando de puerta en puerta por su futuro cliente - nadie, pero es que nadie en todo el vecindario se había percatado de que existía esa anodina casa, y que en ella vivían un hombre, una mujer y dos niños ... ¿O eran dos niñas?
- ¡Menudo gilipollas! ... ¿Pero esto es forma de acabar una historia?
- Para empezar, el comienzo es una mierda que pretende ser original y la caga. Y la trama ... La trama, pero ¡Por favor! Si es que ni siquiera la has llegado a definir con tanta tormenta de ideas inútil.
- ¿Y encima me condenas a la eternidad porque soy aburrido, vulgar y paso desapercibido? … Pero tío ¿Tú de qué vas? ... Lo que hay que oír, al limbo por ser corriente y moliente; lo que faltaba.
- ¡Y que sepas que tengo un niño y una niña! Y que se llaman ... Bueno, da igual cómo se llamen, el caso es que si sigues por ese camino no vas a triunfar en las letras, que te enteres ya de una vez, so lelo.
- ¡Anda, anda! ¡Apaga el ordenador y vámonos a dormir! Que ya lo intentaras otro día que estés más inspirado … Acta est fabula.
- ¡Madre mía! ¡Vaya sarta de tonterías que me he tenido que tragar por culpa de este plumilla de pacotilla!
- ¡Uy! Si parece que están llamando … ¿Pero quién podrá ser el que aporrea la puerta a estas horas tan intempestivas si yo no estoy esperando a nadie?

Texto agregado el 21-07-2014, y leído por 88 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
21-07-2014 Me gustó mucho. A pesar de ser tan largo es bastante entretenido, lo puedes leer de un tirón y sin apartar la vista. Eso es muy bueno. Saludos. samari
21-07-2014 Me gustó. Tiene originalidad y me hizo sonreír. susana-del-rosal
 
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