Tantos océanos nadé sabiendo
que no eras mi mar...,
tantos soles contemplé
sin pertenecerme apenas...,
tantos silencios callé
con la fe del buen fluir...,
tantos sueños resguardé
de mi superficial inseguridad...
Gran duda que devora,
de una certeza absoluta,
caricias propagadas
como un incendio incontrolado,
dulzura de besos
que gritan tu nombre,
pasiones sin vida
que dibujan tu ausencia...
Valentía última del último existir
de un amor real...,
simpleza de huellas
que me arrastran a tí,
abismo de un dolor
mecido en tus brazos
mientras yo detengo
el tiempo, sin más...
Vanas esperanzas
de un remoto cielo
donde como aves
surcamos, bien libres,
con el roce suave
del frescor del aire,
sintiendo la esencia
de una vida errante.
Trozos de locura
dudando de todo
lo que fue mi mundo
sentido..., vivido...
Y el amor pasea
brillando en el día
en que la luz ciega
mis ansias de amar...
Será verdad que mi alma
se entregó al adiós
que desde tu trono
le hiciste sentir,
mientras soñabas
un sueño irreal,
en el que mi alma
no encontró lugar...
Y ahora dudo del amor
donde mi alma
se sentía invencible,
poderosa..., clara.
(15/02/04) |