Más impresionante que todos los besos, más intimo, despiadado, cruel y hermoso que todas las caricias sabor a olvido. Más humano fue aquel abrazo. Insensato e incoherente. Real. Más cálido que una copa de viejo vino en invierno, que despierta el color de las mejillas de los obreros. Más que un simple abrazo fue llegar al cielo y caer al infierno al mismo tiempo.
Texto agregado el 17-07-2014, y leído por 99 visitantes. (2 votos)