No es la hora para negociar si existe Dios o no..

Es la hora, y el tiempo justo de no hacerse preguntas:

Porque el hombre tiene que retornar al niño que fue,

mirar la posa de agua,
las formas de las cortezas de un árbol caído en su plaza..

Ver en la luna el vientre materno de la cual ha vivido.

Porque en el ve, el espacio inevitable,

de su condición flotante en el viaje profundo de la vida.
¿de sus respuestas?

sin miedo a volver a tu nido ancestral,

antes de la palabra:

Desde lo acústico y no ruidoso de tu existencia;

como el sonido }que me hace niño{ en este tiempo perdido "de ser hombres"

Desde la calle de la vida: Juan_Poeta