Primera Parte:
Una vivencia sólo es una historia hasta que se cuenta, pero lo que contamos resulta un recuerdo alterado de esa vivencia; así que, nunca o casi nunca se cuenta la verdadera historia. Ya no digamos cuando lo que se cuenta fue contado por otro que muy seguramente nunca lo vivió.
Es por ello que a mi parecer los recuerdos contados son historias editadas, algunas en tecnicolor, y otras más… en blanco y negro. Para mí las verdaderas historias son en sepia, el color de la realidad por el tiempo transcurrido.
Muchas veces, al escuchar una historia he sabido si ésta es real, alterada o ficticia, ¿cómo?, por el color con que se cuenta. Sí, por el color.
Como dije, el sepia da cuenta de esas historias verdaderas, su intensidad dependerá del tiempo trascurrido entre lo acaecido y la narración.
Las historias vividas en primera persona son sepia, pero dependerá el cómo se hayan vivido, para que sean expuestas a color o en blanco y negro, ello generalmente debido a una alteración de los sentidos por los años transcurridos; alteración casi siempre destructiva que coloca al narrador en una especie de cine mudo.
Por último, las historias ficticias se cuentan en tecnicolor, con colores irreales, como irreal fue su vivencia.
Claro que este estudio no es concluyente, pues falta ver en qué color escucha el interlocutor.
Ailed Zull Zayhev©
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