Y cuando cerró los ojos
una luz con fuerza
con cuerpo
con manos y mente
una luz como ninguna otra
ingresó en su cuerpo.

La leyes físicas
se derrumbaron
una a una
Newton gritaba
desde su tumba.

Nada conocido
se semejaba
a este poder
que sólo irradiaba amor.
Era la esencia
de la ingenuidad de un bebé
elevado al infinito.
Era la fuente de cariño
que emana al universo
dirigiendo uno a uno
sus benditos poderes.

Y viajó por las dimensiones
que eran tan de otros mundos
que no les puedo llamar dimensiones
La mitología griega
se hacía chica
pequeña, nula
ante esta batería de energía pura
que irradiaba,
sin olvidar
a las hormigas en la tierra
creando caminos
a sus reinas, obreras
No olvidaba al placton en el mar
que millones hacían uno
y uno era un cosmos.

No olvidó al hombre
en su soledad
de una noche sin estrellas
que sentía las pulsaciones de la emoción
una a una, como si fueran las olas del mar

Pero la ciudad, la mataba
la apagaba
la olvidaba