escuché a mi madre decir que todas sus mejores amigas han fallecido, y que cada noche conversa con todas ellas... la miré y sentí que la muerte rondaba muy, muy cerca de ella...
hace veinte años que mi padre nos dejó y ya todos mis hermanos han formado familia... tan solo quedo yo y mi perro al lado de mi madre... escucharla hablar de esa forma me hace sentir que muy pronto se irá con sus amigas y mi padre... quedaré solo con mi perro, y en verdad no lo sentiría mucho... no es que lo deseara, tan solo que sería un dolor… verla seca, en un féretro, con los ojos cerrados, entrando en un nicho para siempre... siento que el tiempo borra todo, por lo tanto no debo preocuparme, pero, esta noche he conversado con mi padre y las amigas de mi madre... me hablan como quien trata de cobijar, haciéndome sentir hablarles de todos mis pesares, que son muchos... siento que quizá esté cerca de mi propia partida, sobre todo hoy en que luego de hablar con las amigas muertas de mi madre, he visto a una señora sentada frente a mí... está cubierta por un velo oscuro que cubre su rostro y todo su cuerpo y no habla… me observa atentamente... de pronto, levanta una larga mano y toca mi cabeza… siento tanta paz que me gustaría quedarme por siempre así... quizá sea mi cruda partida, pero mis ojos se han abierto y he visto la belleza de un nuevo día que me dice tanto o más que todas las palabras del mundo... me levanto y voy con mi perro a despertar a mi madre... bajo las escaleras que me separan de ella y por cada escalón que doy, siento que el corazón me late más y más fuerte, hasta el momento en que estoy frente a su cuarto... la veo durmiendo y le doy los buenos días... ¿qué te pasa?, responde... sonrío y respondo que nada... la dejo y salgo a pasear a mi perro... el mundo me observa atentamente mientras camino con los ojos puestos en la soledad de todas las calles... y advierto que todo es tan hermoso...
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