Ella va y viene,
deambula enloquecida
anda por ahí sacudiendo los ácaros de las almohadas,
-diminutos caníbales que la carcomen sin piedad-
sacándole el brillo a los cubiertos
o malgastando el tiempo en quehaceres inútiles
Hay que limpiar todo a conciencia, se dice
Pero a solas va acumulando rencores
y trata de sustituir los espejos rotos
-que para no verse reflejada, ella misma rompe-
por estrellas.
Pero ni siquiera un sol inextinguible, podría salvarla de la decrepitud
Ella bien lo sabe
Texto agregado el 11-07-2014, y leído por 138
visitantes. (10 votos)