Para hacer un soneto
hay que soñarlo
(Fabiangris)
No he venido a soñar algún soneto,
tampoco a hilar perfecta ortografía,
he venido a charlar, como aquel día
en que el abrazo develó el secreto.
Te admiraste de quien, sin vericueto
te envolvió con confianza y osadía,
no podías creerlo ¡quien diría
que mi maestro fuese serio y quieto
ante el abrazo que tanto esperamos!
Luego, la tarde hizo su camino
y en la charla, nos fuimos amigando
con la presencia viva, en que encontramos
la mirada y la voz en que hoy reclino
lo que es recuerdo, en el que estoy soñando.
te quiero. en presente. siempre.
No he podido llorarte todavía,
será que aún no me creo que tus alas
se hayan abierto y que si martingalas,
volaras hacia el cielo. ¡Qué valía
tuviste ante la vida! No diría
que has sido un héroe, pero aquellas galas
que tuviste, guardaste. Y exhalabas
la sencillez y clara gallardía.
Te has ido. Ya no oiré tu voz en línea,
no he de leer tus mails ni aquellos versos
que me invitaban a escribir sintiendo
Te has ido, con tu vena más sanguínea
luchaste contra males muy perversos
y al final, te rendiste. Sonriendo.
Alto y profundo
A Altorcan, que ahora está a tu lado, Fabi
Al borde del temblor, en la neblina
su sombra se hizo un pozo de cordura,
sus ojos, como niños, de ternura
se volvieron el fuego y la hornacina
¡Ay!que suave la muerte, qué cansina,
tocando en cada puerta, sin bravura,
con su tesón que causa esa pavura
de la diana que vuela,más no atina.
Llano. Completamente llano es el camino
aunque a veces parezca nivelarse
con la montaña y con el cielo abierto
un amigo se va, y es el vecino
de otro que partió y, al elevarse,
ahora son un oasis del desierto.
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