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Una mañana recibimos un e-mail del Agente Rosales. Este agente era de San Salvador. Anderson lo conoció durante el caso de la familia del presidente. Alto, ojos café claro, piel bronceada, frente ancha y 15 años de experiencia en el ámbito policial era su pequeña descripción.
-¿Qué querrá Rosales? –pregunte.
-Al parecer –me respondió Anderson después de poner la laptod sobre la mesa-, alguien asesino a un padre católico y necesitan mi ayuda porque encontraron algo en el cuerpo.
-¿A qué hora nos vamos?
-Inmediatamente.
Salimos de casa rumbo a San Salvador. Anderson no quería llamar la atención y subimos a un taxi.
-¿Cuánto a San Salvador?
-$50
-¿Ida y vuelta?
-Por ser usted, si.
-Hecho.
Llegamos a San Salvador a las 10:49 AM. Anderson llamó por teléfono a Rosales para preguntarle el lugar.
-…Entendido, adiós –Anderson colgó y se dirigió al taxista-: A la iglesia de María Magdalena.
-Tiene suerte que conozca donde queda… Aquí es.
-Gracias.
Anderson pagó y nos bajamos. Al vernos, Rosales nos indicó su presencia.
-¿Dónde está el cuerpo? –preguntó Anderson
-Aquí –le contestó Rosales.
En efecto, el cuerpo del padre yacía tendido en la calle. Tenía dos cuchilladas (una el abdomen y la otra en las costillas). Había un pequeño charco a sus lados, consecuencia de las cuchilladas.
-¿Ha habido alguien que presenció el hecho?
-Toda la congregación.
-¿Qué han dicho?
-Dicen que vieron a alguien con una máscara acuchillarlo mientras salía.
-¿Qué tipo de máscara?
-De las que se usa en la ópera.
-¿Crees que sea un Anónimo? –sugerí.
-Existe esa posibilidad, pero me gustaría saber si el padre ha tenido algún malentendido con alguien.
-Hasta donde sé, no.
-Bien; ahora a lo que vine, ¿qué es lo raro que usted dice que tiene el cuerpo?
-Mírele la espalda, ¿lo ve?
-Sí. Están unos números y unos puntos.
-¿Qué clase de criminal deja puntos y números en el cuerpo de su victima?
-Quizá significan algo, los voy a anotar.
Esto era lo que estaba en la espalda del padre: 88.32 15955., .0. .610.
-Bueno Rosales –prosiguió Anderson-, ¿cree que pueda platicar con el encargado de la iglesia?
-Claro, entremos.
Entramos y pedimos hablar con el encargado. Un hombre algo mayor, moreno, con pelo blanco y barba blanca se presentó como tal.
-¿Qué desea?
-Buenos días, ¿conoce al padre asesinado?
-Si. No puedo creer que alguien haya asesinado a un hombre tan recto.
-¿Tenía algún enemigo?
-No.
-¿Tubo alguna discusión con alguien?
-Espere… -el señor quedó pensativo- ¡ya!, si.
-¿Con quién?
-No recuerdo el nombre.
-¿Cuándo pasó?
-Ayer.
-¿A qué horas?
-En la última misa.
-OK. ¿Alguien se beneficia con la muerte del padre?
-No. No tenía familia. Toda su vida la había dedicado a Dios.
-¿Y quién lo reemplazará?
-No lo sé.
-Bueno, gracias por su tiempo.
Salimos y Anderson detuvo a una persona. Le preguntó si conocía a la persona que discutió con el padre.
-Si, se llama Morís Soto. Es uno de los más fieles de la congregación.
-¿Por qué cree que se peleó?
-Recuerdo que Morís le había dicho que se pasaría
a la iglesia evangélica. Decía que era incorrecto orarle a los santos y a la virgen.
-¿Sabe donde vive?
-No, lo siento.
-No importa, gracias.
Salimos y Rosales nos pidió que esperáramos a medicina legal. Una hora después dos forenses llegaron. Se llevaron el cuerpo y uno se acercó a Rosales.
-¿Qué es esto?
-Un cabello. Estaba a un lado de la víctima.
-Gracias. Rosales colocó el cabello en una bolsa.
-¿Qué me sugiere Anderson? –preguntó Rosales cuando los forenses se fueron.
-Indagar acerca de Moris Soto. El es el primer sospechoso.
-¿Algo más?
-Trate de ver si los números y puntos tienen un significado.
-¿Y usted qué hará?
-Me gustaría indagar más acerca del padre.
-Puede ir a la iglesia Central. Ahí pueden brindarle información.
-Perfecto. Nos vemos.
Pedimos otro taxi y nos llevó a la iglesia Central. Era un enorme edificio que lo coronaba una cruz blanca en su cima. Entramos y vimos imágenes de unos diez santos pintadas en las paredes; dichas imágenes me hicieron recordar la pintura de la época medieval. Un enorme atrio estaba adelante. A su lado, dos hileras de sillas se extendían cubriendo todo el recinto. Un hombre limpiaba la silla donde se sentaba el sacerdote. Nos dirigimos hacia él.
-Buenos días.
-Buenos días. ¿En qué le ayudo?
-Quisiera hablar con el sacerdote.
-¿Se quiere confesar?
-No. Han asesinado al padre de la iglesia María Magdalena y me dijeron que aquí podría encontrar información acerca de él.
-Está bien, espere un momento.
El hombre caminó hasta desaparecer por el pasillo. Después de unos minutos volvió y, junto a él, estaba un anciano que se identificó como el padre Ramos.
-¿Me podría dar información del padre?
-Claro, ¿Qué desea saber?
-¿Ha tenido problemas con alguien?
-No.
-¿Nunca le dieron queja acerca de él?
-No.
-¿Está seguro?
-Sí.
-¿Nunca tuvo problemas con alguien de la congragación?
-Hasta donde sé no.
-Comprendo… ¿y oyó hablar de Moris Soto?
El padre estuvo pensativo y después de un rato largo rato lanzó un hondo suspiro.
-Sí, él era el feligrés más fiel de la congregación de ahí. El padre lo apreciaba mucho. Aún no puedo creer que se haya hecho evangélico.
-¿Tendría algún motivo?
-Dijo que había visto al padre besarse con otro hombre en el parque.
-¡Ajá! –exclamó Anderson. De manera que me ha mentido. Dijo que no había tenido problemas con nadie, pero esto revela todo lo contrario. ¿Por qué lo hizo?
-Porque no le creí a Moris eso. Pensé que todo había sido un invento suyo. Por eso dije que no había tenido problemas con nadie.
-¿Cuándo le dijo eso?
-Hace una semana.
-Una última pregunta. ¿Quién reemplazará al padre?
-El padre Mendoza.
-Gracias.
Salimos de la iglesia. Tomamos otro taxi y nos condujo a la agencia policial de San Salvador.
-Esto promete ser un interesante caso -me dijo mientras esperábamos a Rosales-. Por un lado tenemos a un padre homosexual que tenía pareja; por otro, tenemos a un nuevo padre que sale ganando con la muerte del otro. Tenemos también a un hombre que se peleó con el padre un día atrás; por otro lado, tenemos a un asesino que acuchilló al padre con una máscara de los Anónimos y nos dejó un código. Mira, ahí viene Rosales.
Rosales entró y se sentó al lado de Anderson.
-¿Sacó algo?
-No mucho. Solo mandé el cabello para que lo examinaran y hablé con Moris Soto.
-¿Cómo lo localizó?
-Cuando usted se fue les pregunté a todos los miembros de la iglesia si conocían donde vivía o si conocían a algún familiar. La suerte estuvo de mi lado y alguien me dijo su dirección. Fui a su casa y le pregunté sobre el asesinato.
Me dijo que se encontraba en la iglesia a la hora del asesinato.
-¿En qué iglesia?
-En el Tabernáculo. Fui ahí y me confirmaron que efectivamente estuvo ahí a las 7:00 AM.
-Pero también pudo haber mandado a alguien a cometer el asesinato.
Sonó el teléfono y contestó la secretaria. Luego de la llamada colgó y le dijo a Rosales que requerían de su presencia en la iglesia Central.
-De ahí es donde venimos –dije.
-¿Qué horas son? –preguntó Anderson.
-La 1:00 PM. Seguramente hubo otro asesinato.
-Veamos.
Con la sirena encendida y a toda velocidad llegamos a la iglesia central. Como esperábamos, estaba el cuerpo de un padre en la acera de la iglesia. Rosales volteó el cuerpo y encontramos más números y puntos en el cuerpo: 803 92 43788 3510.
-¿Quién es? –preguntó Anderson.
-No lo se –respondió Rosales-, pero creo que nuestro asesino es uno en serie.
-Si, de eso no cabe duda. Llame a los forenses para que retiren el cuerpo. Nosotros entremos e interroguemos a todo el que encontremos.
Así lo hicimos. Para sorpresa nuestra nos dijeron que el muerto se aperrillaba Mendoza y que el sería el siguiente padre de la iglesia María Magdalena. Nos dijimos hacia el padre Ramos. Estaba sentado en su silla llorando.
Esperamos a que se calmara (lo que tardó cerca de media
hora) para comenzar el interrogatorio.
-¿Qué ocurrió exactamente? –preguntó Rosales.
-Estábamos nombrando a Mendoza como el padre sucesor de Matías (al que asesinaron en la mañana) cuando de repente entra un Anónimo con un arma y se lleva al padre al andén, donde más tarde lo mató.
-¿Era homosexual el padre? –preguntó Anderson. Todos nos admiramos de que preguntara eso. El padre Ramos se enfado.
-¿Cómo se atreve a preguntar cosa semejante del padre?
-El padre anterior era homosexual; si este lo era también tenemos que un hombre con homofobia es el asesino.
-Pero no. Este padre no tenía problemas de ningún tipo.
-Me mintió en la mañana, ¿por qué he de creerle ahora?
-Solo créame, se lo ruego.
-OK –dijo Rosales-, sigamos con el interrogatorio. ¿Tenía problemas con alguien?
-No, de eso que no les quede duda.
-¿Quiénes sabían que el iba a ser el nuevo padre?- preguntó Anderson-. ¿Moris Soto sabía?
-No. Además de mí y de mis amigos, nadie más sabía. Y con respecto a Soto nunca se le habló desde que se fue.
-¿Algún amigo?
-No. Nadie conocido que yo sepa.
-Gracias. Andando señores vámonos.
Salimos y decidimos caminar a la estación. Antes de salir pedimos unas fotos de Mendoza. Mientras caminamos les preguntamos a todo el que pasaba si lo habían visto hablar con un hombre. Parecía que Anderson no descartaría la teoría del homo fóbico.
Nadie nos respondió de manera positiva. Estábamos desilusionados cuando nos encontramos con un borracho. Rosales le mostró la foto. Dicen que los borrachos y los niños dicen la verdad y eso era lo que esperábamos de camino al bar “La antigua”. El borracho nos dijo que el de la foto frecuentaba ese bar. Llegamos. Confirmados las palabras del borracho con el cantinero. Cuando le dijimos que Mendoza era un padre católico no supo que responder. Salimos satisfechos del lugar. Anderson quería ir a ver a Moris Soto para comprobar sus palabras. Rosales nos dio la dirección y pedimos un taxi. Llegamos y, sin espera alguna, entramos.
-¿En qué le puedo ayudar? –preguntó el señor Soto.
-Queremos saber si vio al padre Matías, asesinado esta mañana, hablando con otro hombre.
-Si, lo hice.
-¿Es cierto que se besaron?
-Si.
-¿Y eso lo insito a cambiar de iglesia?
-¿Cómo lo sabe?
-El policía que vino en la mañana me lo dijo.
-Ah, pues si; y además, no me parece correcto hablar le a una imagen. No tienen sentido.
-¿Es homo fóbico?
-¿Qué significa eso?
-Es una persona que le teme a los homosexuales.
-No, no soy homo fóbico.
-¿Entonces que lo motivó a asesinar al padre Mendoza? ¿Cómo se llama su cómplice?
Moris se sobresaltó y se puso en pie. Parecía que no estaba
entendiendo lo que pasaba. Luego de unos minutos se tranquilizó y se sentó.
-Yo no he matado a nadie –dijo. Anderson parecía no estar conforme con esa respuesta.
-Entonces mandó a alguien a matarlo.
-Tampoco.
-¿Y qué paso entonces?
-Nada, no sé que pasó.
-Bueno... cambiemos de tema. ¿Conoce al padre Mendoza?
-No.
-El fue asesinado esta tarde.
-¿Y qué tengo que ver en eso?
-Creí que usted lo había asesinado.
-Pues lamento decirle que no fue así.
-Lamento haberle hecho perder el tiempo. Adiós.
Salimos y nos dirigimos a casa de Rosales. Como casi ya no teníamos dinero, tomamos el autobús 24F. Nos dejó a 5 cuadras de su casa, ubicada en la Col. Miramar.
El ya estaba ahí cuando llegamos. Estaba sentado y su hijo estaba en su regazo. Al vernos mandó al niño arriba.
-¿Obtuvieron algo? –nos preguntó.
-No mucho. Solo lo suficiente para descartar a Moris como asesino.
-¿Negó todo?
-Además no es homo fóbico.
-¿Le creyó? –preguntó sorprendido.
-Si. Se sobresaltó, pero luego se calmó. Si hubiera sido el asesino, luego de sobresaltarse hubiera preguntado: ¿Cómo lo supo? Pero no.
-Bueno, ya llegaron las pruebas del laboratorio.
-¿Ya saben de quién es el cabello?
-No. El ADN del cabello no está registrado en nuestra base de datos.
-Entonces mándelo a todos los laboratorios de la zona. Seguro uno de ellos lo tiene.
-Lo haré en la mañana y… ¿Ya logó descifrar el código.
-No. No he tenido tiempo de hacerlo.
-¿Le parece si hacemos un recuento de lo que sabemos?
-Adelante.
-Bien, comencemos. Sabemos que ha habido dos muertes en dos de las principales iglesias de San salvador.
-Sabemos –continuó Anderson- que el asesino dejó un poco de cabello y una serie de números y puntos en sus cuerpos.
-También –proseguí- que a las victimas les dieron dos cuchilladas: Una en el abdomen y otra en las costillas.
-¿Alguna conexión? –preguntó Rosales.
-Si –respondió Anderson. La primera victima era el líder de la iglesia María Magdalena; la segunda victima iba a ser el próximo líder. ¿La conexión? La iglesia María Magdalena.
-Entonces –dijo Rosales, el asesino no quería a ninguno de los dos hombres. Pero la pregunta es: ¿Por qué?
-Porque, si recuerda, el primer padre era homosexual; y el segundo era un alcohólico.
-Entonces tenemos que un fanático religioso asesinó a dos personas.
-Lo que lo convierte en un asesino en serie.
-¿Qué me recomienda hacer?
-Ya se lo dije: debe enviar la muestra de cabello a todos los laboratorios e la zona.
-OK. ¿Algo más?
-De hecho si. Ya casi no me queda dinero por los taxis, así que no se si me pudieras prestar una patrulla.
-Claro.
En la mañana Rosales platicó con su jefe y, cuando mencionó a Anderson, dijo que sí inmediatamente. Le dieron a Anderson una de las mejores patrullas que tenían (teniendo en cuenta la economía del país).
-¿Y que quiere que haga?
-Fácil. Vaya a todos los laboratorios y deje la muestra. Tal vez así conseguimos saber de quien es.
-¿Y usted?
-Iré al parque. Quiero confirmar si Matías era homosexual.
Fuimos al parque a preguntar. Nos tomó una hora encontrar a alguien que había visto a Matías besándose con otro hombre.
-¿Cuándo ocurrió?
-Hace un mes.
-¿Y no sabe si ya era padre de la iglesia María Magdalena?
-Creo que no. La última vez que fui, hace dos meses, estaba otro padre llamado Alex.
-Gracias. Anderson tomó su celular y llamó a Rosales. Le dijo que donde podrían encontrarse. Rosales le dijo que aun no había terminado de llevar las muestras.
-Bueno –dijo Anderson después de colgar-, creo que podemos quedarnos un rato más y… ¿quién es el? ¡Agáchate!
Nos escondimos bajo una banca. Un hombre de saco pasó. Seguimos observando y de pronto llegó una mujer. Ella y el hombre de saco se besaron apasionadamente y
comenzaron a caminar.
-Rápido, sigámoslos.
Los seguimos a una distancia segura. Después de un rato se volvieron a besar y se separaron. La mujer se fue al Este y el hombre al Norte.
-Sigamos al hombre.
Luego de mediahora entró a una iglesia. Entramos con cautela para que no nos viera nadie. Entró en una puerta. Anderson y yo medio abrimos la puerta y asomamos el oído.
“-¿Y qué se siente ser el nuevo padre de la iglesia María Magdalena?
-“Bien. Dicen que en esa iglesia es muy tranquilo y, además, una persona especial vive cerca de ahí.
-Salgamos de aquí Carlos.
Salimos de la iglesia y Anderson le preguntó a una persona que pasaba el nombre del padre de la iglesia (de la que salimos). Le dijo que era Saúl. Regresamos al parque por la patrulla y volvimos a la estación. Rosales ya estaba ahí.
-¿Cómo le fue Rosales?
-Bien. Logré dejar la muestra en los veinte laboratorios de la zona. ¿Y usted?
-No mucho. Solo identifique a la siguiente victima.
-¿En serio? ¿Y quién es?
-Es un padre llamado Saúl. Carlos y yo lo vimos besarse con su amente en el parque y lo seguimos. Llegamos a una iglesia y ahí le oímos hablar con otra persona que el sería el nuevo padre de la iglesia María Magdalena.
-¿Y como sabe que es su amante?
-¿Iría a ver a su esposa al parque con en saco?
Aun hablaban Anderson y Rosales cuando sonó el teléfono de la agencia. La secretaria contestó y después de colgar nos dijo lo que querían. Habían asesinado aun hombre llamado Saúl en la iglesia La Redención. Nos dirigimos al lugar inmediatamente. Llegamos y entramos. Estaban el padre Ramos, dos hombres y el cuerpo de la victima que, al igual que los otros cuerpos, tenía grabado números y puntos (además de dos cuchilladas). El nuevo código era el siguiente: ¿2. 13.637290, 2..6370?
Anderson anotó el código y Rosales se dirigió a Ramos.
-¿Qué ocurrió?
-No lo se.
-¿Quién hizo la llamada? –preguntó Anderson.
-El ayudante de de Saúl.
-¿Sabía que Saúl tiene una amante?
-No –respondió el padre sorprendido.
-La vimos con el en el parque en la mañana. Creo que debe ser más cuidadoso a la hora de escoger al siguiente padre.
-Si.
-¿Podría traer al ayudante?
-Si.
El padre Ramos le indicó a uno de los otros dos hombres que estaban con nosotros que trajeran al ayudante. Era un anciano con el pelo teñido de negro, ojos decaídos y rostro arrugado. Anderson pidió dejarlo solo con el ayudante. Solo nos quedamos Rosales y yo.
-¿Cómo se siente?
-Mal.
-¿Por haberlo matado o por que no supo como ocultar el cuerpo?
-¡Me ofende señor! ¿Cómo cree que yo pude haber hecho eso?
-Lo oí hablar con Saúl que el sería el nuevo padre.
-¿Y qué tengo que ver yo?
-Que usted fue, hasta donde se, la ultima persona en hablar con el; así que puede que usted haya llamado al asesino de “los padres pecadores”.
-¿Padres pecadores?
-El primer padre asesinado era homosexual; el segundo era alcohólico; y el tercero (Saúl) tenía una amante.
-Lo siento señor, pero soy inocente.
-¿Y donde estaba cuando ocurrió el hecho?
-Lavando el baño.
-¿A qué hora?
-A las 12:30.
-Umm… -Anderson miró su reloj- hace media hora. Perfecto. Lamento el atrevimiento y la confusión señor, así es como yo interrogo.
-Descuide, mientras pueda hacer justicia.
Despedimos al anciano e hicimos llamar de nuevo a Ramos y a sus hombres.
-¿Qué quiere?
-Quisiera hablar con usted, sin sus dos hombres.
-OK. Salgan un momento.
Salieron y Anderson preguntó: ¿Entre cuantos escogen a los padres?
-Solo lo hago yo.
-¿A quien se lo dice primero?
-Tengo un grupo selecto de amigos, a ellos se los digo.
-¿Y supongo que esos dos hombres forman parte de ellos?
-Sí, supone bien.
-¿Y quienes más están en su grupo?
-Los tres muertos.
-¿En serio? Entonces usted escogió al nuevo padre de su grupo de amigos.
-Sí.
-Umm… -Anderson pensó un momento-, ¿sabe que pienso? Que uno de los dos amigos que le sobran es el asesino.
-¡Que! –Exclamó Ramos-, ¡eso es absurdo!
-Piénselo, ¿Cómo pudo saber un hombre que Saúl sería el nuevo padre si ni siquiera se había divulgado? Y a menos que se lo hayan comunicado a alguien, lo cual descarto en este momento, no hay otra posible solución; y si se presenta el caso anterior uno de sus dos amigos va a quedar como cómplice del asesinato.
-¿Pero, por qué?
-Eso lo desconocemos por ahora, pero quiero preguntarle una cosa más.
-Adelante.
-¿Uno de sus amigos salió antes de las 12:30 PM?
-Sí, Raúl salió a las 12:00 PM a almorzar.
-¿Cuánto tiempo tardó?
-Media hora
-¿Cuánto tiempo se tardaron en venir?
-Creo que entre doce y quince minutos.
Anderson se frotó las manos y se formó una sonrisa en su rostro. Supe que ya tenía resuelto el caso.
-Excelente –dijo-, todo va encajando perfectamente.
-¿A qué se refiere?
-Me refiero a que Raúl salió de la Iglesia Central a la 12:00 PM, tardó 15 minutos en venir aquí, mató a Saúl y regresó a las 12:30 (hora en que reportaron el hecho).
-¿Está seguro de eso?
-Casi. Quisiera hablar con Raúl ahora mismo.
Ramos hizo llamar a Saúl y Anderson lo sentó. Raúl era pelo negro, rostro aguileño y ojos negros. Anderson notó que su cabello era parecido al que se encontró en la primera victima.
-Buenas tarde, ¿que desea?
-Quisiera saber en qué restaurante estuvo a las 12:15 PM.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Porque está metido en algo grande. Saúl fue asesinado a las 12:30 PM; usted salió a las 12:00 PM de la Iglesia Central; la distancia que hay ente allá y aquí está entre 12 y 15 minutos, tiempo suficiente para venir, matar a Saúl y regresar.
Raúl pareció ponerse nervioso y estaba por decir algo cuando se detuvo en seco. Tomó una postura retadora y dijo fríamente:
-Comí en una pupusería que está frente de la iglesia.
-Pero si está enfrente, ¿por qué tardó tanto? No creo que se haya tardado más de 10 minutos (quince a lo mucho).
-Estaban esperando muchas personas.
-Entiendo. ¿Podría darnos una muestra de saliva?
-¿Para qué?
-Su cabello se parece a uno que se encontró en el cuerpo de la primera victima. No quiero que se vea involucrado.
-¡Claro que no!- protestó Raúl-. Soy inocente y no necesito probarlo.
Dicho esto salió sin agregar más. Nosotros, por otra parte, llamamos a Medicina Legal para que se llevasen el cuerpo. Unas ves retirado fuimos a los laboratorios haber si alguno tenía a la persona del cabello. Tuvimos suerte y el ADN del cabello concordaba con el de un hombre llamado Raúl Padilla. Regresamos a la estación de policía. Rosales marcó su salida y fuimos a su casa. Su esposa ya había traído al niño de la escuela. Al ver a su padre corrió hacia él y lo abrazó. Anderson se dirigió a la mesa y sacó su libreta, donde tenía anotados los números y puntos encontrados en los cuerpos. Estuvo dos horas intentando hallar la clave, pero no lo logró.
-¡Ah, maldición! –exclamó Anderson tirando la libreta a la mesa. En eso llegó el niño y vio la libreta. La estuvo mirando y le preguntó al padre: ¿Qué es eso?
-Es algo del trabajo.
-Parece que está en clave murciélago. Todos nos miramos.
-¿Clave murciélago?
-Es una clave de números para escribir mensajes. A cada letra de la palabra murciélago se le da el valor de un número del 1 al 0.
-¿Por qué no pruebas con eso Anderson? –sugerí.
-Eso haré. Anderson estuvo otra hora, pero no pudo descifrar el mensaje.
-Tampoco.
-¿Y en clave heucalipto?
-¿Heucalipto? Eucalipto no lleva “h”.
-En la clave si.
-¿Cuántas claves más hay?
-Solo esas dos.
-Probare con esa. Pero de nuevo la clave no sirvió.
-Ah, creo que nunca sabremos lo que significan esos números –dijo Rosales.
-A no ser… -Anderson se detuvo-, a no ser que se hayan usado ambas claves en el mensaje.
-¿Pero y los puntos?
-Tal vez son letras que no están presentes en la clave. Si es así, creo que pasaré la noche descifrando los mensajes.
A la mañana siguiente encontramos a Anderson con la cabeza apoyada sobre la mesa. Se debió quedar dormido mientras descifraba el código. Le moví la cabeza suavemente hasta que despertó.
-¿Qué pasa? –preguntó frotándose los ojos.
-Te quedaste dormido descifrando el código –le contesté-.
-Ya veo.
-¿Y lo lograste? –preguntó Rosales.
-Si. Vean. Anderson nos dio su libreta y vimos los códigos con su significado abajo. Helos aquí:

1-Padre Matías, nos vemos.
2-Por tu culpa Ramos.
3-¿Un mujeriego, enserio?

-¿Cómo lo hiciste? –preguntó Rosales.
-No fue fácil. Lo primero que hice fue buscar las letras que tenían el mismo número en la clave. Solo eran la c (4) y la o (0). Habiendo espacios entre cada serie de números, me concentré en la primera serie del primer mensaje: 88.32. Usando ambas claves obtuve estas 4 posibles soluciones:
ap.ru, ap.uu, pa.re, pa.uu. El contexto me indicaba que la solución era la tercera opción (pa.re) y agregándole una d obtuve padre. La siguiente serie era 15955. Resultó fácil saber que decía (ya que tenía la palabra padre antes). Por ser el primer mensaje no dudé en que significaba Matías. La siguiente serie era .0. .610.; probando con las claves obtuve lo siguiente .o. .emo.; me pasé una hora probando cada letra posible que se adecuara al mensaje, hasta que obtuve “nos vemos”. También estaba “los remos”, pero no creí que fuera apropiado; de cualquier modo esto no me decía mucho y pase al siguiente mensaje. Busqué ver si alguna serie del primer mensaje se repetía en este, pero no pasó. Me volvía concentrar en la primera serie: 803 92. Solo sabía que 0 era la o y decidí mejor dejarla para después. Así que me concentré en: 43788. Usando la clave obtuve muchos resultados, pero los que más me llamaron la atención fueron estos: cripp y culaa. Sustituyendo la primera “a” del segundo resultado y sustituyéndola con una p, conseguí culpa. Ahora me concentré de nuevo en la primera serie. Sabiendo que tenía que hacer coincidir ese mensaje con culpa, creí conveniente poner: “por tu”. Ahora completo: “por tu culpa”. Quedó de maravilla. Ahora solo faltaba 3510. Saqué estas posibles soluciones: Rimo, Uamo, Uaho, Uimo, Raho, Riho y Ramo. Agregándole una s a la última solución y quitando el punto saqué Ramos. Veamos el mensaje completo: por tu culpa Ramos. Esto es más relevante, ya que indicaba que alguien tenía rencor contra el padre Ramos por el nombramiento de ese padre. Aun no sospeché en los amigos de Ramos, pues como el homicidio fue durante una misa pudo haber sido cualquiera. Pasé entonces al tercer mensaje: ¿2. 13.637290, 2..6370?
Noté que la primera serie se repetía al principio de la última. Como solo había una letra decidí dejar ese mensaje
para más tarde. Puse toda mi mente en el mensaje de en medio: 13.637290. Había muchas combinaciones posibles, pero la que me llamó la atención fue esta mu.eriego. ¿Por qué lo hizo? Pues porque sabía que este padre tenía una amente; así que bastó solo una j para obtener mujeriego. Ahora si podía sacar el significado de ¿2. Podía poder haber sido “el”, pero como había un punto decidí poner mejor “un” que, uniéndolo al mensaje, me dio: “¿un mujeriego”. Me quedaba solamente 2..6370? Quise adelantarme sustituyendo los números y el punto por letras que sabía estarían en el mensaje: un.637o. Sustituyendo los demás números saqué un.erio. No tenía sentido y cambié la u por la e. me quedó: en.erio. Solo una s bastó para terminar la palabra enserio. Unido todo ¿un mujeriego, enserio? Y así fue como logré descifrar todos los mensajes aunque, debo admitirlo, si no es por tu hijo Rosales no se como lo hubiera hecho.
Todos le dimos a Anderson un caluroso aplauso, a lo que el respondió inclinándose como un músico que ha terminado su función. Sonó el teléfono. Rosales contestó.
-¿Buenos días?... ajá… entiendo… vamos para allá. Colgó.
-¿Quién era? –preguntó Anderson.
-Era la secretaria. Dijo que habían asesinado a otro padre, esta vez en su casa.
-OK. Solo me visto y nos vamos.
-¿No te vas a bañar?
-¿Es más importante un baño o un crimen?
Dicho esto Anderson se levantó. Entró en el cuarto de Rosales y 10 minutos después salió.
-Espero no te importe Rosales que use tu ropa.
-No importa, vámonos.
En la estación la secretaria dijo que el crimen se realizó en la noche. Recibió la llamada de un tal Ramos a eso de las 3:00 AM.
-¿Trabaja doble turno? –pregunté
-Si –contestó-. El sueldo normal no alcanza para subsistir.
-Por favor –interrumpió Anderson-, siga con el relato.
-Claro.
Dijo que Ramos halló el cuerpo con varias cuchilladas en el abdomen y que tenía escrito una serie de números y comas. El crimen ocurrió en casa de Ernesto Pineda, Residencial Vida Nueva, casa número 450. Eso bastó pasa salir y encender la sirena. Llegamos en 15 minutos. Entramos. Anderson notó que la puerta no había sido forzada. Ramos ya se había ido. Entramos en la sala y vimos al pobre hombre tendido en la sala y los típicos números y comas que esperábamos: 96 66690 92 1035 3510..
Bastaron unos cinco minutos para que Anderson resolviera el código (lo supe por el cambio en su cara, que se tornó preocupada). Se levantó y le dijo que le llamara a la secretaria para pedirle el nombre de Ramos, padre de la iglesia Central y pidieran una orden de arresto para Raúl Padilla.
-Es hora de una trampa –dijo Anderson mientras esperábamos.
-¿Una trampa?
-Si. Vamos a capturar a este hombre in fraganti.
-¿Cómo?
-Fácil. Primero que nada quiero decirles que estoy casi seguro que Padilla hizo esto.
-¿Qué te lo indica?
-El hecho que la puerta no esté forzada. Además es curioso que Ramos estuviera aquí a las 3:00 AM.
Por fin mandaron el número de Ramos. Era el 2978-0911. Cinco minutos después llegó un policía con la orden de arresto.
-¿Por qué crimen es la orden? –preguntó Rosales.
-Quiero ver… es por sospecha de asesinato.
El policía se fue y Anderson marcó el número. Cuando le contestaron Anderson lanzó un pequeño suspiro acompañado por una sonrisa.
-¿Hola, padre Ramos… soy yo, el Inspector Anderson… ¿Dónde se encuentra?... OK, no se mueva. Le enviaré a Rosales para que le diga el motivo por el que estuvo ayer a las 3:00 PM en casa de Ernesto… bien, adiós.
Anderson colgó y le pidió a Rosales la orden de arresto.
-¿En donde se encuentra Ramos? –preguntó Rosales.
-En su casa, en la iglesia Central.
-¿Vive ahí? –pregunté
-Así parece. Rosales, vaya a interrogar a Ramos. Infórmeme de todo lo que diga ¡ah! Y dígame si Raúl está, sale o se hace presente.
-Está bien.
-Carlos y yo revisaremos la casa de Raúl para ver si encontramos algo.
-¿Y sabe donde vive? –preguntó Rosales.
-No. Creo que volveré a llamar a Ramos.
Anderson volvió a marcar el número y unos segundos después copió algo en su libreta.
-Listo. Vamos a darle.
Nos dirigimos a la casa de Raúl (ubicada en la Residencial
Lomas del valle, casa número 564). Tocamos la puerta. Nadie respondió. Lo hicimos dos veces más y, como no abrieron, Anderson forzó la cerradura con un clic y entramos. Nos dirigimos a la cocina y buscamos un cuchillo. No lo encontramos. Fuimos a la habitación de Raúl y… ¡sorpresa! Había un gran desorden. Papeles tirados, ropa sucia fuera de su cesto, una pizza a medio comer, en fin. Era un solo desorden. Anderson cogió una rebanada de pizza y la probó. Luego agarró otra y me la ofreció.
-Cómala Carlos, no hemos desayunado y necesitamos tener algo en el estomago para tenerlo ocupado.
La agarré y la probé. Aún estaba caliente. Anderson y yo dedujimos que la pizza había sido entregada hace poco y, por ende, Raúl se había ido hace poco. Seguimos buscando y en uno de las gavetas encontramos un cuchillo.
-Este es, sin duda, el arma homicida.
Después Anderson revisó su computadora. Encontró, en su historial, que había visitado la página de Anónimo.org, lo que indicaba que era un miembro de dicha organización. Sin dudarlo tomé una foto de eso, para ser evidencia en el juicio.
Sonó el teléfono de Anderson cuando apagaba la computadora. Contestó.
-¿Hola?... ¿qué, viene para acá?... vale, ya salimos. Colgó y se dirigió a mí: Vámonos, Raúl Viene para acá.
Salimos, procurando dejar todo como lo encontramos (exceptuando la pizza). No tomamos el cuchillo porque Anderson insistía en que debíamos encontrarlo in fraganti.
Nos dirigimos a la iglesia Central y entramos. Rosales salió a nuestro encuentro y nos metió en la habitación-casa de Ramos. Nos ofreció un baso de agua, a lo que aceptamos.
-Es usted muy amable padre Ramos –dijo Anderson-, pero quisiera hablar con Rosales primero ¿puedo?
-Me parece bien.
Ramos salió y quedamos solos con Anderson Rosales y yo.
-¿Qué dijo Ramos rosales? ¿Por qué se encontraba en casa de Ernesto?
-Estaban deliberando para escoger al siguiente padre. La reunión terminó a las 11.00 PM.
-¿Desde que horas comenzaron?
-Desde las 8:00 PM. Después Raúl se fue a su casa y quedaron solo Ramos y Ernesto.
-¿Por qué se quedó Ramos?
-Porque planeaban cuando sería oficial el anuncio del nuevo padre: en que día, a quienes invitarían a la misa, el vestuario, etc. Se acostaron a la medianoche y a las 3:00 AM Ramos se despertó por un grito y cuando llegó a la sala encontró a Ernesto muerto.
-OK. Buen trabajo Ramos.
-Pero aún no entiendo algo, ¿por qué te sorprendió la serie de números que hallamos en el cuerpo?
-¿Sabes que quiere decir? Quiere decir: “Te llegó tu hora Ramos”. El asesino ahora viene a asesinar al padre por que no lo dejan ser el nuevo padre.
-¿Cuál crees que fue la razón de la muerte de Ernesto?
-Creo que solo Ramos nos lo dirá. Díganle que entre
Ramos volvió a entrar y se sentó en su sillón y Anderson comenzó a caminar despacio alrededor del sillón.
-¿Por qué camina alrededor mío?
-Es que no se como formular una pregunta que tengo.
-Pues solo suéltelo.
-Bien, ya que insiste. Hábleme de Ernesto.
-¿Qué le podría decir? Ese si es un buen hombre.
-¿Y por qué lo mataron?
-No lo se.
-Hábleme de su forma de vida.
-Es muy humilde, aunque posee unos autos del año que… guau, despiertan la envidia de muchos.
-¿Recibía la iglesia Central ofrendas suyas?
-Si.
¿De cuanto hablamos?
-$500 mensuales.
-Bien, ya se por qué lo mataron.
-¿Por qué?
-Por ser codicioso. Le apuesto que exigía ofrenda obligatoria a cada miembro de la congregación.
-No lo creo.
-¿Y como explicaría los autos y la ofrenda? La otra posible explicación es que tenga contacto con algún cartel. Pero cambiemos de tema, ¿Quién se encargará de la iglesia?
-Yo. Dijimos que si alguien moría yo tomaría el cargo.
-Está bien. Toda está encajando. ¿Tiene misa hoy?
-Si, a las 1:00 PM.
-Perfecto. Padre, lamento decirle que usted va a morir hoy, a la 1:00 PM.
-¿Por qué lo dice? –preguntó el padre nervioso.
-¿Sabe que decían los números que estaban en el cuerpo? Decían que ya “le llegó la hora”.
-¡OH, Dios! ¡Ayúdeme!
-Calmado. Vamos a planear una trampa ahora mismo.
Usted hará todo normalmente. Nosotros nos vamos a disfrazar de sus ayudantes. Cuando el asesino aparezca solo sacaremos nuestras armas (que estarán pegadas en la espalda con cinta) ¿comprendió?
-Si.
-Excelente. Chicos prepárense. Tenemos a un asesino en serie que capturar.
Eran las 12:30 PM cuando nos pusimos los trajes de ayudantes. Consistían en una túnica blanca con un cinto también blanco. Lo que nos diferenciaba del padre era que el tenía una capa morada. A la 1:00 PM comenzó la misa. Todo transcurría con normalidad. Cuando Ramos estaba a punto de hacer el rezo final, entró un hombre con una máscara de ópera y un cuchillo en la mano.
-¡Nadie se mueva! –gritaba.
Avanzaba con lentitud. Finalmente llegó donde Ramos y lo empujó al suelo.
-¡Prepárate para morir desgraciado! –exclamó subiendo su mano con el cuchillo.
Sacamos nuestras armas (que estaban pegadas en la espalda de la tunica con cinta). Rosales estaba a mi izquierda y Anderson a mi derecha. Le apuntamos a la cabeza.
-¡Suelta el arma! –dijo Anderson. El individuo movió su cabeza a Anderson. Rosales aprovechó para correr y colocarle su arma en la nuca. El individuo levantó las manos y dejó caer su cuchillo.
-Será mejor que te quites la máscara –le dijo Rosales al hombre, quien se puso de rodillas. Anderson se acercó y le quitó la máscara. Entonces supimos que Anderson tenía razón. El individuo era Raúl Padilla.
-Quisiera hablar con usted de nuevo señor Padilla. Venga
con nosotros Ramos. Rosales, quiero que retire a la congregación del lugar por favor.
-Enseguida.
Rosales y yo sacamos a la congregación de la iglesia y quedamos solo los cinco.
-Bien Raúl –dijo Anderson, ya te llegó tu hora. Sabemos que tú asesinaste al padre de la iglesia María Magdalena, a suplentes, y casi matas a Ramos. ¿Qué cargos tenemos contra ti? Bueno, es muy simple. Homicidios en serie e intento de homicidio. Tienes lo suficiente para 40 años.
-¿Sabe cuales eran mis motivos? –preguntó Raúl en un tono desafiante.
-No, no los sabemos.
-Pues se los diré. En primer lugar quiero decirles que no me arrepiento de haber matado a eso pecadores de pacotilla. No se como en una religión como la nuestra se les permita, a personas como estas, privilegios de ese tipo. Yo lo único que hice fue hacer justicia.
-¿En serio? ¿Lo dice un miembro de Anónimo?
Raúl miró a Anderson sorprendido. No esperaba oír eso.
-¿Cómo lo sabe?
-Tengo una orden de arresto en su contra. Fuimos a su casa en la mañana y revisamos su historial de Internet. Sepa que ser un hacker es “pecado”.
-¿Eso piensa?
-Si. Y me atrevo a decir que usted Ramos sabía de esto y, además, sabía que Ernesto era codicioso. ¿O no?
Ramos asintió con la cabeza.
-¿Entonces usted cree saberlo todo en este asunto? Lo reto a relatarlo todo, como pasó en verdad.
-No he dicho que lo conozco todo, solo lo más importante. Comencemos. Usted sabía que Matías era homosexual… pero antes supongo que se reunieron los cinco y decidieron a quien poner.
-Correcto –dijo Ramos.
-OK. Usted Raúl sabía el tipo de gente que estaba a su alrededor y esperó salir victorioso. Pero no resultó así, ya que Ramos no lo sabía. Usted se enojó y decidió darle muerte a Matías. Aquí cometió su primer error. Lo hizo y tuvo suerte de que un día antes alguien había discutido con el, pero dejó un cabello en la escena del crimen.
-Visitaba esa iglesia seguido; esa tenía que ser mía. Y si, me enteré de sea pelea.
-Esa era la excusa perfecta. Nadie se fijaría en usted. Pero, ¿Por qué los códigos?
-Tenía que hacer saber la causa de la muerte.
-Bien, sigamos. Usted esperó que con esto lo eligieran a usted; pero la cosa no salió así y escogieron a Mendoza, un alcohólico. Esto lo enojó y decidió matarlo mientras lo nombraban. Este fue su segundo error del juego. Eso me hizo pensar que alguien sabía quien sería el nuevo padre y, por consiguiente, el hechor tenía que ser alguien muy cercano. Después siguió Saúl. A este usted lo mató en su iglesia. Mató al padre-amante. De nuevo volvió a cometer un error. Se fue al medio día y dejo a Ramos con la excusa de ir a almorzar. Sospeché de la distancia entre la iglesia central y esa y del tiempo entre ambas. Todo encajaba a la perfección. Tuvo tiempo suficiente para venir, matar a Saúl y volver a la iglesia Central. ¿Cuál fue su excusa? Había una gran fila en la pupusería. Vine y lo interrogué. Cometió otro error al negarse a darme una muestra de saliva. No me importo. Tenía su cabello analizándolo en veinte
laboratorios. Uno de ellos me llevó a usted. Después se reunieron a deliberar (Ernesto, Ramos y usted) para escoger al siguiente padre. No tuvo suerte y escogieron a Ernesto. No se dio por vencido y decidió irse, con la intensión de volver más tarde y darle muerte al avaro. A las 3:00 AM cumplió su objetivo.
-¿Y por qué no mató a Ramos también, en vez de esperar hasta la 1:00 PM? –pregunté.
-Ernesto gritó y despertó a Ramos, por eso no lo mate.
-Después vinimos nosotros y, sabiendo como descifra el código, contemplamos el cuerpo. Tenía una serie de números y puntos. Ese fue su último error. Cuando lo descifré, supe que iría por Ramos. Se lo dijimos, planeamos una trampa y ahora está en nuestras manos.
-Guau, estoy muy sorprendido. Realmente le atinó. Gracias al cielo que no hay policías de su clase en esta ciudad.
-Si, tienen mucha suerte.
-¿Algo más que agregar Anderson? –preguntó Rosales
-Si. Dígale a su hijo gracias. Si no es por el, no se como habríamos resuelto esto.
-¡Y no dude en llamarme si se presentan casos tan complejos como este! –le dijo Anderson a Rosales mientras entrábamos en el taxi y el en la patrulla.


FIN

Texto agregado el 06-07-2014, y leído por 150 visitantes. (0 votos)


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