Narcisa soñaba para huir de la realidad,
Gustaba del día para ello,
Las noches eran para danzar,
Era narcisa, una mujer poco habitual.
El humo de algún incienso, del cigarro y de cannabis,
Eran un buen transporte para la narcosis alcanzar,
Era Narcisa quién con las hadas de media noche podía jugar.
Huía siempre de la ciudad, del bullicio y la sociedad,
Pues jamás aquello podría darle algo verdadero que amar.
Aquella mujer era quien en viento se podría transformar,
Declamando en forma de versos algunos sollozos;
En ocasiones provocaba escalofríos, helados, pero suaves y dulces.
Narcisa, que prefiere pernoctar en el suave humo del universo,
Ése a dónde la arrastran los delirios de sus pasados perdidos,
Añorando siempre poder regresar.
Ella, Narcisa, quien en mi mente suele reposar,
Casi siempre en las noches,
Porque es cuando ella suele danzar. |