Primero que nada, quiero empezar diciendo que esta fue una de las mejores decisiones de mi vida. Quería compartir mis textos con gente que tuviera la misma pasión por las letras que yo, pues deseaba que más personas alrededor de este vasto mundo supieran de mi visión de las cosas y mi particular mundo privado. Luego de una búsqueda en Google sobre sitios donde pudiera escribir periódicamente, encontré uno que me llamó la atención: Loscuentos.net, y me dirigí a tal sitio. Recorrí el lugar, leí algunas de las colaboraciones recientes, y luego de una breve reflexión, me decidí a inscribirme en la página para publicar. Llené el formulario, me puse el pseudónimo de Arenyndriel (el cuál, dicho sea de paso, es un apelativo compuesto por varios nombres, y representa mi lado artístico) y comencé con esta historia luego de ser aceptada por los directivos.
Al cabo de unos días, subí mi primer cuento: “Escape en una estrella fugaz” (¿lo recuerdan?) y lo que más me motivó fueron los comentarios positivos que obtuve de parte de varios de ustedes. Posteriormente, empecé a leer trabajos de algunos de ustedes, y también me percaté de que eran interesantes, inclusive fascinantes, y me hice de mis primeros favoritos, a los cuáles continúo siguiendo. Proseguí publicando cuentos, y ustedes prosiguieron comentando, y me emocionaba el hecho de que mis ocurrencias eran del agrado de muchas personas en diversas partes del mundo, como España, Argentina y mi natal México. Así pues, para ser breve, les quiero agradecer a todos ustedes, mis amigos y compañeros literarios, por estar conmigo todo este tiempo, por reír con mis sátiras, por llorar y reflexionar con mis ensayos y, sobre todo, por hacerme ver que las letras no han muerto aún y que con ustedes he hallado a mis similares en la Tierra de Dios, con los que he ampliado también mis horizontes. Gracias a todos por este primer año de dicha intensa, y espero poder estar con ustedes por muchos años más.
¡Gracias!
Atte.
Romina G. Ruiz, alias “Arenyndriel”
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