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Despertó... su noche se resumía a humedad, colores y locura. Cada mañana tomaba el tónico de la felicidad, los remedios para la desesperanza y leía digiriendo todo con letras ajenas. Nunca se le había cruzado por la mente la idea de escribir un libro, estaba segura que en algún lugar algún chico o chica estaría escribiendo su historia, lo sentía en los huesos. Al estar sola todo el tiempo sentía que pertenecía a los árboles, al bosque y a la naturaleza. Era una chica que consideraba la tristeza como su única cualidad y todas las tardes salía de cacería. Vivía sola en un bosque abandonado por Dios, o así le gustaba creer, nunca tuvo una religión y no se preocupo por formar una propia. Le llamaba cacería a deambular por el bosque hasta encontrar un nuevo libro, le encantaba leer. Todos los días leía hasta que la luz se escapaba del cielo, nunca entendió cómo llego ahí o cuando se iría pero estaba segura de que el frío de la muerte sería el éxtasis final. A veces, cuando el aburrimiento se hacía presente, le gustaba morder hongos... esos rojos con lunares blancos que la hacían llegar a la Luna. Cuando estaba bajo su influencia amaba la vida y la tristeza desaparecía, los árboles le contaban historias de su juventud y ella volaba perpleja.
Siempre busco llegar alfinal del bosque, tenía que haber un final... o un principio. Nunca o encontró. Acepto vivir con ello y se resignaba a largas caminatas. Otras veces le gustaba visitar a los dragones de las montañas y aprender de estos magníficos lagartos alados, les gustaba su compañía y cuando estaban de buen humor la llevaban a volar. Estando en el cielo le gustaba pensar cómo sería caer, qué habría al final. Estos pensamientos suicidas se albergaban en los rincones más recónditos de su cerebro pero nunca se manifestaban en sus acciones, estaba segura de que estaba ahí por algo y no planeaba morir antes de descubrirlo.
Un día normal como todos siguió su rutina diaria y, al salir a caminar, noto con gran horror lo que parecía ser un apocalipsis. No había ni rastros de sus amados árboles, los pájaros ya no cantaban y los dragones no surcaban los cielos. Antes de darse cuenta sus ojos escurrían lamentos líquidos y su vista se nubló, al recobrarla pudo apreciar el nuevo mundo: construcciones elaboradas, animales extraños en los que iba gente como ella. Qué era todo esto, no lo sabía... alto. De repente recordó. Ella nunca había vivido en un bosque, nunca había volado con dragones ni había probado los hongos mágicos. Habría sido un sueño? No lo sabía pero no podía ser posible... Entro a su casa, que estaba sin un solo cambio, y se encerró. Ni un rayo de luz exterior entraba en su casa, estaba decidida a permanecer ahí para siempre. O hasta la muerte, para ella era lo mismo. La muerte! Esa sería la solución? Esa sería la razón? No pudo decidirse entonces opto por intentarlo... Muy de prisa cogió los hongos mágicos que tenía en la reserva y subió al techo. Lloro más de lo que había llorado antes, el cielo ya no era azul ni las nubes blancas. Ahora todo se veía cubierto por una capa de ese algo café y asqueroso.
Esta última visión la convenció de que el salto sería lo mejor, no importaba a dónde la llevara tendría que ser mejor que esto. La magia de los hongos empezaba a hacer efecto y saltó. Sintió una eternidad, caía, caía, caía y nada pasaba. Cuando abrió los ojos lloro otra vez, pero esta vez fue de felicidad. El bosque seguía ahí... el cielo era el mismo y sus árboles no se habían movido. Sintió la mayor felicidad del mundo, estaba en su hogar. No le importaba si eso significaba que estaba muerta o viva, cualquiera que fuera la verdad la hacía sentir viva y feliz. Era lo único que importaba.

En el Instituto todos los pacientes eran bien tratados, se suplían sus necesidades y hasta más. Marta no entendía qué había pasado con la chica. Es cierto, era depresiva y la esquizofrenia se estaba apoderando de ella pero en sus ojos se veían estrellas. Esas estrellas que te afirman que alguien es especial. Siempre le tuvo un cariño especial y se obligo a creer que no se había suicidado, que lo único que quería era volar como sus dibujos. Que en paz descanse.

Texto agregado el 01-07-2014, y leído por 89 visitantes. (0 votos)


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