Se filtraron a medianoche,
La misia enojada de lado a lado caminaba...
Esto no tiene nombre mil veces se repetía,
salir sin permiso de la casa y no volver hasta la madrugada...
El ño detrás de la puerta molesto las esperaba,
con una correa de cuero hambrienta por sus traseros.
Las rimas que se creían listas para no despertar sospechas
llegaron con los pies descalzos y en puntillas
el ño encendió la luz y de un grito se vieron sorprendidas...
una a una y sin piedad las zarandearon...
Ja…Tremenda paliza que le dieron a estas letras rebeldes y engreídas,
Por querer pasarse de listas sufrieron un terrible castigo
sin salir de casa muchos meses pasaron estas niñas.
¡Válgame tremendo percance!..
El escritor tiene la culpa…
Tápenle de una vez la boca y atenle las manos…