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Después de leer y releer tus mensajes varias veces, buscando en Google las traducciones exactas de esas jergas inglesas que nunca aprendí y sintiéndome igual de “silly in love” que tu empecé a recordar lo vivido a tu lado. Las memorias como lluvia londinense y mi cerebro flotando… me emocioné hasta las tripas y me decidí a cruzar el charco solo para verte a los ojos y decirte que si, a todo y con todo.
Pero como es importante la autoestima y eso de me arreglo para mi y no para otros antes de darte el si quise sentirme regia. Me puse a dieta drástica. Conté las calorías hasta de mis suspiros y de mis estornudos. Me metí al gimnasio a tiempo completo: hice pilates, yoga, cycling, pesas y me aprendí cada coreografía latina pensando en enseñártela cuando nos viéramos… lo de la dieta no lo supero. Comí tanta lechuga que ahora le tengo pánico cuando la veo en el plato, le corro como al cuco cuando chica. Ahora se de nueces de macadamia, aceite de oliva y abarrotes hidropónicos. Una cucharada de mayonesa tiene la misma cantidad de grasa que una cucharada de aceite vegetal, osea, un huevo (de calorías). Me enfundé en plástico y me fajé, asistí a la yesoterapia y también a la masoterapia. Pasé por la acupuntura y quedé como puercoespín. Pero feliz al espejo, todo sea por unos centímetros menos de cintura.
Cuando mi reflejo me dijo “Hola Guapa” le respondí con una sonrisa. La verdad es que estoy guapísima. Tengo que confesar que me fui a esa peluquería-salóndebelleza-spa que una reina Miss SoAndSo inauguró en Lima y me dejé llevar por el estilista. Manos y pies. Depilación brasilera. Risado de pestañas, planchado de arrugas, extirpación de puntos negros y otros extras más.
Me animé a probarme el vestido que llevaba meses empujando en el colgador. Ese que siempre me da miedo ver porque me hace sentir gorda. Me lo probé con miedo y me entró. Me enfundé en ese minivestido y caminé feliz de pared a pared y salí hecha un mujerón a encontrarte a ti porque me venías buscando hace meses.
Entonces abordé el avión que iba directo y al llegar a la escala; me cancelaron el vuelo. Nos bajaron a todos de la nave, con sonrisas de por medio y cajitas llenas de sanguchitos asquerosos (y llenos de mayonesa). Bendito cielo cagón y las tormentas esas que uno no sabe ni donde empezaron ni cuando acabaran. Ahora el temón de la comunicación, la búsqueda de un “internet” porque mi teléfono se había muerto. La LapTop no se acomoda a la corriente americana, la batería como siempre, falla cuando más la necesitas. La búsqueda se hace importantísima. Gente que ayuda, gente que se presta para darte minutos de WiFi, de vida. Y me comunico por fin, enviar un mail es la forma más rápida y barata. Pienso. Envié el mensaje con todos los detalles del vuelo y mil disculpas por el cambio de hora y te extraño y cuento los minutos para verte…
Esperé sentada horas.
Pasé hambre y me comí mis angustias y seguí esperando. Y cuando por fin llegué al asiento “economy class” los tacos me dolían, las tripas me sonaban y mis ojos parecían de mapache. Soporté las horas de vuelo con una sonrisa en los labios, viendo en esa pantallita miserable una comedia romántica, de esas donde la gordita lorna de lentes y aparatos dentales da un vuelco y en minutos pierde 10 kilos, se convierte en modelo y todos la desean. Pero obviamente se queda con ese que la despreció pero que mientras cambiaba físicamente logró conocer su alma y se enamoró. Y fue amor de verdad. Yo vivía y suspiraba sintiéndome esa gordita tan bella ahora, con los audífonos llegándome al tímpano y escuchando por encima el sorry sorry del inoportuno que se para al baño. Si, ese que justo te sientan al lado. Y llegué a mi destino y corrí al baño. Ese grande, con espejo, secador y caño con jabón desinfectante. Sumí la panza, metí las patas en los zancos, pinté mi cara y empujé la maletita ridícula a la salida. Y en mi mente yo era Rachel y tu Ross, yo Rose y tu Jack, yo era Sally y Harry, tu y yo estábamos en sintonía de amor y yo, yo era… yo era una tarada enfundada en un minivestido a 6 grados, cagándome de frío y de hambre, sin un puto mango en el bolsillo, con un calambre en las pantorrillas de la san puta y la mirada de cerdo en camal. Ay carajo, me dije. Este huevón no va a venir a recogerme.
Llegué hace dos días y ya me comí las calorías que perdí. Mi única actividad física ha sido levantarme de la cama y mover la cucharita de la taza de té caliente. Tiré los tacos al basurero y me amarré bien las zapatillas, cambié el vestido por un jean y un sacón de abuela. Me sentí cómoda. Me sentí sola. Lloré. Me compré un trago. Lloré. Me sentí sola, solísima. Lloré de nuevo y comí. Porque si es verdad, las mujeres con penas de amor lloramos y comemos y hablamos de nuestros sentimientos y situaciones una y otra vez.

Hoy me levanté con ganas de conquistar el mundo. Me ajusté el jean, me maquillé las ojeras, me puse unas botas de infarto y me solté el pelo. Hoy, dije, me vale madre todo. Me vales madre tú. Sonó el teléfono y le di click a tu mensaje: Perdona la demora en hablarte, tuve compromisos que no pude cancelar. ¿Una café mas tarde? Amor, Mr. W

Mentir sería decir que sentí NADA. Pero mentir es algo que no se hacer, aparte de cocinar. Asi que me emocionó cada palabra que leí, me creí por minutos el tema ese de los compromisos y como buena católica hasta pensé en el perdón y la reconciliación divinos. Pero Mr. W merecía un final de película. Un desenlace de esos que quedan en la retina por hoy ya para siempre. Y le respondí con las letras de siempre. Sin un rastro de maldad, juicio o incomodidad porque mi respuesta fue sincera. Nos veremos pronto.
Y ahí debe estar él. A la corbata ajustada y los zapatos lustraditos, con la camisa impecable y sudando de nervios. Mirando el reloj y contando los minutos. Y asi debe de estar, yo no lo sé. Porque yo no sé mentir y fui sincera. Nos veremos pronto, aunque ahora que lo pienso no se cuan pronto. Quizás tome más tiempo del que él espera pero, a mí ya no me importa.

Texto agregado el 27-06-2014, y leído por 118 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
27-06-2014 Es una pena que el periódico de tu ciudad no llegue hasta mi barrio, porque no creo haberte leído antes de ahora, ni CLASIFICADA ni sin clasificar. Y me pregunto cómo es que me había perdido de tu compañía. De seguro me tenías castigado por no recogerte a tiempo. Lo lamento. Tienes una manera de escribir tan espontánea y tan llena de gracia que ahora que te encontré me vas a tener que aguantar. ZEPOL
27-06-2014 ...Y que te vaya bonito Mr.W.Excelente tu narración,magnífico manejo de los tiempos y de la secuencia del relato.Sufrí contigo la dieta inhumana,la espera y también maldije a "Mr.Mierdoso" por quedarte mal.De todas maneras lo disfruté.UN ABRAZO. gafer
27-06-2014 ...Y que te vaya bonito Mr.W.Excelente tu narración,magnífico manejo de los tiempos y de la secuencia del relato.Sufrí contigo la dieta inhumana,la espera y también maldije a "Mr.Mierdoso" por quedarte mal.De todas maneras lo disfruté.UN ABRAZO. gafer
 
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