Oscuros ojos café pincelados con brillo de estrellas
y ternura tibia de ángel sonreían frente a la vidriera
que le mostraba esos juguetes que nunca tendría,
que no le permitían alejarse de ese vidrio frío,
muro infranqueable para los niños de la calle.
Sus manitos sucias se acomodaban junto a su carita
tapando el mundo y abrigando sus lejanos sueños.
El tiempo se acabó, tocan sus oídos los gritos
de un niño mayor que la llama a trabajar (la realidad)
le entrega unas estampitas, unos juegos de agujas y se van.
Yo me quedo flechada por la angustia que aprieta mi alma,
las lágrimas hieren mi conciencia que no quiere aceptar...



Esos son los olvidados niños de la calle
para aquellos que lavan su conciencia
y ponen una moneda en su mano
esa que le a sobrado después de algún
lujo comprado o banquete que sé a dado...

Fría la sienten ellos... y no porque sea un metal
helado como sus pies que descalzo siempre están...
sino porque sirve para comprar aquel veneno
que huelen y su hambre hace olvidar...

No... no es por eso que esta fría
es por nuestra manera de dar
ese centavo que nos hace olvidar
que somos parte de la idiosincrasia
del sistema de estos gobernantes
que manipulan al ignorante llevándolo
a las urnas por ellos a votar...

Demagogos infelices... ladrones de ilusiones
que tienen a sus pueblos hambrientos
y a sus niños y adolescentes con sus vidas
resentida... porque pasan hambre cada día
y ellos prometen dar hasta su sangre
si es que los hacen ganar... para poder
elevar su dote y a sus hijos mandar a estudiar...

Así esta nuestra América Latina...
con todos estos desfalcadores
convertidos en señorzotes
escondidos en países vecino
comiendo manjares divinos
y sus secuaces ladrones
que lo esperan impacientes
para nombrarlo esta vez presidente
y tener otra oportunidad de robar
lo que da el trabajo de su gente...