Corría el año 2000, año en que fui contratado en el área de gestión técnica de la Biblioteca Nacional del Perú para el proyecto de implementación de la primera Biblioteca Virtual del país con cooperación española, en dicha área podía tener acceso a un sin número de documentos, libros y manuscritos históricos de cuya difusión se sabía poco o casi nada.
Uno de esos días como tantos otros laborando allí, recibí una llamada de mi entrañable amiga Martha Nerea, encargada del área de digitalización:
-¿Aló Juan, como estas?
-Hola Martita, ¿qué te cuentas?
-Tengo que hablar contigo.
-¡Carambas! Que seriedad, cualquiera diría que es algo grave.
- Si y no-fue su respuesta-
- ¿De qué se trata?
- Por teléfono no te lo puedo decir.
- Muy bien, dime donde nos encontramos.
-Ve a la escuela de bibliotecarios, el edificio contiguo a la Biblioteca.
Me dirigí presuroso al encuentro con algo de preocupación, pues Martha nunca o casi nunca toma las cosas con tanta solemnidad.
-Hola Martita ya estoy aquí, ¿cuéntame cuál es el asunto tan importante ese?
-Pues míralo tú mismo.
Martha me dio un manuscrito ruinoso que parecía simular un viejo mapa de un tesoro pirata.
-¿Tengo que leerlo?
-Pues que si, ¿si no para qué te llamé?
-¡Gracias por tu confianza!
- Gracias…las pelotas, léelo y dime a que conclusión llegas.
Posé mis ojos en aquel texto casi derruido, borroso y mal oliente, era poco lo que se podía leer, pues tenía ambos extremos carcomidos y en él solo se notaba:
MA ARRECHA
biéndole bast mi resp
an admira or su buen ca
ando en su rado su tal
a xalta que repr
erés de por m me cu
ido a las ancias por lo pr
escon iento otr to
fieso, es curi su prop
V u volun me d ece
esta dema do con tal mo
fe mía sé: esa pa en vos cre
ilando su dicha y conte
s es segu como Plinio d
chura a cual vuelve to
El documento terminaba: En Madrid, 16 de Mayo de 1622, Lope de Vega y Carpio
Lo terminé de leer ya más interesado, y saqué algunas conclusiones al vuelo.
-¿Y esto como lo hallaste?
-En una de las obras a digitalizar, Oficio de Indias Tomo XV, año 1638, entre las páginas estaba el manuscrito doblado en dos, alguien lo debió dejar olvidado.
-Pero a todo esto: ¿Qué opinas? –Me dijo Martha con una excitación poco común en su intelectual carácter.
-Pues… que puede ser falso…
-¡Falso! ¡Falso eres tú, pedazo de…!
No le dejé terminar la frase.
-¡Tranquila flaca! No te me pongas así, es difícil precisar si esto lo hizo o no lo hizo el, para ello hace falta un estudio detallado, pruebas contrastaciones… además, el texto está esta ilegible e incompleto.
-Fue por eso que te llamé.
- ¿A mí?, ¿para qué?
-¿Dímelo tú?, tú eres el sabueso.
-No Martita, una cosa es mi afición por la poesía y otra muy distinta esto que tú encontraste.
-No te hagas el estrecho, te llamé a ti porque eres mi amigo y sé que no revelarás a nadie esto.
-No lo sé, esto es comprometedor.
-¿Puedes o no puedes?
Cuando tocan de esa manera tu orgullo es casi imposible negarse, y Martha lo sabía bien.
-Bueno así tan delicadamente pedido cualquiera entiende.
Martha no notó la ironía, lo que a ella le interesaba era, primero, ver la manera de completar el poema del manuscrito, segundo, la originalidad del mismo y lo siguiente correría según lo anterior.
Yo por mi parte, cavilaba sobre este descubrimiento, pues tratándose de un documento histórico y dentro de un libro oficial no podía pasar desapercibido.
-Bien, entonces lo dejo en tus manos, nos veremos el sábado en mi casa y podremos ver que acciones tomamos.
-¿Tomamos?, suena a muchos, mi colaboración es a ti como amiga, yo te ayudaré en lo que esté en mis manos.
-Muy bien Juan, te agradezco.
-De nada jefecita.
Nos despedimos cordialmente y era seguro que el sábado no iría a su casa, no con el poco tiempo que tendría para armar el misterioso texto.
Algo conocía de Lope de Vega, y pude establecer el nexo entre ese texto y la epístola de Amarilis a Belardo que fue publicada en 1621, que como era conocida se podía contrastar la fecha, mas no su originalidad dado que Lope publicó la respuesta a dicha y discutida dama en la obra la Filomena un año después.
También podría ser veraz la firma, ya que en diversos manuscritos Lope firma con su nombre y apellido, cosa que el documento poseía y eso si se notaba claramente.
Me dediqué febrilmente a completar aquel acertijo y me costó muchos desvelos, pero a medida que leía y releía; consultaba obras de Lope de Vega, me topé con una obra teatral suya: “La Dama Boba”. Era el espejo que necesitaba para encontrar las frases del poema y solo con leer el título de aquella obra vi la luz:
xxxxma Arrecha (La Dama Arrecha)
Como si de pronto alguien me dictara las palabras ahí escritas y faltantes comencé la tarea ardua de poner en práctica mis dotes de prestidigitador de fama, ganadas en mis épocas de estudiante y logré completar en breve el texto, que era un soneto a todas luces –especialidad de Lope- y que parecía también muy satírico:
LA DAMA ARRECHA
No habiéndole bastado mi respuesta
De gran admiración por su buen canto
Estimando en sumo grado su talento
Lirica exaltación que representa.
Su interés de por mí, creer me cuesta
Debido a las distancias por lo pronto
Y por desconocimiento otro tanto
Os confieso, es curiosa su propuesta.
Vos que su voluntad me da y ofrece
Apuesta demasiado con tal monto
Y a fe mía sé: esa pasión en vos crece,
Obnubilando su dicha y contento.
Mas es seguro como Plinio dice
“La arrechura a cualquiera vuelve tonto”…
En Madrid, 16 de Mayo de 1622
Lope de Vega y Carpio
Yo estoy seguro que la carta le llegó a la pobre de Amarilis, y que por ello se confinó en un convento muriendo luego de amor, no lo sé quizá si quizá no –siempre existe un quizá .
Tuve mucho cuidado en confrontar la métrica de sus sonetos y parecían coincidir este en su estilo, cosa que me sorprendió en sobremanera para lo que yo consideraba un vulgar escrito, pero que siendo una creación del Fénix de los Ingenios valía la pena tenerla en gran valoración.
No fue ese sábado cuando fui a ver a Martha a su casa, la llamé para decirle que aun no había terminado la tarea que me había dejado. Fueron tal vez dos semanas las que empleé en armar los intrincados versos.
-Hola Martha, ya está listo- le dije cuando llegué a su casa.
-Veamos entonces…
Martha lo leyó con avidez y con una sonrisa de oreja a oreja por la felicidad que la embargaba.
Luego estalló en un fuerte grito:
-¡Bravooo!¡ Bravísimo! Esto se merece celebrar…
Yo me frotaba las manos- la ocasión pintaba bien.
-Vamos a la esquina, celebraremos con pizza…
Puajj- dije para mis adentros, celebrar con un pedazo de pan con queso tamaña hazaña-pero así es Martha.
-Ya en la pizzería, Martha siguió hablando de la repercusión que tendría aquel documento, de la validez de la reconstrucción, de la aceptación por parte de las autoridades competentes, de las...
No sé de cuantas cosas más habló Martha, lo único que atiné a decirle fue que se muestre cauta y que no me mencione para nada en esa empresa, se lo hice jurar – Pero es bien sabido (como decía mi abuela) “Hombre que llora y mujer que jura…perdición segura”.
Yo mostraba mi cara de disconformidad no por los proyectos de Martha, sino por el atasco de pan con queso en la pizzería y por la manera poco ortodoxa de cómo entiende Martha que es celebrar.
Ya más calmada Martha, le dije que espere un poco y que se tome su tiempo para que este descubrimiento pueda ser público y pueda tener tiempo de corroborar e investigar todo lo referente al manuscrito, parece que lo ha hecho así y está esperando el momento justo para que ese documento salga a la luz…
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