No sé si algunos son capaces de entender de este dolor que tengo bien guardado en mí, pero lo diré... ya que mi estrés me está torturando de muchas formas:
Desde mi niñez la vocación de mi vida ha sido el arte en todas sus formas, pero tuve temor de estudiarlo como corresponde porque sabía que no podría vivir de él... pero no es por el dinero a lo que me refería: tenía miedo de dedicarme al arte porque no quería sentirme obligada al momento de crear algo... pintar por placer no es lo mismo que pintar para vivir, ni tampoco escribir para poder comer no es lo mismo que escribir para expresarse... y si no eres capaz de entender esto, espero aclarlo con la siguiente frase: Amo tanto mi libertad que no deseé ser esclavo de mi vocación.
Hay días- como hoy- en que simplemente daría lo que fuera por encerrarme en un estudio y hacer miles de cosas... desde escribir hasta hacer vitrales o mozaicos con vidrios reciclados, pero esta vida mundana del trabajo y las cuentas se interpone en muchas cosas. Me quita el tiempo y las energías en algo querealmente es valioso para mí y me duele, me molesta, me enoja.
En un principio me introduje en un mundo que no era para mí y sufrí lo indecible... y ahora que tengo una profesiónque de hecho elegí... sufro menos, ya que es uno de los grandes cariños de mi vida, pero siempre- desafortunadamente- ocupará un segundo lugar en mi corazón, debido a que el arte ha sido, es y será lo que soy, lo que me define como persona.
El arte para mí es como una esposa si bien me puede hacer feliz en muchas ocasiones, es también un mujer que me irrita, me enoja, me indigna; como si ambos estuviéramos sumidos una especie de matrimonio con altibajos, pero ciertamente es quien jamás, por ninguna circunstancia lo dejaría de amar.
Siento que al estudiar en la universidad contraje un matrimonio por convenciencia con un amiga de muchos años que le tenía un gran cariño, un amor cortés... a pesar de que amaba intensamente a otra mujer. Cuando entré a la universidad- o más bien, me casé con ese amiga cortés que con el tiempo se llamó profesión- hice sufrir a mi amante de la niñez porque no me puedo dar por entero a ella... y eso me hizo sufrir por eso también.
A veces mi tedio por esta vida estructurada y de cuatro paredes me hace sentirncomo si yo estuviera obligada a mirar contra la pared, mientras que a mis espaldas está todo el universo de locuras contenido en mi mente y siento que no es justo. La vida se me va en cada segundo y lo único que me queda es que si llego a la vejez con la jubilación ahí recién me podría dedicar por entera a la vocación de mi vida.
... Suspiro con mucha tristeza al decir que tampoco quisiera dejar a ese amigo que le tengo un gran cariño, al cónyuge que contraje en este matrimonio por convenciencia porque ha sido tan grato conmigo, porque es más estable y previsible... mi vida prácticamente está asegurada con él ya que no es tan salvaje como el amor de mi vida.
Realmente, esto de sentirse partido en la mitad desde que te levantas hasta que te acuestas no se lo deseo a nadie... y si tienes realmente una vocación en la vida, trata de seguirla de alguna manera. Ojalá que no seas como yo, porque me engaño a mí mismo por andar coqueteando entre estas dos partes de mi, entre el gran amor de mi vida... y este amor que tengo por algo de convenciencia y piedad. |