Bajo la misma piel parte 10

Como quien dice en años que un hombre no la tocaba, bueno eso fue lo que esas personas decían de ella. Después de pasar un buen rato en el restaurante pedí la cuenta, ya me iba cuando tomé el camino de regreso al bar para ver a Friné.

Entré por la puerta de atrás y me perdí entre la gente que estaba detrás del escenario donde en medio hay un tubo. Pero no pude ver gran cosa pensando en que ponía mi vida en riesgo y me fui a mi casa.
Una semana después vi a Friné en mi casa para proponerle que se fuera a vivir conmigo.
-cariño. ¿Qué es lo que me quieres decir?
-quiero proponerte algo – le dije emocionada.
-dime.
-quiero que vivas aquí en esta casa conmigo
-¿como? - pregunta Friné.
-si. Que vivamos juntas
-mi vida. Mira, tú y yo no somos iguales. Mírate eres una chica lista, inteligente, decente, profesionista, guapa. No eres como yo, mírame. Soy una prostituta, soy bailarina exótica, mira mi ropa.
-pero eso no tiene nada que ver. Eres mi única amiga en este mundo, estoy sola en esta casa, no tengo con quien platicar, eres parte de mi familia
-gracias por eso… pero no puedo aceptar.
-pero…
-¿sabes todo lo que dirían de ti?
-¡eso no me importa! – le dije y al ver mi reacción a su desprecio me dijo lo siguiente
-está bien. Voy a pensarlo, pero no te prometo nada.
-gracias.
Los días pasaron sin recibir una sola respuesta de Friné. Fui al bar donde trabaja Friné para ir por ella de la mano, me imagino que pediría su ropa pero eso no era un pretexto al contrario yo sería la que le iba a comprar ropa nueva. Me vestí lo más adecuada a ese lugar, pero tampoco para parecer una de ellas. En la parte de atrás del bar había mucha gente que iba y venía, chicas en tanga, en toples, hombres pero no veía a Friné por ningún lugar.
Detrás de unas cortinas escuche que la anunciaban por el micrófono todos gritaban al escucharla. Una mujer de 1.90 de estatura salió del fondo del escenario con un bikini de una pieza que formaban unas flores con una blusa en color azul, casi no se distinguía por el humo, lo que si podía ver era como no se dejaba tocar por los hombres y bailaba muy sensual.
Salí del lugar para espérala y hablar con ella. Salieron todas las chicas y el lugar quedó casi vacío, ella salió del bar con la misma ropa con la que la vi por primera vez.
-¡¡querida!! – dijo ella muy sorprendida. – ¿qué haces aquí?
-vine a verte. No me has dado respuesta.
-lo sé.
-¿ya cenaste?
-no. Tengo días de no comer nada.
-ven te invito a cenar.
Fuimos a mi casa para platicar.
-¿y qué has pensado? - le pregunté a Friné.
-¿sobre qué?
-ya sabes, de vivir conmigo.
-ya te había dicho que no somos iguales
-si eso ya lo sé pero eso a mí no me importa. Déjame ayudarte. – y después de insistir, por fin aceptó.
Llevó sus pocas cosas a mi casa y se quedó en el cuarto de visitas que está enfrente del mío, pero me pidió seguir trabajando en el mismo lugar. Yo no tuve ningún problema ya que me di cuenta de que ella no se deja tocar por nadie y aunque ella sí aceptara los toqueteos de hombres calientes es vida de ella no mía y eso yo no lo voy a cambiar. Aunque si me gustaría que ella se dedicara a otra cosa.
La convivencia era cada vez más linda, teníamos una bonita amistad. Todas las noches nos poníamos a ver películas platicábamos de nuestras vidas. Mi vida ya era un poco más amena junto a ella. Todo cambió cuando a mí se me ocurrió mesclar ciertos sentimientos hacia ella.

Continuara….