Una historia real

La historia que voy a contarles es real, he tomado ciertas licencias literarias para proteger la identidad de sus protagonistas, cambiando sus nombres y demás situaciones.

En el planeta venus se encontraban tres hermanitos, Onk, Clot y Tink; vivian plácidamente en los dulces prados del planeta del amor, solo amenazados por los vientos cósmicos que querían abrasarlos con sus calores.

Para protegerse del temible meteoro decidieron construir refugios en donde defenderse. Onk, el más perezoso, construyó su bunker con restos de naves de exploradores interestelares, y se dedicó a disfrutar de juegos y placeres. Clot, en cambio, lo hizo con los pocos materiales provistos por la naturaleza hostil del planeta. El más precavido fue Tink que comenzó a construir una esfera de triconica, un abundante material del planeta que mezclado con firofita se transformaba en una aleación que le daba una dureza excepcional.

No tardó en llegar el crudo invierno venusino y los vientos comenzaron a soplar con una intensidad inusual. Cada uno se instaló en su lares, orgullosos y seguros por sus construcciones.

En primero en sufrir las consecuencias de aquellos vientos cósmicos fue Onk, que con el solo silbido de los vientos huracanados hizo estallar su vivienda, obligándolo a huir hacia el refugio de su hermano. La temible amenaza fue en busca del segundo refugio; soplo y soplo destruyendo sin más a las pocas defensas que la morada le presentaba. Casi exhaustos huyeron en busca de la construcción de Tink . Los fuertes vientos atravesaban esa bola infranqueable sin hacerle mella aunque envolvieron a su esférica morada dándole un poder de sustentación que los elevaron sobre la superficie del planeta iniciando un periplo por los extensos espacios del universo.

Hoy se puede observar una pequeña luna venusina que aloja a estos extraños individuos que cantan alegremente la fortuna de haber vencido a su enemigo.

OTREBLA