acababa de llegar del sanatorio... le dijeron que jamás volvería a ser el mismo... entró en un cuarto alquilado y luego de poner todas sus cosas en su lugar, fue directo hacia el baño... se miró la cara y empezó a reírse de lo que vio... tendría algo más de sesenta años... solo, totalmente solo... quizá todo volvería a mejorar... quizá encontraría alguien a quien amar... cogió el periódico y miró los avisos de empleos... encontró uno bastante interesante en donde se buscaba a un librero... se vistió y con el periódico bajo el brazo fue hacia la dirección del aviso de empleos... tomó el bus y mientras viajaba, miraba las calles de la ciudad, su gente, sus autos, los edificios y casas... supo que todo cambia, todo, todo...
llegó a la dirección del aviso y tocó la puerta... salió una mujer de no más de cuarenta años... la saludó y le dijo que venía por el aviso de empleos de librero... la mujer era bastante alta y en su juventud, habría sido bella... la mujer le miró de pies a cabeza, y le dije que pasase... entró y empezó a mirar cientos y cientos de libros viejos, totalmente desordenados... pase, le dijo la mujer... entró en un cuarto bastante grande y oscuro... vio más libros y una que otra silla con mesas esparcidas por el cuarto... se sentó en una de las sillas y esperó... un hombre brotó en medio de los libros, como si uno de ellos hubiera tomado vida... le saludó y le dijo que necesitaba a una persona que ame los libros, los cuide y los ordene... ¿cuánto paga?, preguntó... dos sueldos por semana... y con un almuerzo... lo tomo, dijo el hombre... el hombrecillo le dio la bienvenida y luego se despidió... salió a la calle y sin darse cuenta, había cogido uno de los libros de la casa... lo abrió y empezó a leerlo...
trataba de un hombre que acababa de salir del sanatorio y que pensaba que jamás sería igual...
se rio y tiró el libro por la calle... y mientras caminaba sin rumbo fijo, empezó a escuchar voces, las mismas voces que escuchara poco antes de perder a toda su familia... sus hijos, perro y mujer y hermanos, muertos, todos muertos dentro de una casa totalmente llena de fuego... cogió un cerillo y se encaminó hacia la casa del hombrecillo de los libros...
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