Un pajarito se quejaba de no poder volar alto, a ratos volaba sonriente pero no era feliz, no era un vuelo pleno, le quedaba ancho el cielo, inalcanzable para sus alas inexpertas, enorme para poder deambularlo. Esperaba otras alas que mirar, quizás observando un vuelo podría envalentonarse e ir un poquito mås allá de la ras del sueĺo. El pajarito no sabía que sus alas eran perfectas, porque dudaba de que al cielo podía abrazar. Cómo podría alzar su vuelo si no paraba de reflexionar? Que intentaba seguir esperando? Los vientos azules le animaban a avanzar, pero el pajarito se ataba a sus peros y no confiaba en lo desconocido. En verdad se moría de ganas de experimentar la locura de la adrenalina y los viajes infinitos. Su nido ya no le bastaba. El pajarito no ha perdido la fe en soñar y sabe que le falta mucho para vivir como quiere...