A veces recuerdo todas aquellas cosas que pasamos juntos. Recuerdo aquella vez que me dijiste al oído “Te amo”, sentí un escalofrió en todo mi cuerpo y confieso públicamente que muchas veces había soñado con ese momento.
Me viene a la memoria cuando me besaste por primera vez, sentí tus labios tan húmedos tocando mi boca, era un placer inigualable, mayor a cualquier otro placer experimentado. Tocar tus mejillas, sentir tu rostro cerca de mí, llevarte de la mano, creo que había algo que nos envolvía, creo que era un amor puro, un amor que se conforma nada más con una mirada.
Cada vez que te veía venir sentía un cosquilleo en mí, cada vez que sabía que te ausentarías aunque sea por un día, eran los momentos más tristes y me veía solo aunque estuviera acompañado de mil gentes.
¿Te acuerdas que tu padre no me quería?, recuerdo que antes de irme a estudiar pasaba por tu ventana a diario y no me aguantaba por verte, y claro teníamos que escaparnos para volver a estar juntos y volver a sentirnos.
Como recuerdo esos besos fugases a unos metros de tus padres, como me decías que me amabas solo con el movimiento dulce de tu boca, pues no queríamos que nadie nos escuchase.
Te agradezco tanto que me amaras… yo de mi parte puse todo mi amor, te entregué mi alma, te entregué todo de mí.
A veces te veo pasar de la mano de tu marido, tienes hijos, creo que eres feliz y eso me hace feliz también. Te confieso que quisiera ser yo el que te lleva de la mano, quisiera haber compartido contigo mi vida.
Te confieso el ultimo de mis sentimientos… aun te sigo amando.
Nota:
Esta carta nunca debe ser entregada.
Adiós amor.
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