Sé princesa que tu no me miras, ni sientes mí presencia, pero estoy siempre aquí, cuando tu pasas con tu collar de rosas rojas, y tu andar de diosa blanca.
Recuerdo cuando un día salí de mi madriguera buscando algo para morder- en la calle hace hambre y mis compañeros algunos enfermaron, por ello soy el encargado de proveer el alimento, no siempre lo encuentro, hay días que recorro todo el vecindario sin hallar ni un miserable pedazo de pan.
Princesita, quiero decirte que te veo a lo lejos, recorro tu figura esbelta, tu andar de reina, Y me produce una inmensa alegría saber que fuiste educada, querida, atendida por los humanos que siempre fueron buenos amigos, lamentablemente a muchos nos tocó esto , pero sé, que algún día seré como tu mi bella dama.
Cuando me descubras comprenderás todo esto que te envío mentalmente, se que lo interpretaras, que te llega. porque somos parte de nuestra manada a ti te toco ser feliz, yo también lo soy a mi manera, y debo decirte que a pesar de la distancia que nos separa eres mía.
Quiero decirte por último que yo también fui educado en un hogar con humanos muy buenos, pero la fatalidad me alejo de su lado y aunque los busqué sin descanso jamás los volví a ver, por eso mi princesita se feliz, y trata de no perderlos.
Ellos serán tus mejores amigos, ámalos, cuídalos, y déjame decirte lo último, no los pierdas jamás porque la vida sin ellos es muy triste. Te dejo mi amada se feliz, yo desde lejos veré tus progresos y algún día nos veremos en la eternidad de perros casi humanos.
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI |