Inicio / Cuenteros Locales / CJVR / La espera
Eran las ocho de la noche. En la casa habían tres personas: El padre, la madre y el hijo. El hijo llevaba un Jean azul y una camisa manga larga con cuadros.
-Ya me voy –dijo el hijo abriendo la puerta.
-Vaya –dijo el padre.
-¿A qué hora vendrás? –preguntó la madre.
-Cuando me aburra. Adiós.
El hijo cerró la puerta. La madre caminaba preocupada por toda la sala.
-¿Cómo crees que le vaya?
-Va a estar bien.
-¿En serio? Ya es muy noche y la delincuencia…
-Cálmate. Todo saldrá bien.
-Está bien. Me voy a dormir.
-Buenas noches.
LA madre se acostó en su cama. EL padre encendió el televisor. La madre trataba de dormir, pero no podía. No quería dormir. Quería ver a su hijo dormido, como cuando tenía 10 años. Como cuando era obediente a lo que ella decía. Como cuando no se juntaba con la gente mala con la que se junta ahora. Se oyó un ruido. No quería saber lo que era. Temía pensar que fueran balazos que llovían sobre el cuerpo de su hijo.
Escuchó a un auto que venía. No quería pensar que fuera un auto de una funeraria con el cuerpo de su hijo. Comenzaron a pasar las horas y el sueño comenzó a llegar. Sus párpados querían cerrarse, pero ella no lo permitía. Siguieron pasando las horas. Se oyó que tocaban la puerta. Se levantó rápido y abrió. Era su hijo, quien con lágrimas en los ojos la abrazó.
-Lo siento mamá. ¡Lo siento tanto!
Ella lo abrazó también y comenzó a llorar.
-Está bien hijo.
-Lamento haber sido un mal hijo. Desde ahora prometo ser mejor
-Te perdono hijo. Se que lo harás.
La madre besó a su hijo en la frente. Comenzó a temblar fuertemente la casa. La madre abrazó a su hijo con todas sus fuerzas para protegerlo.
-Señora… señora… por favor despierte.
La madre abrió los ojos. Había dos policías en el cuarto. Uno de ellos le movía su brazo.
-¿Qué está pasando?
-Señora… es sobre su hijo.
-¿Qué ocurre con él?
Los policías guardaron silencio. La madre se levantó de la cama y corrió a la sala. No podía creer lo que veían sus ojos: Su hijo yacía muerto en el suelo, con un disparo que atravesaba su pecho.
FIN |
Texto agregado el 04-06-2014, y leído por 265
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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19-06-2014 |
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A veces podemos ser juzgadas por ser exageradas;pero muchas de nosotras las madres,gozamos de un sexto sentido que generalmente nos hace sufrir.
Le temo demasiado a esos miedos que se producen,generalmente se cumplen.
Es un texto excelente,llega profundamente y entretiene mucho a pesar de su contenido*****
Victoria 6236013 |
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04-06-2014 |
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Triste corazonada que se convierte en realidad. elpinero |
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04-06-2014 |
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Los temores de una madre casi siempre tienen fundamento.Buen cuento.UN ABRAZO. GAFER |
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04-06-2014 |
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Muy bueno, te felicito laber |
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04-06-2014 |
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Impresionante final. Saludos. LGPEREZ |
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