EL ECO
Ya encima de la gran piedra podías gritar para que el gigante mágico repitiera tu grito, no como otros gigantes que solo rehacían las ultimas vocales de tu llamado, este misterioso ser duplicaba exactamente lo dicho sin una sola silaba de menos.
Por las tardes, el sol se escondía tras los otros pedazos de lomas y, en el fondo del barranco, el techo del ranchito de Julian se camuflaba confundiéndose con el color oscuro que teñía la verde vegetación, entonces, la proyectada silueta de mi corta estatura sobre la pulida superficie de la atrevida roca, desaparecía por la falta de los últimos tentáculos del sol apresados tras las dos otras lomas, mas, y a pesar del ocaso, si volvías a llamar, el gigante repetía tus ultimas palabras con tal fuerza y claridad que asustaba .
Hora seductora y misteriosa que hacia que corriera, sin mirar atrás, allá, donde la protección de mi madre, como corre el cachorro a la cueva después del rugido del depredador.
Cuantas veces, entretenido con la conversación del mágico gigante olvide rellenar de queroseno a la vieja lampara de cristal rajado, la que alumbraba nuestra humilde salita y, donde mama, meciéndose en el torneado y antiguo sillón de caoba despintado, le cantaba a mi hermanita, de brazos aun , coplas y canciones nuevas de una española llamada Lola...Lola Flores.
La escuela, el relleno de la lampara, el ordeño de nuestra chiva Teresa, el alimentar a las gallinas, la recogida de los huevos, la comida de nuestro único cerdo, la búsqueda de la diaria bolsa con carbón que traía el flaco y viejo y tiznado de Carmelo en su destartalada carreta negra de hollín todo, ¡ Todo esto..! fueron mis mas penosas obligaciones.
Acopiar mangos fue un placer, unido a el asado del tierno maíz en el fogón de leña , saborear el arroz de la tierra cocido con manteca de cerdo y su “raspa” rociada con un espeso potaje de frijoles negros. ¿ Y, el pan viejo..? ¡Si! El pan viejo mojado con el agua de azúcar “prieta” que mi madre siempre me daba en las calurosas tardes como una vigorizante y nutritiva merienda. ¡ Que gozo, en las tardes, cuando montado en mi negro, brillante y brioso caballo árabe, de larga crin y activa cola , con su fina cabeza erguida, orgulloso de su origen y de su porte, cabalgaba casi hasta llegar al prohibido rió, lastima que por antiguo y maltratado de los años mi madre ,un día descolgó la foto del viejo calendario y jamas supe donde fue a parar la imagen que tanto me hacia soñar y tantas y tantas aventuras compartimos
Creo que estos son regalos del tiempo.
Regalo del tiempo fue el conversar con el gigante, ¡ Si , Porque no solo el repetía ! En el lapso, en aquel corto e infinito espacio de tiempo donde aguardaba su contesta, aquel titan amigo mio, aconsejaba,consolaba, estimulaba y dirigía mis dudas, aliviaba mis penas, impulsaba mis decisiones y administraba mis primeras resoluciones .
Fue mi mejor amigo.
Fue pues, por El, me fui a la capital, por El estudie y por El perdone a mi padre. Fue, solo después, un recuerdo, un símbolo al cual siempre acudí a pedir consejo o aclarar mis dudas , nunca mas solicite, de mi buen gigante, el consuelo a mis penas , ya no me gusta compadecerme de mi .
En ocasiones lo que creemos nostalgia no es mas que curiosidad y una vez satisfecha esta se acaban las tristezas .
¡ Volví..!
Quiero gritar, quiero llamar al longevo coloso.
De nuevo he subido la pendiente que conduce a la vieja roca que preside al pequeño valle, hogar de mi mágico amigo y, por extraña coincidencia , ya el sol solapadamente trata de ocultarse tras las risueñas lomas quizá tratando de evocar en mi alma el antiguo sentimiento de desamparo que produce, en el campo, el silencio, el crepúsculo, el lejano y confuso ladrido de un perro, la ultima silaba de un grito, el llamado del pájaro a la cría, la desaparición del ranchito de julian y la magnificencia de la naturaleza.
Ya soy el hombre fuerte que siempre debí ser, hace ya mucho tiempo que vencí mis nostalgias, hace ya mucho tiempo que aprendí que, en culturas lejanas, Eco fue una ninfa enamorada de un pastor pero, a pesar, antes de llamar, no se por que motivo, me he puesto a llorar. |