Cosa de Niños

Las autoridades nacionales habían decidido aislar a su población del contacto con el exterior, construyendo un muro alrededor de la ciudad.

Avenimiento era un discreto conglomerado de cerca de 500 habitantes, tenía el índice de crecimiento vegetativo más alto del mundo. Por alguna razón que se desconocía, los nacimientos múltiples eran lo habitual; todas las madres daban a luz al menos 6 o siete vástagos por embarazo, a tal punto que en el término de 50 años la población había ascendido a 40000 habitantes. La ciudad parecía un jardín de infantes, la edad promedio había descendido de 32 a 9 años.

Proyecciones estadísticas anunciaban apocalípticas visiones en escenarios virtuales en donde la superpoblación haría sucumbir el planeta, en caso de replicarse en otros lares.

Expertos de todas partes del mundo se daban cita en los alrededores de una ciudad perdida en los confines del cono sur.

Los especialistas lograron determinar que la totalidad de los embarazos provenían de un solo óvulo, es decir nacimientos múltiples de niños del mismo sexo e idénticos.

Una predisposición genética aumentaba aun las posibilidades de embarazos múltiples en los descendientes, detectándose los primeros casos de madres que dieron a luz 14 gemelos.

Hasta los casamientos parecían repetidos, parejas idénticas uniéndose en matrimonio con padres y madres también iguales.

Pero ocurrió algo que hizo estremecer a la humanidad, cuando fruto de aquel aislamiento hizo que los manejos de esta ciudad infantil pasaran a manos de los mismos niños en lo que dio en llamarse “La Revolución de los Pañales”.

Dotados de una inteligencia privilegiada se organizaron detrás de Camilo, un líder nato de tan solo seis años que conducía los destinos de Avenimiento.

Ungido rey por sus pares, fue el encargado de negociar con los adultos que maquinaban oscuros destinos allende los muros de la ciudad oculta.

Se sorprendió mucho el delegado por la Naciones Unidas al encontrarse cara a cara con un benjamín que podría ser su nieto.

-Con quien tengo el gusto de hablar. Arrancó el párvulo.

-Jorge Arnaldo Cuevas Nieto; presidente del Consejo de Seguridad de Las Naciones Unidas.

-Mi nombre es Camilo Álvarez, Rey de Avenimiento.

Muy molesto por la situación, Jorge lanzó el primer exabrupto:
-¡Mocoso de porquería!, como osa atreverse a ir contra las autoridades constituidas. ¡Qué dirán sus padres si lo vieran ahora en esta situación!

-Ellos están muy orgullosos de su hijo, aunque lamento informarles que tanto ellos como otros miles de padres hace tiempo que emigraron hacia otros países.

El plan se estaba cumpliendo a la perfección, un nutrido contingente de almas en condiciones de procrear niños, distribuidos estratégicamente por el planeta.

En no menos de cien años harían crecer la población a diez veces del tamaño actual, dominados por los más jóvenes y muy lejos de los planes macabros de los guardianes del planeta que pretendían esterilizar a toda la población de Avenimiento.

Al responsable de las negociaciones le llega el siguiente mensaje:

“Abandone todo propósito de negociación; en los suburbios de Moscú, una mujer de rasgos parecidos al de los de su interlocutor había dado a luz a 20 gemelos”.

Un mundo con gente con rasgos idénticos, replicados en todos los confines del planeta, casi como un juego de niños.

OTREBLA