Me arrimo a tu rostro y lagrimas de sangre se derraman por ausencia de tus ojos, quisieras golpearme pero ahora tus extremidades han sido despojadas de su sostén. No sabes la felicidad que me causa tu agonía, cada mal que me has hecho ha cobrado intereses. Estás frente a mi sin poder hacerme daño. Quisieras gritar y pedir ayuda, pero tu lengua ahora me sirve de llavero. Mas no te preocupes, te he dejado una oreja, para que así puedas escuchar los llantos de las personas que te quieren. Intenta suicidarte si quieres, pero sería como intentar matarme, pues las herramientas para hacerlo ahora son cortes finos. Siéntete contento, aún conservas un riñón, seguirás viviendo por un buen tiempo, para que puedas imaginar una y otra vez que me matas, ya que ahora te será imposible.
Pero antes de entregarte a tus seres queridos para que paguen contigo mis intereses, déjame divertirme una vez más con tu sufrimiento, una y otra vez, quiero probar cada método de tortura que esté a mis manos. Aunque te advierto, no ansíes mucho por escuchar a la gente que te ama, que cuando lo hagas tal vez ya no querrás seguirlos escuchando. Siéntete contento, tu apartaste de mis oídos el sonido de mi familia, yo haré que nunca olvides el de la tuya, pues tal vez el llanto de alguno de ellos no sean por tu sufrimiento.