FRUSTRACIÓN
Hace un tiempo que la depresión me va invadiendo, que esa sonrisa que me pongo al levantarme, oculta las angustias de mis noches de insomnio. Ese rumiar, sin conseguir respuestas, del sin sentido que tiene mi existencia. Es la caratula que suplanta al drama, es la cara pintada del payaso, el humor mentiroso de mis cuentos. Esta mañana, tal ves urgido por echarme un meo, no me la puse, y el espejo me mostró sin eufemismos, ojeroso, arrugado, con un rictus amargo entre los labios, con la barba crecida, abandonado. Ensayé una sonrisa y fue una mueca.
Intenté refrescarme la mirada con un poco de agua y solo pude enjuagar mis lágrimas. En la maquinita de afeitar, una hoja oxidada, impotente, me miraba .- No puedo hacer nada por vos – sentí que me decía.
Salí hacia el kiosco más cercano decidido, tratando de hacer algo por mi estado. Recorrí hasta los más lejanos y volví, con un .- No tengo. en los oídos, arrastrando los fanguyos como escribiendo un tango, con una de esas de plástico descartables, sin haber conseguido una Gillette.
Volví al baño, me miré al espejo, me afeité y me puse a escribir un cuento
Cortarme las venas con una Prestobarba me pareció poco romántico...
Neco perata
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