La familia se encontraba haciendo vida normal. Estaban preparando la cena, cuando de pronto hubo un apagón total. El servicio de luz y agua se había cortado por completo en el barrio, el pánico se desató entre los miembros de la familia. Algunos buscaron velas, otros con sus teléfonos celulares alumbraban la cocina para continuar con la comida. De pronto, se hallaron todos sentados en torno a la mesa, que tenía dos velas blancas puestas en dos botellas retornables que había por ahí en la cocina. Estaban reunidos, conversando, mirándose mutuamente, parecían una familia unida. Así estuvieron un tiempo, hasta que la luz volvió y cada uno se fue por su lado a disfrutar de aparatos tecnológicos en un aislamiento cotidiano. La unión existió, mientras estuvieron en torno a las velas.