Estas en el borde de la antigua frontera,
observando aquella tierra decadente,
iluminada de grises y relámpagos,
entre nubes arremolinadas.
Estas escuchando de lejos los gritos de las causas heroicas perdidas,
los ruidos de los pueblos aun en rebelión,
los gemidos profundos de las bestias errantes.
Estas en el borde mirando el vértigo de las celebraciones,
en donde los discursos trasnochados son la norma,
de los oradores contradictorios,
que lanzan proclamas valientes,
sumidos en brebajes salvajes.
Estas en el límite,
a oscuras,
negando,
recordando,
anhelando,
viviendo de espaldas,
con un sol pálido en tus hombros,
… porque estás leyendo la dureza de las ruinas antes sufridas,
… leyendo las huellas de tus pisadas,
las que te ubicaron justo donde estas,
en el borde,
afuera observando.
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