Primer amor
Tu sensibilidad siempre me emocionó, eras de ese tipo de chicos que no abundan, te convertiste en mi poeta preferido, en mi ángel protector, en mi amante adolescente.
Nuestra primera vez se ha quedado por siempre en mi recuerdo, en las Rocas de Santo Domingo, un atardecer de Enero, en las primeras vacaciones sin mis padres, éramos lindos e inocentes, ambos inexpertos, no teníamos a quien preguntar, no fue perfecta esa iniciación, nuestra virginidad no nos permitió disfrutar placenteramente del amor que nos profesábamos, pero la entrega fue hermosa y total.
Consumada nuestra unión, nos sumergimos en el mar para darle un sentido espiritual, queríamos que ese momento perdurara para siempre, como el pequeño cactus que me regalaste ese día, que permaneció sobre una roca observando nuestra entrega, así que lo cuidé con dulzura, tal como tú me lo habías pedido.
Ese verano, a mis 16, supe de tristeza también, tus padres se radicaron en un lejano país por motivos de trabajo, te despedí con el corazón partido por la mitad, ambos sabíamos que no debíamos prometernos nada.
Pasaron los años, aún permanecías en mi recuerdo, mi primer amor de verdad, entonces un día vi con sorpresa que nuestro cactus, que ahora ocupaba un macetero más grande, había florecido hermosamente, pero su flor duró sólo un día. No sé explicar que fue lo que me causó exactamente en el fondo de mi corazón ese pequeño milagro de la naturaleza, sólo que desde ese día ya no te esperé más. |