Disponía de veinte minutos para cruzar la capital y llegar a tiempo a la vital entrevista.
Al ingresar al túnel solo le quedaban diez e imaginó -voy en una arteria llena de glóbulos rojos que fluyen expeditamente, llegaré- vaticinó optimista.
Ocho minutos, el flujo disminuyó hasta detenerse mientras sintió una intensa opresión en el pecho que lo obligó a tragar saliva.
-“…y los glóbulos avanzaron con torpeza en la estrechez producida por la acumulación de placa en la pared de la arteria, hasta que el torrente se detuvo por completo”- fue la explicación del doctor a la joven viuda.
Texto agregado el 26-05-2014, y leído por 141
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Lectores Opinan
26-05-2014
ironía de las propias arterias que taponaron el flujo. Poetacacho