Alguien le pone un sello a mis labios;
un nebuloso manto cubre mis ojos,
solo persiste aquella temblorosa voz
en la insondable lejanía:
frágil resonancia
que se diluye poco a poco
en las paredes de mi cerebro.
Únicamente se oye ese sutil arpegio
con su enigmático acento en el alma;
una tenue sonoridad
escanciada sobre el abismo.
Texto agregado el 26-05-2014, y leído por 205
visitantes. (5 votos)
Lectores Opinan
26-05-2014
Abisales letras... llevas a lo profundo hermano. Cinco aullidos melancolicos yar
26-05-2014
Tienes un estilo único, irrepetible. Me gusta leerte ;) Audina
26-05-2014
Sólo se oye una voz, tenue pero insistente, compitiendo con el lugar que ocupa ese silencio. :) Isa-bell
26-05-2014
callar puede decir mucho... tanto como el mejor verbo zflores
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