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Esto es una improvisación, que antes se llamaba el Colorado con rulos. Pero pasó que sin quererlo lo borré, lastima no aparece ningún cartel de advertencia previo, toqué mal un botón y desapareció, pude recopilar parte del escrito gracias al blog, en fin voy a seguir adelante.
Aviso que aun no tiene un final. Gracias por leer mis escritos.







Los duendes vienen marchando, ahora me siento una princesa que merodea el lugar donde pronto a de estar como una reina. Una serie de disparos de alto calibre suenan y estallan, pero es víspera de año nuevo y no sería raro que se trate de cohetes. Soy de clase baja pero un genio de las metáforas, quisiera poder describir el amor con palabras diferentes a las utilizadas por los poetas, comparaciones nuevas, ecuaciones perfectas de letras eternas. El suplemento del diario de ayer domingo está imperdible, hay como nueve chicas lindas desfilando en ropa interior. El cielo está húmedo, afloran manchas negras vaticinando hongos, que mañana serán removidos por el que piensa. Tantísimo parmesano logran fruncir la frente que parece un par de bocas parloteando, más la que debería cantar está en silencio, pues para nada estoy en la ducha. Cuando de pronto veo algo horrible, los ahorros sustraídos, el tesoro en la carabela del pirata Morgan. Entonces a viva voz pronuncio las primeras palabras del día: ¡Vieja, pleace, alcánzame papel higiénico! El milagro se trata de la resolución de un conflicto sin ayuda terrenal en el planeta tierra, pero paciencia ya tendremos el nuestro.
En fin, soy vendedor ambulante, y debo montar el puesto en un nuevo lugar, ya me han echado de varios rincones de la ciudad, pero siempre renazco como el ave Fenix e insisto siempre, con empeño, en ofrecer mi deliciosas tortas fritas rellenas.
Finalmente con la ayuda de la chata, estoy instalado bajo un puente en el acceso Norte del gran buenos Aires.
-Buenos días ¿De que se tratan esas empanaditas?
-No son empanadas sino tortas fritas rellenas, las tengo saladas, picantitas y dulces.
-Ah perdón, pensé que eran empanadas árabes.
-Son ovaladas y no tiene repulgue, ni tampoco espacio libre de donde se pueda apreciar el relleno, están herméticamente cerradas.
-¿De que están rellenas?
-Hoy tengo, pues voy cambiando conforme pasan los días, de morcilla vasca, carne picada, y merluza, todas en versión picante, con ají chiles que yo mismo cultivo.
-¿Y las dulces?
-Hoy tengo de batata con chocolate, membrillo, y dulce de ananá.
-Bueno para empezar quiero una de morcilla suave, otra de carne picante, y una de merluza picante?¿Seré curioso como hace para diferenciarlas?
-Cuando las frío las marco con un yerro caliente y les adjudico una letra.
-Que poquito aceite utiliza, porque?
-Para así renovarlo permanentemente.
-Y si se junta mucha gente, no es un lío este sistema?
-Recién comienzo, pero voy haciendo y tengo algunas preparadas.
-Se ven deliciosas, de postre también voy a probar una de cada una ¿Para beber que tiene?
-Cafe, té, mate cocido, chocolatada, limonada, y agua mineral.
-Quiero un limonada.
-Bien. Aquí tiene.
-Uy, pero que ricas que están.
-Vió, me siento orgulloso.
-¿Vende mucho por día?
-Y más o menos, doscientas, o algo más, pasa que al tener que ir cambiando de lugares siempre estoy empezando de cero. Pero se corre la bola y para mañana ya comienzo con todo.
-¿Por qué pone la masa en esa bolsa de supermercado?
-Como para no ensuciarme las manos, es un masa que tiene: Harina, levadura, agua, y sal, nada más, revuelvo un poco con la punta de un cuchillo para unir los ingredientes y luego amaso de esta singular manera, pero poco, después a dejar levar, más luego con el palo hago como una tapa fina, pongo poco relleno y todo se une en el centro de la parte de arriba, finalmente les doy una forma redonda con las puntas algo alargadas.
-La limonada está impresionante.
-Antes vendía churrascos a la criolla con mucha cebolla cocinados en una plancha y montados sobre pan francés, pero la gente no tiene plata, y me decidí por esto que realmente es rico y económico, podes comer seis al precio de un pancho y con la limonada se va a veinticinco; pienso que un vendedor ambulante debe estar al servicio de la gente con bajos recursos, después si vienen los millonarios bienvenidos sean.
-Voy a llevar una docena, surtidas, para que prueben en casa.
-Uy, ahí viene uno que se hace pasar por inspector de la municipalidad.
-Buenas.
-Oíme flaco, cabeza de zapallo.
-¿Cabeza de que?
-Lo que oíste, de zapallo.
-Mira que llamo a la policía.
-Pero callate delincuente, porque no buscas algo decente y te dejas de romper la paciencia a todo el mundo.
-¿Y vos, colorado alcahuete? Tenés que pagar para estar aca.
-Andate porque te tiro aceite pelando en la jeta.
-Que te pensás que te tengo miedo?
-Yo no pienso en vos, pienso en cosas lindas, mamarracho.
-Mira te aviso, si para mañana no juntas trescientos pesos, voy a venir con el intendente en persona.
-Pero si sos una lagartija apestada, ponete un traje por lo menos, con esa facha a quien vas a convencer.
-Que difícil debe ser estar en la calle vendiendo. Menos mal que se retiró empezaba a temer por mi vida.
-Si pasa de todo. Una vez, cuando vendía los churrascos, vinieron como veinte muchachos, me amordazaron, me saquearon, se comieron todo, más también se llevaron mercadería y la recaudación completa, hasta la camioneta se llevaron, pero por fortuna la dejaron abandonada a las pocas cuadras; hay mucha gente que no se atreve a acercase por este motivo.
Le pido disculpas por el altercado, puede creer que este tipo vive de hacerse pasar por inspector, va por los negocios en busca de coimas por las irregularidades que encuentra, también se hace pasar por recolector de basura, y para las fiestas va por las casas pidiendo propina.
-Un verdadero cara dura.
-Una vez, a este farsante, le hube creído, y como un tonto, le dí plata, desde ese día no para de molestarme.
Cuando viene la policía en serio, y tengo que correrme de lugar, ahí lo tengo enseguida volviendo a pedir dinero.
-Cambiando de tema ¿Que otra cosa sabe cocinar?
-De todo, para mi cocinar es poner la presa a retozar en el fuego, amo el fuego, tal vez se pueda criticar que cocino demasiado las carnes, pero a mi la experiencia me indica que al Argentino le gusta en términos generales la comida bien cosida; las pastas no, claro, bha cuando la pasta es de mala calidad, ahí si, le doy fuego para que tenga. También soy un fenómeno haciendo pizza.
-Sabe una cosa, soy el propietario de un restaurante en la capital, y de otro en Mar del plata, no quisiera privar al pueblo de la suya presencia en las calles, pero quisiera contratar sus servicios de cocinero e incorporarlo al staf ¿Que le parece?
-Estaría bueno.
-Le prometo un buen sueldo, y todos los beneficios sociales correspondientes ¿Que le parece?
-Francamente tentador.
-Pero, perdón ¿Cual es su nombre?
-Alberto Sergio Segovia, con ve corta, aunque puede decirme Colo, o Colarado a secas, no me molesta, eso si, no me diga Cabeza de Tuco.
-Mire Alberto, no quisiera correr riesgos, desearía que por hoy deje de trabajar, aquí le dejo unos pesos, lo cual más o menos, representa la recaudación del día, acéptelo, pero por favor levante el puesto y vuelva a casa. Nos mantenemos comunicados, aquí tiene una tarjeta con los datos míos y del restaurante.
-Como usted diga ¿Quiere que me presente mañana mismo a trabajar?
-Si quiero.
-Allí estaré.
-Lo espero.
Finalmente, sin llegar a ser un final, sino más bien un comienzo, Alberto junto con su madre, Ana María García, viuda de Don Pedro Segovía, siendo que el contrato de alquiler se vencía, se mudaron al centro a cuadras del lugar de trabajo, el afamado restaurante El Remanso, propiedad de Mauricio Toledo, de cincuenta años, quien, desde ya, se encuentra muy satisfecho con el desempeño de su pupilo preferido; con el cual hubo logrado aumentar la clientela y, hecho inédito, acumulado infinidad de frases elogiosas, que como medallas descansan en su pecho plagado de orgullo.
Pero hasta aquí, no todo fue color de rosas, pues al poco tiempo de estar metido en una nueva vida, sucedió una tragedia, que sin tenerlo como protagonista, dejo a Alberto involucrado en un acto criminal, donde ahora es acusado de participe necesario, todo por la muerte de aquel falso inspector que en el pasado reciente tanto los fastidiara. Resulta ser que Alberto buscó un amigo, para que lo reemplace en el puesto de las tortas fritas, y éste, llamado Miguel Contreras, le hubo asestado una tremenda puñalada, más precisamente en el torax, quitándole la vida al instante.
La defensa del acusado Miguel Contreras sostiene el argumento, que se trató de una verdadera legítima defensa de su persona, quien se encontraba en situación de real peligro, y que además su amigo Alberto nada tiene que ver con el episodio. Pero existen firmes sospechas que todo fue un plan premeditado, pues es sabido que el puesto pertenece al propio Alberto y que también la camioneta; vehículo utilizado para intentar descartar el cadáver en un descampado.
Falta la arena en la playa, en su lugar se observa un fondo de vidrio, la gente se refleja en dicha pampa de pobreza, la mar chorrea en forma de cascada, donde todos se lavan las extremidades, principalmente aquellas extremidades que flotan sobre el aire, el sol se dirige con egoísmo al sector donde yacen las flores. Fantasmas desfilan frente a la playa desierta, y manos entran a querer escarbar el fondo de cristal de donde se observa el centro de la tierra.
Mis pensamientos fluyen dentro de un contexto de alegría, que a pesar de estar muy manchado de problemas judiciales, igual sonrío plagado de esperanza, por percibir a cada momento un destino mejor y mejor. Pero será preferible abrir la boca y soltar la lengua, avisando la verdad de lo que ocurre, y gritar a los cuatro vientos que sin arena, así nadie querrá más vacaciones en éste paraíso tan singular, pues todo sabe a la indeseable amargura por falta de oportunidades.
¡Muchachos, den aviso urgente, pues no queda más azucar! Ni tampoco hay sacarina ni glucosa.
Mauricio, dueño de El Remanso, ansioso por saber cuestiones íntimas de la vida de Alberto, pues no le cierran determinados razonamientos propios, aun a fuerza de ser él, a saber, un ferviente luchador por la defensa de la libertad, de sostener paradigmas tales, que a cada quien le convenga mejor, no obstante, no alcanza a comprender porque a Alberto nunca se lo ve, estando con ninguna mujer que no sea Ana María su querida madre, y que, en apariencia tampoco le interesa formar un circulo íntimo o mejor dicho renovar y hacerse de nuevas amistades; pues más allá de su grupo de tres amigos nada parece interesarle. Sin ir más lejos, piensa Mauricio masticando bronca ¿Porque no se aferra de mis deseos de ser su amigo, más por el contrario esquiva mis insinuaciones, como si se tratara de una relación homosexual.
El dueño de El Remanso siente demasiada intriga, mucho más de la que acostumbra soportar.
-Hola Alberto, lo mande llamar pues deseo conversar de determinados asuntos.
-Estoy preocupado.
-Que ocurre.
-No queda más azúcar, ni nada para endulzar los postres. LLamamos al proveedor pero no aparece.
-A ver...Leticia, por favor agarre plata y vaya hasta el supermercado y traiga veinte kilos de azúcar, y también glucosa y edulcorante, mañana se verá.
Alberto, lo he citado en mi despacho para que mantengamos una charla amistosa, sobre asuntos que no me quedan claros, y que deseo que usted mismo me ayude a quitar de las entrañas, de la oscuridad.
-Está bien pero le informo que hay por delante mucho trabajo, se espera un lleno total.
-No importa.
-Bueno diga, que desea saber?
-Quiero aclarar que no soy homosexual, pero me siento atraído por usted, supongo por su enorme carisma, además de por los rulos saliendo del gorro de cocinero, se configura una imagen impresionante.
-Gracias.
-Dígame una cosa, como es que nunca se lo ve con ninguna mujer, patea usted para el otro lado? ¿No tiene deseos de estar con alguien?
-A veces si, pero encuentro consuelo en la resignación.
-Pero porque? Quien lo obliga a ser casto, acaso su madre?
-No, ella piensa igual que usted, y siempre me alienta a que busque una novia.
-Que espera, a ser viejo y que nada funcione más que el bastón.
-Lo he intentado, pero soy celoso y me paso las horas, días tras días pensando estupideces, cosas irreales que las vivo como reales.
-No pensara que voy a creer eso, vamos diga, es impotente? Quiere que la empresa le ponga un médico y que lo revise, iniciar algún tratamiento?
-Me siento entre la espada y la pared.
-Es que no, va a tener que contar toda la verdad, le juro que no lo voy a juzgar ni delatar, sea cual sea la verdad.
-Esta bien. Pasa que soy sacerdote.
-No empiece con macanas.
-Es verdad. Ocurrió que, una vez, siendo religioso, tuve relaciones con una monja, una hermana; se puede decir, una novicia rebelde y un cura insubordinado, y enseguida nos expulsaron a los dos, hicimos el amor en el propio púlpito, completamente desnudos. No sé, fue un impulso irresistible que no logramos frenar, detener, y para colmo de males, nos pescaron en plena faena de amor apasionado.
Pero igual yo sigo siendo una persona religiosa, cada día que pasa le pido perdón a Dios por lo que hicimos.
-Suena increíble, a pura fabula de ciencia ficción.
Pero otra cosa que quiero saber y lo dejo en libertad.
-¿Que?
-Estuve investigando, y, de su grupo de tres amigos, precisamente Miguel Contreras era el menos indicado para dirigir el puesto de torta fritas rellenas, tuvo que abandonar un trabajo muy interesante, mientras que los otros dos están desocupados. Entonces ¿Porque no puso a los dos amigos en banda, en vez de Miguel Contreras? Acaso no sabía usted que Contreras reaccionaría como lo hizo cuando fuera increpado por el falso inspector.
-No, para nada, yo no podía saber que usted me iría a contratar, además eso sería traicionar a un amigo.
-Es eso lo que me angustia pensar, que sea usted un desalmado.
-Pasa que, para estar diliando en la calle, hay que tener mucho carácter fuerte, cojones que se le dice, todo el mundo intenta llevarte por delante, mis otros dos amigos son dóciles como caballos de alquiler, con los dos juntos no sumas ni medio, además no saben manejar camionetas, cuestión fundamental para poder trasladar el puesto.
Inclusive más, en la causa se presentaron cientos de testigos, que afirman y aseguran, que este hombre era un verdadero peligro público, fanfarrón, agresivo. Además, por fortuna, tengo buenas noticias, mi amigo lo estarían por dejar en libertad, y yo, fuera de toda sospecha.
-Mire Alberto, quiero informarlo de los planes que tengo en mente. Me gustaría que hagamos dos cosas importantes, una sería que nos traslademos a El Remanso de Mar del Plata, tengo la certeza que si hacemos presencia allí vamos a lograr llenar todos los días.
De más está decir que los gastos corren por cuenta de la empresa.
Seguramente querrá llevar a su madre, no hay problema, vamos a conseguir un buen alojamiento.
Otra es que quiero que aprenda a cocinar cebiche, y si bien no hay demasiado para inventar, con total libertad creativa, estoy seguro que con ello vamos a descubrir el oro que nos falta.
Y si tenemos éxito, tengo ganas de abrir otra sucursal en Punta del Este Uruguay.
-No hay objeción, estoy abierto a lo que guste mandar.
-Por último, preste atención, voy a contratar el servicio de dos prostitutas, para que cuando luego de la re inauguración de El Remanso en Mardel, enseguida de bajar las persianas, en el momento donde por fin cierre el restaurante, usted pase en mi despacho lo que quede de la noche hasta la madrugada haciendo el amor con las dos.
-Estoy de acuerdo en todo, pero fíjese que en éste punto tan neurálgico, va a tener que armarse de paciencia, y convencerse, avisar a su alma que no puedo, que no debo, que no quiero defraudar una vez más al Señor todopoderoso. En su momento pensaba que con mi actitud, por cierto egoísta, lo ayudaba a satisfacer a su esposa y con ello alargar la racha de tener una mujer tan hermosa.
-No sea obcecado, como va a ser párroco sin parroquia, cura si lo echaron. Mejor acepte la realidad y sea un hombre común, a lo mejor desde ese lugar pueda transmitir mejor la palabra de Jesús. Resulta un tanto repulsivo, sepa perdonar semejante improperio, pero impresiona saber que pasan los años y ninguna alegría.
-No se crea soy feliz. Pero igual me causa un poco de gracia, permita que sonría.
-Usted ahora es chef, de primera categoría, y debiera sentir orgullo.
¿Haber cuantas veces hizo el amor en su vida?
-Esa vez sola; debut y despedida.
-Ah ¡Que barbaridad! Sepa que esto se acabó, ha tocado su fin, a partir de la semana que viene, volverá a ser un ciudadano común, un hombre como cualquiera, comenzará con sexo pago y luego a encontrar su media naranja y tener muchos hijos... Pero si es un pibe todavía.
Vamos ha comprar un traje de baños que marchamos para la feliz.
-Por favor. Déjeme que lo piense.
Ah me olvidaba, otra cosa que nada que ver. Vió ese peluquero de señoras, que todos los días viene a cenar a El Remanso.
-Si ¿Que ocurre?
-Me ha ofrecido una suma de dinero más que interesante, donde quizá podría comprar un terreno en la propia costa Atlántica, y con ello cumplir un gran sueño, vendiendo mis cabellos, sin que por ello deba ser rasurado por completo.
-¿Que? ¡Noooo! Le advierto, y sepa de un vez por todas, que ésto va muy en serio. Si usted llega a tocar uno de esos rulos sin mi autorización, queda automáticamente despedido.
-Por eso le digo.
-No. Petición denegada.
Después, ya estando en Mar del Plata, Mauricio tiene la firme idea, de salir a pescar, y con los frutos que saquen del mar, armar un especie de puesto callejero; aunque aun no sabe bien si dentro del restaurante, o, con la debida autorización del intendente, justo en la entrada de El Remanso, resolución que aun queda pendiente, pero eso si, atendido exclusivamente por el querido Alberto.
Con la novedad de destinar lo recaudado en dicha boutique de pescados y mariscos, para obras de caridad y beneficencia. Teniendo la plena certeza que el proyecto resultará un boon, con lo cual habrá de explotar el boliche de cantidad de comensales.
Cuando escucho que los historiadores aseguran que comer el pescado crudo, es una invención de tal o cual región, siento que estoy escuchando una verdadera tontería, piensa Alberto camino de regreso a la cocina, hay cuestiones, como ésta en especial, de la receta de Cebiche, que en realidad se desarrollan al mismo tiempo en diferentes lugares, y que por tanto no tienen derecho de autor. Su mente está exultante de alegría y por tanto piensa en exclusivo en lo que al trabajo se refiere. Recuerdo ahora, aquellas mujeres, por lo general excedidas de peso, reunidas a pasos del mar, comiendo almejas crudas rociadas con limón; que lamentablemente hoy día se han retirado mar adentro, por motivo que las topadoras remueven la arena constantemente, y estos animalitos no pueden permanecer donde quisieran. Era cuestión de esperar la ola, y cuando ésta se retiraba, la playa quedaba con una alfombra blanca colmada de almejas y berberechos.
Aquí o más allá, cualquier pescador con hambre y sin fuego, no tendrá mejor remedio que comerse el pescado crudo.
Otro ejemplo ilustrativo de como una misma recetas aparece en diferentes lugares, es ésta de la bebida alcohólica, llamada Vodka, una fermentación de determinados cereales, que dan por resultado un brebaje cristalino, sin demasiado sabor, y lo más lindo con alta graduación del codiciado alcohol. Por tanto, la disputa del origen se remite a dos países importantes, como son Rusia y Polonia, quienes reclaman el reconocimiento por el origen del gran invento. Personalmente considero, que si existiera la obligación de un desempate, y así elegir un ganador, me inclino a pensar que el indicado sería Polonia, pues ha dado un Papa gigante, que hoy día está siendo beatificado. Pero nada, no me extrañaría que en ambos sitios se haya creado algo similar.
En este día tan fabuloso, más que nada por la noticia que pronto se han de mudar a Mar del plata, Alberto está cocinando como nunca antes lo hubo hecho, haciendo marcar una gran diferencia con el resto de sus compañeros, al punto tal, que en las mesas donde hay menúes intercalados, los comensales es como que hurguetean los que no son los propios de Alberto, como buscando la prueba de existencia de algún trozo de excremento de perro, o bien de bilis de gallina.
Mauricio, que por nada le pierde pisada al boliche El remanso (Aun a pesar que todo funciona bajos recetas puntuales que se cumplen a rajatabla.) Se percata de ésta durísima contingencia de evidente irregularidad, donde la mano del cocinero Alberto, es lo que marca la tendencia favorable, o desfavorable para el negocio, según por donde se lo quiera mirar, in situ decidiendo, entre otras cuestiones, para que además, inclusive, Alberto Segovia pueda influenciar al resto de sus compañeros, y así marchar a la costa, con la conciencia tranquila que deja el negocio bien encaminado, decía, decide cambiar la estructura interna del grupo de cocineros, por algo donde de alguna manera, todos participen de la creación de los platos terminados, y por ende nadie lo haga en forma exclusiva, algo así como trabajar en serie, más no en forma individual; pero lástima, para hoy no podría ser posible, sino más bien en lo sucesivo a partir del día de mañana.
Ahora la madrugada está en ciernes, un telón de nubes negras se confunde con lo poco de noche que aun persiste.
Me siento cansado pero esperanzado, con un par de ayudantes nos hemos quedado fuera de horario de atención al público, practicando la nueva receta que pronto hemos de llevar adelante.
Tengo olor a pescado hasta en los bolsillos. A perfume de limón fresco. A resto de asado de carne vacuna, que llevo conmigo orgulloso, para pronto desayunar con pan y unos mates tibios, en compañía de la mama.
Hace tiempo que no rezo, pero igual balbuceo frases de la biblia, que lindan con los deseos de que todo salga como corresponde: A tanto empeño, dedicación, deseos de esmerarse y ser cada día mejor y más eficiente.
La ciudad parece despertar de un sueño corto pero profundo, como siempre a esta altura del día, los motores de los camiones son flechas sonoras que se pierden en las mentes de los habitantes que descansan, y piedras en el camino de aquellos que padecen de insomnio, por culpa del estrés que sufren en silencio. Los pocos colectivos que recién comienzan, saben al tímpano, a cacareo de gallo bravo de cresta bordó, que con ayuda de un instrumento de viento algo afónico, de construcción casera, que hacen temblar las orejas sin pizca de remordimiento.
La ciudad ahora es un campo desértico, con apenas algunos seres de metal, metidos en la primera sombra que resulta de la aurora. Con árboles sedientos de sabiduría. En contraposición con los obreros que forman fila esperando el bus. Y ante la falta de estupefacientes, con algunos pocos seres agresivos, sin posibilidad de ningún arrepentimiento, por los disgustos que se anotan en la agenda existencial, ni de sana educación por parte del estado, siempre cero trabajar, cual si mordiera con colmillos afilados. Finalmente, divina y eterna ciudad, por allí, colmada de caminos que conducen a más rutas y hermosas carreteras.
Entonces, deberé despertar a la pobre Vieja, pues, oh tonto de mi, me hube confundido de llavero, he traído conmigo, todo el santo domingo, el llavero de la nueva casa de allá de Mar del Plata, ha de ser producto de la ansiedad del corazón, sin duda un acto fallido, erróneo por donde se lo mire, pero válido al treinta por ciento, ya que en breve han de abrir el palacio aquel donde habré de conquistar el mundo.
-Hola Mama, que rápido ha contestado ¿Acaso estaba usted despierta?
-Si y preocupada.
-Ahora enseguida le cuento lo que ha pasado, pero venga en mi rescate que olvide las llaves.
-Si ya sé aquí las tengo ¿Te parece mal si las arrojo por el balcón?
-Para nada, venga por la ventana ese manojo, de barato metal, del color del sol cuando está engripado, pero no obstante, tan necesario como el aire puro, como el agua potable, como el pan nuestro de cada día.
Una vez dentro del hogar, beso a mi madre en la frente, pidiendo disculpa por haberla dejado colgada, plantada, debiendo reconocer que fui bastante negligente, sin avisarle el motivo de la ausencia, olvidando que, cada instante del destino es verdaderamente importante. Pero por suerte, una vez que le conté lo sucedido, poniéndola al tanto de la situación, ella volvió a sonreír como siempre, pero aun más que antes, fue aquel bello gesto que se instalo en su boca.
-Ah, ahora si que soy un hombre nuevamente. Uf. Que manera de estar, horas y horas parado, con los pies sobre la tierra de baldosas decoradas.
Ah, pero da igual, aunque eso si, excluyente, por un momento no quisiera hablar de nada que tenga que ver con cocinar. Ni con recetas para evadir la ley y la condena. Ni de futuras novias, ni de mudanzas, ni de Mauricio, ni de volver a poner el puesto de tortas fritas rellenas, pero esta vez en Mar del Plata. Ni tan poco quisiera rezar, ni siquiera hablar de Dios quisiera, quien es aquel, que después de mi viejita, más me ayuda a solucionar los problemas, y que comprende mi destino cual mapa de las constelaciones.
-¿Alberto, quieres que ponga agua a entibiar, para poner los pies en una palangana con un poco de ruda?
-Si madre, mientras tanto, voy a preparar una picada de asado frío, o mejor prefiere que le demos un golpe de micro ondas?
-Mejor lo quisiera calentito, pero no pelando aceite. Mientras tanto voy a preparar un rico mate.
-¿Vieja, que pasa con la radio que no funciona?
-Ocurrió que, sin que yo me entere, entró el gato de la vecina a querer robar comida, y cuando regresé, el pobre del susto tiró toda la estantería al diablo.
-La rompió...Voy desarma la carcasa a ver si no hay un cable suelto. Pero donde está el destornillador.
-El encargado del edificio me lo pidió prestado, pero dice que luego lo devuelve hoy mismo.
-Portero sin herramientas, en pleno barrio Norte de la capital federal, esto es el colmo de la decadencia.
A ver, por favor Vieja, tráigame un cuchillo de punta.
-Hijo. No vaya a ser que por distraído quede electrocutado.
-Sabe Vieja, como siempre tiene razón, mejor pongo los pies en remojo un rato más, y me quedo piola piola, le hincamos al asado, con los diente como estén, le enchamos con los forward, y la cama con Madonna.
Y pensar, que con lo joven y bonita que es, ella no tiene un hombre serio que la ame de verdad, y la tome por esposa. Con lo mio solamente no alcanza, muchas veces siento una enorme tristeza al ver pasar el tiempo no sucediendo nada en favor del amor, por falta de la llegada de un príncipe, que es lo mínimo que se merece. Me siento culposo pensando que le estoy robando una porción de la vida, del destino, que siempre corre como agua de manantial, sin reparar en qué ni en quien, en lo referido a excepciones se refiere.
-Alberto, mientras comemos, quisiera, aprovechando que tienes los pies en remojo, cuidar tus cabellos.
-Bueno, pero por favor, no los alise demasiado, que al patrón le gusta así de turgente.
-Pero que dices, si por más que cepille y cepille por ochenta horas, al instante se vuelven a formar los dichosos rulos, como sacacorchos de botella.
-Dígame ¿Siempre fue igual lo mío?
-Si, desde niños que usas rulos. Eres uno en un trillón.
-Juguemos a las adivinanzas: Debo hacer algo, que es muy sencillo, pero donde en cada minuto va engarzado una porción ilusión, algo que ya está inventado, no existiendo margen para una nueva invención. Pero que, de todos modos, lo buscamos con fervor, deseando encontrar, una manera diferente, aunque más no sea una pequeña diferencia, con respecto a lo anterior ¿A ver que es?
-Cocinar Cebiche.
-No, perdiste, simplemente dormitar un par de horas.
-¿!Nada más!?
-Si, debo volver a El Remanso. A lo mejor, después del primer turno, me recueste otro par de horas, pero lo dudo, debo aprovechar el tiempo practicando y practicando.
Se aproxima la fecha donde hemos de emprender un nuevo rumbo.
-¿Quiero hacerte una pregunta? ¿Te molesta, o te avergüenza, que todos los santos mediodías, aparezca por el negocio, vestida de colores, con una canasta con flores artificiales, que tú bien sabes, yo misma fabrico, y que además reparta, una a cada grupo de los que van entrando?
-No, para nada. Y a Mauricio, que es lo que vale, le encanta, y ya mismo está pensando en que si tú no puedes, encontrar una reemplazante, que lo haga pero al inverso, con flores naturales.
-Gracias por tú respuesta, me quedo más tranquila.
-Bueno, querida madre, a descansar se ha dicho.
-Si, pero no te molestes, deja todo como está, que yo misma levanto la mesa.
-Como usted diga.
Una vez que Alberto se hubo dormido, tan profundamente, que ni una bomba atómica lo podría despertar, su madre, Ana María Garcia, viuda de Don Pedro Segovia, una vez más, luego de tantos otros rituales de este tipo, pero en este caso, con el aporte del arte que despliega, lo rodeo de flores artificiales, cubriendo con sumo cuidado, con mucha prolijidad y paciencia, los límites de la cama primero, y algunas partes del cuerpo después, como ser las piernas, el pecho, las manos, partes del tronco, como siempre susurrando palabras inaudibles como para un oído de ser humano; se podría decir como afirmando, en un evidente acto un tanto esotérico, pero claro, seguramente con mucho amor, y de evidente protección, tal vez invocando una buena salud para el eterno espíritu, más un seguro bienestar para el cuerpo y el alma.
Para terminar la descripción de la escena que acontece, Ana María, luego de extraer un frasco grande, de un escondite de un lugar oculto de difícil acceso, colmado de billetes fuera de circulación, de nacionalidad Argentina, de una época donde la inflación acabo con la moneda vigente en aquella época, siendo reemplazada por la actual, uno a uno introdujo en cada rulo un billete enroscado en forma de cilindro, a la vez que alzaba su cabeza, de mujer con mente poseída por influjos del más allá del mundo de la materia, en evidente dirección hacia cielo de Dios, en actitud, como insuflando buenaventura al dormido Alberto.
Entonces da a pensar o imaginar, que quizá el secreto de los cabellos tan rizados, se deba a la acumulación de ésta practica tan peculiar, y así mismo atípica.
Minutos después, de hacer retozar los cabellos durante algo más de una hora, con dentro un relleno de papel, que por nada destiñe pintura, sino que es propicio a la erosión lenta, de épocas tan lejanas donde ya casi nadie recuerda su gran protagonismo, habiendo de pasar por muchas manos, billeteras y bolsillos, testigos de infinidad de vivencia del pueblo al que pertenecen, además tener un valor de intercambio genuino entre cosas y servicios, ésta madre tan abnegada, comenzó a quitar los elementos utilizados en el ritual, avanzando en un nuevo tiempo que remite al pasado reciente (Si es que entre todos acordamos, que a una hora y pico, se la puede denominar con la etiqueta de pasado anterior) casi dejando todo cual estaba antes, para cuando Alberto cerro los ojos por última vez, siete y diez de la mañana, observando la habitación en orden, para por fin descansar profundamente luego de un día tan ajetreado.
No obstante lo solicitado por Alberto, Ana María, dejó dormir a su hijo una hora más de lo convenido. Cuando la madre lo hubo despertado, Alberto tambaleante se dirigió a pegarse una ducha, cuando de pronto se percato de lo sucedido con relación al tiempo.
-Pero madre que ha hecho, mire la hora que es, ahora voy a tener que salir corriendo a lo loco.
Dijo Alberto, en tono compresivo, pero a la vez con dejo de un ser autoritario, que difícilmente aflora en él a menos que se interponga un hecho de marcada injusticia; una rara mezcla de sentimientos, que de repente terminó en un silencio bastante aterrador, donde los sonidos del día invadieron el interior del hogar, seguido de una alocada marcha por regresar al espacio de trabajo.
Se dice "romper la puerta" cuando vas ganando en el casino, unos pocos pesos, y te retiras a los pocos minutos de haber arribado ¿Y donde está Fulano? Pregunta Mengano: Rompió la puerta. Como sea, Alberto con un fuerte portazo, dedicado a su madre, descargo parte de la bronca, marchando a El Remanso, ofuscado, desarreglado, a medio vestir, furioso.
Allí en el corto camino que los separa del prestigioso restaurante, pudo ver, en un pelotero, perteneciente a un lugar donde se despachan hamburguesas y demás comida chatarra, un niño salir como escupitajo de un caño de color rojo, perteneciente a un tobogán insertado en una compleja estructura, dedicada a sostener diferentes juegos, inmersos en un especie de laberinto.
A los pocos metros, en una armería, lugar donde se venden armas, Alberto observa curioso, pero sin detener la marcha, a un hombre quitando los cartuchos, con sendos perdigones, perteneciente a una escopeta de dos caños. Más, casi al mismo tiempo, pero en cambio, parada en la vereda de enfrente, pudo mirar, a una esplendida morocha, hacer salir del estuche, el ruge correspondiente, como para maquillar, sus carnosos labios, con el color de la sangre; pero no obstante, con gran esfuerzo, debió contener la curiosidad por ver la escena entera, y proseguir la marcha con el destino prefijado.
La primer persona que se topó con Alberto en El Remanso es el propio Mauricio, quien con signos de encontrarse alegre, exultante, lo recibe con cánticos pertenecientes al mundo del fútbol, pero adaptadas sus letras al objetivo de adular al compañero de ruta, y además con un fuerte abrazo del oso, que en algún sentido deja perturbado, casi sin aire en los pulmones, pero muy regocijado, a quien con el rabo entre las piernas, calcula que está en grave falta por haber llegado fuera de horario.
-Le pido perdón Mauricio.
-¿Porque?
-Por haber llegado tarde.
-Pero si recién son las diez y diez.
-Ah, pensaba que eran cerca de las doce.
-Alberto, te cuento, éste fin de semana, estuvimos con mi señora, en Mar del Plata, compre una embarcación, esos gomones con motor fuera de borda...
-Uy, que bueno.
-Y salimos a pescar, y traje una corvina de siete kilos que yo mismo saqué.
-¡Que grande!
-Quiero que en el día de hoy te dediques a preparar diferentes platos con ella, de estar buenos los ponemos a la venta.
Vamo, vamo, vamo Alberto, vamos todos a ganar, que ésta barra quilombera, no te de ja de a len tar. Venga otro abrazo, amigo. Uy, epa, un momento, rayos y centellas, caracolas marinas, caramba ¿Pero que es esto? ¿Acaso se trata de un milagro?
-Ay, por Dios, que feo, me muero, suerte que no cayo en la comida.
-Estaba dentro de un rulo. Es un billete de mil pesos, de la época de Alfonsín.
-¿Pero como puede ser? ¡Le pido perdón, Mauricio yo no se!
-Te creo, te creo, pero igual ésto merece una investigación. Vamos a llevar el billete a un laboratorio para que lo examinen, pero recién dentro de cuarenta días estarán los resultados.
-Como usted diga Mauricio.
-Con la cara de susto, decepción, e intriga en tránsito a ser resuelta, calculo que debemos estar pensando lo mismo...
-¿Que?
-Que tú madre fue la que colocó el billete allí mientras dormías.
-Puede ser...
-Y que ha sido un olvido, poniendo uno en cada rulo, pero cuando dio por terminado el ritual, levantó campamento dejado olvidado uno.
-Si, y que no es la primera, sino que hubo otras tantas.
-Correcto.
-¿Es un monstruo por ello?
-No. Pero de todos modos, algo no anda bien un su psiquis.
-De ahora en más me voy a cuidar cuando duermo.
-¿Que te parece si inventamos algún motivo, y me quedo a dormir en tu casa, instalamos una cámara oculta, y vemos si conmigo tan bien se atreve a molestar?
-Prefiero perdonar y dejarlo en suspenso.
-Está bien, cambiando de tema ¿Como te parece que hagamos la Corvina?
-Diría que cruda y cocida. A mi personalmente me gusta mucho la sopa de pescado.
Se habrá dado cuenta, soy una persona que difícilmente, haga dos veces lo mismo, lo que no es muy bueno que digamos como para conducir un buen restaurante.
-Pero para eso existen las recetas, no veo mal que se investigue, y en tal caso, entre una comida y otra haya variaciones, pero considero importante que el profesional registre lo que va realizando, y que si por fortuna da en la tecla de lo exquisito, sepa bien como ha llegado a conseguir el invento.
-Estoy de acuerdo, coincido con usted.
-Preferiría que me llames de vos, y no de usted, puedes tutearme.
-No quisiera establecer una diferencia entre los demás compañeros.
-Está bien, pero ahora estamos solos.
-Tengo ganas de probar, hacer una receta con el pescado crudo, y solamente flambear antes de servir, sería algo novedoso que tal vez quede bien.
-Si pero no sería considerado Cebiche. Pero igualmente. Probemos, total probar no cuesta nada. Pero te advierto que la técnica de flambeado tiene sus riesgos. Además requiere que la comida esté caliente pues sino el fuego no agarra.
-Si lo sé. Quisiera probar lo siguiente, sobre un colchón de verduras calientes, volcar el Brandy también a temperatura elevada, por ejemplo, más cuando la llama en la sarten está turgente, allí meter el pescado crudo, previamente marinado en limón, en trozos pequeños, envueltos en un paquete de papel metálico; que finalmente solamente soporte una pequeña cocción de algunos segundos.
-Interesante. Puede ser. A mi, un tema que me preocupa, es el de las espinas. Siempre tengo miedo que alguien se atragante con una, o que por el contrario diga que se clavo una espina siendo una gran mentira.
-Y si, pero de todos modos, vamos a revisar bien antes de poner en el plato. Y aquel que se haga el piola y mienta, le colocamos en el destino al propio Miguel Contreras, para que con un ajuste de cuentas ponga las cosas en su sitio.
-Si claro. A propósito en que quedo el juicio.
-En nada, ya está libre en la casa.
-Que cosa, matar a alguien, intentar descartar el cuerpo, y enseguida quedar libre.
-Con ayuda de infinidad de testigos, se pudo demostrar que se trató de una legítima defensa personal. Lo que continuó de feo, se debió a un gran susto por ser encontrado culpable, primero se dijo que se trataba de un abandono de persona, pero luego se aclararon los tantos.
-Abandono es cuanto te das a la fuga, no cuando se traslada el cuerpo a un descampado. Abandono de cadáver en todo caso sería.
Igual creo firmemente en la justicia, y si está libre por algo será. Además me alegra que estés fuera de toda sospecha, que aquello haya terminado. favorablemente.
-Si señor. En realidad Miguel pudo demostrar que cargó al herido en la camioneta, pues el hombre agonizaba feo, se hubo comprobado que lo estaba llevando al hospital de la zona, cuando de repente fue interceptado por una patrulla policial. El resto, es historia conocida, fue un rumor que lo hizo correr parte de la prensa amarilla, que cobró espacio en los medios pues sonaba bonito y hacía subir el ranking; pero no fue así, la verdad es que luego de la macana intentó ayudarlo.
-Bien, linda charla ¡Manos a la obra! ¡A cocinar! Que cada vez somos más los habitantes con apetito.
Mientras tanto Alberto cocina, se puede decir afirmando, su primer cebiche Argentino, tras cartón, con un gran pescado, muy especial, pues sin dudas, es el primero, en ésta nueva etapa, en que Mauricio extrajo del mar, ayudado, o mejor dicho, con la asistencia de su formidable gomón, embarcación acompañada de motor de doscientos caballos, cero kilómetro.
Decía, no deja de pensar ni por un minuto, en su relación con el patrón, desde ahora Don Mauricio Toledo, oh bendita relación, que primero, en lo referido a lo social, de la noche a la mañana, lo ha posicionado prácticamente en la clase media, con un sueldo, que prodigiosamente supera las enormes expectativas por crecer como persona; además considerando que dicha relación, se puede decir, de amistad, le ha permitido dar un importante vuelco en el destino suyo y de su madre.
Pero también es sumamente consiente, que existen, por decirlo así, anomalías en lo referido a su ficha técnica personal, que lamentablemente prevalecen ciertas dudas sobre su integridad moral, civil, que milagrosamente Mauricio ha soslayado, dejando pasar por alto. Pero que de todos modos, confía ciegamente, en que el tiempo irá decantando la suciedad que empaña el buen momento presente.
Hace un repaso de su vida, y siente que, aun con errores, ha sido un buen hombre. La vocación religiosa, que luego de un período de enorme sacrificio, lo colocara de lleno en la curia, no sería producto de un trauma, ni de un complejo mal resuelto de Edipo, sino que siempre, desde niño, él ha sentido un grande amor por la sociedad, Dios, que tala, llega a lo profundo del espíritu, que además se ve alimentando por Cristo, a si mismo, por el antiguo y el nuevo testamento, que son prácticamente sus libros de cabecera, con la totalidad de los personajes como ídolos, efigies enclavados en el corazón flechado, iconos a los cuales en cada latido, bombeando con entusiasmo, les pasa lustre y brillo, lustre y brillo, siempre con ayuda de la oración, una y otra vez, rezando por el bien de la humanidad.
A si mismo, percibe, que a paso de gigante, de repente, va camino a ser un hombre común, como cualquiera que vemos en los estadios de fútbol, una indeseada metamorfosis que avanza cual cáncer terminal.
Le cuesta un Perú, dejar de pensar en aquella noche, que le tendría preparada Mauricio, donde irá ha estar con dos mujeres teniendo sexo, intentando recuperar el tiempo hipotecado. No obstante se resiste, quizá ilusionado por que de repente exista por parte del Vaticano, un perdón generalizado, y así poder regresar a ser cura párroco, con ello retomando lo que tanto ansía, ama en la vida, retornar la marcha religiosa, desde un lugar igualmente puro que antes, donde solamente un traspié, una sola mancha, de pronto dio por tierra con todo lo acumulado, conseguido, en su intento por ser un servidor, un representante en la tierra de Jesús, que está en el cielo junto con su padre.
En cuanto a los tres grandes amigos, el conocido, Miguel Contreras, Pablo Terma, y Rodolfo Minero, grandes afectos que lo acompañan desde la infancia, son, entre otras cosas, compañeros inseparables, puesto que todos, incluido Alberto, de niños hasta la adolescencia fueron Boy Scout.
No obstante la catarata de pensamientos al momento de elaborar la receta, llega el momento de hacer probar a los compañeros el resultado final, que de ser aprobado por mayoría, irá a engrosar el menú del día.
Enseguida del consentimiento, del total de los chef de la compañía, lavaplatos de El Remanso, mozos presentes, compañeros en general, Mauricio sonriente prueba el cebiche en cuestión; al instante quedando anonadado por el sabor exquisito del delicado plato. Como devolución, ofreciendo un aplauso personal, que como reguero de pólvora, se hizo extensivo al resto de los presentes, con lo cual, desde ese día se ganó el respeto total de propios y ajenos.
La jornada trascurrió tranquila, entonces El Remanso una vez más, nuevamente, y conste que, desde la incorporación de Alberto, ya conformarían un calendario propio, los días en que no hay más localidades, llenando el total de las mesas más alguna agregadas de urgencia, y hasta quedando gente afuera esperando. (En medio de la comilona, uno de los que estaban esperando, con sigilo, de puntas de pie, se adentró, copando una mesa para dos, previamente reservada, a lo que Mauricio a viva voz reprimió tan solo diciendo: ¡Andate Paparulo!)
La corvina desapareció en boca de los clientes más asiduos; quedando pendiente la sopa, y el plato caliente.
Han pasado la friolera de dos días de aquel donde quedará impreso en los paladares del pueblo Argentino los sabores especiales del Cebiche del Colorado con rulos. Ademas de haber establecido un único récord, inalcanzable para las futuras generaciones, en aquel libro de comentarios positivos, o bien quejas, instalado en la entrada de El Remanso. Y el tiempo se agranda pues, pero en esta oportunidad de contenido de carácter elogioso, plagado de comentarios de sumo respeto ante lo sublime, en aquella riestra de papel, extra, adjunta al libro, ahora, sin más, gigante, quedando protagonizando en la historia con prueba de estar transcurriendo a paso victorioso. Seguramente de tener que repasarlo, con la correspondiente lectura, habrá de ocasionar más cantidad de vueltas al reloj que cuando fuera impreso, no solamente por la calidad del cebiche en cuestión, sino también por todos los platos integrantes de la carta, que los clientes y comensales invitados supieron deglutir complacientes.
Se aproxima la hora empacar. Mauricio, alertado por el mal comportamiento de la madre de Alberto, deshizo el contrato firmado, de un departamento de tres ambientes, donde debió dejar algún dinero no previsto en compensación, para enseguida iniciar una nueva tratativa, pero mejor elaborada con relación de querer aislar al chef con rulos de su madre, ya casi en vía de ser aprobada, por el arrendamiento de un duplex, como para mantener separados a madre e hijo, y así poder poner un poco de orden en la vida de su queridísimo Alberto; máxime pues existen otras empresas dedicadas a la gastronomía, quienes compiten sin darse tregua, que ya habrían puesto la mira del rifle en el insustituible pupilo del dueño de El Remanso.
Ana María, está muy preocupada, por como irá a trasladar los billetes antiguos sin que su hijo se dé cuenta, o por enterado, ahora estando metidos dentro de un gran frasco de vidrio, recipiente que deberá desechar, descartar del equipaje, o bien dejarlo vacío, abandonado, oculto en el susodicho escondite, detrás de un bastidor de machimbre, adonde al quitarlo por curiosidad, hubo descubierto un importante boquete. Logística que tiene como objetivo, agrupar los billetes unos sobre otros, seguramente formando lo que será una enorme pila, que ha no dudar, habrá de ser de un grosor importante, y a reglón seguido, disimularlos entre las prendas de vestir.
En cuanto a las flores artificiales, debido a que están perfectamente blanqueadas en la relación que los une, no habría necesidad de ocultar su mera existencia. (Aunque, comentario aparte, sin demasiadas explicaciones, Mauricio tiene decidido que habrá de comunicar a la señora, la suspensión inmediata del reparto de flores, puntualmente en Mar del Plata, a todos aquellos que vayan llegando a la sucursal de El Remanso.)
La ansiedad, propia de algunos hombre, significa estar en exceso preocupado, porque el futuro se haga presente, sin que medie una lógica transición, además inevitable, de espacio de tiempo, siendo el equivalente a una sensación de grande apetito que linda con el hambre, o lo contrario a disfrutar del presente, tal cual se manifieste. De ésta desagradable manera, es como se siente Alberto ahora, que ni por un segundo deja de pensar en otra cosa que no sea el hecho de estar en su mueva morada. A lo mejor, en parte se deba, a que luego de la esperada inauguración, lo ha de aguardar aquella linda sita, doble sita, tan peculiar y necesaria, de la que difícilmente acaso pueda escapar, o salir indemne.
La noche anterior a la tan ansiada partida hacia Mar del Plata, denominada la ciudad feliz, por cierto, día lunes trece de enero del año dos mil catorce, Alberto Segovia, aprovechando el día franco en el trabajo, hubo organizado una reunión de despedida, en la tan conocida pizzería llamada Guerrín, a pasos del complejo cultural San Martín. El horario de la cita fue de encontrarse a las veintidós horas, y a más tardar una de la mañana dar por finalizada la tertulia, como para al otro día estar medianamente descansado.
A pesar de pretenderlo, pues ella piensa que en ésta nueva etapa deben permanecer unidos, compinches, Alberto no hizo extensiva la invitación a su madre; ni tampoco a Mauricio, pues les resulta necesario algo muy íntimo entre camaradas, donde cada uno pueda decir lo que siente, lo que piensa, y lo que corre de palabras por sus venas.
No olvidemos que: Aun continúan estremecidos por el episodio del falso inspector quien perdiera la vida en enfrentamiento armado con uno de los cuatro integrantes del grupo.
Comenzando por Miguel Contreras (No precisamente por haber liquidado a ésta persona, ciertamente muy peligrosa, armada hasta los dientes, totalmente fuera de sus cabales, transgresor para mal, casi como una forma de vida fuera de ritmo y compasión por el bien moral.) es llamativa su estampa de prócer, hombre de carácter, retacón y fornido, pero dando la leve sensación de estar ante alguien normal, común, a quien la vestimenta le calza como un guante de seda. Con al frente de la frente una cortina de pelo finito, castaño claro, comúnmente llamada flequillo. Musculoso, no tanto por haber practicado deporte, o bien entrenamiento militar, sino más precisamente por la entrega permanente al trabajo rudo, al traslado de objeto pesados de gran porte, tamaño, pues hasta la fecha es un joven de treinta años, hiperactivo, que no concibe la vida si no es trabajando cual burro de carga. En lo concerniente al aspecto intelectual, es inteligente pero callado, lo cual significa que no es un ser petulante, o inseguro, explotando para si, los resultados del razonamiento atinado, preciso, agudo, pertinaz. Sin costar trabajo extra, siempre sostiene la misma ideología, de vida sana, con especial apego a la patria, familia, compañeros de ruta, amigos de siempre y para siempre. No posee las aptitudes de un líder natural, pero a causa de resultar tan necesario en las entrañas de cualquier grupo de tareas comunitarias, es casi respetado cual si lo fuera.
Pablo Terma es una persona que acostumbra paladear las palabras que emergen de su garganta, como si el lenguaje fuera una función fisiológica; quizá sería más de hablar si no fuera por un miedo oculto, de tal vez adegalzar, o lo peor, contraer una enfermedad fulminante. Una leve sonrisa se esboza en los labios cuando se anima a conversar de corrido.
Es de contextura física delgada y mide un metro noventa, su piel es tersa, morena, pero sin embargo mantiene, un marcado aspecto europeo, originario de su mamá española y su padre alemán (Una fusión de razas que siempre ha fusionado para bien).
Por su parte, Rodolfo Minero, es de tez blanco cielo en un medio día de marcado esplendor, algo excedido de peso, noventa kilos sobre una altura de un metro ochenta, donde lo que más sobresale es la panza, por las demás extremidades del cuerpo es estilizado, pero levemente cabezón. Su cabello es lacio, y en la actualidad está bastante largo con relación a otras épocas pasadas, ocurre que ha hecho una promesa, donde desde hace algún tiempo atrás, que por nada debe acortar sus cabellos hasta transcurrido dos años más a partir de ahora, por motivo de haberse cumplido el ferviente deseo que la madre mejore, de una enfermedad que le afecta el páncreas, glándula que se encuentra ubicada junto al duodeno, glándula que dos por tres se le haya inflamada.
Y por último Alberto, que si bien sabemos que es una real promesa, en marcado ascenso, de ser un grandísimo chef, a juzgar por los saben tupido del tema gastronómico, sino el mejor, y con ello, en breve, ascender a una clase, alta que hasta ahora lo tuvo de convidado de piedra. Hasta ahora, al momento, nada se dijo de su peso y altura. Para ser un hombre que porta dos guirnaldas en el bajo vientre, y barba que debe ser rasurada prácticamente todos los santos días, es de contextura mediana, pero eso si, tirando a robusta, para ser más precisos, de un metro setenta y seis, centímetros ellos, que sabe lucir cual modelo de pasarela, pues es muy coqueto, siempre procurando estar derecho, con la columna vertebral bien erecta, como cuando hubo desfilado junto a sus leales compañeros en tantísimos actos propios de los Scout.
Ya estando en la pizzería, lo primero fue saludar como se debe, con un fuerte apretón de mano izquierda.
De alguna manera, los tres amigos, veteranos Scout, compañeros de Alberto, aguardan que éste elija el lugar adonde sentar el trasero, para luego ellos continuar de ubicarse de acuerdo a la silla más próxima que les quede. Pero Alberto, ahora como siempre, opta por el sitio pegado a la pared, mirando hacia la calle; en esta oportunidad la avenida Corriente.
La primera conversación, ronda sobre el tema para todos predilecto, referido a los Boys Scout (Seguramente pronto han de ser padres, enseguida siendo secundados por sus sucesores, debiendo reparar en el futuro, en este caso, para estar siempre listo como para así servir a sus venerados hijos) hablaron del pasado, y algunos recuerdos muy significativos, de expediciones arriesgadas, anécdotas imperdibles, personajes emblemáticos, además, inclusive, un repaso necesario para afinar las emociones, de viandas predilectas, de lodeznas preciosas, ceremonias necesarias, principios elementales, claro, como para refrescar los conceptos más básicos.
Luego se adentraron, en la reciente tremenda problemática, en la que a causa de un homicidio culposo, se vieron envueltos, Alberto, y en mayor medida Miguel Contreras, quien ultimara al falso inspector (Vale acotar que Miguel se encuentra sentado al lado izquierdo de Alberto, casi hombro con hombro) charla imposible de omitir, en la que no pudieron llegar a grandes conclusiones, y la que hubo finalizado, con la promesa de no volver sobre el tema, con la firme decisión, unánime, de dedicar al finado un minuto de silencio, más luego como corresponde, se persignaron, también como en todo saludo, con la torpe mano izquierda.
Seguidamente, ya con el mozo como estaca a la cabecera de la mesa, comenzaron a establecer, la cantidad y el tamaño de las pizzas, quedando programado que cada uno se hará cargo de elegir un gusto, y que sean todas grandes, pues de sobrar el más necesitado lo habría de hacer empaquetar para llevarlo consigo al hogar.
Los hilos de musarela, imagen donde suben y bajan, bajan y suben, propios de adonde abunda el queso para pizza, surcan todo el espacio vacío, a media altura, desde los platos colmados de éstos manjares triangulares, hasta las bocas ávidas, vacías sin nada, de los cientos y cientos de comensales; haciendo rememorar a mega recitales de alta modernidad, o tal vez, a simples serpentinas cayendo de las tribunas al campo de juego.
El bullicio propio de estos grandes lugares, donde la gente se concentra a comer y conversar, es cuanto menos ensordecedor para las orejas; y de no mediar la interrupción lógica de cuando por fin se mastica, esto sería, un verdadero predio gigante, colmado de mujeres vivaces, observando con suma atención, viendo excitada, a hermosos stripers, desde luego, con millones de duros músculos, en tanga, desnudar sus cuerpos ya desnudos.
Antes que nada, Pablo Terma, un tigre agazapado ante un ave sin alas, aunque con algo de atraso, propone un brindis de fin de año, de copas llenas de tinto solamente, o bien de tinto, soda y hielo.
Más, justo allí, cuando las copas están a punto de estrellarse con delicadeza, Alberto, de tono alegre, confiesa sentirse muy feliz de estar nuevamente juntos, sin hacer comparaciones, comiendo y bebiendo otra vez deliciosos manjares, quizá no tan silvestres como una liebre guisada, pero tan necesarios para el alma, como el aire que se respira con pausa y sin prisa.
Entonces, a ésta escena más que trascendente, con los cuatro vasos rojos congelados sobre el aire, erectos y fascinantes, ahora se suma, la voz segura de Alberto, quien al encontrarse ante un éxito inminente, sin pretenderlo, teniendo al resto del grupo embelesados por demás, de hecho provocando, fascinación, entrega incondicional, y suma atención a lo que queda por venir...Dice:
-Brindo, por nuestra eterna amistad, ruego por que Dios nos mantenga en la gloria.
Amigos, si por tal caso, vuestro camino se ve interrumpido por el crecer voraz de la cruel maleza, y no contáis, ni con machete, o herramienta alguna con la cual liberar el paso, pegad la vuelta y regresad por el mio, que también es el vuestro.
No, ahora hablando en serio, no sé bien como decirlo, pero quiero hacer una propuesta y con ello hacer extensivo mi éxito presente hacia ustedes. Tengo en mente, si me lo permiten, proponer que vengan conmigo, y que vayamos juntos para Mar del Plata.
Mauricio tiene la intención de crear, de a poco, una pequeña flotilla de embarcaciones de mediano porte, y con ellas salir a pescar, y así abastecer a El Remanso con lo que vayamos a extraer del Mar. Después pretende armar un primer puesto, justo al frente del negocio, más con lo recaudado, crear una especie de ONG, con la intención de ayudar a gente con la mayor carencia, aquellos que no tengan techo, ni que comer, ni que vestir.
Si ustedes no se ofenden, me gustaría yo mismo emplearlos, quiero comprar un bote, aclaro, nada que ver con el de Mauricio, pero bote al fin, saliendo a pescar en las cercanías de la rompiente. Aparte tengo la idea de adquirir un terreno e ir armando una cabaña, digamos que trabajo no les irá a faltar. Estoy ganando un buen sueldo y es hora de despegar ¿Que mejor que con ustedes, que además lo necesitan, como para invertir en el futuro, quien dice, a lo mejor nos encuentra en otro presente unidos como antes.
Por su parte, Pablo Terma, hombre espigado y apuesto, viejo Scout recitador de poesías, aun hoy siempre listo para servir al prójimo en apuro, alza su brazo en son de permiso, como para agregar un comentario a lo expuesto por Alberto; pero antes acomoda los cabello al costado de las orejas, esbozando una linda sonrisa, que sin más, libera suficiente energía positiva que al instante embellece su rostro, ya de por si bonito, hoy estando sin remedio curtido por el viento, que antaño supo moldear toda la figura. Luz del alma que se propaga hasta el infinto, con la abundancia propia de una plaga, inclusive pintando el resto de estampa, con el aura galardonada de felicidad; más no por casualidad, además vestido con ropa que remite a lo militar en combate.
-La altura física está relacionada con la buena educación, cuanto mayor sean las generaciones de gente educada, más estatura tendremos, en menor escala, lo mismo ocurre con cada uno en forma individual. No sé yo, pero mi altura es evidente que proviene de mi árbol genealógico, donde muchas generaciones de los míos, se han comportado de una forma lo suficientemente educada como para crear una pequeña raza de gente de gran porte.
En lo personal, debido a la gran persecución que hemos venimos sufriendo, año tras año desde el advenimiento de la dictadura, por parte de los locos que aun hoy desean subvertir el orden establecido, llámense militares del ejercito Argentino, o del país que sea, o simplemente guerrilleros, he debido tener que comportarme de una manera poco ortodoxa como para poder defender mi vida y la de mis compañeros scout; y así es que mi cuerpo fue torciendo su columna vertebral hasta casi parecer un sauce llorón. Sinceramente lo lamento, pero todo aquel que intente poner un bozal al perro que llevo dentro, deberá soportar las mordidas de afilados colmillos con punta de alfiler, y las asquerosas flatulencias de quien ingiere Chucrut para crear un arsenal sui generis y así defender nuestro honor mancillado.
Pues entre otras cuestiones, por culpa de esos pervertidos, ahora mis hijos no tendrán la altura física suficiente con relación a su amado padre, e inclusive al resto de nuestros queridos ancestros.
Y con el perdón de los petisos: Ha no olvidar que la esquizofrenia política, tiene adosada una muy grande dosis de ambición de poder, de querer crear a cualquier precio una casta social adinerada que los ayude a perpetuarse en el poder, y un cáradurismo total (De cara rota por falta de vergüenza), gente que no reconoce fronteras en lo referido a la falta de moral.
-Si está bien, tienes mucha razón, cada uno de nosotros, sabe perfectamente de que se trata ésta persecución, pero antes debemos ir por parte, puntualizar y no generalizar, estar muy atentos a los posibles ataques, trabajando sobre ellos, mejor dicho, permitir que nos agredan y recién luego responder, y de ser posible con la palabra de Jesús.
-Rodolfo, estoy de acuerdo con vos, no podemos estar resentidos todo el tiempo, sacando cuentas como en un comercio, seamos consientes que formamos parte de una institución internacional, con millones de adeptos, orgullosos de pertenecer a ella, contentos de ser Scout por siempre, debemos tener cautela, permanecer indiferente a los pormenores, y las cosas graves denunciarlas.
-Tengo entendido que tu madre te manosea cuando duermes.
-¿Como sabes eso, quien te dijo esa barbaridad?
-Vino a visitarme Mauricio, y altamente preocupado, me contó lo sucedido noches pasadas.
-Si, pero tal vez, se trate de un ritual de protección, al revés de lo que suponemos.
-Puede ser, pero mejor será que tomes distancia cuando descansas, duermes, o bien estés distraído.
-¿Pero Rodolfo, como puede ser que este Mauricio sea tan entrometido? Le pedí que no cuenta nada a nadie.
-No te equivoques, hizo muy bien en pedir ayuda, él te quiere mucho, de corazón, además pretende que abandones esa costumbre de seguir siendo un cura sin iglesia, cuando en realidad con mucha razón te expulsaron en serio. Por unanimidad, queremos que vuelvas a ser un hombre normal. Olvida la posibilidad de un bendito perdón, por el amor de Dios, entiende que nunca llegarán a exonerarte.
Otra cosa, cambiando de tema, pero tiene que ver con lo mismo ¿Es verdad que el día de la inauguración del boliche te tiene guardada una sorpresa para cuando termine todo?
-Si, va a contratar a dos prostitutas para que deje los hábitos y vuelva a ser un hombre común.
-Por qué dos y no una.
-Para que lo pueda hacer varias veces.
-Buena idea, si precisas ayuda no dudes en llamarme.
-Yo por mi, si quieren, se las dejo para ustedes.
-No, no, no, jovencito, tiene mucha razón, es absurdo el sostener lo insostenible, tosudo querer seguir siendo lo que ya no eres. Te expones a ser considerado un esotérico, un brujo hechicero, un vulgar estafador.
-Tal vez tengan razón, voy a probar a ver que pasa.
-Mira Alberto, con Miguel hemos preparado un número de acrobacia, queremos ilustrar lo que sentimos por todo lo que está pasando.
-A ver ¿De que se trata?
-Primero, nos pondremos de pie, ocupando el pasillo, yo, colocaré, mejor dicho pondré mis piernas enlazadas en el cuello de Miguel, haciendo una traba con los pies cruzados, y Miguel comenzará a girar sobre su propio eje; como consecuencia, yo cual bandera que flamea al viento iré girando junto con él.
-Los van a echar de la pizzería.
-No, para nada, confía en nosotros, en las pruebas que hacemos, lo hemos ensayado mucho. Esto es dedicado exclusivo para vos.
Un, dos, tres ¡Allí vamos!
-¡Por favor, tengan cuidado de no lastimar a nadie!
-Uy, que barbaridad, el propio circo en casa.
-Pero ¿Como logran que ambos giren y no solamente Miguel dentro del agujero que queda entre las pantorrillas, lo va a estrangular.
-Y... es magia, se trata de una prueba de alto malabarismo, genial.
-No, pará ¿Ves? Miguel con las manos le está sujetando las piernas.
-Ah, ahora si entiendo.
-Pero que increíble, hace como un minuto que dan vueltas y nadie dice nada.
-Algunos clientes ya están preparados como para aplaudir, que digo aplaudir, ovacionar, además los dueños de Guerrín sonríen y festejan.
-Pobres, cuando terminen van a quedar tontos, super mareados.
En el preciso momento en que finalizaba la proeza, del ejercicio de acrobacia, cuando el público aplaudía a rabiar, pero con evidente espontaneidad, luego de abrirse paso con guadaña a lo desesperada, Ana María García, viuda de Segovia, madre de Alberto, se paró con suma firmeza, pero a decir verdad, algo enclenque por la demora en atravesar al gentío, ya frente a los agotados malabaristas, inmersos en la categoría de pobres que sudan la gota gorda; decía, madre alerta, ahora al frente de brazos cruzados como diciendo: Y ahora que? Sin quererlo por parte de los Scout, recibiendo un leve pisotón, sin secuelas negativas para nadie, pues, por fortuna para todos los presentes, eran los estertores finales de la prueba, ya casi no quedando rastros de ella, solamente gestos de una inercia que termina, con la suma lógica de gestos de inevitable amaneramientos, propios del sufrimientos, más una leve media vuelta final, con los pies de Rodolfo Minero, acariciando con la punta de los mocasines el piso de mosaico (Renglón aparte, piso que rememora a patio de museo como recién encerado después de una copiosa tormenta, lluvia abundante, aguacero).
-¡Madre! ¿Que hace? ¿Como cuernos nos ha localizado?
-Recorriendo cada uno de los restauranes y pizzerías. Sabía que no podías andar lejos.
-Venga señora, siéntese a comer una porción de anchoas.
-¿Usted es Pablo Terma?
-Si en efecto.
-Una de dos. O vos estás cada día más alto o yo más enana.
-Se acuerda cuando eramos pibes Scout, e íbamos por su casa y nos preparaba deliciosos buñuelos rellenos con crema pastelera.
-Si claro. Como pasan los años.
-Con mis compañeros lamentamos lo sucedido con Don Pedro. Que lástima, un hombre tan sano.
-Se lo comió el cáncer. Fumaba mucho. Adoraba escribir artículos sobre política, pero por cada fascículo metía tanto humo a los pobre pulmones, casi como un escuerzo, y por supuesto, jamás llegó a terminar el libro. "Crónica de un final anunciado".
-¿Ese era el título del libro, que nunca llegó a terminar?
-Era lo que de seguro le iría a ocurrir después de tanto fumar y fumar. Siempre le decía, Pedro, por favor, aflojale al cigarrillo, después cuando te enfermes, te la vas a tener que comer bien comida.
Ah, pero ahora estoy buscando pareja.
-¿Un novio?
-Exactamente. Ahora éste cretino quiere que vivamos en departamentos diferentes.
-Nada que ver. Mauricio alquiló un duplex, estamos pegados, quiere que esté tranquilo para rendir mejor en el trabajo, nos espera muchísima actividad.
-No tiene porque meter la nariz en donde no le incumbe.
-Uh, hablando de Roma el burro se asoma.
-¡Mauricio! Que alegría volver a verlo.
-Gracias. Pero que alboroto ¿Que ha ocurrido que la gente está tan conmocionada.
-Miguel y Rodolfo han hecho una prueba fascinante de acrobacia dentro de la propia pizzería. Nadie vuelve de su asombro. Después más tranquilo le cuento.
-Que tal muchachos, un gusto volver a encontrarlos, pero mejor en estás circunstancias tan favorables. Que dice señora, como anda usted, la observo un tanto contrariada ¿Que sucede?
-Es un poco por culpa suya ¿Que necesidad tiene de separarme de mi hijo? ¿A ver diga?
-Entre otras cosas pues junto con los muchachos, queremos que vuelva a ser un hombre normal, y que se aparte del ejercicio de la religión, además como primera cosa, quisiera que pueda llevar alguna chica al departamento. Y en tal caso ¿No querrá estar usted presente? Pero señora, mejor dejemos estos temas para más adelante, no quisiera arruinar por nada del mundo tan excelente agasajo póstumo de "bienvenida despedida", de la Capital Federal.
-¿Como te enteraste que estamos en Guerrín?
-Pues tus amigos también son mis amigos.
-Ah, si, ya me di cuenta.
-Bueno pero les informo que ya tenemos todo listo, El Remanso, sucursal Mar del Plata, está listo para funcionar, pero igual antes quisiera hacer una reunión, y dar a conocer los platos que integran la carta. En cuanto al puesto en la entrada del restaurante, lo vamos a dejar para después de la primer semana, necesito que Alberto primeramente supervise al personal.
-¿Voy a poder repartir las flores artificiales?
-No, va tener que perdonarme pero no, no quisiera volver a esa práctica, lo lamento.
-Usted tiene algo contra mi, dígalo.
-Para nada, solamente que estamos frente a un nuevo período, donde, con algo más que un poco de responsabilidad, y suerte, a lo mejor así podamos escalar hasta la cima del éxito, la consagración, no nos podemos permitir el lujo de improvisar, o de anteponer deseos personales, todo tiene que estar perfecto.
-Madre, deje, prefiero ser yo mismo quien sirva las porciones.
-Es costumbre y tradición que sea la mujer la que ofrece la vianda a la tropa ¿Quien se sirve otra de anchoa? Usted Mauricio aun no come nada ¿Quiere una porción, si o no?
-Ya comí antes de venir.
-No sea mentiroso, mire como se le salen los ojos de órbita.
-Le digo que no.
-¿Y vos Alberto?
-Después, cuando traigan la otra.
-Sírvame a mi señora. Siento especial debilidad por la pizza de anchoas. No va a sobrar nada. Como que me llamo Rodolfo Minero comeré todas las porciones que sobren.
-Un momentito que yo también quiero.
-Muy bien Miguel. Vamos que quedan las tres últimas. Usted Pablo que dice.
-Échele no más. Siempre listo para lo que guste mandar.
-Y ésta para mi.
-Mauricio quisiera hacer una pregunta ¿La reunión previa a la noche del estreno, es el estreno?
A ver por favor, señora Ana, usted tápese los oídos que no puede escuchar, así muchas gracias. Digo ¿Es la noche en que Alberto va a estar con las chicas?
-No, va a ser la madrugada del veintiocho de febrero, luego de finalizada la inauguración.
-UY, como nos gustaría estar presentes.
-Si, a mi también. Pero mañana tengo otra reunión con las chicas, ya tenemos todo acordado, van a ser varios días seguidos.
-Y su señora que opina de todo esto.
-Nada pues lo ignora.
-Ana ya puede escuchar.
-Gracias Pablo, pero igual ya sé todo, va ha tener una noche de jerga con dos señoritas. Lo felicito; y a usted también Mauricio, por tan noble iniciativa. Es hora de que vuelva ser un tipo como cualquiera, un hombre común.
-Alberto, se perfectamente, que no resulta nada fácil estar atosigado por tantas personas que desean torcer el rumbo personal de tu vida. Debes entender que lo hacemos de corazón, para que puedas salir de ese lugar tan desagradable. Es mejor resignarse ante la evidencia, es preferible retomar el camino antes que permanecer empantanado, es conveniente priorizar la salud mental antes que la moral termine por corromperse. No hace tanto que nos conocemos, pero no bien comenzamos a ser amigos, supe que iba a luchar por ayudarte a encontrar la libertad. Dios igual te quiere y también te ha de proteger.
-Siento unos tremendos deseos que el tiempo transcurra más rápido, y que encima se traslade sobre el espacio hacia aquella noche tan especial, donde al fin habré de estar con una mujer en mis brazos, promesa que tanto adoro y ansío.
Imagino que las agujas del reloj son piernas que se mueven, de seis y veinticinco a siete menos veinte van y vuelven, vienen y van sobre el mismo horario, llevando el tiempo al hombro, haya por las once, hacia ese lecho tan anhelado, doble cama matrimonial, de donde volveré a ser un hombre normal, con todo el vigor de la juventud en la punta de la lanza.
No obstante, tengo mucho miedo, aunque quizá se pueda decir pavura, de perder lo acumulado a lo largo de casi toda la juventud, lo que tanto he acuñado con celo y gran dedicación, de ésta hermosa castidad me refiero, que estúpidamente se me viera interrumpida, en esa única, y además breve situación, adonde con Serena nos vimos poseídos por una pasión similar al sentimiento religioso, casi como si Dios nos hubiera obligado a incurrir en el error de tirar la casa por la ventana, haciendo que los muros de la iglesia empalidezcan de estupor.
Mauricio, diez guitas aparte, quisiera que usted me conceda un permiso muy especial, claro, para el día de la propia inauguración de la cantina El Remanso. Tratándose de lo siguiente, que pretendo, el mismo día de la apertura, de ser posible a la tarde, tarde, cuando el crepúsculo se haga presente con todo, alisar los cabellos, planchar los rulos, cuestión que con mi madre, Ana María, ya hemos probado de realizar, dando como resultado algo super divertido, pues en pocas horas vuelven a su estado natural, creando un efecto impresionante, que calculo que pueda ser una nota destacada de humor, sobre todo porque los comensales a cada momento requieren de mi presencia para felicitarme, de hecho encontrándose con esa subliminal imagen de transformación, digo, una nota, si se quiere, acorde con un día tan especial, super divertida y fantástica.
-Permiso concedido. Pero con una única condición.
-Diga ¿Cual?
-Que te planches el pelo en una peluquería, y que por nada del mundo vayas a cambiar de color.
-Pero no ven, que este señor tiene algo en contra mío.
-Nada que ver. Recién acabo de explicar que todo tiene que ser de primera categoría.
Lo que si me parece, es que cuando andes por el salón lo hagas sin la Toca, el gorro del chef.
-Así será.
-Bueno ahí viene la pizza de longaniza, uy! que rico.
-Que pizzas tan espectaculares hacen aquí.
-Si verdad.
-No mozo, deje, mejor sirvo yo.
-Muy bien, cualquier cosa que necesiten estoy a su entera disposición.
-Si vaya, vaya.
-Pero que hace ¿Porqué insiste tanto en querer servir, servir y servir? Es verdad, tengo hambre, adivinó. Quiero comer una porción, pero si usted toca con la punta del meñique esa hermosa bandeja le juro que nos quedamos todos con las ganas, si usted se atreve a rosar con el tenedor la más mínima aceituna, le juro que revoleo por el aire la pizza entera y hago cerrar el boliche.
-¿Pero que le pasa a usted conmigo? ¿Quien se cree que es?
-Mire, le voy a decir la verdad, alguien se lo tiene que decir, además, le cuento, aquí en esta mesa, nadie ignora que usted hace cosas raras cuando Alberto duerme por la noche. Y ni queremos pensar en cuantas veces lo ha hecho.
Por ejemplo, ahora tenemos miedo que nos ponga un insecto o bien veneno en la comida.
Mire Ana María, no nos engañemos, somos grandes, además, si vamos a convivir será mejor quitarnos las caretas, usted sin duda es una mujer jodida, rara, a lo mejor, quizás el hecho de nunca estar con un hombre en la cama, haga que provoque cierta demencia, seguramente esto es así, usted aun es joven, no puede ser que igual que su hijo jamás tenga una satisfacción sexual, si me lo permite y no se ofende, para la misma fecha en que Alberto va a estar con las señoritas ¿Quiere que le consiga un taxi boy?
Por favor, no nos engañemos, usted seguido le propina brujería, o algo por el estilo, cuando el hijo descansa, y por deducción, no bien cierra los ojos. Sin ir muy lejos, días pasados, encontramos un billete dentro de uno de los rulos, más, no tenemos la menor duda que fue usted.
-¿Pero de donde sacan eso, quien les dijo eso?
-¿Adonde quiero llegar con todo ésto? Mire. Fueron unos billetes antiguos lo que colocó dentro de los rulos de Alberto, pero cometió un error señora dejando olvidado uno de mil. Inclusive en el propio equipaje encontramos una importante cantidad de esos billetes de moneda antigua.
-Así que: entran de lleno en la intimidad, socavan la información de las personas, se inmiscuyen en las cuestiones personales, abusan de la confianza, revisan el equipaje...
-Ana María, por todos los santos, tiene que hacer un esfuerzo por entender lo siguiente, estamos ante la firme posibilidad de un gran triunfo, de alcanzar la plena notoriedad, de amasar fortuna. Resentimientos aparte, pues todos tenemos defectos, no tiene sentido seguir aferrados al pasado cuando es el futuro el total protagonista; en cambio el actual presente es puro trabajo, acorde con las exigentes circunstancias, debemos de sacrificarnos con todo, en un último esfuerzo, y luego a gozar del premio al sacrificio, y ha disfrutar de la victoria.
Alberto es un gran talento, y yo su descubridor.
-Mauricio, es evidente que eres un señor agudo muy perspicaz, como un vagabundo con dinero fresco en los bolsillos del sobretodo, un testigo del crimen perfecto que sabe callar por clemencia; y en segundos ya verás porque lo digo.
Es verdad, lo que dices es francamente cierto, como otras tantas verdades, que pululan lo más campante por el aire que respiramos, realizo sobre éste sujeto con rulos, rituales profundos sobre la epidermis, del estúpido hijo imperialista Ingles, pero atención, atención, atención, para que luego de las arduas sesiones, por fin se transforme en un incomunicado, que sea autista con todas las del autismo, y así por fin impedir, así de simple, que con desenfado pueda comunicarse con el enemigo imperialista; con ello traicionando a la amada patria muestra que yace desnuda en la ingenuidad. Gracias a los hechizos hemos logrado que sea eclesiástico, pero que además fracase.
Ignoro cual es el grado de autoestima de ustedes, que expectativas proyectan para con el suelo en el que habitan, finalmente con que vara miden el amor, tremendo, que altruista, la patria nos brinda. Como cuernos se proyectan, con el anhelo de triunfar, teniendo el corazón en otro sitio. Pero en cambio yo, acompañada por la fe de mi querido esposo, que hubo puesto con orgullo exacto, en esta bendita tierra llena de oportunidades, voluntad, entrega, y seriedad al servicio de la nación, sin solicitar nada a cambio sino abrigo; con esto digo, que en paz descanse, aquel viejo héroe, extranjero de origen, pero que jamás escatimó esfuerzo alguno para afianzar los lazos con la patria, Argentina estupenda, que se lo entrego todo. Y que hay de la autoestima, la mía propia también e inclusive, que no es otra cosa que sentir pasión y orgullo por lo nuestro, las tradiciones, pues, pregunto: Como es natural ¿Si uno se ama primero a si mismo, a que otra entidad palpable que no sea la patria se adora en segundo lugar?
-Madre, por este infeliz razonamiento propio de una gorila, es que aborrece al fruto del vientre?
-A nosotros los Scout, se nos enseña a amar a la patria, por encima de otros valores, Ana María ¿Que está diciendo?
-Hagamos un paréntesis en nuestra lucha, después seguiremos luchando.
Quiero que sepan quien es Mauricio Toledo, de que cosa se trata ésta personita gris, sin más, una rata de alcantarilla; que las va pagar con dinero del alma, constante y sonante.
-Mire señora, a mi Alberto me interesa, mucho, pero no sé si tanto como para de rebote tener que aguantarla, y de yapa semejantes improperios.
-Por favor ¿Gente linda que hacemos? No quedan más porciones que comer.
-Pidamos otra, de fugazeta rellena con jamón y morrones, van a ver es espectacular.
-Bueno, está bien.
-Usted Mauricio, de glotón insatisfecho, hizo un desvío horrendo, que bien merece un flor de repudio.
-¿De que tipo de desvío habla ahora? Porque de dinero no creo, pues lo tengo todo invertido en El Remanso; incluido el alquiler de su morada.
-De trata de personas se trata, mujerzuelas de la vida me refiero.
Para ser más exacta, una de las chicas que iba a tocarle a mi hijo, para luego de la inauguración de El Remanso, la cambió por otra, quedándose con ella para su disfrute. Un tramposo.
Además se suma la increíble casualidad, que esa mujer, es nada más ni nada menos que Serena, la propia monjita desacatada, pretendida por mi hijo, ambos expulsados con razón, por hacer el amor en el púlpito de una iglesia.
Sin duda alguna: Hijo bobo a quien solamente le falta la capa en la espalda, como para poder volar como Súperman, y con todo, encima se queja de haber sido excluido como en verdad corresponde.
-Y como supo lo de Serena?
-Ah, pero entonces es verdad. Por favor, amigo sé bueno y permite que la vea. Quiero volver a conversar ya mismo; aclaro que no me interesa la parte sexual, quiero saber como le va, como anda, donde vive.
-No aclares por qué oscurece, no aclares por qué oscurece.
-Luego de ser expulsado de la iglesia, he pasado infinidad de noches enteras, tratando de saber, tal vez adivinar, desentrañar, dilucidar, que fue lo que pasó conmigo, pues realmente, en el período en que fui cura, nunca tuve deseos carnales, con nadie, era un cura tranquilo; podía tener miles de defectos, conflictos, pero nunca referido a bajos instintos, deseos sexuales, estaba resignado a vivir toda la vida casto y puro. Pero en ese solo momento, algo muy sobrenatural se apoderó de mi persona, y en cuestión de pocos minutos parecía el propio diablo, arrojando todo por la borda. La boca llena de saliva, los ojos extraviados, como salidos de la cavidad del cráneo. Erecto, la sotana latía, era como la vela de un barco en un día tormentoso. Y para colmo de males, Serena no opuso resistencia, si bien se trató de una relación consentida, acordada en breves tres segundos, siempre tengo el remordimientos amargo de pensar que la hube forzado, abusado de la confianza que ella, ingenua, con tanta dulzura, depositó cariñosa, seguramente pensando que era, o estúpido de mi, un verdadero representante de Jesús, un simple cordero del Señor.
Después, en el juicio con mis pares, traté de salvar a Serena, pero no hubo caso, nos echaron a los dos, y nos pidieron, que por favor nunca, nunca volviéramos por allí, que eramos la vergüenza de la institución.
-Si, a mi me está pasando algo muy de iguales características, similar a lo tuyo Alberto, por lo que cuentas, me identifico plenamente con vos, hoy por hoy soy una bestia que para nada mide las malditas consecuencias, es que, directamente, se me hace imposible torcer el rumbo, por otra parte ya es tarde para volver atrás, por Dios, así de golpe enloquecí, me enamoré a primera vista, tengo un metejón del tamaño del universo. Pero créeme. Ignoraba por completo de quien se trata. No sabía nada, recién me entero de la pura verdad de los hechos.
-Miren, si es por eso, por favor no se hagan tantos problemas, pues si se dedica a ejercer la prostitución es por qué de santa no tiene nada.
¿Ven como son las cosas, las vueltas enteras de la vida? Usted tiene algunos agentes, detectives secretos, eh, pero yo también tengo mi tropa.
-Pero entonces, va a ser mejor que cierre el pico.
-Nada de eso, todo lo contrario. Tengo fotos, pruebas, lo suficiente como para que su señora esposa se entere, y con motivos le pida el divorcio.
-Le ruego que cierre la boca y no le diga nada.
-Con una sola condición.
-¿Cual?
-Que sea la persona que se ocupa de confeccionar la adición en El Remanso sucursal Mar del Plata.
-¿La adicionista? Usted debe estar loca.
-Mire que cuento.
-No, no, está bien.
Cuando de pronto se hizo presente, con la forma de un relámpago, Serena, quien se detuvo al costado de la mesa, esbelta y tranquila.
Su figura delicada para nada hace recordar a una mujer de la calle, su cuerpo aun conserva relación con la juventud que posee, la vestimenta es simple, pero ella realza con genuina belleza, cualquier de los colores que existen, que además hace brillar el doble, donde el pobre sol revota anodino, de un uniforme de trabajo hace la moda en vigencia, cualquier peinado sin gracia le queda bien bonito, e inclusive calva, la cabeza rasurada al máximo, sigue siendo una loba que sabe aullar bajo los encanto de la luna llena.
-Hola, se acuerdan de mi?
-¡Amiga! Que placer volver a encontrarte. Hace un instante hablábamos de vos. Le estaba suplicando a Mauricio que organice un encuentro.
-Si, cuando él me contaba entusiasmado, hablando orgulloso del nuevo cocinero, pelirrojo, de cabellos rizados, de los proyectos de armar un puesto callejero, supe que se trataba de vos, que no podía ser otra la persona. Y en días, no consigo parar de pensar en que debo pasar a saludarte, darme a conocer. Si se quiere retomar la amistad que nos une.
-Que lindo lo que decís. Bueno pero, te presento a mis amigos: Miguel Contreras.
-Un gusto señora.
-Igualmente.
-Pablo Terma.
-Encantado.
-Rodolfo Minero.
-Un placer.
-Si para mi también.
-Mi madre, Ana María, que ya la conoces ¿verdad?
-Si, si, si. Precisamente de aquella épocas dorada en la que fuimos religiosos.Tengo muy presente que ella nos regalaba deliciosos pasteles de frambuesas ¿Te acuerdas? Un gusto señora.
-Hola. Dame un beso.
-Si claro.
-Y Mauricio, que entiendo que es tu nuevo amigo. Para nosotros una bendición, alguien que nos ha cambiado la vida a todos.
-Choque los cinco.
-Para mi es un hombre formidable. Le agradezco mucho ésta bendita oportunidad, y que además sepa comprender por qué vine a saludar a un gran amigo.
-Vamos a tener que pedir más pizza y agregar otra mesa.
-Va a ser imposible, el pasillo angosto no lo va a permitir. Mejor busquemos otra más grande. Igual aquí no queda nada.
-Si ustedes no sé ofenden, quisiera tener una charla con Alberto, a solas ¿Que les parece si nos vamos a una mesa de dos y conversamos un rato?
-Vayan. No hay problema. Desde aquí les mandamos unas porciones.
Entonces, Serena y Alberto, se ubicaron, tres mesas más adelante, en dirección a la salida, con relación a lugar donde están el resto de los amigos. Y sin mediar una pausa de espera comenzaron a decir, cada uno a su tiempo lo que sienten en este esperado recuentro, momento que ninguno será capaz de olvidar.
-Serena, no hay día que no piense en vos, donde estás, como te irá, siempre rezo para que nada te falte, pero Dios hace oídos sordos y entonces mis plegarias no tienen poder alguno.
-Cuando volví a ser una civil cualquiera, no tenía para comer y vestirme. Entonces tuve que dedicarme a revolear la cartera. Intento vivir pequeños romances y con ello ahorrar energía.
Pero mal no me va, tengo la suerte de gustar mucho.
-Es que eres tan hermosa y sensual.
Debo reconocer que estoy algo dolido, hubiese querido algo mejor para tu vida.
-Iba a estar con vos la noche del estreno, pero este hombre cambió de planes y me quiere para él solamente. No estoy enamorada de él, pero me conviene. Quería decirte que necesito una pantalla, alguien que nos ayude a encontrar una excusa para que la mujer no sospeche, y eres tú la persona indicada para desviar la atención ¿Estás de acuerdo?
-Siempre y cuando no tenga que abrir la boca para decir mentiras.
-Ay, que difícil, que aburrido tener que decir todo el tiempo la verdad, pensaba que podíamos ser un poco compinches, veo que va resultar imposible combinar la farsa necesaria con una actitud plenamente seria, señorial.
-No, porque a mi, si la mujer me pregunta le digo que no sé nada, que ignoro todo, yo a ella prácticamente no la conozco, solamente conversamos dos palabras, soy empleado y amigo de su marido, pero ella para mí no existe. Lo sé, en cierto sentido se trata de una mentira, pues estoy al tanto de lo que sucede, pero por lo menos evito conversar y con ello agregar falsedades.
-Está bien.
-Serena, te tengo mucho aprecio, no me canso de repetirlo, y espero que tú no te aburras de escucharlo ¿Sabes? Nunca pierdo la esperanza de volver a ser cura. Esto me paraliza, no me permite soltar amarras, divertirme, ser plenamente feliz, pensar con los pies sobre la tierra.
-Debes tratar de olvidar, hacer de cuenta que nada a sucedido, ser indiferente a la vocación religiosa, reemplazar un amor por otro amor, tirar para adelante.
Cuando era monja, tenía ciertos conflictos en lo referido a la castidad, veía que no iba a poder sostener la disciplina, sabía que tarde o temprano, en algún momento me debería de enfrentar con la verdad, y apareciste en mi destino, y confieso que me gustabas mucho, por eso no dude en entregarme de lleno a tus brazos. Ese fue para mí, el momento en que volví a ser yo, en el que me liberé de la pesada mochila, logrando espantar los fantasmas que me acosaban.
-En cambio yo, nunca me enamoré de nadie, ignoro lo que es estar enamorado, pero me refiero a una persona, una mujer, porque de Dios sigo enamorado.
-Yo igual, no estoy resentida con la iglesia, pues así son las reglas del juego, no solamente transgredimos una premisa fundamental, sino que además ensuciamos nada menos que el altar sagrado.
No tendría cara para volver a ser religiosa.
-Quiero hacerte una confesión.
-¡Basta de esas cosas! Soy mujer.
-Contarte una idea que tengo, a partir de un sentimiento nuevo, sentimiento que voy a explotar como una mina de carbón.
-¿De que se trata?
-Para, primero déjame mirar como van en la otra mesa. No quisiera que nadie escuche lo que voy a contar, mejor dicho, decir, pues todavía no existen huellas en la realidad de lo que aun es una fantasía de la mente.
Pero hagamos una pausa. Allí me hacen señas que viene el mozo con algunas provisiones.
-Te cuento rápido un plan que tiene Mauricio, es que vaya al duplex, de Mar del Plata claro, a vivir con vos por un tiempo.
-Está bien gracias, aquí le dejo una propina, gracias, después en la mesa grande pagamos la cuenta completa.
-Bueno haber dale contame, cual es la idea que tenés.
-Resulta que siempre me gustaron los desafíos...la calle, la noche, la gente, la libertad. Pienso que Mauricio observó esa veta y pretende llevar la cosa para ese lado, quiere abrir un puesto callejero, conmigo a la cabeza, para suministrar Cebiche y distintos frutos de mar cocinados con limón. Por supuesto cobrar, y con lo recaudado crear una institución benéfica dedicada a los pobres de la calle.
-Che Alberto haber si coincides conmigo ¿No se trata acaso de una dispersión total? ¿Tiene una cadena de restauranes y se pone hacer eso, que tiene que ver? No se que pensar, mejor me dedico a lo mío. Mauricio es un tipo encantador, pero algo bastante excéntrico, siempre con una actitud de detective, digo con todo lo que tiene, es demasiado curioso, culo inquieto, está realizando una cosa importante y ya está pensando en algo nuevo ¿Por qué mejor, termina de hacer lo importante de una buena vez, y recién después de ver los resultados, como te fue, gozando un poco del éxito inclusive, empezar con otra nueva idea? Pero no, ochenta mil cosas a la vez. Por ejemplo: Debería tener un asistente que lo ayude, pero no, él hace todo, es muy omnipresente, omnipotente.
Estoy segura que con nuestra relación pasará exactamente lo mismo, ahora se conforma con una sola amante, tiene pánico, tremendo miedo que lo descubran, pero cuando le tome el gustito, y le mienta con descaro a la mujer mil quinientas veces más, entonces claro, va a pretender otra, y luego una nueva, y otra, y otra, y así hasta formar una cadena de afecto que cubra de eslabones hasta llegar a la Antártida. Nunca va a saciar el apetito. Como consecuencia, la mujer, harta de escuchar pavadas, evasivas sin ningún fundamento valedero, de estar mal atendida, insatisfecha, se va procurar, conseguir un chongo para ella, pasando a ser un cornudo, con todas las letras y las de la ley.
Vas a ver. Va a ir cayendo en desgracia, pues toda esa farra sale un choclo de guita, haciendo que así la economía familiar vaya en picada para abajo; más, sumado los gastos de la mujer, vislumbro una hecatombe en ese matrimonio.
Pero dale decime ¿Me vas a aceptar en tú departamento? Y aparte contame esos planes que tenés.
-Acepto que vengas al duplex, pero lo que no sé como voy hacer para evitar, es querer dormir en tu cama y todo eso.
-Son muchas las veces en que quedo insatisfecha, por eso necesito alguien que apague el incendio.
-Menuda tarea me vine a tocar.
Igual por ahora, hasta que estemos allá, omití decir que vamos a vivir juntos. Hazte presente cuando quieras y decimos que te quedas por unos pocos días ¿De acuerdo?
-Está bien, como vos digas.
(Por estar la pizería repleta, es que deben esperar que se desocupe una mesa, para así poder reunirse todos nuevamente)





En la mesa principal, están conversando de temas de actualidad, y también mirando de costado a la pareja amiga. Por momentos surgen comentarios de tono alegre, pero algunos de carácter insidioso, sobre todo los provenientes de Ana Maria, quien se encuentra un tanto celosa y ofuscada.
-Ya me veo que esta mocosa se viene a acomodar con nosotros, después queda preniada, y no hay Dios que la saque de nuestras vidas.
-Y que tiene, acaso no quiere que su hijo retome el curso normal de un hombre como cualquiera.
-Si, pero estos dos, ya ofendieron a Dios lo suficiente, no sería raro que ante una simple garúa, los vaya a partir un rayo, o peor tengan un hijo deformado, como aquel campanero jorobado, de la catedral de Notre Dame, en Paris, y más luego, me lo encajen a mi para que se los críe.
-Ellos son amigos, es imposible que ocurra eso que usted menciona.
-Usted Mauricio siempre tan optimista ¿Seguro que no tiene pensado juntar a su enamorada con mi tibio hijo?
-¿Y ustedes muchachos, que tiene pensado hacer cuando el comandante en jefe de la tropa se encuentre ausente? Difícil vivir lejos de esos rulos ¿Verdad?
-Definitivamente. Nosotros nunca nos separamos.
-Alberto, está terminando de saldar, la cuenta de un terreno en las cercanías de Miramar, en San Eduardo de Mar del Plata ¿Conoce?
-Si Miguel, muy lindo lugar.
-Tiene como objetivo levantar una cabaña. Pero por parte; de a poco.
Primero construir un hogar a leña, y mesada, con todo lo necesario para una cocina, del ancho de la casa, tres metros con cincuenta centímetros, de piedra con cemento, cal, y arena. de allí salir con una cabreada, de cuatro metros y al fondo, hacer el baño, techo de chapa. Y más adelante cuando junte unos pesos, hacer lo propio para el otro lado.
El quiere que nosotros tres, seamos empleados barriletes que se ocupan de distintos quehaceres. Pensamos ir con la chata y ponernos a trabajar de inmediato.
-Interesante.
-Además otra cosa.
-¿Cual?
-Todo para apoyar tus proyectos.
-No dispone de tanto dinero, pero quiere adquirir una embarcación pequeña, un bote con motor, y así pretende salir a pescar, en las inmediaciones, detrás de la rompiente de las olas, allá en San Eduardo; ay si usted viera el bote...en fin...y con lo que quitemos del mar, hacer un soporte para el puesto de Cebiche. Tiene que ver como sueña despierto, verlo causa carcajada, es una verdadera risa, él piensa que va a ser un enorme éxito, y que no va haber pescado que alcance, para abastecer el boliche.
-Noble iniciativa.
-O sea que, en quince días partimos todos para la costa.
-El mayor problema lo tiene Miguel, que es casado, con señora y dos nenas, pero Alberto prometió que en poco tiempo va hacer que venga toda la familia con nosotros. Soy el padrino de una de las nenas, y Pablo de la más chiquitas. Creo que entre todos podemos sacar la cosa adelante. Además no quitamos de encima el peso de tener que afrontar los alquileres; en fin estamos muy esperanzados por el panorama que nos pinta en el futuro.
-Y si podemos no volvemos más a Buenos Aires.
-Tengan en cuenta que en invierno hace mucho frío, va a ser difícil que puedan salir a pescar en una embarcación muy pequeña.
-Si usted viera el bote que está por adquirir el bueno de Alberto, creo que no alcanza los dos metros, y el motor es de cinco caballos.
-Está loco, con eso piensa salir a pescar?
-Si, y encima pretende tirar una red, eso si, por suerte esas de mano, las típicas que se usan para pescar desde la playa.
-Y pensar que Serena me acusa de ser un fantasioso volador, un cabeza con alas, pero éste Alberto nos gana a todos nosotros juntos.
En la mesa donde se encuentran Alberto y Serena, se hace presente Enriqueta Beatriz, esposa de Mauricio.
-Hola, que tal?
-Que agradable sorpresa, como anda señora?
-Estoy buscando a Mauricio, que dejó dicho en casa, que venía al teatro San Martín, a sacar entradas para ver una obra de Shakespeare.
Pero justo torcí el cuello con el rostro apuntando para adentro de la pizería, viendo que usted está cenando con una dama.
-Ah, si, le presento a Serena, una amiga de toda la vida.
-¿Ella es la monja que fue su novia cuando fue cura?
-En efecto, pero ahora solo somos amigos.
-Lástima, deberían haberse casado.
Pero que gusto conocerla, siempre me emociono hasta las lágrimas, pues siento una gran admiración frente a esta historia tan vivificante, pienso que ustedes son un ejemplo de vida, que al revés de lo que se pueda pensar, demostraron que el amor entre los humanos es superior a cualquier fe de la mente.
-Tome asiento señora. Nunca sé muy bien como llamarla, si Enriqueta o Beatriz.
-Ese es un misterio que nadie conoce, solo algunas pocas personas saben la verdad de mi nombre real, digamos la ubicación correlativa, pero siempre digo que elijan el que mejor les venga en gana. Medio mundo me llama Enriqueta y el otro medio Beatriz.
-Bueno yo le voy a decir Enriqueta Beatriz, y Serena
Beatriz Enriqueta.
-Alberto necesito decirle algo, no sé como empezar pero lo tengo aquí atragantado.
-Por favor, tome asiento señora, si lo prefiere los dejo solos.
-No, que ocurrencia, puede quedarse, ya no importa nada. Mauricio está saliendo con otra mujer, ah, lo huelo, lo presiento en el aire. Hace días que está esquivo, no quiere acostarse en la cama conmigo, es como que le doy asco.
-No diga eso Enriqueta Beatriz, pasa que está extenuado, exhausto de tanto trabajar a brazo partido, no olvide que están por dar un gran salto.
-No estoy conforme con lo que dice, de pronto supe sé perfectamente que está saliendo con otra.
-Entonces que macana.
Pero resulta que Mauricio está muy cerca de aquí; tan cerca que si toma aire por la nariz, acaso pueda oler la fragancia que despide el perfume francés.
-No me diga, adonde?
-Está de espalda, en aquella mesa, con mi madre y algunos amigos míos, ve? es aquel que está con camisa a rayas finitas.
En cualquier momento nos pasan a una mesa para ocho, más grande. Quédese, no se vaya Enriqueta, no hay porqué temer. Eh, él, igual que usted, iba camino hacia el teatro, pero por casualidad nos divisó, quedándose a cenar, eh, con todos nosotros.
-Porque en cada parlamento que dice se persigna?
-Eh, es que estoy con ella, y temo que el Señor se enfurezca, que nos arrecie la mala suerte, con un sin fin de pormenores por delante.
-Que exagerado. Pobre muchacha, no me la asuste. Pero cuénteme una cosa, después que la echaron como religiosa ¿A que dedica su tiempo? Digo ¿De que trabaja?
-En el servicio doméstico, con cama adentro.
Pero mis patrones se están por mudar a Europa, y me temo que pierdo el puesto, me quedo de nuevo sin trabajo, fin del camino.
-Delante de un final nos espera un comienzo, algo nuevo que nace.
-Si claro. De paso voy a aprovechar a ver si me dedico a otra cosa.
A lo mejor vaya unos días de vacaciones a la casa de Alberto.
-Allá en Mar del Plata?
-Si correcto.
-Ah, que pena, yo me tengo que quedar en Buenos Aires a supervisar el Remanso.
-No faltará oportunidad de volver a encontrarnos.
-Eso espero, no olvide que al verla la emoción fluye por mis venas.
-Beatriz Enriqueta ¿Tiene usted apetito, quiere una porción? Dele, agarre, coma con la mano, suele resultar más sabroso.
-Le agradezco, pero estoy a dieta.
-Con esa silueta perfecta?
-Justamente, para mantener las curvas a los cincuenta, mitad de siglo.
En la mesa principal sea han percatado de la presencia de Enriqueta, por consiguiente el grupo se haya expectante, intrigados, dadas las condiciones, esperando saber que sucederá de inesperado en éste encuentro casual.
-Ana, le pido por el amor de Dios, sea buena, no abra el pico, no quiera hacer de las suyas; está bien, está bien, entiendo su mirada lacónica, quédese tranquila, quédese tranquila, la voy emplear, la voy a emplear, quédese tranquila, pero a sola condición que mantenga cerrada la boca, que los labios le sean bisagras oxidadas. Como pueda haga que la libido se torne un síntoma de crónico recato. Ya verá algún puesto le voy a encontrar.
-Cualquier cosa no, adicionista, cajera, la que recibe el dinero de los mozos.
-Quiere llevarse algunos de cien a la cartera, eh?
-Quiero ser útil y servir. Ah, y deseo estar en blanco, con todos los servicios sociales; ya que no he tenido la suerte de ser agraciada con una pensión del finado marido, aunque sea dentro de siete años me quiero jubilar.
-Amigos, no peleen, aquí el mozo me avisa, que hay una mesa grande disponible, desocupada, que esperamos, vamos a mudarnos.
-Vaya Don nadie, hágase cargo de su señora, que espera, así, como no va a sospechar que algo malo sucede? Que no desea encontrarse con ella. Y de que sino, por cuestión de los famosos cuernos? Después, como el vampiro sangre, va a necesitar buscar culpables, y seguramente voy a estar primera en la lista, vamos que espera?
-Debe ser la primera vez, que la escucho decir algo sensato.
Igual le informo que estamos atravesando una crisis matrimonial.
-Si, pero no olvide, que ella es la dueña de la mitad de todo, porque usted cuando era soltero no tenía tumba donde caer muerto.
-No se preocupe, lo voy a tener muy en cuenta.
¡Querida! Iuju. Aquí estamos.
-Ah, si, ya lo sabía. Los habíamos visto.
-Pero si ellos estaban con nosotros, pasa que querían conversar un poco a solas.
-Te estaba buscando por el teatro, pero justo lo divisé a Alberto y entré a saludar.
-A mi me pasó lo mismo.
-Pero, porqué estamos gritando, si estamos a medio metro de distancia?
-Ah, que se yo, será que estamos sordos.
-Esposo mío, tenga a bien sentarse a mi lado.
-Si claro, y además te propongo que hagamos las pases, y nos dejemos de comportar como chiquillos.
-Estoy muy de acuerdo.
-Bueno, señores y señoras, aquí en esta nueva, por decirlo así, morada, donde ya no quedan, ni bebidas ni que manducar, aun lejos en el tiempo de los postres. Donde cuatro amigos estamos festejando, un nuevo comienzo que nos depara el presente, una nueva etapa, donde, gracias a Don Mauricio y señora, nos encontramos llenos de proyectos, renovadas ilusiones, y esperanzas nuevas, quiero hacerles llegar la propuesta de que entre todos elijamos una nueva pizza grande, y algo para beber; ah, que por favor no sea agua, y que por la cuenta no se preocupen demasiado, pues Alberto será el que invita.
-No hay ningún problema, pidan, pidan, tengo solvencia, dinero con que responder.
-Alberto ¿Que tal, si le pedimos a los muchachos que hagan la prueba de la muzarela? Si sale como siempre después me agrego yo.
-Buena idea Miguel.
Entonces no queda otra que solicitar una pizza de muzarela con doble porción de queso ¡Mozo!
-Vamos a tener que correr un poco las mesas, así nos podemos ubicar uno en cada cabecera.
-No será nada sencillo. Observen la distancia que nos separa, son cuatro las mesas.
-Pero antes, estaría bueno que hablen con el dueño, y que pidamos permiso; es probable que el público se agolpe, armándose otra grupal flor de algarabía.
-Debo aclarar, que de tener apetito, vayan pidiendo otra pizza, porque la que viene en camino la necesitamos exclusiva para la prueba.
-Y reiterando: Si la prueba sale como pensamos, óptima, se ira a agregar Miguel, interpretando al personaje del "cosaco ruso".
Insisto en solicitar que hablen con los encargados del comercio, pues nuestro compañero deberá estar subido sobre las mesas para poder bailar una polkita de aquel país.
Entonces con la mesa, ahora libre de comensales, con solamente la pizza en el centro, se dio paso al rotundo, al esperado, supuesto malabarismo ha por verse.
Antes que nada, Pablo y Rodolfo, muy profesionales prefieren aguardar, como para que tome cuerpo y consistencia, a que el queso se enfríe lo suficiente, con lo cual intentan entretener al gentío, haciendo, enmudecidos, típicos gestos de payasos de circo. Luego de un par de minutos, hunden sus bocas sobre la blanca muzarela, más, al mismo tiempo succionan con sumo cuidado, logrando desprender el queso de la maza; haciendo que las verdes aceitunas rueden, primero sobre la mesada, más luego al piso.
Y lentamente se fueron acomodando hacia las distintas cabeceras del conjunto de cuatro mesas; Rodolfo hacia el lado de la pared, Pablo en dirección al pasillo.
El queso indicado para la mejor pizza se va estirando cual soga de barco. Y una vez conseguido el resultado de la primera etapa, comienzan a menear las cabezas, haciendo que el queso se enrosque, como en una especie de trenza.
Reglón seguido, moviendo las cabezas de un lado a otro, con los mentones aguerridos, la muzarela comienza a balancear su monumental estructura, con forma de trapo, sábana blanca. Todo hasta lograr el punto donde el queso depara una primera vuelta entera.
El público comienza a aplaudir con marcada efusión, incluidos una treintena de peatones, que desde la calle, con los ojos pegados a la ancha vidriera del establecimiento, compiten por una posición de privilegio, que permita ser testigos de lo ocurre.
Por su parte Ana María, quien quizás por primera vez, acaso se vacía, se desprende, se libera, de aquel habitual resentimiento ideológico de corte antimperialista, que siempre la caracteriza, soltando, sin demasiado pretenderlo, una sonrisa de boca con labios turgentes abierta de par en par.
El grueso hilo de queso de muzarella, de gran calidad, gira y gira en forma horizontal, con la sorprendente característica que a más vuelta menos esfuerzo de los malabarista, quienes ahora están con las cabezas solamente erguidas, con un imperceptible movimiento dotado de copiosa fuerza bruta. Por su parte Miguel alienta al público a que acompañen la maravillosa prueba, coreando estridente, solamente la letra e, ayudada de una simple hache, suspendida al ritmo de una polka. Cuando cual gacela, de un solo salto, brinco, Miguel se incorpora a la mesa, ha, por supuesto, danzar, al compás de un delicado suspenso, saltando la soga en comunión con los habitantes de la querida Buenos Aires. Pero a la décima vuelta completa, con el bailarín incluido, se agregaron los sonidos de las copas de vidrio, siendo usadas para golpear las mesas de toda la gran pizería Guerrín.
Ya en los postres, luego de haber comido lo suficiente, y dedicado un espacio importante al sano divertimento, se instala en la reunión, ahora enriquecida por la presencia de todos los integrantes del circulo de amigos, una amena discusión, sobre la diferencia que existe entre imperialismo y globalización.
Quedando flotando en el aire, la idea, concepto que imperialismo, es la dominación que un país ejerce, por lo general, sobre otros. Mientras que globalización, es un término de política idealista, que intenta hacer que el mundo se rija en forma unida, pero sobre todo en lo concerniente al aspecto económico, de libre comercio en un justo contesto de contención por parte de las grandes potencias.
Y por allí, alguna opinión un tanto insidiosa, en concreto, por parte de Alberto Sergio Segovia, agregando, a modo de ejemplo total, que el scoutismo mundial resulta ser un excelente ejemplo de lo que significaría la acción de globalizar, con ello afirmando los valores morales más excelsos, imponiendo costumbres correctas, educadas y sensibles, por tratarse de algo necesario de contenido universal, fuera de cualquier discusión entre personas civilizadas, creando algo así como un paraíso, en el mundo nuestro de cada día, en el venerado planeta tierra.
El interior de Guerín es una prolongación de la avenida Corrientes, o mejor dicho de San Martín peatonal, se aspira un aire de trascendencia, de finales de carnaval.
Son casi las cinco de la madrugada, la reunión acaba. Se pueden observar algunas caras de cansancio, pero a la vez quien más quien menos todos tienen dibujada una sonrisa de niño a orilla del Nilo. Ha sido una velada que ha traspasado los límites de lo previsible, en un lugar donde cada día se renueva el asombro, propios y ajenos son lo mismo, personas que ahora ocupan un espacio físico concreto de Buenos Aires, pero también otro lejos de la muerte, nadie puede escapar de sentirse un pariente del otro que tiene al lado, como engarzados por la sangre, en comunión con la saliba, por gracia, obra de un troquel, una estampa en la reina moneda oficial. Una fusión de recuerdos recientes, en un presente que se transforma en muchos espíritus, que arde en llamas invisibles que nunca se han de consumir; y están embriagados de un expectante gracia eterna, burbujeante hilaridad y espuma, con las alma detenidas en suspenso para enseguida continuar.
Aun de agujas temprano, donde unos van y otros vienen, con marcado cordón en común, claro, de distintas latitudes que ofrece el bondadoso destino, aunque salidos del mismo panal, muchos en diagonal, panal de miel que ofrece variadas propuestas de quedarse o huir saliendo para afuera. Pero visto desde lejos, en un mega horizonte virtual, hoy hay algo en común entre los habitantes, que llama poderosamente la atención, como trompeta que no vemos sonar, aun del peor distraído del horizonte, que ignora en que raya vive, o de los ojos que permanecen de la noche anterior indemnes del fragor de las estrellas en la piel.
Tienen algo en común, los testigos de la espesa bruma, con además el rostro del trajín dibujado en la cara, más los recién despertados del sueño, y de soñar; y es ésto, en común, vaya sentido estético en común, de postura física en común; que idénticos que nuestros protagonista, a lo mejor los responsables de un groso milagrete, apostados en la vereda beige, como esperando acongojados la ineludible despedida, y es que están relajados, flojos los músculos que saben a leucemia, con los brazos caídos, con derrotados los huesos; y del prisma que se desprende en la galaxia, a lo sumo, una mano entre tantas, quitando del cuello un mosquito perdido del vago sol, en la ciudad enamorada de sus fieles seguidores, hijos de cabinas de chapa, y de la intemperie con bruma de la Capital Federal.
Mauricio, aun con la sospecha, que Ana, hubo puesto al azar una astilla de vidrio en una de la porciones de la pizza de fugazeta, empezando por ella, estira el brazo para saludar de a uno en uno a todos. Pero es Pablo quien palmea su nuca y lo estrecha en un fuerte abrazo, que lo pone de costado y lo hace un tanto trastabillar; ahora, el dueño del Remanso, desistiendo de ofrecer la mano como única alternativa, de símbolo del adiós.
Finalmente, Mauricio luego de saludar, se ubica al lado de Enriqueta, enhebrando el brazo con el de su esposa, y lejos de una retirada, aunque resignado a emprender la vuelta a casa, propone ir a desayunar, no consiguiendo la aprobación de ninguno.
Guerrín apaga las luces, cierra los ojos para descansar, desde adentro los mozos saludan con entusiasmo, siendo que han trabajando más de la cuenta, quedándose un par de horas más de lo habitual; nadie se queja ni pide retribución extra, ni llamado a paritarias.
Rodolfo, por cada saludo emite un chiflido, pero en el caso de Ana María, un largo soplido, suave, de cabeza al vientre, donde por respeto, de pronto se detiene, como queriendo limpiarle el alma de tanto resentimiento hacia los scout.
Sererna, no despegando el brazo del hombro de Alberto, levanta una mano de títere o molino, para ofrecer al conjunto, un saludo de palma al descubierto; por cada uno despegando, al instante aterrizando, volviendo a depositar la palma donde se encontraba, en el hombro derecho del gran colorado Alberto, ex cura con abundantes rulos, luego de expulsado sacerdote devenido en genial chef, pero a futuro capás que caficho del jamón que fuera monja, y pescador pescado de tan solo muelle con medio mundo alquilado, más finalmente quien sabe, a lo mejor bañero de la Perla o coupier de casino del hotel Provincial.
Es como si nada quedara por decirse solamente saludar y hasta la próxima aventura. Pablo y Miguel optan por dar un beso a cada uno, y de allí a más luego encontrarse.
Decir que es tarde ya, se debe a que la fiesta no tiene fin, sin dudar es más día que de blanda oscuridad, todo comenzó ayer a las veintiuna horas, pero nada, pasado y presente siguen siendo parte de lo mismo; están cansados, malo sería que no registren en la mente lo que el sabio cuerpo indica. Que el mundo gire no significa que ellos deban tomar nota de ello.
El matrimonio Toledo, debido a que impera una intriga importante, en breve, se ha de dirigir a la playa de estacionamiento, en busca del auto que tienen en común; hecho previsible, pues si bien Enriqueta arribo en taxi, no existen motivos para regresar por separados.
Diferente ocurre con Alberto y Ana María, quienes pernoctan a escasos doscientos metros.
Pero los amigos deberán volver en la legendaria chata, termino que se utiliza para describir una camioneta, en esta oportunidad una Ford Efe Cien, modelo setenta y tres, aprovisionada con equipo de gas.
El enigma es descifrar donde y como ha de ir Serena en lo que reste del día; aun se desconoce su paradero, pero no obstante Miguel Contreras, la invita a sumarse al viaje, con la promesa de hacerle un lugar en la cabina, y que en cambio los compañeros viajen en la cajuela a la hermosa intemperie.
No obstante la actitud de recato, Beatriz Enriqueta pregunta con liviandad.
-Serena ¿Se puede saber donde vives?
-Eh, pasa que estaba trabajando como sirvienta en una casa con cama, y como renuncié ahora estoy en una pensión, allá en Mataderos.
-Lo imaginaba, por eso te pregunto, entonces ¿Quieres venir a nuestra casa? Eres bien venida. Calculo que Mauricio no ha de presentar objeciones ¿Que respondes?
-Es que debo regresar a la pensión, he dejado atrás muchas cosas pendientes.
-Quedarte con estos tres buitres, eso no lo podemos permitir.
-No se preocupe Beatriz, confío en ellos pues son hombres de bien.
-Si, de, ¡Bien tenemos una chica en el auto!
-Igual sería incapaz de hacer el amor con tres hombres.
-¡Es que la pueden violar!
-Eh, no señora, por favor, que dice, piense, somos buenos muchachos, estamos bien educados.
-Beatriz Enriqueta, conozco a Alberto y doy fe de ello.
-No me haga caso, es solamente una broma, sé perfectamente que los señores son personas formidables, educadas, incapaces de hacer mal a nadie.
En realidad, quiero que venga con nosotros, deseo mostrarte el placard, que veas mis cosas, a lo mejor te pueda obsequiar alguna prenda que ya no uso, un tapado de piel de zorro por ejemplo.
-Querida, por qué mejor no dejamos, que ella decida lo que tiene que hacer, no es una nena, es una mujer responsable.
-Está bien, entonces vamos.
-Adiós Beatriz, le agradezco tanto la invitación, es que tengo un millón de cosas que hacer; como una tonta he dejado acumular una pila de cuestiones importantes que ahora tengo mucha tarea pendiente.
-Chau linda, es que te veo tan indefensa.
-Señores, si aguardan un momento traigo la chata hasta aquí y nos vamos.
-Dele, vaya, lo esperamos.
-Miguel, mejor te acompaño.
-Bueno, pero apúrate, tengo prisa.
Vos Rodolfo, entretiene a esta gente hasta que vuelva.
-Comprendido.
-Por mí no se hagan drama, yo estoy a tan solo dos cuadras, me vuelvo solita.
-Es muy tarde. Nosotros también nos retiramos.
-Hasta mañana.
-Pero que dicen, si es de día, al mediodía nos tenemos que encontrar.
-Por eso, va a ser mejor que vayamos a descansar. Basta de pruebas de circo.
-¿Ven esta alcantarilla? De esta alcantarilla, que aun conserva agua de la lluvia de ayer, y que además se comunica con la cuenca del plata, voy sacar, a quitar de las profundidades, ha pescar un pescado de mar, un hermoso pejerrey, acaso unos de los peces más bonitos que existen. Llevo conmigo, siempre traigo conmigo, una linea de pesca, es decir una tanza, con señuelo de pesca en uno de los extremos.
-Uy, vean ésta prueba que está fantástica, no se puede creer, hace veinticinco años que la vengo viendo pero aun ignoro como lo consigue; ni tengo la menor idea como lo hace.
-Señoras y señores, querido público de la ciudad de Buenos Aires, como ven aquí, voy introducir en el hoyo, este señuelo, y antes que cuenten hasta diez, tendremos un pescado de verdad, pero aviso que luego lo voy a devolver al agujero, pues según tengo entendido, este se comunica directamente con el Río de la Plata. Por estás épocas, en verano verano, se trata solamente de un pez de mar, pero en invierno lo podemos encontrar nadando en aguas dulces. El que en breve iré a pescar, será uno que ha salido del cardumen para venir a animarnos la fiesta.
Aquí lo tienen ¿Es bonito verdad?
-Oh!
-¡Que increíble!
-No voy a poder dormir esta noche.
-Bueno bien, pero ahora de nuevo al agua.
-Déjalo un poco más ¿A ver?
-No, no, no, lo mejor será que vuelva a nadar.
-¡Bravo!
-Gracias.
-Allí viene Miguel con la camioneta.
-Que rápido.
-¿Y el hilo con el anzuelo?
-Lo guarde, está tranquilo en el bolsillo.
-Mentira.
-No, si, aquí lo tengo.
-Joven no le asesto el bolsillo para que Mauricio se mantenga tranquilo ¿Donde metió esa cosa que sirve para pescar?
-Otro día te cuento. Ahora va ser conveniente que subamos a la chata.
-¡Un momento, de ninguna manera Serena va a subir a ninguna mugrienta camioneta!
-Otra vez con lo mismo ¿Por que se arroga el derecho de las personas?
-¡Por qué si! Porqué no quiero que la vean retirarse con tres sujetos fornidos. Porqué en pocas horas nos hicimos amigas, y ahora no voy a permitir que la gente ande pensando barbaridades.
-Pero si somos amigos, ninguno tiene la menor intención de tocarle un pelo.
-Vamos que aquí no puedo estacionar o permanecer detenido.
-Mire Beatriz Enriqueta, no se haga mala sangre todo va a estar bien.
-¡Dudo!
-¿Y si voy a lo de Alberto, usted se queda más tranquila?
-Prefiero.
-Nada de eso en casa no tenemos lugar.
-Sea buena Ana, yo me acomodo en cualquier parte.
-Dale vieja, permita que venga, hacemos que duerma en el sofá.
Está bien muchachos, se queda en casa, vayan nomás.
-Que raro. Desconfías de los tres chanchitos pero del lobo feroz ni un poquito?
-Vos que te pensás, que no me doy cuenta que esta chica es prostituta.
-Habla más bajo, que te puede escuchar.
-No quiero que piensen que somos proxenetas.
-Ay, mi amor, deja de tonterías, como va a ser monja y ahora una prostituta.
-Eso es lo único que no me cierra, por lo demás por la pinta es un gato total, no me digas.
-Nada que ver, es una buena chica.
-No digo que sea mala, pero si que patina.
-Y con todo pretendes llevarla a casa.
-Deja de engañarte, estamos en crisis, nos estamos por separar, por eso, yo ya no quiero estar con un hombre, me las prefiero arreglar con una mujer.
-Pero para un poco loca. Vos estás borracha.
-Un momento, silencio, después la seguimos en casa.
-Si me dan a elegir, prefiero quedarme en el departamento de Alberto y su querida madre.
Deseo que eviten que la sangre contamine el torrente por cuestiones que carecen de trascendencia, no hay porque temer, siempre vamos a seguir siendo amigos, y no van a faltar oportunidades de volver a encontrarnos. Si no estoy equivocada en breve vamos a estar todos en Mar del Plata, y nada menos que en la inauguración del Remanso, bueno ahí los quiero ver reunidos conmigo como hoy.
-¿Sabes que ocurre? Y debo reconocer que siento angustia. Que yo tengo que quedarme en Baires a cuidar el Remanso de aquí, y temo que te perderé de vista ¿Entiendes?
-Si pero igual, en algún momento combinamos, y...
-Perdón que te interrumpa. Esperá.
Mauricio quiero ir con ustedes a Mar del Plata. Perfectamente puedo ocupar el cargo en la caja, de adicionista. Y que en buenos Aires quede a cargo de la organización el actual encargado. No veo porque tenga que ocupar el lugar de otro.
-Mi señora, disculpe, pero esa vacante está cubierta.
-Y usted que sabe?
-Ay, por favor Ana María, deje las cosas como están.
-Y vos porque estás están nervioso. Exijo una explicación.
-Pasó que... antes que llegues... estuvimos conversando, haciendo planes...y pensé que podría ser interesante ofrecer ese puesto a la madre de Alberto; como para qué pueda sustentarse, otorgando un poco de aire económico y de compañía al hijo pródigo.
Alberto tiene diferentes proyectos, quiere construir una casa, comprar un bote, ayudar a los amigos, necesita ahorrar, y bueno, conociendo, sabiendo de la honestidad y lucidez mental de la madre, le propuse a la señora, estar atendiendo la caja.
¿Está mal?
-Quiero ir aunque sea de lava copas.
-Mauricio, va a ser conveniente que marchemos a descansar, en pocas horas tenemos que estar nuevamente al pie del cañón.
Serena está cansada, mi madre también. Los muchachos mal estacionados, como esperando una orden para retirarse.
Ha sido una noche larguísima, y ahora el sol, dando, entrando por los ojos, produce un mal sueño de tipo incontrolable, los párpados caen, pegándose a los pómulos de la cara; en conclusión, temo que Miguel del bruto sueño, estrelle la cabeza contra el volante perdiendo el control de la situación.
Demos por terminada la celebración. Ha sido una velada fantástica, no malogremos lo sucedido.
-Es que mi señora está súper angustiada, además los muchachos que no mueven el trasero, con los colmillos afilados chorreando saliva, como diciendo: Como se nos escapo ésta preciosura. Esto la retiene peor, calculo que hasta que no desaparezcan no va a querer partir, no sé, está como poseída por ésta Serena.
Y encima tu madre que quiere contar todo. Maldigo la hora en que metí la cabeza en tamaña guillotina.
-Quedate tranquilo, la cosas van a mejorar, somos buena gente. Lo reconozco, mi madre está algo enferma de la mente, pero vas a ver que no dice nada. Esperá, no te impacientes.
-¿Medio loca? Está súper piantada, chiflada, loca ¿Sabes, que hizo en la cena? Le puso un vidrio molido en una de las porciones, y le toco a Rodolfo, que por milagro no lo hubo tragado, te lo juro.
-¡Miguel! Vayan, Serena se queda con nosotros, no la esperen más, vayan te digo.
-¡Alberto! Esperá, mejor vayan ustedes, se acaba de desinflar un neumático trasero, para peor del lado del cordón, más como broche de oro, ahora recuerdo que el gato está roto, gira y gira pero en falso, ni sube, ni baja, queda siempre en el mismo lugar.
-Que macana.
-Bueno, Alberto, nosotros nos vamos, ya no tenemos nada que hacer.
-Alberto pregúntale al patrón, si por favor nos puede prestar el crique del auto suyo.
-Mauricio, sería mucho pedir que venga con el auto hasta aquí y nos facilite el crique.
-A ver esperá, deja que lo consulte con mi señora.
Enriqueta querida, Beatriz, aquí los boys quieren que venga con el auto, y que les facilite la herramienta para levantar el rodado y poder cambiar la goma. Que respondo, pues no deseo que después más tarde empieces a reprimir con múltiples rezongos del bandoneón de Pichuco.
-Y dale traelo, no los podemos largar en banda.
-Bueno. Entonces. Chicos esperen que enseguida regreso.
-Muchas gracias Mauricio, un genio igual que la querida Enriqueta, una masa.
-Queridos amigos, madre, mientras pacientemente esperamos, quiero pronunciar unas palabras, que en definitiva representen un cierre a esta reunión que por primera vez tuvimos como grupo. Digo grupo por que de alguna manera vamos a estar todos juntos en Mar del Plata, ante el gran desafío de conquistar al público con sabrosos manjares buena atención; y además ésta idea de Mauricio, de devolver un poco de lo que tanto nos brinda el destino, con obras de caridad, y también de gozo, pues seguramente esos frutos del mar cocinados sin fuego, con amor y limón, harán de las delicias al maravilloso pueblo de la Argentina.
Celebro que nos hallamos podido conocer en profundidad, que incluso hayamos simpatizado, y que en el futuro cercano además seamos compañeros de ruta y de trabajo.
Este percance de la goma desinflada es nada comparado con todos los pormenores que deberemos enfrentar, pues tenemos en el horizonte un ejercito de vicisitudes esperando como para enfrentarnos en cruda batalla. O sea que los obstáculos deben transformarse en puro divertimento, o simplemente vulgares preparativos que sean cosquillas y no dolores. Nada debe frenar el éxito inminente, permanezcamos unidos, no confrontemos por pavadas. Insisto en decir que tenemos por delante mucho trabajo, que nada será en vano si conseguimos el objetivo de prolongar el éxito de Buenos Aires en Mar del Plata, y más luego en Punta del Este, y después en París, y así en todo el planeta, y que con ello el Remanso sea una palabra que se pronuncie en todos los idiomas que existen. Que de rebote ese puesto de Cebiche resuelva el hambre del mundo, pero con la particularidad que en los océanos haya más vida, pues iremos a fecundar, a procrear, tanto como sea necesario para que el mundo entero disfrute de sus beneficios. Vamos a crear una fornida flotilla de embarcaciones, que irán a surcar el mar, con total descaro, desenfado, de manera profesional, poblando de redes la superficie total de las inmediaciones de las playas de la provincia de Buenos Aires, vulnerando cualquier obstáculo que se interponga en contra de nuestras ilusiones.
-¡Mauricio! Gracias Mauricio.
-Tengo malas noticias.
-¿Que pasó?
-Han abierto el baúl quitando la goma de auxilio y todo las herramientas que tenía incluido el crique.
-Que macana.
-Presenté una queja, pero debo esperar hasta mañana, ellos dicen que el hecho ocurrió fuera de la playa de estacionamiento. No sé que pensar. Lo único que se salvó es este trípode de hierro que se utiliza como caballete para la construcción.
-Tengo una idea que tal vez resulte.
-Ay, y ahora que Alberto, por que mejor no llaman a la grúa del seguro.
-Vamos a probar, si no sale, hacemos lo que vos decís.
-Que vendría a ser.
-Cuando nosotros levantemos la camioneta, vos coloca el trípode debajo del chasis, justo aquí vez?
-Pero como van a levantar semejante mastodonte.
-Es solamente un costado, no es tanto, vas a ver. Pero antes ¡Miguel! Avanzá un poco la chata como para que se despegue del cordón.
-Entiendo.
-Ahora aflojemos las tuercas de la rueda.
-Listo.
-Bárbaro. Hagamos el siguiente cálculo, a ver, o sea, como el neumático está en yanta, vamos tener
que levantar unos doce centímetro, para lo cual este aparato debe estar en este punto. Yo creo que así esta bien.
-Tanto van a poder levantar ¡Que fuerza!
-Y no queda otra, caso contrario, como dice su marido, habrá que llamar a la grúa.
-Estamos todos listos? Entonces a la cuenta de tres, hacemos fuerza, y vos Mauricio sin dudar colocas esto aquí, entendido.
-Entendido.
-A la una, dos y tres ¡Arriba!
-Lo logramos.
-Otro milagro.
-¡Viva!
-Después que ajustemos las tuercas, con otro leve golpe de fuerza, pum para arriba, usted Mauricio ira a sacar el caballete, y listo.
-Che Miguel, mire, mire esa manga de humo negro.
-Es un incendio, está a pocas cuadras de aquí, diría que a seiscientos metros.
-Ay Dios mío, eso queda a la altura de El Remanso.
-¿No será El Remanso?
-¿Alberto, está pensando lo mismo que nosotros?
-Si, que macana, pero a veces pasa que uno piensa que está cerca pero en realidad está mucho más lejos.
-¿Querido viste esa cortina de humo, no será el restaurante?
-Por que mejor no vamos a ver que sucede.
-Madre, vaya con Serena al departamento y esperen allí.
-Por mi no se hagan problema, yo me tomo un taxi y mañana nos vemos.
-Nada de eso, usted señorita se queda en casa, tenemos muchas cosas que conversar.
-Prefiero ir con ustedes.
-Démonos prisa Alberto, tengo la certeza que se trata de El Remanso.
-Si pero vayamos con prudencia pues si nos para la policía vamos a tardar mucho en llegar.
-No escucho sirenas ni nada.
-¡Que espanto!
- ¡Muchachos! El Remanso se encuentra a pasos del congreso, sobre la avenida Rivadavia, nos va a convenir bajar por Viamonte, hasta Rodriguez Peña, y de allí subir, salimos justo.
-Vos Serena vení con nosotros, que la madre de Alberto vaya en la camioneta.
-¡Vamos que esperan, salgamos!
-Mauricio vaya usted adelante.
-Que no nos tiemblen los pies si hay que pasar algún semáforo en rojo.
-Yo voy a ir sacando un pañuelo blanco por la ventanilla para que piensen que se trata de un herido.
-Si de acuerdo, pero mejor voy tocando la bocina todo el tiempo.
-Estás cuadras se hacen interminables, siento como si estuviera siendo operado sin anestecia.
-Tal vez sea como dice Alberto, y se trate de un error de apreciación.
-Como puede ser tanta mala suerte, justo ahora que necesitamos despegar.
-No te preocupes, El Remanso en Mar del Plata vas a ser todo un éxito y vamos a salir a flote.
-Tengo la camioneta pegada detrás, como maneja este Miguel.
-Ya estamos llegando, no caben dudas que como mínimo se trata de un siniestro muy cerca de la cantina.
-Ahí lo tienen, es el propio Remanso.
-Ni noticia de los bomberos.
-Enriqueta hace el favor y llama enseguida.
-No tengo crédito.
-¡Como que no!
-A ver dejen que llamo con el mío.
-Gracias querida, vos siempre tan atenta.
-No contestan.
-Los muchachos rompieron la puerta y ya están adentro.
-Las llamas llegan hasta el techo.
-Aquí no va a quedar nada.
-Hijo, ten cuidado, pueden quedar atrapados.
-Uy que bueno, están usando las bocas de emergencia y los matafuegos.
A este Alberto le voy a levantar un monumento.
-Mauricio, por favor, unos minutos más de espera y ya pueden entrar, tenemos dominado el siniestro, solamente persiste la luz de una vela. Quiero que seas testigo de como El Remanso sigue vivo, de como con una pequeña inversión salimos nuevamente a flote. Tuvimos la suerte que las llamas se aferraron a las cortinas y manteles, y que luego muy orondas cometieron el error garrafal de marchar hacia el patio donde tienes el invernadero, haciendo que el fuego iluso se quede entretenido con plantas y flores, que las vigas de roble permanezcan apenas chamuscadas. En cuanto al sector de la cocina, las llamas treparon por el empapelado de las paredes que lindan con el salón dejando intacto todo menos aquellas manijas de madera y negro acrílico que acompañan a los utensilios más importantes. Sin duda amigo hemos tenido la suerte del campeón, de la hormiga solitaria donde no corre viento y la pendiente se enfoca hacia abajo, con el trozo de verde hoja erecto en el lomo. Si lo que pretendías era ser parte de un milagro pues aquí lo tienes, si lo que deseabas es que la cantina sea eterna y duradera pues con unos pocos pesos extras lo habremos de lograr. Sonríe amigo, se nuevamente feliz.
-Por más que llamo y llamo a los bomberos, es increíble, o da ocupado o no contesta nadie.
-No llames más, cuando entremos iré a apagar las cenizas con lágrimas; y con orina pues me estoy haciendo encima.
-Ahora si que voy a poder y ir a Mar del Plata con ustedes, puesto que por más que hayan dominado el fuego con soltura, aquí tenemos como tres meses de amplias reformas. E inclusive más, quisiera que en este tiempo, de arduo proceder, donde impera en la atmósfera la gran incógnita de que nos irá a deparar el destino en suerte, desearía que con mi marido vivamos una segunda luna de miel, hacer recaer el peso de El Remanso, sobre los fuertes brazos de Alberto y compañía, y que con Mauricio empecemos un nuevo romance, estando todo el día amándonos con pasión desenfrenada, todo en paralelo a lo que estimo ha de ser una gran sorpresa en positivo, que hará que la cama sea un colchón de pene y vagina, de pija y concha.
-Después más tranquilos lo hablamos de nuevo.
-¡Mauricio! Adelante, hemos acondicionado una mesa redonda como para seis personas a metros de la vidriera, y rescatamos una botellas de caro champagne, que si bien están las preciosas un tanto tibias, con todo lo malo, van a servir perfectamente para brindar por la buena nueva oferta que nos depara el hermoso destino.
-Te juro, Alberto, que levanto una estatua, un manolito, con vos parado y tus tres compañeros sentados a tus lados, con sombreros de bomberos y mangueras en las manos. Y una frase que diga: Estos cuatro viejos socuots son los ángeles protectores del nuevo El Remanso desde ahora por la entera eternidad.
Hazlo saber a tus camaradas.
-Gracias. Pero, no queriendo preocupar su sabia alegría, debo informar que hay algo raro que sucede.
-¿Que?
-Estamos escuchando debajo de unos escombros en la zona del depósito, unos quejidos de dolor, alguien que gime por estar agonizando.
-Que horror.
-Disculpe la ignorancia, pero usted Mauricio ¿Tiene algún sereno que cuide por la noche?
-No Miguel, si es por ello quédese tranquilo, no hay motivos porque preocuparnos.
-¿Será algún cliente que ha quedado de la noche anterior?
-Ni idea, pero no creo. Por qué mejor no vamos a socorrerlo.
-¡Vamos Alberto! ¡Rápido!
Confiemos en el operativo rescate, que los buenos muchachos están trabajando en ello. Aunque, eh, igualmente preferimos que se queden esperando en la mesa, tengan un poquito de paciencia que en breve tendremos novedades.
-¿Y mientras tanto?
-Voy a llamar una ambulancia.
-Buena idea.
-Y pensar que nos estábamos por ir a dormir; de no haberse pinchado el neumático, El Remanso hubiera sido una hoguera, se hubiera consumido entre las llamas, hubiera ardido como papel barrilete.
-La Divina Providencia.
-¡Atención!
-Escucho voces de algarabía.
-Vayamos a ver que sucede.
-Que desgracia, tampoco puedo comunicarme con el servicio de emergencia.
-Un momento, deja el llamado pendiente, escucho gritos de inmensa alegría, a lo mejor no haga falta una ambulancia.
-Miren ahí vienen directo hacia aquí, vuelven trayendo a un herido metido en un gran mantel.
-Despejemos la mesa que seguro lo quieren acostar sobre ella.
-Bien pensado.
-¡Abran cancha! Vean que pintura, aquí tenemos a nuestros héroes otra vez dando muestras de ser soldados del bien.
-Que aquí estamos todos con vida, con buenas noticias, y verdadera sorpresa extra.
-Por desgracia se salvó de milagro.
-Pero que dicen ¿De quien se trata?
-¡Del falso inspector!
-Pero como puede ser, si está muerto, no es que estaba muerto?
-Si eso, como puede ser?
-Contesta, canalla.
-Falto sacarle el polvo de la cara, para encontrarnos con esta basura.
-¿Eres un espectro?
-El maldito, es el que originó el fuego. A su lado hubo un bidón con combustible inflamable.
-Habla, dinos, como es que vives?
-Eh, ah, pasa que soy el hermano.
-¡Mientes! Siempre mientes. ¿Acaso no sabes hacer otra cosa que mentir?
-Es vedad, soy su hermano gemelo. He venido por venganza.
-¡Charlatán!
-A lo mejor sea cierto lo que dice, no es nada extraño que existan hermanos gemelos, por otra parte la justicia dio cuenta de la muerte del falso inspector.
Pero...¿como cuernos se llama?
-¿Como se llamaba? Todo el mundo tiene un nombre.
-No sé, no sé, pregúntenle a Miguel que es quien lo mató, y luego, pobre, debió soportar el juicio. Aquí está la prueba rotunda de que son unos vándalos.
-¡Hablá puto!
-No contesta.
-Está shoqueado.
-Rodriguez, de apellido, ahora estoy seguro.
-Manuel Rodriguez, creo.
-Creo, creo, para ustedes no existen las precisiones todo creo, creo, me parece, tal vez, puede ser.
-Calma no desesperemos, mantengamos la unidad.
-Si es verdad, es correcto, pero yo soy Sebastián Rodriguez, hermanos gemelo de Manuel, aquí traigo el documento.
-Más te vale que sea cierto.
-Vamos a cortar le las cuerdas vocales, y a criarlo en una jaula como a una fiera peligrosa.
-Ay, que dicen, mejor llamemos a la policía.
-No, aquí el jefe es Alberto, y en adelante, vamos hacer lo que el diga.
-¡Silencio!
-Vamos a torturarlo.
-Traigan un cable.
-No hay luz.
-Pero que dicen, el boliche es mío y aquí mando yo.
-Pero ustedes que se piensan, que vine a este mundo a tener que tolerar a esta gente, resulta insoportable e inadmisible aguantar a estos malditos vividores, no reconocen límites, es un ir por todo permanente, un matar o morir.
Nosotros cuando tenemos hambre limpiamos letrinas, hacemos, por escasos centavos, cualquier cosa que la sociedad necesite, y reconozca con algún tipo de paga, tratamos de ser útiles. Aunque tengamos que transgredir algún tipo de norma, no importa, allí estaremos colaborando para engrandecer la patria. Cada uno de nosotros sabe que el amor se traduce en acciones que beneficien a la persona adorada, nuestra moral funciona con la proa apuntando hacia el bien, al contrario de esta gente que lo único que pretenden es exprimir al entorno como naranja para jugo...
-Tranquilo Miguel, que vaya preso y que pague con encierro.
-Pido permiso para disentir con ustedes, en el sentido de establecer una denuncia y que vaya preso. No quiero más problemas, podría ser un búmeran y a la consabida vuelta cortarnos el cuello en rebanadas. Él podría querer embarrar la cancha argumentando que nosotros lo secuestramos y que luego prendimos fuego la cantina como para cobrar el seguro, de hecho los abogados le pedirán que diga eso; y aparte, continuar queriendo demostrar, la inocencia del hermano, por el crimen del que fuera víctima.
-Pero que habla Mauricio, piense un poco lo que dice, aquí la causa quedo archivada, desfilaron cientos de testigo, agradecidos de que ese maldito estuviera muerto, todos aterrados por el accionar de esta gente, por poco lo felicitan a Miguel.
Aparte mire lo que siguen haciendo, suerte que no debemos de lamentar víctimas fatales, lo único, lástima que él mismo no ardió en llamas. Venganza, de que venganza hablan, que uno se defienda para no perder la vida? Ni siquiera tiene cojones para aguantar lo que el espejo les devuelve.
-Vos quedate ahí desgraciado.
-Insisto en decir que lo más conveniente será dejarlo ir, y continuar como lo veníamos haciendo.
Tal vez ustedes no entiendan lo que significa para nosotros, digo, mi señora y yo, estar metidos en este tipo de problemas, nosotros somos gente fina, comerciante si desde luego, pero siempre manteniendo una postura de vida ligada al buen gusto, la sana alegría, el digno esparcimiento; lo que ustedes propones suena como mínimo aterrador, quisieramos dejar que pase este mal trago y seguir para adelante.
-Usted Mauricio no entiende que si lo dejamos ir mañana lo tendremos nuevamente queriendo hacerlo presa de una extorsión, o algo peor.
-Prefiero correr con ese riesgo.
Vengan que les quiero decir algo más. Vos también Enriqueta, quiero que escuches lo que voy a decir.
-Y yo que hago, sigo llamando a la policía.
-No, mejor esperemos a ver que decidimos.
-Entonces voy hasta el kiosco a comprar cigarrillos.
-Vos no te muevas de ahí o te cortamos las venas.
-Que me voy a mover si estoy hecho pelotas.
-Usted Ana María al menor movimiento avise.
-Correcto.
-Bueno entonces formemos un circulo, quiero que escuchen lo que voy a decir.
Quiero dejarlo ir lo antes posible pues si este hombre no regresa habrán de venir sus seguidores y es probable que se arme una guerra sin fin. Inclusive no sería raro que estén en las inmediaciones...
-Oiga joven, quizás no vaya a entender por qué diablo le digo ésto, pero no importa, escuche y proceda, el dueño, el tal Mauricio, está saliendo con la señorita que fue salió a comprar cigarrillo, se llama Serena, le está metiendo los cuernos a la mujer y ella no sabe nada. Tiene tanto miedo que se entere que sería capas de suicidarse.
-Uy, gracias señora, usted si que es familia, gracias, después cuando salga de este lío, nos contactamos, la recompenso, y a estos imperialistas les hacemos pagar por el mal trago.
-Eso, eso, imperialistas, quiero ver a todos estos, bien muertos. Mire muchacho tengo unos ahorros escondidos, no habrá posibilidad de matar aunque sea a uno.
-No es a lo que me dedico, pero la puedo contactar.
Pero mire que estamos hablando de una sabrosa cadena perpetua.
¿Cuanta plata tiene?
-Y son unos billetes que de tanto estar escondidos están un poco enmohecidos, digo, no están con los diez puntos.
-Si pero cuanta hay.
-Y unos doscientos millones de pesos...
-Unos que?
-Lo que escucho.
-Pero con eso los puede matar a todos, y si lo desea algunos más.
-No, con uno solo me conformo. Aparte no me puedo quedar sin nada.
-¿Cual?
-Se lo digo y me deja tranquila hasta que nos veamos de nuevo?
-Se lo juro.
-A mi hijo.
-Ah lo tengo cruzado en el esternón, él puso al otro para que lo mate a mi hermano.
-Opino lo mismo.
-Vine a quemar El Remanso para que lo echen, para que el dueño se arte de él y lo eche, para que quede sin trabajo y cuando vuelva al puesto de las tortas fritas volverlo loco, robarle la camioneta, todo lo malo que le pueda hacer.
-Che, y lo otro que le dije...
-Usted que dice, que lo haga yo mismo?
-Y estaría bueno, que quede entre nosotros dos.
Que lo que vaya a suceder quede por siempre entre nosotros.
-¿Como podría hacer para escapar?
-¿Como siente el cuerpo, cree que podría correr?
-Estoy bastante dolorido pero si.
-Voy a fingir un desmayo, los cuatro scouts querrán enseguida socorrerme, y seguramente lo olvidarán por un momento, entonces aproveche y escape sin volver la vista atrás.
-No creo que resulte, ellos son muy veloces, antes que llegue a la esquina voy a estar atrapado sin salida.
-Tal vez si me toma como rehén.
-¡Hemos decidido dejarlo ir!
-Silencio. Mejor esperemos.
-Pero queremos que sepa, que las cámaras de El Remanso, y seguramente de los comercios linderos, han registrado su deplorable accionar.
Personalmente entiendo, como es natural, que usted ha sufrido mucho la pérdida de su hermano Manuel. Pero, no a modo de compensación, pues ha quedado demostrado que la culpa fue exclusiva de él y que nuestro hombre actuó como para defender la vida, sino, en especial, para palear un poco dicho feo sufrimiento, es que, en fallo dividido, hemos decidido dejarlo ir, perdonarlo, más, no establecer ningún tipo de denuncia.
Pero eso si, no lo quiero volver a ver, déjenos en paz, tenga siempre presente, no olvide, que no solo esta charla, sino todo lo que ha sucedido aquí, ha quedado registrado en aquellas cámaras.
Vamos váyase, que espera.
-Espere. Hubo un momento que solté una flor de maldición hacia usted, una puteada, son impronunciables las palabras que emergieron cual bilis, pregunto, pues siento un tanto de vergüenza ¿Eso también queda registrado? Por que sino en Hollywood no me han de querer contratar.
-Vaya tranquilo, que solo queda grabada la imagen, no el sonido.
-Ah, bueno, está bien...entonces, hasta siempre camaradas.





Cuando Sebastián sale, se cruza con Serena que regresa de comprar cigarrillos, éste lanza una mirada fulminante y amenazadora, que por la prisa que lleva queda flotando en el aire.
En cambio Serena, solo se siente atraída por como ha quedado El Remanso, con las paredes pintadas con humo negro, columna raídas por el fuego; con las huellas del pasado de un presente tranquilo inmerso en una victoria triunfal, por gracia de éste ejercito de muchachos empedernidos, obstinados en lograr el milagro de sofocar con lo mínimo disponible,
un infierno en ciernes que desapareció como un atardecer con tormenta; que con el afán de conquistar el silencio y la paz propio del estado normal de las cosas, no escatimando esfuerzo en pos de sofocar lo que en breve iría a terminar en desgracia, y entonces el agua que yace en el piso, flotando en ella barcas de costra de pintura incinerada, devuelven a Serena la sonrisa en la cara que casi siempre la caracteriza.
Serena sin dueño está desorientada, en cuanto que no sabe donde depositar la osamenta, entonces, emergen aquellos hábitos de cuando era mujer religiosa, y como planchando las tablas de la falda hace repaso de salmos y oraciones. Pero es Alberto quien rompe el tempano de hielo y con sigilo se acerca depositando el brazo debajo de la cintura, como queriendo detener el flamear de la pollera.
En cambio Mauricio, no despegando del lado de su señora, con el sayo húmedo y deslucido, piensa y piensa con la cabeza gacha, en como irá a salir del atolladero económico, que como consecuencia, trae aparejado el hecho de no facturar dinero real en efectivo, hoy por hoy, tan necesario para solventar los proyectos programados.
De alguna manera todos los presentes están absortos tratando de retomar la cordura, intentando entender lo que sucede, buscando respuestas a los acertijos que plantea el destino.
Pablo, Miguel, y Rodolfo, se desplazan sin tapujo por todo El Remanso, registrando cada rincón del predio, del espacio peor chamuscado, sobre todo aquellos lugares más perjudicados por la fogata. Y de en tanto recorren con la mirada, objetos, aparatos, de amasar la pasta, por ejemplo, utensilios varios, heladeras, que por falta de luz dejaran de funcionar, maquinas de café, más respectivos molinillos trituradores del utilizado elemento, todo, claro, bajo la lupa calculadora, principalmente en lo referido ha lo mucho que ha de costar remontar la empresa en cuestiones de manos de obra.
Alberto conoce al dedillo, perfectamente, lo que los compañeros pretenden hacer, pero permanece expectante, a la espera de algún indicio, un tanto más exacto, del movimiento de la tropa, que permita sacar conclusiones, con relación a los que les va a esperar por delante, y hacerlo viva voz, sobretodo al matrimonio Toledo, traducida la sana intención, en una propuesta inesperada pero concreta, con palabras bien claras y contundentes, ofreciendo sus dotes de poder de soldados de la patria, como para así remontar en breve la penosa situación de adversidad, y que por ello deje de serlo.
-Que extraño que este tipo allá querido saber si las cámaras de seguridad graban también el sonido ¿Que habrá querido decir?
-No sé mi amor, pero imagina que nada me importa lo que puedan decir de nosotros. Por otra parte, si que graba los sonidos, sería cuestión de chequear y enterarse.
-Quisiera saber ¿Como podemos hacer?
-Llamando a la empresa y solicitando que revisen el material, pero mejor deja, que esta bestia no resiste el menor análisis.
-Mauricio; y usted también Enriqueta Beatriz, quisiéramos hacerles llegar una propuesta.
-De que tipo.
-Con los muchachos, de todo corazón, deseamos trabajar con denodado esfuerzo para restaura el nuestro querido El Remanso.
-No se hagan problemas, vayamos a Mar del Plata y mientras tanto, restauramos el boliche como corresponde, y a la vuelta, calculo que para Abril, recomenzamos.
-Mire Mauricio, si usted nos abastece de material y herramientas, digo una lijadora eléctrica, papel de empapelar paredes, pegamento pintura, solventes, etcétera, trabajando día y noche a partir de ahora, en tres días estaríamos en condiciones de reanudar el trabajo.
-Tres días solamente.
-Si, además por el dinero, no se hagan problema, en todo caso después que puedan sanear las finanzas, nos ayudan a comprar unos votes, con motor, como para salir a pescar en Mar del Plata.
-En serio creen que van a lograr el objetivo?
-Afirmativo. Imagine usted una película de Carlitos Chaplín en cámara ligera, eso seremos trabajando para salvar El Remanso.
-Si, que bueno sería, una gran solución. Desde ya que la mercadería la doy por perdida, pero la repongo sin poner un peso, después la voy pagando, y todo el material para la construcción, lo sacamos con tarjeta y lo liquido en cómodas cuotas. Eso sería genial, una salvación, nos permite resolver muchas cuestiones pendientes.
-Bueno, entonces, actuemos con prisa que recién son las once; día Lunes, en que El Remanso permanece cerrado.
-Yo quisiera quedarme a cebar mate.
-Que buena idea, hay un sofá que está bastante sano, bha, no fue alcanzado por las llamas que es bastante decir, solamente tiene mugre, vamos a limpiar el tapizado e improvisamos un lugar para descansar. Y aquel que tenga mucho sueño se recuesta un rato y luego continúa.
-Permita que disienta con ustedes, pero la señorita no se puede quedar, esta claro, debe volver a su pensión, o caso contrario viene a casa y se queda a dormir conmigo, y recién cuando nosotros, o yo misa, venga a dar apoyo logístico, ella podrá volver a visitarlos nuevamente, entendido?
-Enriqueta Beatriz, tenga presente que serán tres días de ardua tarea, donde no existirá ni media posibilidad de esparcimiento.
-Usted Alberto es un encanto de persona, pero recuerde bien, que ya lo han echado de una iglesia por meter manos en el asunto. Prefiero no pensar lo que arrojaría el destino si está preciosa queda atrapada entre leones de Wembley.
-Beatriz Enriqueta, vaya tranquila, está claro no soy una santa, pero tampoco cualquier cosa.
-Disculpen que los interrumpa. Hijo voy descansar, temo que de estar tanto tiempo levantada las varices vuelvan a inflamarse como la semana pasada.
-Vaya tranquila, madre.
-Bueno basta de despedidas y a trabajar, vamos a comenzar por dejar reluciente este lugar, y a desechar lo que no sirva. Mauricio será posible que nos llevemos la mercadería que no sirve? Allá en el barrio van ha estar contentos si les donamos alimentos. De todos modos son apenas algunas horas que llevan sin el frío correspondiente.
-Si Miguel, pueden, pero después no vengan conque por mi culpa alguien esté enfermo a punto de morir.
-No, para nada, además ésto está de primera.
-Jefecito. Estaría bueno si contrata un container, vamos a sacar la mugre a la calle lo más pronto posible. De paso, solicite a los motoqueros de la agencia, que se abstengan de estacionar los rodados en nuestra vereda.
-Muy bien, pero no me diga jefecito. Ah, si, si, ahora cuando salgo les digo.
¿Miguel, quiere que llame al personal de limpieza?
-No por ahora, haga que vengan el Miércoles a primera hora, así ya para el mediodía está todo listo para la apertura.
-Tan pronto, parece mentira; si es el jueves da igual.
-Nada de Jueves, el Miércoles abrimos.
-Si mi capitán.
-Mire Beatriz Enriqueta, perdone que disienta con usted, sepa que la respeto mucho, pero yo me quiero quedar.
-Entonces yo también.
-Como usted quiera, hay mucho trabajo por delante, podemos ayudar.
-Vamos a comprar los elementos para la limpieza, igual fíjense todo lo que pueda haberse salvado.
-A mi en cambio se me cierran los ojos, no aguanto más, gente me despido, más tarde los vengo a visitar.
-Chau vieja, que descanse.
-Adiós Ana, hasta pronto.
-Hasta mejor vernos.
-Alberto o Miguel, por favor, hagan una lista de lo que necesitan de ferretería y también de pinturas, en lo posible quisiera mantener los colores de antes.
Inclusive, cuantos rollos de empapelado vamos a necesitar.
-Hace falta reponer la escalera pues la otra se quemó.
-Tampoco quiero que ahorren, los conozco, cada cosa que haga falta por favor lo solicitan.
-Está bien. Pero, por el momento iremos a matar dos pájaros de un tiro.
-¡Que quieres decir con eso?
-Miguel, debes volver al barrio, y llevar el total de la mercadería, mejor que no quede nada, e inclusive de urgencia, organiza una comisión que se encargue de distribuir el alimento; más, cuando regreses, con la debida prudencia, que sea lo más pronto posible por favor, te traes todas las herramientas, y también el andamio.
-Entendido.
-Trata de cargar la mercadería tu mismo, con los muchachos vamos a continuar con la limpieza.
-Nosotras dos, tranquilamente, lo podemos ayudar.
-Bien, adelante, dense prisa.
Bueno Mauricio, aquí tiene la lista completa, vaya tranquilo y encargue el material que sea necesario; de cualquier manera, el día de hoy, lo vamos a dedicar, ocupar en limpiar, preparar las paredes y demás superficie.
-Gracias por tanta amabilidad, generosidad, y arrojo.
-Alberto, nosotros dos nos sumamos a la cadena del desalojo de los alimento, ya no queda tanto, pero hay cosas que son muy pesadas.
-¿Entra semejante cantidad de alimento en la pobre camioneta?
-Perfectamente. Arriba irá una media res tomando sol como en la playa Bristol.
-Alberto, hablé con los chicos de la mensajería, no tienen problema; pero solamente ese rubio de la moto grande me pide que recién cuando llegue el container la vaya a retirar, está loco, que la va a dejar con la llave puesta, que cualquier cosa que pase, que no se encuentre presente, la retires vos personalmente.
-Está bien, no hay problema.
-Que buena onda, que confianza.
-Si, tiene una novia cerca a la visita a menudo, yo mientras tanto se la cuido, y él después me la presta para dar unas vueltas.
-Querido.
-¿Que pasa, mi amor?
-Sigo interesada en descubrir lo que hay en las cámaras de seguridad.
-Bueno está bien, las voy a llevar a los laboratorios Bell, pero antes de veinte días va ser imposible saber algo.
-No importa, será cuestión de saber esperar.
-Ya tenemos la mercadería cargada.
-Buenísimo. Mejor agarre la avenida 9 de Julio y tome por la autopista 25 de Mayo, aquí tiene para los peajes de ida y vuelta.
-Gracias, nos estamos viendo.
-Uf.
-¿Que le pasa, Serena?
-Es obvio lo que me pasa, no estoy acostumbrada a este ritmo. Cuanto trabajo.
-Y lo que falta.
-Hola. Aquí vine de nuevo.
-¿Que pasó? La hacíamos durmiendo.
-Olvidé las llaves.
-Si es por eso, no le va costar nada encontrarlas, pues aquí está todo despejado como en un día de sol radiante.
-No entiendo como puede ser que ya parezca que aquí no ha pasado nada.
-Anduve por aquí y por allá, pueden estar en cualquier parte.
-¿Quiere que la ayude a buscar?
-No, gracias, puedo sola ¿Y mi hijo?
-Está por el fondo limpiando.
-Y como es que tardó tanto en volver por las llaves.
-Me demoré en un bar tomando un rico desayuno ¿Tiene algo de malo eso?
-No ¡Pero que susceptible!
-Enseguida regreso. Usted quédese aquí quiere.
-Bueno.
-Querido, mira como busca, y justo donde estaba tirado el terrorista.
-Tenga cuidado señora, que en esa zona todavía hay peligro de derrumbe. Déjeme que la ayude.
-¡No, está bien puedo sola! No les dije. Aquí están.
-Que es esa cajita de acrílico que tiene ahí en la mano.
-No sé, estaba aquí entre los escombros, se la iba a dar a Rodolfo pues es el que está más cerca mío ¿Vio que tenía el brazo estirado con la mano mostrando la caja?
-A ver, déjeme mirar.
-¿De que se trata?
-Son unas jeringas con agujas.
-Que opina.
-Pablo ¿Que es esto?
-Ignoro. Tal vez este Sebastián sea un drogadicto perdido de inyectarse morfina.
-¡Alberto! Vení. Mirá lo que encontramos.
-Donde estaba?
-Ahí, la encontró tu madre.
-Y vos que haces, porque volviste?
-Olvide el llavero y buscando encontré la caja.
-Tiene olor a veneno. Tiene olor a Ricina. Tiene sabor a muerte.
-Ay, por favor Alberto no la deguste.
-Este tipo ha envenenado toda la comida.
-Claro. Que horror.
-Debo alcanzar la camioneta, antes que la distribuya entre la gente, ni sabiendo que está envenenada la van a querer devolver; para colmo no existe forma de comunicarnos.
-Urgente. Voy a buscar el auto.
-No. Mejor agarro la moto. Tal vez así lo consiga alcanzar.
-Pronto. Ve. Vamos ha estar rezando.
-Eh, espera, aquí te olvidas el casco!
-Hola, está Alberto? ¿Que pasa que no está la moto? La necesito tengo un viaje.
-Te explico, Alberto tubo que salir de urgencia, tenemos un problema tremendo y no tuvimos mejor opción que usar tu moto. Pero igual nos hacemos cargo de los perjuicios.
-Pasa que tengo que llevar una encomienda urgente también, es un viaje que siempre realizo, pues esta gente pide por mi.
-Podríamos hacer lo siguiente, voy a buscar el auto y te llevo donde sea.
-Bueno está bien, muchas gracias.
-Aguárdame un momentito que enseguida vuelvo.
-¿Hasta adonde hay que ir?
-No muy lejos, hasta el Tigre.
-Alberto nos pidió expresamente que te diéramos mil perdones.
-No se haga más problema señora, hemos encontrado una excelente solución, su marido es muy gaucho. Si fuera en otra oportunidad le pasaba el viaje a otro compañero, pero le repito que solicitan mi presencia, y claro no puedo negarme; es solamente un paquete así lo que debo transportar.
-Te cuento, estamos sin dormir, o sea que si ves que se le cierran los ojos, pedile que te deje manejar a vos.
-¡Que pasó, hubo un incendio?
-Si, por fortuna los muchachos lo sofocaron enseguida.
-¿Y los bomberos?
-Llamamos pero no vinieron, después lo pudieron dominar y por ello no insistimos en solicitar el servicio.
-Pero igual en tres día abrimos nuevamente.
-¿Tres días? Que, lo contrataron a Superman y sus amigos.
-Más o menos.
-Uy, ahí está llegando Mauricio.
-Muy bien, nos estamos viendo.
-Suerte, que tengan suerte.
-Bueno chicos, con las llaves de nuevo en mano, un beso para cada uno, vuelvo a casa a descansar.
Serena, ya sabes que si lo deseas podes venir conmigo. No sobra ninguna habitación pero pongo un colchón en el comedor y listo.
-Un momento señora, con lo que está pasando usted abandona el barco lo más campante?
-Son solamente suposiciones, están armando un lío de aquellos por pensar de una manera febril. A lo mejor esas jeringas pertenezcan al parrillero, es más, que casualidad, aparecieron justo en el sector dedicado para el asado ¿Porque no preguntan primero?
-Tu hijo las olió y tienen olor a veneno.
-No sé, no voy a detener mi vida por meras suposiciones. Además estoy hace un siglo sin dormir, que yo sepa dormir es tan necesario como ir al baño a hacer pis.
-Haga lo que quiera pero Serena se queda en El Remanso.
-Los felicito que pudieron dar la luz alterna, pensé que deberían llamar a un electricista.
Por favor, hagan algo con sus cuerpos, que quiero pasar para afuera.
-Ana, queremos preguntar lo siguiente: ¿Alberto fue un hijo no deseado, más ahora una pesada carga imposible de sostener afectivamente?
-Me tengo vedado hablar de mi misma.
-No sé, no sé con que palabras decir lo que presiento. El accionar que demuestra usted es el de una persona con fastidio crónico, enojada con la vida de aquí y la del más allá, y el mundo redondo nuestro de cada día.
-No sé, me parece, diría que; tal vez si tomaras clases de, basta. Soy una naranja exprimida a la que le exigen más jugo.
Sepan que Alberto es lo único que tengo en mente; no pretendo ver llegar a un príncipe determinado, subido en un caballo blanco con montura bañada en oro, que haga, cual mago, que aflore una doncella de éste cuerpo descangallado. O en tal caso, acertar la lotería y viajar por el mundo en crucero cinco estrellas.
Vivo el día a día, de la mano de Alberto Segovia, soy la fan número uno, el hincha que nunca se quita la camiseta de la institución.
De donde sacan derecho de arrogarse una actitud inquisidora, si son lauchas igual que yo, pecadores que a cada paso una cagada van dejando en el camino ¿Que tengo, monos en la cara, un queso grusher en la bolsa que no aprendo a compartir con ustedes? ¿De donde sacan pruebas para acusarme de no se qué brutalidad? ¿Cuando, en que momento, hice algo que desagradara tantísimo a vuestras almas limpias y exentas de error? ¿A ver, adonde dejé la prueba extraviada que ahora es la picota, donde descansa la cabeza que tengo apoyada en la medialuna? ¿Como fue que los defraude tanto, si ustedes apenas conocen mi nombre, e ignoran, a si mismo, el apellido? ¿De donde sacan esos argumentos que esgrimen garrote a garrote a mano de los segundos? Deberían sentir vergüenza de ser unos pandilleros sin llegar a ser ustedes amigos. Usted señora, que acusa, si anda detrás de la mojigata cual si fuera un hueso para el último caldo de puchero que existe.
Y además ¿Ustedes que levantan el arma azul del soldado cuando desfila frente al espejo del ropero, pensando que están ante la reina de Inglaterra? O la hoz del campesino cuando destruye la maleza pero estando frente al patio trasero del conventillo, más, alzan el pincel del artista de cara al caballete que sostiene la tela y luego dibujan el campo de batalla colmado de Argentinos muertos. Exhiben el fratacho sin usar, del obrero, acariciando la loza virgen o la pared deshecha pero nada más, una tórrida intención de hacer algo que nunca empiezan ni terminan, y después, usan la batuta del director conque domina el concierto, para enseguida deglutir, como chinos muertos de hambre, spaguetis, escondidos detrás del propio atril.
Si no son ni chicha ni limonada ¿Con que objeto juegan a ser seres multifacéticos, para que los aplaudan a palma batiente, para que venga el presidente de la nación en persona y los nombre ministros suyos?
Es cierto que es injusto acusar sin pruebas, pretender que la tenencia de una razón, actúe en la realidad operando como una verdad científica, pero los rumores despiertan tempestades, avivan al viento que corre con piernas ligeras. Una vez que se dibuja en la mente una determinada canción sobre un tema en boga resulta tedioso cambiar de poesía sin una plataforma nueva, borrar el concepto adquirido y mascullado para dejar vacía la zona donde abitaba el preconcepto, máxime si es un grupo de gente de bien los que profesan esa teoría acerca de un tercero. Ana María está desprendida, además, alejándose del núcleo que la reconoce como parte integral de la estructura. Ella misma va perdiendo largo terreno por sostener una actitud despreciativa. Buscando vengar el honor lastimado, nada la conforma más que sentar la cola en la herida, entonces necesita filo en la navaja para crear un ilusión donde recostar el sueño.
Es una gran quimera rebuscar más argumento que los escasos disponibles, será el transcurrir de los acontecimientos el encargado de evidenciar las patrañas. Queda entonces la sublime respiración entrecortada, el ceño arrugado hacia el centro, los ojos con párpados estirados, entrecerrados, la duda iluminando los trecientos grados con relación a la verdad inhibida, desabrida, incolora.
La espera de esperar, será el guardián ha futuro, de momento, alcanza con algunas pocas certezas, un poco insuficientes claro, pero importantes yerros contra el grupo, ahora más unido que nunca, como para continuar desconfiando de la acusada.
El argumento que esgrime la madre de Alberto, tal vez influenciada por el antiguo marido, que no se encuentra entre los mortales, es directamente de corte anti-imperialista, cual si esta mole de naciones de cemento masticado, de hierro incandescente, que sin más, e ir al frente se trata, va siendo el metal cortado en rodajas, lonjas que luego van tomando variadas formas: de cañones, cohetes, cruceros; y también, por que no decirlo, valores trascendentes fuera de todo cuestionamiento superficial, sostenidos en el tiempo que ahora ya es historia, una actitud de ideas que no envejecen, pero que si han encontrado un antagonismo serio en aquello que desean distribuir la riqueza en partes iguales, siendo que la riqueza es una hipótesis, un oasis, que bien puede ser cierto o un triste espejismo evanescente. Considerando con fervor, que el imperialismo es una masa con poca levadura a la cual se espera ver crecer como pasto.
En cuanto que ante la vida un isebert se va conformando, ocultando debajo del agua lo positivo de la gesta de un imperio, desde el vamos, decidido ha instalar una cultura moderna, de riqueza a partir del triunfo del individuo, dejando a flote, en dirección al cielo, todo aquello que está íntimamente ligado a la brutalidad de los medios a emplear, pues un humano no deja de ser una bestia, y éste de cuajo pelea, apelando a la cultura de someter a quien no entiende y debe acompañar atado detrás de la carreta, con la soga al cuello, y con cadenas en vez de calcetines. Entonces, pues los dolores duelen, más los látigos escriben con sangre en el cuerpo el idioma de los fuegos artificiales, se va tejiendo un manto de odio, que resulta abarcar la mitad del mundo, conformando otra ideología, desde luego, antagónica, pero que con gran éxito, también va dando a luz otro sistema político de enorme personalidad, que si bien se nutre del primero, denuncia una intensión de desplazar la hegemonía definitivamente, aunque por ello medie una guerra terminal para el planeta.
Volviendo al tema de Ana maría, que de tanto odiar a este sistema político, va trazando una estrategia destructiva hacia todo aquello que se manifieste de manera complaciente ante el coloso liberal. Y todo porque el hijo se enroló, o alistó, en este ejercito de niños y adolescentes, movimiento que fue creado y responde al susodicho imperialismo.
No debieran de dirimirse estas cuestiones en una lucha cuerpo a cuerpo, de guerra fría, como si fuera una férrea enfermedad de la sangre, quien hace rechazar algunos de sus componentes, ya sean glóbulos rojos o blancos, o lo que sea que integre ese líquido vital de homogénea consistencia; que siempre da a pensar que es una sustancia uniforme, de una única partícula.
Es una mujer estereotipada, pero que llama la atención, el hecho que no es ella sola, la que lucha para destruir al invasor, sino existe una verdadera entelequia real que la apoya y sustenta.
Como diría Aristóteles, que en paz descanse, resulta más doloroso, la guerra, en tanto destrucción de los individuos, entre amigos que entre enemigos. Por ello es triste observar como Ana desea perjudicar al querido Alberto, que en definitiva no es otra cosa que su hijo, aquel que acunó en su regazo toda vez que se mecía, a la vez que tejía los escarpines, en el sillón con pies de trineo.
Pero en el caso de Ana María, media en el grupo una intriga, como consecuencia, de querer saber a que raro bando pertenece, y de hasta donde sería capas de llegar, con sus algo más que travesuras, ha dañar el alma del oponente. Aunque suene triste y apremiante la verdad inmersa en la realidad muestra que el deseo es llegar hasta la muerte.
Por último vale aclarar que el termino riqueza puede ser aplicado, a las costumbres, tradiciones, recursos naturales, o al simple confort que encontramos en los aparatos modernos, y en el dinero, que es el medio para acceder a diferentes posibilidades que ofrece la sociedad; entonces tenemos que el imperialismo abastece de tecnología moderna, y medios para lograr impresionante cantidad de objetivos, todos ligados con el confort, la ciencia, y la explotación de lo que la naturaleza ofrece, mientras que los sistemas políticos que actúan en su contra, hacen especial incapie más que nada en un tipo de riqueza de corte espiritual.
De todos modos la atmósfera del El Remanso destruido por las llamas está bañada de la energía que desprenden los cuerpos expectante por lo que irá pasar con el cargamento envenenado. Y muchas de las dudas acerca de la actitud depredadora de la señora Ana se debe a que el grupo piensa que ella está asociada con el destructor. Adonde se encontraran los muchachos? Habrá podido Alberto alcanzar la camioneta con el adulterado cargamento, y con ello evitar la distribución entre los pobladores?
No obstante está intriga hiriente, que por ende produce gran angustia entre los fornidos Scouts, ellos continúan con las tareas de reparación y de remoción de escombros sin miramientos de las emociones y la conciencia, siempre asistidos por las mujeres, que aun dispersas por la presencia irritante de la madre de Alberto, como hormigas van desmenuzando la hojarasca de basura que aun flota por el piso, habiéndose formado una trinchera al frente de la entrada, pero en el interior del negocio, que impide la visión de los curiosos peatones.
-Bueno Don Mauricio, somos hombres libres, ya podemos regresar, he entregado la encomienda como corresponde.
-Bravo. Quiero pedirte que tu manejes pues tengo mucho sueño, hoy ha de ser un día de arduo trabajo y quizás sea conveniente descansar un momento.
Y de paso, como llamando al sueño, desearía que me sigas contando la historia ésta acerca del fin del mundo.
-Yo no hablo del fin del mundo, sino que los mares han de aumentar su volumen de líquido y que por tanto gran parte del planeta quedará bajo el agua, más luego éstas se han de retirar y volveremos a estar como antes. Por otra parte no están difícil de entender pues en épocas pasadas hubo ocurrido, teniendo como héroe de aquella epopeya al propio Noé y la sagrada familia.
Entonces nos tenemos que preguntar, digo, debemos preguntarnos ¿Será ésta la parte del mundo más perjudicada? Nadie lo sabe, nadie lo puede saber.
Por ello es que estoy detrás de un descubrimiento tecnológico que tal vez pueda ser la gran solución. Quitar del agua el oxígeno, o el oxígeno del agua, es lo mismo, casi como lo hacen los peces por medio de las agallas, branquias rojas que se ubican a los costados de la cabeza; después aislar el interior de las viviendas haciendo que queden herméticas, y con ello evitar que entre el agua, tener una buena cantidad de provisiones para saber esperar el momento en que todo vuelva a la normalidad.
-¿A ver dime como funcionaría el experimento? Ten en cuenta que no habrá luz, energía, combustibles, que aunque abastecidos en breve iría a escasear el alimento. Bueno tus me dirás que podríamos comer peces, bueno muy bien, pero como harías para que el aparato que suministra oxígeno logre su comedido. Yo igualmente compraría unos regios gomones por si sea mejor flotar que quedar hundidos.
-Puede ser, pero estos acontecimientos serán traumáticos, con la intervención de varios tsunamis, fuertes marejadas, maremotos por doquier. Calculo que ha de ser conveniente estar debajo y no flotando sobre un único océano posible.
-Provocas escalofríos en mi y alejas la modorra.
-Usted preguntó, no es mi intención alejar el sueño.
La idea es crear o fabricar primero un gran recipiente donde poner agua, con la capacidad, por medio de pistones que suben y bajan, de extraer el oxigeno que deberá ser expulsado al ámbito cerrado, en cuanto a la electricidad tan necesaria para hacer posible la supervivencia, sería cuestión de fabricar unos generadores de corriente que sean movidas las hélices por medio de la corriente del mar.
-Entiendo. Estaría bueno que patentes el invento, a lo mejor puedes llegar a ser el hombre más rico del mundo.
-Soy un poco quedado de temperamento, usted no me ayudaría, podríamos asociarnos e iniciar una verdadera gesta histórica.
-Lo voy a pensar, pero de lo que si puedes estar seguro, que cuando salga de los problemas e inauguremos El Remanso de Mar del Plata, de seguro en algo te voy a ayudar.
-Gracias.
-Oye, mira ¿Aquellas no es la camioneta de Alberto? ¿Que hace en plena ciudad cuando debiera estar en el campo?
-Si ahí está el chofer mirando por sobre la orillas del rio.
-Es Miguel Contreras, un amigo, casi pariente de Alberto, a quien le confiara una trascendental misión. Aun lleva la carga consigo ¿Pero que habrá sucedido, que ha desviado el rumbo?
Mejor será ir en su ayuda. Vamos arranca que esperas.
-Que carga, digo que lleva detrás?
-Es una larga historia, pero se trata de comida en mal estado, envenenada, como para provocar un atentado hacia gente inocente, población con hambre y desinformación; Bha, mejor dicho, un atentado dedicado para los clientes de El Remanso, que estos héroes pudieron detectar, y con ello desviar la mira del objetivo.
-Siempre la gente pobre paga los platos rotos.
-Haz una cosa, vamos a acercarnos a la camioneta y ver que sucede.
-Allí vamos.
-Pero que haces que el auto corcovea tanto ¿Sabes manejar o no sabes manejar un auto? Eh, un momento nos estamos yendo para todos lados.
-Tranquilo Mauricio, no tema, pasa que estoy muy acostumbrado a la motoneta, pero observe que piloto.
-Si no manejo yo, no hay problema.
-Mantenga la confianza.
-AY, cuidado. Pero ahora porque ríes? No tiene nada de malo no saber conducir un auto. No vamos a estrellar. Si has llamado la atención del propio Miguel.
-No hay cuidado.
-¡Miguel! ¡Miguel! ¡Aquí estamos!
-Hola compañero, que gusto verlo, estoy en apuros.
-¿Pero que ha ocurrido, porque te has desviado del rumbo?
-Vine para este lado pues en las zonas donde hay pobreza me quisieron saquear la mercadería.
Primero quede atrapado en un piquete, y los manifestantes intentaron sacar alimentos; suerte que pusimos la lona, que si no no sé que podría haber pasado. Después paré en un cruce, donde hay un semáforo que dura un montón y lo mismo, tuve que echar para atrás y salir contramano. Un milagro que no me hayan detenido. Vine para aquí pues es una zona tranquila donde impera la riqueza. La gente pobre está desesperada, están muertos de hambre.
-Que barbaridad.
-No encuentro mejor solución que arrojar la camioneta al rio. Pero ocurre que aquí en la costa hay poca agua, va a ser lo mismo que nada, ni tirándola marcha atrás se va a hundir la mercadería. Estoy barajando la posibilidad de arrojarla por un puente, pero aun no se cual. Tengo el puente que cruza la avenida Cazón en el puerto fluvial de Tigre, o el que cruza el rio Guazunanbi, pero está en una zona de mediana pobreza, temo que puedan interceptar la chata y nos saquen la mercadería. Prefiero el primero, estamos a escasos mil metros. Voy a tomar envión y ha estrellarme contra la baranda, que piensen lo que quieran.
-Pero es un peligro tremendo para tu vida.
-No te hagas problema, voy a saltar hacia un costado no bien esté cayendo por el aire. No queda otra solución.
-Y si mejor vamos a la policía y explicamos todo.
-No hay tiempo para ello, siempre se corre el riesgo, peligro, que alguien consuma los alimentos. Acompáñame. Lo que ustedes deberán hacer es aguardar en el camino que corre al costado del puente. Saldré por ahí y nos iremos inmediatamente, sin dar explicaciones ¿Entendido?
-Si claro pero: Que angustia.
-Voy a seguir la camioneta de atrás.
-Si pero evita, no te pegues demasiado. Haz mejorado muchísimo en el manejo pero prefiero tomar la debida distancia ¿Es que por casualidad es la primera vez que conduces un automóvil?
-Efectivamente. Nunca lo había hecho antes.
-¡Ay no, lo que me faltaba! ¡Por Dios!
-Si pero ya casi soy un experto.
-Bueno pero presta atención que estamos cerca del puente, recuerda no cruzar, sino mejor ponte a la margen del rio.
-Entendido. Pero casi llegando al puente, hay un cruce muy ajetreado, con una subida muy pronunciada, considero conveniente adelantarnos y cortar la avenida, como para que pueda tomar mayor velocidad.
Seguro que cuando nos adelantemos él sabrá por que lo hacemos, debe estar pensando lo mismo. Y para terminar la maniobra cruzamos el puente, pero a los pocos metros está la rotonda, damos la vuelta y retomamos en dirección al camino indicado para encontrarnos.
-Buena idea ¿Crees que puedas hacerlo?
-Si claro.
-Entonces adelante.
-Ve lo que le digo él nos está dando el paso.
-Que hombre. En un momento me sugirió que luego de arrojar la carga al rio, fuéramos de inmediato a establecer una denuncia por robo de la camioneta, para así quedar libres de sospecha y así mismo cobrar el seguro y poder arreglar el vehículo.
Espero que por nada del mundo muera en el intento. Igual por la plata, le respondí decidido, quédate tranquilo que yo me encargo de todo, la chata va ha estar bien, solo preocúpate por cuidar tu vida.
-Bueno don Mauricio, estamos a escasos doscientos metros, voy a detenerme sobre la pendiente, en el primer carril, más cuando lo tenga al lado avanzo como sea y le tapo el segundo.
-Estás seguro que podrás salir andando estando en una subida, mira que es muy difícil, trata de encontrar el punto del embreague donde comienza a funcionar la tracción y bombea el acelerador, digo, acelera fuerte pero a la vez lo mantienes interte ¿Entendido?
-Si señor.
-Estamos con suerte, hay poquísimo transito, lo vamos a lograr.
-Ahí nos está pasando.
-¿Pero que ha ocurrido? Siguió de largo.
-No sé, mejor, síguelo haber que hace.
-A ver mire, está dando la vuelta a la rotonda, seguro que se dirige al camino donde quedamos en encontrarnos.
-Nada que ver, siguió derecho.
-Le toco bocina para que se detenga.
-No, es evidente que ha cambiado de planes.
-Es probable que no halla podido alcanzar la velocidad necesaria y se dirija al otro puente.
-Si, coincido, es probable que la camioneta hubiera quedado haciendo equilibrio mitad adentro y la otra parte afuera, como una balanza que pesa una pluma de pavo real.
-Si claro.
Estoy gratamente sorprendido de como has evolucionado para bien en la cuestión del manejo.
-¿Por qué se han metido en este verdadero quilombo?
-Es raro, es una caja de pandora de donde puedes quitar como un mago conejos de múltiples colores. Cuando conocí a Alberto, vaya paradoja, tenía un puesto de comida callejero debajo de un puente. Pero había un hombre que lo volvía loco queriendo sacarle dinero, un falso inspector municipal que le solicitaba una coima a cambio de dejarlo tranquilo. Esta relación de a poco se fue pudriendo mal, hasta el extremo que el tipo éste fue herido de muerte.
-Que, Alberto mató a una persona?
-No él sino Miguel, quien en ese momento se encontraba a cargo del puesto, y siendo agredido en extremo, tuvo que defenderse y acabo con su vida. Después vino un juicio donde se demostrara que se trato de una defensa personal.
-Ya, entiendo.
-Y ahora aparece el hermano gemelo ha imponer venganza.
-¿Pero que tiene que ver el asunto del imperialismo, que a cada rato mencionan?
-Pues Alberto, Miguel, y los otros dos muchachos, que quedaron trabajando en El Remanso, de jóvenes fueron Boys Scouts, y ello es suficiente motivo para considera los vende patria.
-Que disparate. El que gusta de la política y desea pasar a la acción, por lo general se alista en un partido, sea de corte liberal, o lo que sea, pero nunca escuche que de forma personalizada se mezclen así las cosas.
-Si, yo al principio pensaba igual, pero luego de ver ciertas cosas, empecé a cambiar de opinión. Por ejemplo la madre de Alberto hace barbaridades, por ejemplo te pone un vidrio en la comida, si es que acaso eres imperialista, y lo peor que después te lo dice en la cara.
Sin ir muy lejos, hoy día vemos como el mundo se ha dividido entre comunistas y liberales, ateos y religiosos, y a ello se le agrega una fuerte presión sustentada por el odio a ultranza entre los que piensan distintos.
Mira esta bestia como viene a envenenar la comida.
-Si pero, a lo mejor sea por vengar la muerte del hermano y no por política.
-En su momento, el capitalismo (Que era lo que hoy es para muchos el comunismo en la actualidad) un proyecto moderno que dio por terminado un ciclo de la historia, de esclavitud, de salvajismo, para empezar otro donde el trabajo y el salario es lo principal. Pero visto desde otra perspectiva ésto nuevo es equivalente a lo otro que quedara desterrado empleando la fuerza de la convicción y las armas. O sea un trabajador que dedica doce horas al empleo es lo mismo que un esclavo, y entonces lo que viene de atrás pretende también emplear la fuera para desplazar al capitalismo, de ahí tanta guerra silenciosa, fría, cruel.
-¡Como sabe de política!
-Sé lo mismo que vos de manejar automóviles.
-No diga eso, lo estoy haciendo bastante bien.
-Solo que después de lo que estoy viviendo, con mi señora, en vez de hacer el amor, nos hemos puesto a estudiar por las noches sobre temas políticos.
Y hemos llegado a la sana conclusión, que el liberal sostiene la idea ésta, que el hombre cuando se masifica, como viene ocurriendo en los diferentes socialismo que existen, pierde la personalidad dejando de pensar por si para diluirse en el conjunto y esto es precisamente lo que luego depara vandalismo, y en lo económico falta de riqueza material.
-Usted quiere decir que cuando el ser humano se masifica, pierde la capacidad creativa, y de imitar al prójimo pues todos son iguales, entonces que sentido tiene imitarse a uno mismo, o a si mismo competir.
-Si, es precisamente la característica principal de los sistemas que ignoran que el punto de partida de la política debe estar en acentuar las diferencias, y aquel que tiene más capacidad que reciba el premio que merece, la ubicación lógica que corresponde al talento que exhibe.
-Una cosa que observo, es que cuando somos niños, actuamos como lo hacen los perros con relación al dueño, casi no existiendo ninguna diferencia puntual, solamente que pertenecemos a diferentes especies, por el resto es lo mismo. Y cuando el proceso educativo y de relación filial, se ve interrumpido, el niño que ahora es una persona adulta arrastra esa condición de perro.
Y cuando uno está siendo adoctrinado en la política, pero también se le niega el programa completo de aprendizaje o asimilación, se convierte en un verdadero fantasma, que continúa con la lucha política desde un lugar anónimo, con características de emplear mucha crueldad, y así permanece por siempre luchando para que esa ideología triunfe o se imponga, pero sin pertenecer a nada.
-No lo había pensado pero puede ser, pues está gente que ahora nos persigue se comunican desde una postura no convencional, utilizando la telepatía, negociando espontáneamente, dedicados a un todo o nada de carácter fantasmagórico, pero en lo referido a lo material un posición de atacar y atacar a mansalva.
-Es triste lo que voy a decir, pero creo que los que dirigen esa política lo saben y a propósito abandonan a sus dicipulos para así tener un ejercito de fantasmas obedientes y decididos a lo peor.
-Ya casi estamos llegando, es evidente que se arrojará por el puente del Guasunambi, ha aumentado la velocidad hasta los cien kilómetros.
-Por ejemplo, cuando uno orina sobre la hierba, y casi al instante se forman insectos pequeños, parientes de los mosquitos, pero lógicamente, luego de sacudir las ultimas gotas te retiras, esos hijitos se convierten en perros pequeñitos, pues los has abandonado ante que cumplan la mayoría de edad.
-Ja, ja, veníamos bien, pero ahora también somos fantasmas sin dueño.
Oye, crees que podrás dominar el vehículo a tanta velocidad, si no mejor vayamos despacio y después vemos lo que sucedió.
-Pero ocurre que debemos estar presentes para el rescate.
-Ah, si, cierto, pero bueno, conduce con cuidado.
¡Que cosa, que mala suerte!
-¿Que sucede?
-Se ha desprendido de la carga un chorizo. Y hay un perro que lo está comiendo. Ahora el perro se retuerce de dolor, y con las patas para arriba tiembla incesante, creo ver que ha muerto.
-Menos mal que ha sido un perro y no una persona.
-Opino lo mismo.
Bueno mi`jo estamos llegando, voy a rezar con los ojos cerrados, no puedo ver lo que sucede. Dime ¿A cuanto vamos de velocidad? ¿Como puede ser que esa camioneta cargada por demás pueda andar tan ligero?
-Mauricio, vio cuando en el juego de la lotería, uno de los participantes llena el cartón logrando cubrir la totalidad de los números y dice: Cartón lleno.
-Si.
-Pero ese mismo término también se aplica en determinada situación donde por la presencia de alguien que recién llega decimos lo mismo.
-Si claro, quien no lo sabe.
-Acaba de sumarse a la gesta el propio Alberto quien se ha puesto a la par de la camioneta.
-No, no quiero mirar.
-Y ya entrado al puente, levanta la rueda de adelante y la hace rodar sobre la baranda. Más justo al momento en que la chata atraviesa la baranda para caer al vacío, Alberto también se arroja al rio, a veinticinco metros de altura, seguramente para rescatar a Miguel en persona, y ayudarlo a salir airoso.
Pobre moto, allí va sacando chispas por doquier.
-¡Sergio! Mejor estaciona sobre la vereda del puente. Vamos a esperar a saber a que orilla se dirigen.
-Prefiero quedarme sobre la calle, en breve esto se llenara de curiosos.
-La camioneta se está hundiendo, pero ellos aun no aparecen.
Deja esa moto tranquila; y haz seña a los coches para que no detengan la marcha.
-Es increíble, solo tiene un pedal mocho, carcomido
por el cemento.
-Vamos muchachos, recuerden cuando eran Scouts...
-Me está faltando el aire estoy asfixiado de los nervios. Ah, no, esto de la moto es un milagro, está intacta.
-¡Ahí! ¡Ahí están, aleluya!
-Miguel está malherido, Alberto lo traslada como a un ahogado.
-Van hacia la margen de enfrente. Tu ve con la moto, que yo voy con el auto de Enriqueta.
-Entendido.
-Querido Miguel, maldición, que maldita suerte, tienes un palo de escoba clavado en el cuello, cuando estemos en la costa lo habremos de quitar. Es que la vaca calló encima tuyo y te arrastró hasta el fondo. Por el amor a Dios, no abandones tus fuerzas, mueve un poco las piernas; ya casi estamos llegando, la misión a sido un éxito, ya verás que pronto volverás a ser el mismo.
-¡Amigos! Aquí estamos ¿Que ocurre de malo?
-Está herido! Ve pronto a sacar del auto el botiquín de primeros auxilio.
-Mauricio, deje que lo hago yo.
-¿Pero que pasó?
-Tiene algo clavado en el cuello, ayúdame a subirlo.
-¿Pero está vivo?
-Si, si, claro, por supuesto.
-Vamos a llevarlo al hospital.
-Nada de hospitales, nosotros no hemos sido entrenados para ocasionar gastos, sino para suministrar buenaventura.
-Deje Mauricio, que yo tengo más fuerza, lo estoy subiendo, vamos compañero, resista, lo están logrando.
-Debemos salir lo antes posible, antes que llegue la policía y debamos dar explicaciones. Nosotros no tenemos permitido estar figurando en caratulas judiciales.
-El rio se está colmando de peses muertos que flotan.
-Puede caminar ¡Que bueno! Ay pero por Dios, que tiene ahí clavado.
-Es como una flecha de indio. Una buena, parece atravesó la carne pero por la parte de atrás...que si no...
-Ahora mismo la quitamos. Vamos a recostarlo en la parte de atrás. Dense prisa.
-Ay no, por Dios no quiero ver estas cosas.
-Anda Miguel, pon tu manos sobre la punta de la flecha, y a la cuenta de tres tiramos juntos.
-Dice que si con la cabeza pero no puede hablar.
-¡También!
-Uno, dos, tres...
-Salió de un tirón.
-Vamos, vamos para El Remanso. Pero mejor maneja tu Mauricio.
Y tu querido amigo, hasta no saber como sigue la historia, mejor no cuentes nada de lo sucedido.
-¿Puedo conservar la flecha? Quisiera investigar a que tribu pertenece.
-Si claro, pero por nada del mundo la vayas a extraviar; luego que salgamos de ésta horrenda situación, quiero crear una veleta, que indique para donde corre el viento, con la propia flecha, como parte principal del artefacto, más con la imagen de un gallo negro, arriba, donde haya una inscripción, bañada en oro, el nombre de Miguel Contreras solamente.
-Don Mauricio, lo felicito, ha logrado quitarle una sonrisa al héroe.
-Vamos, deprisa, todos a El Remanso.

Son las catorce horas, de un Lunes, donde la cantina permanece de asueto, con clima fresco, pero a pleno sol. Y si bien están condicionados por el suspenso de lo que irá a suceder, con la historia del descarte de la mercadería en mal estado, nadie deja de hacer repaso sobre el trabajo puntual, que a cada quien le concierne por propia desición, repartido en diferentes etapas bien delimitadas; donde lo primero será despejar el escenario caótico que impera, cuestión prácticamente resuelta, pero que requiere de un último empujón como para poder dar por terminado el primer nivel y así pasar al siguiente, que será: quitar lo quemado de las paredes de cemento pintado con latex, y vigas de madera, lijar a fondo, a toda máquina, que aun no llega, más, reemplazar las cortinas y asimismo el empapelado, también afectado por las llamas, humo, agua utilizada para sofocar el fuego, cuestión ésta del cortinado, que en exclusivo se encargarán las mujeres, ahora sentadas en el sofá, revisando la mercadería, acondicionada a medida, que, a propósito hace apenas segundos, han recibido por parte de la casa de revestimientos, de igual color, estampado, y medidas, conservando así una estricta similitud con lo anterior.
Es extraño aceptar que nadie, vecinos y curiosos, haga mención de lo acaecido apenas horas antes. Pero, aunque de madrugada temprano, si al momento de tener izada aquella madeja de llamas ardiendo tan orondas, ningún alma vecina hubo reparado en el brutal incidente, es de suponer que ahora, que impera la total armonía, las cuestiones sociales importantes han de continuar a paso firme el rumbo cotidiano; y así mismo universal, pues claro, cada uno a su modo y por separado, somos, o sin tutía representamos, un espejo del cosmos: de yugo y descanso, en este caso, de delibery al azar, y de tumulto de comensales hambrientos, que esperan impacientes copar una mesa, por fin liberada.
En estos sitios donde pasa de todo nadie se asombra de nada, a menos que haya varios muertos sobre la acera, cuestión que por fortuna, al sagrado momento, no es de lamentar, ni de dentro, ni de afuera, ni en ningún otro lugar.
Apenas pasadas las y media, al momento en que los muchachos programaron una pausa para hablar de comida, hicieron feliz aparición los ausente con aviso. Serena y Beatriz Enriqueta como corchos de champagne saltaron del sofá de cuero rosen, hasta tocar los dos peinados las nubes celeste del diáfano mediodía que expira. En cambio los amigos, Pablo y Rodolfo, levantan los brazos en señal de triunfo, que acompañando la felicidad del alma estiran a la par del sublime sol. Aunque a tan solamente un corto instante, se vieron ensombrecidos por la triste y pálida imagen, del pobre Miguel herido, maltrecho, descendiendo del vehículo con extrema dificultad.
El rostro trémulo, la mirada absorbente, el semblante del color de la nieve, la ropa sucia y mojada, los cabellos embarrados, descalzo, el cierre del pantalón abierto formando un boquete redondo, todo hace suponer que la inmunda parca estaría llegando al cuerpo del soldado abatido.
Pero de entre tantísima desazón, una mueca de sentimiento de plena gloria se deja ver en los labios, que están ajados y resecos, pero plagados de orgullo, que penetrante, ahora ensalza su figura de auténtico héroe.
Y entonces de nuevo el sofá marrón, hotel cinco estrellas, ahora alberga al insigne, que sin alas vuela de la fiebre, que sin voz dice mil palabras. No obstante alza el débil brazo solicitando tranquilidad para el grupo; lo que provoca en las mujeres una inmensa ternura, y deseos de mostrar una actitud combativa, para que el hombre no desista de luchar por su preciosa vida.
Mauricio, agobiado, obstinado, está en favor para que intervenga un médico, pero sus palabras son en vano, el silencio del conjunto de los Scoutd es negra oscuridad, como el marcado abismo de un volcán de momento enmudecido. Sin embargo Mauricio, arremete con la sensata iniciativa, de acudir en busca de ayuda especializada. Pero Alberto decidido, comprometido con mantener el silencio social, por primera vez, sugiere adquirir con suma urgencia, medicamentos, suero, agua oxigenada; carbón activado, por si alguna partícula de veneno le hubiera ingresado en la sangre, pero sobre todo antibióticos para prevenir futuras infecciones, o un imprevisto desenlace fatal por falta de cuidado. También, ya que los hoyos son de tamaño importante, es de la idea de suturar los agujeros de entrada y salida alojados en el cuello. Es decir, cualquier cosa pertinente, antes que figurar en algún acta de hospital.
Pero vale aclarar que Miguel, por medio de ampulosos gestos y señas codificadas, coincide con la idea de Alberto de permanecer, en total, total anonimato. Inclusive por medio del mismo sistema de códigos les hizo saber que no desea comunicarse con las nenas, que la madre bien sabe que estará ausente por tres días, que mejor que ignoren, no enterándose de nada de lo sucedido.
Miguel acostado en el sofá con trapos mojados en la frente, rodeado de gente que reza por buena salud, de pronto dice que el portón de entrada está fatal, que ha dejado los panes y los quesos clavados en los barrotes, que teme que los pájaros le coman la vianda que la madre preparó con tanto amor. Estas palabras que suenan afónicas, parte de un delirio producto de la fiebre, son las primeras que logra decir desde que saltara de la camioneta hacia el rio.
Una mezcla de sensaciones atrapa a los presentes que por un lado temen por la alta temperatura corporal, pero que alegres al escuchar, o mejor dicho saber que no ha quedado mudo, festejan el acontecimientos con entusiasmo.
Y por fin llegó la lijadora, con un arsenal de herramientas, y un desfile de materiales para la construcción, que hacen detener frente al sofá para que el amigo los vea. Pero sin embargo responde: Pongan los panes en la heladera, y rodajas de queso conformando un tejado; ah, pero no olviden que la reja mayor es mejor chuparla que morderla, avisen a mamá que en está cena no utilice los postizos, que se los puede tragar. Se trata de una voz nueva, afónica y suave, pero nítida, audible. Y así parafraseando incoherencias cerró los ojos y cayó dormido, de donde enseguida escucharon atentos un deseado importante ronquido como de niño. Aunque a su vez, al observar la profundidad del sueño, iniciaron las primeras curaciones tendiente a drenar los agujeros de posibles impurezas y con ello desinfectar la zona afectada, por el momento, descartando la posibilidad de aplicar algún punto de sutura, pues ha transcurrido mucho tiempo desde el desgarro de la piel; no obstante están optimistas pues este sueño tan profundo es indicio de salud y no de muerte.
Los muchachos, con Alberto restablecido luego de un baño caliente, están demorando el encendido de la maquina lijadora para permitir descansar bien al compañero de ruta, entonces, han preferido resolver el tema de las mesas primero, que es uno de los puntos más complicados, y ver una por una en que estado se encuentran. Pero por suerte, amen de tener que descartar unas cuantas, el resto se encuentran en perfecto estado, con lo cual habría que limpiar y tan solo con un trapo limpio encerar la madera y limpiar los tapizados.
Las mujeres hambrientas están organizando comprar unas ricas hamburguesas, con abundante cantidad de papas fritas, bebidas frescas, y hasta un poco de cerveza. Mientras el pobre de Miguel, con tanto que disfruta de esa receta, continúa conectado al suero.
Mauricio está ausente ocupado en adquirir lo que haga falta, habiendo advertido la velocidad conque resuelven la tarea, se hubo decidido a comprar la totalidad de lo solicitado, además de tener planeada una sorpresa extra para el día siguiente, que es de calcular que hará trastabillar de emoción a cualquiera de los cuatro.
Otra cosa, es que le ha dado una media palabra para contratar como empleado al propio Sergio, con quien desde el vamos ha establecido una rotunda amistad; pero por el momento ha contratado los servicios a tiempo completo, de experto motoquero, para así resolver tantas cuestiones pendientes.
Luego del almuerzo tardío, quizá por el olor que despiden los restos de comida, Miguel despierta y dice: Ah, me siento como nuevo, cero kilómetro. Y así suelto de cuerpo, se manifiesta recuperado, no preocupando le la voz afónica que parece le ha quedado por siempre. Estoy bárbaro (Continuó diciendo, pausado) Además recuerdo lo sucedido, a Alberto volando conmigo por el aire; no me duele nada, solamente la garganta irritada, me cuesta un poco tragar. Y con estas palabras se incorporó de inmediato, arrancando del brazo pinche y manguera, solicitando urgente una hamburguesa completa, pero sin banderita de otro país.
Tomando una hoja de papel de envolver, feliz y rápidamente arma una gorra de pintor, que entre otras cuestiones le hace recordar viejos tiempos de niño Boy Scuot.
¡Que alegría para Alberto! Que alegría para todos! Que emoción, cuanta dicha.
Hoy día nadie se extraña de ver como los jóvenes pasan varios días sin dormir, y esta actitud guerrera del disfrutar de la existencia, se la denomina: estar de marcha. Son cientos y miles aquellos que a cada momento están de marcha, quizá bebiendo alcohol, bebidas energizantes, pastillas para deshacerse de la ansiedad, polvos que inhiben las neuronas pero que estimulan al cuerpo otorgando una fuerza extra, que bien sirven para continuar con la marcha o para prolongar el momento del éxtasis hasta que nada quede sobre el tapete para poder seguir. Algunos por ésto se ven como duros, así se denomina al ser que alcanza ese zenit, entre otras características quedan como masticando un gesto de amanerado estrangulamiento, que en forma de circulo se repite incesantemente; en cambio otros personajes prefieren hablar hasta el infinito posible, contando vida y obra del destino que en gracia les ha tocado. Por lo general cuando se está de marcha la voz se siente apagada, y es casi un murmullo lo que sale de adentro, producto de la combustión entre la mente y los pulmones, allí en aquel sector selecto de la garganta.
Otros tantos prefieren utilizar este estado del alma para hacer el amor una y otra vez.
También es de mucho lamentar que gran cantidad de muchachos, por cierto, algo muy muy diferente a nuestros protagonistas de El Remanso, optan por usar los resabios de la marcha para delinquir con ferocidad continuando con esa forma de marcha miserable, un trabajo donde no existen patrones; es más preferible un ladrón a la antigua que alguien que venga de estar de marcha, porque para estas personas el pasado es nada, una amnesia que nunca deja de serlo, entonces la historia es una flama que marcha hacia el suelo y se transforma en lombriz.
En cambio nuestros héroes están obligados por amor a luchar por lo que adoran, que resulta llevar incorporada la pesada carga de quitar de encima al obstinado rival de siempre, y recién después de solucionar los problemas que ello conlleva, y para ahorrar tiempo a favor, enseguida cumplir con la meta establecida, que sin duda es sembrar semillas de buenaventura por doquier, que luego de brotar mejoren al mundo y por fin resuelvan los problemas de aquellos que siempre permanecen en dificultades; una doble tarea que requiere de un triple esfuerzo, o más aun, pues es una verdadera pendiente hacia arriba tener que luchar contra el necio que se escuda en verdades de lunáticos, que desde luego hacen sufrir a montones, además de enmohecer los músculos y la propia fe de los guardianes de la humanidad.
Ellos no sueñan cuando duermen, duermen cuando sueñan con un mundo construido a base de lo ideal imposible que viene del divino cielo de Dios, por que Dios primero nos da consejos, más luego nos alerta de por donde hay que ir, transitar. Por ello no necesitan tanto dormir sino más bien dejar que los pensamientos sean una catarata de ilusiones, un montón de esperanza esparcida por la mente y la sangre.
Y otra, por sobre las demás cuestiones de índole moral, son plenamente conscientes que aquel que establezca un vínculo de amistad con el grupo de los Scouts, luego será metido por los enemigos imbéciles: en una misma bolsa, en un mismo pozo, fosa en común, y en la misma y por siempre estereotipada lista negra; arañas resentidas que avanzan contra el que sostiene el plumero para insuflar el odio picando allí donde no existen las defensas personales.
Para sorpresa de la gran mayoría, ya estando presente la nueva adquisición de El Remanso, el motoquero Sergio, pues algunos pocos compañeros saben a fondo del carácter tozudo y en particular de los gustos preferidos del fornido Miguel, que con solo mirar de reojo una herramienta eléctrica, de repente comienza a esparcir por la atmósfera gran entusiasmo, casi pueril, con además desmedido apasionamiento; una fogosa actitud que estremece, con ello, lo primero que hace luego de despabilar del cuerpo de la creciente agonía que se esfumo por milagro, feo malestar que casi lo lleva para el otro lado invisible, con las dos heridas del cuello aun turgentes, es tomar, sin miramientos de la conciencia, la tan mentada maquina lijadora, y pues para otra cuestión no sirve, despacio comenzar a descascarar, rasurar cual barba de pocos día, quitando con trivial sadismo la capa de humo de las paredes; y en lo referido a tiempo de dedicación, durante dos largas horas ininterrumpidas, dejando el boliche radiante como vajilla nueva. Y desde luego un hilo de sangre brotaba como manantial, a cada rato, limpiando la piel con el puño de la camisa cual si fuera baba al apreciar una mujer bonita, extraordinaria.
Ya resignados, entre otras cosas pues la salud está primero, desde luego emparentada con la alegría y los deseos de estar feliz, hicieron caso omiso, permitiendo descargar dicho placer convertido en poderosa energía desconocida, por la tecnología aplicada en detrimento de lo rudimentario, pero en favor del bienestar del hombre, o sencillamente, el llamado progreso.
A la mañana del día siguiente, algo más que de madrugada, el establecimiento ahora está preparado para recibir la pintura, que junto con el empapelado irán a revestir las paredes, paredes que ya están lisas y lista para ser untadas, claro, con los mejores materiales del mercado.
Cuando el pintor se retira la que queda es la pintura, y es precisamente por éste importante motivo que lo más aconsejable es no ahorrar dinero y aplicar la mejor pintura que exista, no obstante las hay muchas y muy buenas, pero en esta oportunidad han elegido los materiales de Alba, que sin duda están entre los mejores del mercado.
Además, cuando se trabaja con lo mejor, en lo que en calidad de materiales se refiere, es que encima se ahorra también fuerza de trabajo, pues con muchas menos pasadas de pintura la obra queda perfectamente terminada, e inclusive dura mejor que una pintura barata, necesitando menor cantidad de mantenimiento.
Otra cosa a tener en cuenta, y por ello es que deberán trabajar con extrema prontitud, es que necesitarán varias horas extras de secado y espacio en el tiempo para que se disipen los fuertes olores, por ello a más tardar para las dieciocho horas de hoy deberán dar por terminada, es decir, finalizar con ésta importante tarea.
Serena y Beatriz Enriqueta se han quedado la noche entera petrificadas en el sofá, observando entre sueños el accionar de los muchachos que ha carecido de dispersión alguna o pausa injustificada.
Pero viene siendo hora de organizar un regio desayuno, con facturas, café y leche chocolatada.
Además se está haciendo necesario instalar un cartel, de tipo pizarra, que explique que hoy Martes El Remanso permanecerá cerrado, sin actividad, por reformas. Pero que mañana nuevamente reanuda las actividades normalmente.
Promediando la mañana han concluido con la primer mano de pintura, cuando lo recomendable, debido al buen estado del revoque, serían tres, a lo sumo cuatro, tarea que es realizada por Alberto y Miguel; mientras que el binomio de Pablo y Rodolfo se están encargando del empapelado, trabajo nada sencillo, pues quitar el viejo papel es de por si complicado, y colocar el nuevo sin que queden globos, un equivalente al grumo en la comida, lo es más difícil aun. Para ello los muchachos juegan a tocar los genitales toda vez que aparece un indeseado globo en el contexto de la escena de trabajo, relieve convexo que con un pinchazo de alfiler desaparece sin mayores inconvenientes, a parte que cuando se seca el papel tienden a acomodarse de nuevo a la superficie plana.
Y por allí, en medio de la jornada de caracter faraónica, propia de egipcios y fenicios, hace su aparición Mauricio, acompañado por el nuevo ladero Sergio, y nada más ni nada menos que sobre una camioneta igual a la que permanece por siempre hundida debajo del Guasunambí, arrastrando tres hermosos botes, gomones de goma de pequeño tamaño, equivalente a un calzado treinta y tres, como para señorita o enano; con sus respectivos motores fuera de borda, eso si desproporcionados pues son de diez caballos de fuerza, atento a las fuertes correntadas que dominan el Atlántico a la altura de Mar del Plata. Con además una red de pesca por cada embarcación. Una verdadera comparsa de carnaval circulando por la avenida Rivadavia. Que decir de la algarabía, como describir la actitud de los muchachos (Mejor será imaginar y rezar por que en algo se parezca las por siempre realidades). Pero vale aclara que Mauricio hubo adquirido los votes de menor tamaño paro no forjar el deseo de los muchachos. Y desde luego nada importa el costo que pueda ocasionar el hecho de tener que trasladarlos cuatrocientos kilómetros.
La madre de Alberto, Ana María, se hace presente justo en ese momento, y ni lerda ni perezosa, sin que nadie se percate, enciende un cigarrillo, y como no queriendo la cosa, se acerca a una de las embarcaciones de goma y le clava la colilla, provocando una pinchadura similar a los agujeros que lleva Miguel en el cuello.
Es tremebundo el desvío provocado en esta nueva ofensiva de Ana, que lo único favorable que tiene es que no fue dirigido contra vidas humanas; que siendo observada, desde un bar lindero, por el envenenador de personas, de peces y perro, se pavonea por la vereda exhibiendo un podrido coraje que pudre, en alto grado de crecimiento, que muta, leva, y nunca se estanca ni detiene.
Enviciada aun más con crear perjuicio haciendo el mal a gusto y solapadamente, degusta perfume de rosas por si acaso a Mauricio le cae la ficha que pueda ser ella la culpable.
Pero en medio de tantas novedades, lo cierto es que el bote del medio está desinflado, habiéndose opacado un tanto la alegría; pero ante la fiel promesa de enmendar la falla pues están en garantía el festejo continua casi intacto.
Además debemos añadir que la vedette pulposa que acapara los sentires es la flamante camioneta azul, segunda mano, modelo setenta y nueve, del siglo próximo pasado, cien caballos de fuerza, en impecables condiciones, flamante de motor, chapa y pintura; que la besan, que la abrazan, que la lustran.
Y entonces el ayudante Sergio sale raudo hacia la concesionaria donde se adquirieron los gomones (Pequeños catamaranes, con a los costados cilindros cerrados, pero que se unen en la proa, inflados con aire, y espejo y piso de fuerte fibra de vidrio) para lo más pronto posible solucionar el problema suscitado y con ello devolver la felicidad perdida, interrumpida por un eterno instante de pavor.
Finalmente la empresa no accede a reconocer la garantía del bote recién adquirido, por tratarse de una quemadura de corte negligente, pero no obstante, debido a la gran inversión realizada, más la promesa de continuar comprando otras naves de mayor porte en el futuro inmediato, de buena gana le ofrece al comprador la posibilidad de repararlo a nuevo cambiando todo el paño de goma, a lo cual Mauricio, por cuestiones de superstición se niega rotundamente, entonces volviendo a comprar un cuarto bote, y dejando como parte de pago el averiado con el arreglo correspondiente.
Más en la misma operación, del fallido reclamo, decide resolver también el envío hacia la costa atlántica de las tres embarcaciones, dando así por terminada la fogosa negociación, en el marco de una singular tertulia entre buenos negociadores.
Cuando volvieron a El Remanso, Mauricio reunió a la tropa, y algo avergonzando explica el porque de otorgar un bote exclusivo para Alberto y Miguel, y otro para compartir entre Rodolfo y Pablo, sin más obedeciendo el motivo devido a la gran gesta heroica que ambos sostuvieron, quienes altruístas no repararon para nada en pensar en cuidar la vida tan preciada, y que aun emocionado por la actitud de arrojo que tuvieron, sin poder evitarlo hace como un cocktel de sentimientos, mezclando todo lo experimentado, sopesando cada instante de valor de los muchachos, arribando a la actitud de diferenciar, cuando quizás no debiera.
La respuesta de Rodolfo y Pablo no se hizo esperar, y ubicados los cuerpos a los costados de Mauricio, apoyaron los labios sobre la mejilla, en postura de besar su rostro, a la vez que Alberto saca una foto, con el celular de Enriqueta Beatriz; que según posterior promesa de los dueños irá a Mar del Plata a engrosar las paredes de El Remanso II cual cuadro de museo Europeo.
Para las veinte horas, en apariencia, ya está casi terminada la tarea de recuperación de la cantina. Seguramente a la mañana siguiente habrá de arribar la mercadería, incluyendo lo concerniente a bebidas y vinos.
Mauricio propone cenar bajo una luz tenue, al fondo del local, con las ventanas abiertas de par en par. A lo que en principio nadie hace negativa de la propuesta; pero que tampoco están convencidos de comer muy pesado y por ello quedar de cuerpo flácido o adormecidos. Para ello advierten que tengan paciencia, que con un esfuerzo plus, extra, luego podrán descansar tranquilos y quedar de conciencia despejada de fantasmas.
Mientras tanto Sergio, pese a la pizarra instalada, estando apostado en la entrada, va ofreciendo explicaciones a los clientes, que ignorando lo sucedido, viene llegando para cenar como de costumbre. Algunos pocos, que conocen lo sucedido, no salen de la extrañeza de ver como han reflotado la situación adversa, y entusiasmados prometen regresar al día siguiente. Otros tantos solicitan reservar mesa, pero los dueños han decidido permitir que ocupen a medida que van llegando.
Pero los muchachos advierten que no será pertinente distraer la atención pues existen miles de detalles que a primera vista no son fácilmente observables, que de ningún modo solamente el olor a pintura es lo que queda por resolver, sino que entre otras cuestiones, será importante simular un día de trabajo, para ordenar a fondo la cocina. Que ello no impide hacer un alto en el camino, pero que mejor será permanecer concentrados, va a ser importante que los utensilios estén en su sitio correcto, encender las maquinas varias veces a ver que sucede, chequear que los baños funciones correctamente, que la vajilla se vea en perfectas condiciones, y que las ollas y demás recipientes, lo mismo que lo anterior, reluzcan, estén ubicados en el sitio establecido de ante mano, etcétera, etcétera, etcétera. Para lo cual sugieren hacer una comida en el restaurante, más precisamente pastas caseras, pues quien mejor que Alberto para dar el okey, dando por aprobado el examen final.
Serena y Enriqueta, muy en sana complicidad, aunque recién se conocen, propia de amigas desde hace mucho tiempo, más que nada con el afán de resultar útiles para el grupo, de carácter condescendiente en pos de establecer una relación de armonía, y con ello liberar al resto de los muchachos para que dediquen mejor el tiempo en otros menesteres, claro, con la debida autorización, han colocado sobre una mesa larga, dedicada para tal fin, la batería de cocina: ollas, pinzas, los cubiertos, clasificados por género y especie, por mango: de madera, metal, plástico; la clase de filo de los cuchillos, cantidad de dientes en tenedores, por tamaño, si son herramientas de trabajo o simples cacharros, cubiertos dedicados para el servicio de mesa. Y por ubicación, posición anterior en la que estaban. Con a pocos pasos las alacenas y los cajones abiertos, para luego de lustrar los conjuntos de diferentes trastos, con un paño húmedo de alcohol, colocarlos nuevamente adonde estaban antes del atentado terrorista, en la subdivisión correspondiente, o bien sobre los ganchos de la pared, si es que acaso fueran otra cosa, y claro en el lugar preciso, asignado con anterioridad; un temor fundado que a Alberto lo tiene bastante preocupado, pues al momento de estar El Remanso colmado de comensales sería un desatino que el personal ande a los tumbos volviéndose locos intentando encontrar lo imprescindible necesario.
Mientras tanto ellos, temiendo que hayan envenenado algo más que la comida, han decidido limpiar a fondo, las cisternas, tanques al ras del piso, donde se almacena agua para luego ser enviada al tanque principal, que desde luego también será sometido al tratamiento de purificación, primero deberán quitar, sacar el agua con un bombeador afín y así desviar el posible líquido infectado hacia la cloaca, por medio del inodoro. Otra tarea será reemplazar los filtros del sistema, volver a llenar los tanques, y controlar que todo funcione normalmente; para terminar revisar a fondo las maquinas de café express, someterlas al mismo tratamiento que lo anterior; y luego que algún voluntario ingiera un pocillo para ver si sobrevive.
Los extractores han sido encendidos haciendo sentir el rugir de los motores, que por un segundo allanaron el silencio, adornado de murmullos del conjunto, como paralizando los corazones, atemperando las emociones, poniendo las expectativas como caballos en dos patas.
Salvo la madre de Alberto, quien subrepticiamente, luego de quemar el vote, hubo desaparecido entre la multitud de peatones, además de Serena y Beatriz Enriqueta, quienes han ido a traer mercaderías exclusiva para los fideos caseros de la cena; cerveza, vino, gaseosas saborizadas, pescados, langostinos, mejillones. El resto de los hombres se encuentran presentes de cuerpo y alma, sin excepción trabajando en función de reflotar el amado El Remanso, con esta nueva función de despejar dudas existenciales, materiales sospechados de manipulación malintencionada, y de obedecer al instinto humano que bien conoce la falta de límites del maligno, por todo, habiendo quedado como al principio, mojados, embadurnados hasta los calzones, y de paso las propias verijas con tierra, barro, sudor espeso.
Mauricio junto al ladero Sergio, o mejor dicho el ladero junto al propietario, meta comunicarse con distribuidores, personal que ignora que mañana mismo han de tener que presentarse, pues han de reanudar el trabajo de cada día; a excepción de los lunes de cada mes.
Alberto tiene pensado hacer ravioles, amasar a máquina fideos de diferentes formatos, ñoquis a mano alzada, es decir, una amplia gama de ricas pastas frescas, y también para el acompañamiento diferentes salsas, pero en pequeñas cantidades, como para en un solo acto abarcar lo más que se pueda las posibilidades del restaurante. Por otro lado habrán de cocinar a las brasas una pequeña cantidad de diferentes frutos de mar, engarzados en palillos de madera. También algún poco de postre, sencillo, como para así incursionar en el rubro de los dulces y ver que sucede. Pero de momento, mientras las mujeres aun no regresan, él está haciendo memoria de como estaban ubicados los cubiertos y demás utensilios, un tanto acomodando lo que aun está fuera de órbita. Cuanto más se esfuerza en recordar las cuestiones culinarias y de gastronomía más le viene a la memoria lo sucedido en los últimos días. La gran gesta, el enorme oprobio que en forma de azotes cuartean la espalda, la cantidad de golpes de puño cerrado que el destino les propina, seguramente a disgusto y pereza; y quizá por ello pudiendo eludir los obstáculos con relativo éxito, pero no así la vergüenza de deber esquivar los cañones, de un anti imperialismo que que vive de prestado, que vehemente merodea la ciudad sobre ruedas con privilegio.
Serena y Enriqueta regresan con sonrisas impostadas, un tanto histéricas por lo anteriormente registrado, pero dejan los paquetes en manos del cocinero, y se retiran en busca de oídos que escuchen le que tienen para contar. Alberto prefiere ignorar la maniobra femenina manteniendo la atención en lo verdaderamente importante, que es la correcta distribución del arsenal culinario. En cambio ellas hacen basa en Pablo primero y Rodolfo después, quienes, con atención, escuchan la nueva historia en cierne de acontecer.
-Serena, va a ser mejor que sea quien cuente a los muchachos lo que acabamos de ver.
-Pero que Alberto se entere puede resultar contraproducente.
-Lo que sea, no debemos guardar la verdad y convertirla en un secreto.
-¿Que ha ocurrido?
-¿Si eso, que pasa?
-Cuando volvíamos del almacén, vimos a la madre de Alberto...como decirlo. Abrazada y a los besos con el terrorista, ese que incendio todo y enveneno la comida.
-Creo que se llama Sebastián. Pero pregunto, no serán otras personas? A lo mejor están por demás equivocadas.
-Por Dios que eran ellos.
-Y por casualidad, las vieron?
-Para nada, justo estábamos saliendo y nos quedamos escondidas en la entrada.
-Da la impresión que están de novios, van por la calle abrazados como marido y mujer.
-¿Adonde está Miguel? Será importante que también lo sepa.
-Está metido dentro del tanque sacando lustre a las paredes del interior.
-Hola.
-Ay, que susto.
-¡Mauricio!
-Perdón, no fue mi intención asustarlas.
-Que bueno que viniste.
-¿Ocurre algo malo?
-No malo, pero si que llama poderosamente la atención.
-A ver, un momento. Sergio ve a ayudar a Alberto en lo que necesite.
-Si señor, enseguida.
-Mira, pasó lo siguiente, fuimos a comprar para la cena, y estando en la calle vimos a Ana María a los besos con el tipo que incendio El Remanso.
-No. La que nos faltaba, pobre Alberto, que desilusión.
Yo ahora quiero que esa señora no entre más a El Remanso, ya lo venía masticando, pero con esto basta, pase lo que pase aquí tendrá prohibida la entrada.
Y tampoco quiero que venga a Mar del Plata, que joder.
Va a ser mejor que vos Serena ocupes parte del duplex.
-Eso es lo de menos, y ahora ¿Quien le informa a Alberto? ¿Como va a reaccionar?
-Como sea, no quiero poner en riesgo el pellejo nuestro, ni el de la hermosa gente, clientela que nos acompaña adonde quiera que vayamos, estos tipos son capaces de hacer cualquier cosa. Miren si les da por volver a envenenar la comida y ésta vez por desgracia muere alguien, es nuestro fin.
-Quiere decir, que cuando lo teníamos prisionero, recién después de incendiar el negocio, haciéndose el enfermo pues no tenía ni un raspón, y ellos conversaban muy a sus anchas, tan acaramelados, allí se declararon el amor, porque sino cuando?
-Debe ser...igual, Mauricio, quiero que lleves la película a revisar, necesitamos saber que cuernos conversaron. Él se veía preocupado por saber si funcionaba el sonido de la cámara.
-Quedate tranquila que ya están en el laboratorio para ser procesadas, la semana entrante estarán los resultados.
-Puede existir tanta maldad, mi amor.
-Y si, antes de conocer a ésta gente pensaba que no, pero ahora veo que el diablo se esconde entre nosotros. Pero ellos han sido y son, un ejemplo de bondad, que finalmente eclipsa cualquier vileza.
-Mauricio, con Rodolfo estamos manejando la idea de dialogar con Alberto, ponerlo al tanto de la situación, y saber que opina.
-Será mejor si nos reunimos los cuatro y evaluamos la difícil situación, a lo mejor tenga de bueno que la señora se marche con éste hombre y de ésta manera lo deja tranquilo al hijo.
-Sería una bendición.
-Vayan, hagan lo mejor que puedan. Pero vean de conversar mientras Alberto continúa cocinando que es el momento donde se encuentra más tranquilo y relajado. ¿Entendido?
-Ustedes esperen pacientes aquí, que luego de la charla, enseguida nos reunimos nuevamente, opinamos, le damos concejos, y le advertimos de los riesgos que corre al vincularse con esa gente.
-Buena idea. Por favor, Pablo, pídale a Sergio que regrese con nosotros.
-Cambiando de tema, querida estoy detrás de patentar un invento, como patrocinador, es autoría de Sergio, pero lo quiere compartir conmigo; que tiene que ver con extraer del agua oxigeno puro. Imagina podríamos alimentar un submarino sin necesidad de tener que emerger para abastecerse, o a los mismos buzos, que serán como peces que nadan y nadan sin fin.
Un aparato que empleando un método conocido, llamado electrólisis, hará temblar al mundo por ser una máquina tan práctica e igualmente genial.
Por favor escucha y recapacita. Electrólisis: Método de separación, de los elementos del agua, hidrógeno por un lado, que emplearemos como combustible que hará funcionar el aparato por medio de un grupo electrógeno, y el codiciado oxígeno, oro que como una burbuja de gas llenará nuestros pulmones de aire sensacional; flor de aparato que con un simple mecanismo, perfecto, en su interior, con todo lo necesario como para hacer cumplir con esa realidad impensada, nos irá a posibilitar crear una ciudad en el fondo del mar. Un artefacto así de grande, pero capaz de realizar tamaña hazaña, sin que ruede una tuerca, y con ello capaz de alimentar de oxígeno allí donde sea requerido por tiempo indefinido. En conclusión, se trata de algo nuevo, que nadie a podido llevar adelante y que es un una invención impresionante y fácil de realizar.
-¿Y eso cuantos nos va a salir?
-No se, pero no importa; lo más costoso será acondicionar El Remanso de Mar del Plata.
-¿Acondicionar El Remanso de Mar del Plata, pero para qué?
-Quien mejor que el propio inventor que explique los objetivos y prioridades.
Anda Sergio explícale a Enriqueta Beatriz el porque de acondicionar El Remanso de Mar del Plata.
-Lo primero que debo aclarar es que un verdadero invento habla por si solo sin ninguna necesidad de aclaración, o aclaraciones.
Pero hay algo indudable, que es importante recalcar, y es esto que existe vida en el planeta tierra, pues tenemos oxígeno y también agua (Que además, cada tres partículas, componentes, uno es de oxígeno; y los dos restantes son de hidrógeno).

No obstante la pregunta de Mauricio tiene que ver con otra cosa, porque habría que acondicionar un restaurante a orillas del mar, y luego hacer valer el invento? ¿Que relación tienen los diferentes temas?
Ocurre que según muchas predicciones, se afirma que estamos ante la inminente suba del nivel de las aguas, hasta límites insospechados, parecidos a los que padeciéramos en el planeta en épocas pasadas, más precisamente en lo referido a los tiempos de Noé, que desde luego figura en la Biblia, y donde el profeta, luego de escuchar la palabra de Dios, quien le advirtiera de lo que iría a suceder, acontecer, con gran tino, obedientemente, rápidamente y con suma eficiencia, construyera, él mismo, la tan conocida embarcación, en la cual luego cargó especies de animales y gente, y con ello hubo salvando a la hermosa humanidad de una evidente aniquilación, extinción.
Partiendo de la base que pensamos que pronto irá a ocurrir lo mismo, es que queremos acondicionar el boliche para que pueda soportar las contingencias que ello depare. Por ejemplo impermeabilizarlo, hacerlo hermético, instalar el invento para contar con oxigeno, y aparte energía eléctrica de clase continua, por medio de generadores que funcionen a gas proveniente del hidrógeno, almacenando la corriente en baterías.
Asimismo instalar una antecámara para poder salir a las profundidades del océano, y pescar por ejemplo; o bien recibir la llegada de visitantes.
Y también instalar filtros especiales para purificar el agua de la sal que contiene, quitando éste elemento que es cual veneno para el cuerpo.
También debemos de considerar, que al cabo de algún tiempo las aguas descenderán, volviendo al estado anterior, o sea a la normalidad.
Si la gente nos escucha y acompaña, con suerte, podremos crear una posible ciudad capacitada para estar sumergida debajo del mar y permanecer intacta por años.
-Dice usted un gran diluvio, otro gran diluvio como el de Noé?
-Si, en realidad una sumatoria de acontecimientos. Es probable que la caída de grandes meteoros, sobre el Atlántico, Pacífico, Índico, provoque un maremoto tal que cubra el suelo hasta por lo menos ciento cincuenta metros de altura, pero que finalmente las aguas regresen a su cause normal. Por eso es importante intentar resistir, poder salvarnos.
-Quiero hacerles notar, que como patrocinador, soy consciente que estamos procediendo de manera inversa, al revés, pues primero se debe patentar el invento y recién luego darlo a conocer, pero atento a que estamos entre amigos es que nos atrevemos a contar parte del proyecto. No obstante la pila de trabajo que nos queda por delante prometo mañana mismo presentarme donde corresponda y anotar la idea como propia, aclarando que el inventor es Sergio, y yo tan solo quien produce la iniciativa. Estoy seguro que iremos a ganar mucho dinero.
-Eso espero porque con todo lo que acaba de contar este muchacho de lo que demos invertir para dejar El Remanso apto para estar sumergido en las profundidades, calculo que cuando deba comprar un par de medias deberé acudir a pedir prestado a mi hermana.
-Tu Serena, te ruego que no cuentes nada.
-No se haga problema, no tengo otra ambición que ser feliz con lo poco que tengo y gano.
-Hola gente...
-Uy no...
-¿Que hace usted aquí? ¡Fuera!
-Suélteme, no sea bruto.
-Tiene la entrada prohibida, espere a su hijo afuera, aquí no entra más. Vamos, rápido.
-¡Alberto, Alberto, socorro!
-¡Madre!
-Alberto, Mauricio no me deja entrar.
-Lo que pasa que la han visto abrazada con el hermano del falso inspector ¿Es eso cierto?
-Si. Fue un amor a primera vista. Después nos encontramos en la calle, y Sebastián quiso que fuéramos a tomar un café, y en fin, como rayo comenzamos una historia de amor.
-Durmiendo con el enemigo.
-Sebastián, está arrepentido, quiere pedir perdón en persona.
-Bueno, arrepentirse es algo prometedor, el comienzo de un camino nuevo, la posibilidad de un desarrollo que perdure en el tiempo, que se instale en la moral y la vaya forjando de esplendor.
Estas son palabras que recreo de la voz de Jesús, pues del desconcierto no recuerdo las suyas exactas.
-Estas personas son como luces que titilan: Se arrepienten, no se arrepienten, se arrepienten, no se arrepienten, no pasa un segundo que cambian de opinión. No te dejes engañar, Alberto, no podemos continuar arriesgando el pellejo, dile basta al inquisidor, delincuentes que solo conocen de hacer el mal.
-Y donde está ahora tu prometido ¿Es en verdad algo serio ese amor?
-Si, nos queremos mucho. Está aquí, al lado, esperando que lo llamen.
-¡Llamarlo yo!
-Mauricio, le pido por favor, vamos a escuchar lo que dice, cualquier palabra buena le hará estragos al corazón, aunque sea que dé ha poco vaya cambiando la personalidad, esa manera de ser tan agresiva, e incomprensible.
-Como quieras, pero afuera a la intemperie, aquí no entran más.
-Podemos preparar una mesita en la vereda, e invitarlos a cenar una pastas.
-Está bien, si, que venga, que se haga presente, pero se quedan afuera, en la calle.
Y quiero agregar, señora, que usted a Mar del Plata no viene, ni de cajera ni a pelar papas; se quedará en Buenos Aires, o lo que sea, me da exactamente lo mismo, aun no le deseo la muerte, pero mejor aléjese de mi vida, mire, ni aunque tengan cuatro hijos y de pronto a los seis le crezcan alas de ángeles los quiero cerca mío; y le agrego, por Dios, no le arruine a su hijo, la gran posibilidad de crecer a mi lado con un trabajo honrado.
-Muchachos! Vamos a armar una mesa en la vereda, y a cenar como Jesús en la última cena según Leonardo, todos sentados mirando hacia afuera, dejando un espacio libre para que la gente pueda transitar.
-Aquí queda demostrado que la tan prestigiosa ley de causa y efecto es nada comparada con la palabra de Jesús, quien nos invita a romper con el eslabón que señala el sentimiento afectado, de responder como un reflejo condicionado a cada proposición que depara el destino, para reemplazar esa respuesta estereotipada por otra de carácter muy elevado.
-Y ya que estamos hablando verdades, estaría buenísimo que ustedes dos se vistan de mozos, con gorras de policía incluida, y atiendan a los invitados a la vez que le impiden la entrada por cualquier motivo que sea, más no bien terminada la última gota de café, propio de la sobremesa, los invitan a retirarse, lo más pronto que se pueda. Y si por tal caso no obedecieran, aprovechando que la señora enamorada usa pantalones, los agarran del fundiyo y los depositan en la vereda del congreso de la nación.
-Ay, miren, la gente comienza a formar fila, pues piensan que esto es una mesa de recepción.
-No podemos avisarle a uno por uno que El Remanso está cerrado. Pero no va a quedar otro remedio, ni fósforos tenemos.
Hola, hola, que tal como va. Hola, hola, que tal como andan.
Sergio, pronto, toma la pizarra y recorre la fila, que de una vez se enteren que mañana reanudamos las actividades.
-Correcto.
-Pienso que esta movida no va a poder ser. A más gente que se agrega peor, más gente que se suma a la cola. La fila está dando vuelta por la otra calle.
-Si mi amor, lo veo, es verdad.
Hola, hola, que tal, como están? Bienvenidos.
Mire señora, de buena gana aceptamos el tremendo desafío de tener que escuchar un pedido de disculpa por parte del señor. Aunque deberíamos hablar de perdonar, indultar, absolución, pues el accionar de este hombre es francamente deleznable, de una bajeza despreciable, repugnante, si por mi fuera hace rato que hubiera acudido a la policía, y usted estaría descansando entre rejas.
-Mire señor Mauricio, vine por qué estoy arrepentido al máximo. Festejo que no ocurrió algo malo.
-Querrá decir que no haya que lamentar víctimas.
-Si. Reconozco que estuve dominado por la ira, que fue una locura lo que hice; pero lo hice solo, quiero que sepa que no tengo a nadie detrás que sobe mi lomo o cuide mi espalda. Mi hermano era el último eslabón de una familia, familia que desapareció por culpa de la pobreza.
-Don Mauricio, es increíble, la gente pide por qué, aunque más no sea, Alberto prepare algo para comer en la calle, casi todos lo conocen de cuando hacía pasteles en la vía pública.
El público quiere cuando menos que se haga presente para poder saludarlo.
Nunca imaginé que fuera tan ídolo.
-Haz el favor, ve, explícale; de paso dile que por favor venga lo antes posible.
-Mauricio, permita que continúe con la exposición. De alguna manera ahora formo parte de la familia de Alberto, con Ana María estamos verdaderamente enamorados, queremos casarnos, vivir juntos para siempre. Le prometo que desde hoy mismo la llevo a mi casa, si lo prefiere nunca volverá a vernos. Pero antes permita que insista en solicitar un perdón de vuestra parte, el suyo y el de su señora esposa.
-No sé, tal vez si corre algún tiempo sin verlos, ni tener noticias de ustedes, ah, y que no suceda nada malo. Por que usted no entiende, pero estoy con los músculos en permanente tensión, mentalmente absorbido por el temor que se repita un atentado. A lo mejor usted no, pero alguna mano negra que se oculte detrás de su reputación.
Y además confiese, aparte de la comida puso veneno en algún otro lado, porque aqui los muchachos están revisando hasta las cañerías.
-No, para nada, la carne del asado y un poco las achuras, solo eso, eso fue solamente.
Sabe que pasa, desde que mi hermano Manuel presentó la credencial de inspector hasta que lo asesinaran pasaron solamente cinco minutos ¿Que puede hacer una persona en cinco minutos para merecer la muerte? Eso es lo que no cierra por ningún lado ¿Entiende, entiende porque estoy resentido con la justicia? Ese trabajo requiere que la persona converse, para así acceder ha que te entregue dinero, nunca jamás empuñar un arma y espantar al cliente.
-Son los riesgos que existen al llevar ese tipo de vida, no era la primera vez que molestaba. Es muy feo, horrible, que te persigan adonde quiera que vayas, sentir la presencia día y noche de un depredador que amenaza, menoscaba el destino propio. Nacemos para ser libres, y no esclavos de inútiles holgazanes.
-Eso quería, borrar del pasado, borrar las heridas del ayer. Pero conozco una mujer, que rompe con el odio encarnizado, la empecinada sed de vengar el orgullo mancillado, el coraje mutilado que resuelto a continuar hace cultivar nuevas tenazas sujetas al gatillo...pero ahora, un sentimiento que proviene del cielo aterriza apoyando las alas en mi corazón.
Por eso reflexiono, que linda es la vida, gozar con amor el tiempo que es un ritmo que fluye emergiendo del manantial de la existencia.
Antes pensaba que solicitar un perdón era pedir clemencia, sin embargo es una capa de pintura entre otras muchas más, que darán al destino un brillo que suelta rayos en la noche, pedasitos de sol a domicilio.
-Y tu Alberto ¿Que piensas al respeto?
-Que merecen una oportunidad. De lo contrario deberían de arder en una hoya pelando aceite
-Escucha la gente como aplaude a rabiar.
-Como quisiera tener con que, y aunque más no sea darles de comer unas tortitas rellenas.
¡Mañana, mañana, los espero mañana. Los quiero mucho.
-Tranquilo amigo. Vamos a reservarnos para Mar del Plata; aun queda un amplio camino por recorrer.
-El supermercado de la vuelta está abierto las veinticuatro horas. Pensaba que comprando tapas de empanada, diferentes quesos, algún turrón de almendras de buena calidad, aceitunas, picles, quizás podríamos hacer rápidamente unas mini empanadas espectaculares.
-No entiendo lo de mini.
Pero igual, tengo miedo que pase algo malo.
-Lo malo ya pasó, ahora queda por venir lo bueno por delante.
Te explico, cortamos las tapas al medio, con cada mitad, haremos la pequeña empanada, uniendo la linea recta de la masa formamos un cono, y allí metemos abundante relleno; con solo apretar un poco la masa abierta arriba será suficiente. En diez minutos, mientras alguien trae la mercadería, calentamos el horno, en quince sale la primer tanda.
-Buena idea hijo mio, si quieren vamos nosotros.
-Epa, a los pocos segundos del arrepentimiento no se hagan los graciosos, dejen pasar unos días por lo menos.
Está bien, hacemos las empanadas, pero que vayan a comprar Enriqueta y Serena. Y vos Sergio, por favor, acompáñalas.
Mientras tanto yo voy a dar el anuncio ¿Vale?
-Adelante, de mientras voy a prender el horno, hasta los cuatrocientos grados no paramos de darle hacha.
-Señores, estimada clientela de nuestro El Remanso, si son capaces de aguardar veinte minutos, Alberto los ha de agasajar con uno de sus más reconocidos manjares, unas empanadas de cocina de autor, del tamaño de las famosas tortas fritas.
Gracias por tanto afecto.
Sucedió que Sergio por la lógica premura de sacar una primera tanda, hizo un primer viaje relámpago al supermercado, trayendo consigo diez paquetes de tapas de empanadas, de veinte unidades cada una, algunas pocas bandejas de queso cheddar, tomate en sachet, aceitunas verdes y negras, rellenas con morrón colorado; vasos de plástico, y tres botellas, de dos litros y medio, de jugo de manzana. Pero no bien hubo dejado el pedido, sin la moto, a zancadas volvió por más mercadería.
Entonces los cuatro Boy Scouts, habiendo dejado el trabajo de reparación, ya prácticamente resuelto, comenzaron a preparar la receta programada, ubicados en torno de la mesada, bajo las ordenas de Alberto (Quien considera que lo más acertado es comenzar a cocinar antes que quedar de brazos cruzados esperando que el olor a pintura por fin se disipe).
Por su parte Mauricio, podrido, cansado de vigilar a la madre del cocinero y a su resentido con la vida, príncipe azul enamorado, les sugiere que antes que aparezca la necesidad biológica de ir al baño, que por favor se retiren, y de paso los dejen tranquilos; festejando el triunfo de la causa gastronómica, junto con el público que tanto los quiere e idolatra, de revertir la adversidad que ellos mismos causaron.
En el segundo viaje de Sergio volvieron los tres, con capacidad para alimentar a doscientas personas, incluida la bebida. Y en ese corto lapso de tiempo, los comensales se fueron enterando de lo sucedido con el incendio, la comida adulterada, en mal estado por envenenamiento, además de los responsables, los motivos del móvil, y de la remisión al principal culpable.
Algunos muchachos de no más de veinte años, mientras esperan ansiosos la comida, quienes tiene a Alberto como un ídolo que adoran, por ser un especie de modelo de hombre ideal, y a si mismo a Mauricio catalogado muy favorablemente, por ser un señor empresario emprendedor, arriesgado, creativo, independiente, comenzaron a corear canciones de tipo cancha de futbol en favor del imperialismo: Oh, oh, oh, aguante Nueva York, oh, oh, oh, aguanten los Rolling Stone, oh, oh, oh aguante el comercio en libertad, oh, oh, oh, libertad de mercado, oh, oh, oh hijo y padre aguanten los Bush.
Más allá de la simpatía, y la gracia que provocaron en los demás, tuvieron la virtud de espantar a los sentados en el banquillo de los acusados, que cerca estuvieron de ser como linchados, y de orejas tapadas con las manos, no se sabe bien, si por no querer escuchar las estrofas alusivas al imperialismo Ingles y Norte Americano, o bien, por temor a que les arranquen den un tirón, cada uno de los cuatro cartílagos, debieron de abandonar la mesa de privilegio y el lugar adonde yace El Remanso, como ratas de alcantarilla que huyen del gato feroz.
Y cual paradoja ciudadana, referida a la existencia pacífica entre diferentes razas, etnias, clanes, no bien desaparecieron los novios de la escena, se ve allí parado frente a la mesa vacía, a un hombre, alto, bien vestido, de elegante sport, de marcados rasgos indígenas, que tranquilamente, pero con un importante dejo de ansiedad, que denota sumo interés por encontrar a la persona indicada, intenta dar con Sergio puesto que en el día de ayer se hubieron comunicado, por motivo de la valiosa flecha que se incrustara en cuello de Miguel, ya que el joven motoquero se encuentra igualmente motivado en rastrear el origen de la misma.
Este buen hombre se llama: Bagual Yuca Condic, nombre que desciende directamente de los Querandíes (Y que increíble, fuera de toda lógica, le fuera aceptado al momento de haber sido anotado en el registro civil). Los Querandíes son originarios de la zona Pampeana y en especial de Buenos Aires, por consiguiente, Bagual, tanto o más aun que Sergio, desea ver y observar la afamada flecha, para establecer el origen, además, datos evidentes que pueda aportar la pieza misma de arqueología.
Jamás Miguel Contreras tuvo las manos tan limpias, pero salvo el vago meñique, el resto de los dedos están mochos, inhabilitados como para tener andar repulgando empanadas del tamaño de raviolones, por suerte el chef, jefe de cocina, ordenó solamente apretar las uniones que cierran el bolsillo.
Y ahora el cogote está envuelto, haciendo recordar los abrigos de cuello polera, con venda de gasa, correctamente desinfectado, con agua oxigenada primero, y el poderoso Pervinox como última capa, con signos evidentes de ir derecho por el camino correcto hacia una pronta sanación.
Pero su presencia es requerida por los dueños, que esperan en la mesa que aun permanece afuera, a la entrada, encabezando la fila de clientes y amigos, ahora acompañados por la visita del estimado Bagual Condic; descendiente de los naturales de la zona donde se encuentra el rio Guasunambí, en adelante lugar emblemático donde Miguel heroico arrojó la camioneta y donde fuera atravesado por la flecha; o bien, según testimonio del visitante, una lanza de calibre mediano que otrora formara parte del arsenal empleado por sus antepasados, en la caza, y en la defensa del territorio de la amenaza permanente por parte de los conquistadores Españoles.
Con la primera tanda de doscientas empanaditas, encabezada por Serena, con bandeja de aluminio repleta, con detrás Enriqueta Beatriz portando vasos de plástico que reparte de buen humor entre los presentes, que ya suman más de cien. Es una bandeja de aluminio, que a medida que se va vaciando brilla como el sol, apoyada en la panza, sostenida con ambas manos. Ellas atienden solas puesto que el resto están a toda maquina preparando la segunda parte del banquete improvisado, igual que la anterior, que en un par de minutos sale; y en marcha una tercera, que se supone será seguramente un poco más perfecta, pues van entrando en ritmo profesional propio de El Remanso, tercera tanda de pequeñas empanadas rellenas con quesos de óptima calidad, otros picles, más turrón molido; se hace presente entonces, a la par de la luz multicolor de la noche porteña, la flecha, o lanza, pronto lo sabremos, que Mauricio acuña como oro de mil quilates, y que tanto codicia Bagual Yuca Condic.
Al instante de observar el hallazgo fortuito, Bagual determina que se trata de una flecha, más no una lanza pequeña como las empanadas, que es muy probable, sino segurísimo que perteneció a los Querandíes. Al mismo tiempo que Bagual besa la flecha, Serena reparte la última empanada promediando la mitad de la fila.
Es de reconocer que la gente colabora, en ésta merecida fiesta, con por ejemplo, servir ellos mismo la bebida eximiendo a Beatriz de hacerlo, levantar el brazo para identificar quienes se han quedado sin comer la ración de empanadas. Animar el festejo con bailes, cantos, rueda de chiste y de chismes, amen que otros personajes se van agregando, con la mejor voluntad de colaborar y hasta predispuestos a pagar con dinero si es que acaso los encargados del evento lo vayan a solicitar.
Desde una óptica privilegiada, genuina, de quienes tienen la virtud de adivinar el futuro en cada cosa que observan, o bien porción del universo que se interpone con la magia de emplear la clarividencia, pueden distinguirse con nitidez quien de los Scout a confeccionado cada empanada, siendo por lejos las de Alberto las madres de la crías que amamantan a los borregos recién nacidos. En cambio las de los otros compañeros como una metáfora montada sobre una comparación dando como resultado un proverbio que sabe a poesía rota, a pelota de ping-pong chamuscada por el fuego, que ahora son grajeas de bacalao con la cola del pescado saliendo para afuera, como ballenas asomando el lomo por la superficie del mar luego de haber sido azotadas con cadenas de grandes acorazados. En cambio las empanaditas de Alberto están hechas con inteligencia, con la sabia piedad de no querer perder la liga que atrae la bendita suerte, hechas de manera contemplativa, casi como imitando aquel pastor engripado que trata con esfuerzo de permanecer con el querido rebaño, no obstante las empanadas hechas por el colorado con rulos son sirenas de mar, sin escamas, acurrucadas en la roca antes de dormir la siesta; y hablando de mar, es bueno recordar que en breve habrán de estar en la costa atlántica probando suerte, que a no dudar será en el futuro un cheque al portador con fondos.
La historia es un pasado escrito, que vamos repitiendo para no olvidar. Sin embargo, el pasado y el presente pueden desaparecer, en cambio el futuro de ninguna manera. El tiempo es medir la permanencia del humano viviendo en el universo. Si no hubiera vida ¿Que sentido tendría hacer referencia al tiempo? Si por otra parte no habría quien ni como tomar nota de ello. Pero lo importante reside en las buenas costumbres, en las enseñanzas que se van pasando de generación en generación, y que son la enseñanza que debemos de aprender; más luego transmitir. Nadie toma nota de las cosas malas a menos que sirvan como modelo de lo que no hay que hacer, ni tampoco festejar. El presente es vida, presencia, conque exista una sola persona hay un presente, tal vez muy pequeño pero presente al fin.
Con un día de retraso, en cuanto a lo prometido por los muchachos, pues hubieron muchos problemas de índole social, de piquetes, movilizaciones, cortes de luz y de semáforos, un acto organizado por el gobierno nacional que paralizó la mitad del centro de la ciudad, entonces, no por un incumplimiento de los scouts, quienes lograron el objetivo a rajatabla, sino más bien por estos inconvenientes de fuerza mayor, algunos proveedores, por no decir en su totalidad, que jamás llegan a entregar de madrugada como deberían, no cumplieron con la rutina de la consabida repartición de mercaderías, bebidas, insumos fundamentales, frutas y verduras, especies, café, lácteos; además que faltaron ajustar detalles con el personal que interviene en la atención al público, y en la propia cocina; existió una reunión, no muy extensa, dedicada a revisar si las cosas están en el debido lugar, es decir que todo funcione normalmente. Por ende el pobre El Remanso de la Capital Federal vuelve a retomar las actividades como siempre, sin que claro vayan a ocurrir rarezas que obligen a otra indeseada iniciativa de tener que postergar.
Resumiendo, el día Jueves dieciséis de Enero del dos mil catorce, para alegría de los dueños, y demás protagonistas, principalmente los muchachos que tanto trabajaron sin tapujos, ni especulación, se reanudaron las actividades como siempre. Con el aliciente que hubo más comensales que nunca antes visto, lista de espera, con gente amontonada en la vereda, como una verdadera explosión demográfica, que llama la atención, produciendo un tanto de envidia, acaparando la mirada de gran parte de los comerciantes de la zona que están pendientes de lo que allí ocurre.
Las novedades más sobresalientes a saber son: La ausencia del hogar, pero con aviso justificado, de Ana María, quien se hubo mudado a la casa del nuevo novio, Sebastián Rodriguez, el concubinato con todas las letras del mundo pareciera. Y segundo, que Alberto, en la noche del Miércoles, por fin llevó al nido departamental a la dulce Serena; pero atención, con la novedad de la presencia permanente de Enriqueta Beatriz, que por nada se despega de la singular pareja de amigos.
Al momento es una relación de tres que hace alzar un bosque plagado de encantamiento, aun tranquilos y sonrientes.
Alberto no es de retroceder, pero lo primero que hizo fue desconectar el timbre, debidamente autorizado, y luego fabricaron nubes con humo de cigarrillos, prepararon café, descolgar algunos cuadros de Ana para que la visión retoce tranquila sin recordar nada especial y que las palabras emerjan con desenfado dejando que la mente fluya con armonía, quizás así brote una flor de idea donde se vean involucrados en un destino perenne.
Pero ocurre que hay plomo en las gotas del rocío de la aurora que obliga a embadurnar de apresto los prejuicios dados, paredes de cemento donde suele caminar la moral intachable haciendo equilibrio entre los pesares y los sentires, pero que hoy trastabilla aturdida por el miedo y el vértigo; con la traza de un camino recto metido en el corazón de lo permitido, entretejiendo grandes empalizadas de chocolate amargo que divide el territorio por donde las piernas caminan el sendero de lo legal.
Son tres cuerpos que transpiran lluvia de gotas de rocío y miel, y otro número importante pero de jadeos entrecortados por la palabra, una variedad enorme de aullidos, arropados de invierno que no saben vibrar libres por el espacio que ahora se inmola al tener que discriminar la belleza.
Y la panza, alojada en el estómago de Beatriz Enriqueta, que encima del discreto rumor de sonidos, va sumando, producto de los nervios con algo de la ansiedad propia del pillo polizonte, un timbre antiguo que con suma fuerza logra hacer vibrar la habitación cual lengua de lagartija.
Y los bolsillos de Serena donde deposita el cerebro en partes iguales hacen demorar el momento previo de subir las cortinas dejando entrar la paz y el sosiego.
En cambio Alberto observa con ternura la fortuna aquella de permanecer virgen desinflarse hasta colgar del mástil. Pero él sabe perfectamente que siendo tan introvertido, si alguien pretende ocupar el descampado corazón habrán de tener que encarar una propuesta verbal con todas las letras, o bien echar manos al pellejo de chancho sonrosado.
Pero pasó que Enriqueta Beatriz, al avistar sobre una estantería un maso de cartas españolas, lanza el primer cascote que conlleva una propuesta audaz; de jugar una partida, a ver quien decide el destino de la reunión ante la baraja más alta; siendo cualquier as la mayor, y el dos la de menor valor. Y que por favor por nada del mundo trascienda lo que allí ocurra de bueno, o transgresor.
En la primer jugada Serena gana con el rey de oro.
Más al instante hizo la propuesta de delegar el mando, directamente hacia cualquiera de los dos que se imponga en la segunda partida, pero antes dejando bien aclarado, casi como una obligación propia del juego, que ante cualquier prenda de tipo sexual que ellos decidan, desea cobrar un dinero proporcional a lo que deba de acatar.
Por otro lado, en otro lugar, Mauricio se encuentra con Sergio en un conocido prostíbulo regenteado por un juez de la nación. Ellos llevan adelante el ritual de un pacto, que tiene que ver con que van a formar una sociedad, económica e intelectual, cada uno aportando lo suyo, pero que en adelante puede cambiar el destino por completo, haciendo que queden ligados para siempre, algo más que una amistad; quizás una especie de hermandad pues pronto se habrán de agregar más personas asociadas al proyecto; en principio se trata de un matrimonio abierto, pero que juntos han de dar los primeros pasos, que serán los que engendren un camino por donde han de transitar el resto, y precisamente por ello es que deben hacer algo acorde, una ceremonia que simbolice esta unión sagrada, que opere como una bisagra donde cada uno representa con lo suyo el ala de una mariposa que vuela eternamente de espalda a lo relativo, de cara a la inmortalidad.
Por su parte Miguel Contreras, de nuevo en el hogar, con la familia completa, responde a las niñas, adornado de mentiras piadosas, una parte mínima lo sucedido, pequeñas infantes quienes algo tristes al ver al padre herido, pero ahora por fortuna bastante recuperado, con orgullo festejan el desenlace feliz, solicitando a dúo ver pronto la flecha de indio que le atravesara el cuello. Las heridas de Miguel aun están inflamadas, pero ellas le restan importancia, pues conocen de muchas otras circunstancias similares donde logró vencer la adversidad sin inconvenientes; Miguel es una persona que se auto medica ante la mínima aparición de un síntoma, y un hombre que reacciona muy favorablemente a los buenos medicamentos, entonces confían que está vez no ha de ser una excepción a la regla.
Él observa a la madre de las niñas confiando que tal vez vuelva a establecer una relación como la de antaño, éste tal vez sea el día, la oportunidad de recuperar el espacio perdido. Miguel es un tipo ciento por ciento monógamo pero estar solo le repugna. Últimamente no, pero estando conviviendo con la madre de las nenas, hacía el amor todos los días, y los fines de semana hasta tres o cuatro veces.
Pablo y Rodolfo, en ronda de amigos, relatan la experiencia vivida con anterioridad, allí en el club de los amores del barrio en Garín, cerca de la cancha de bochas, casi pegados, con énfasis remarcan cada situación, sin necesidad, haciendo un tanto patético el relato, por ejemplo, la posibilidad concreta de haber perecido el pueblo por trágico envenenamiento, siendo que, mientras tanto los compañeros volaban por el aire hacia un abismo con final incierto, ellos solamente lijaban lo negro del humo, pasando con la espátula enduído a las pared de El Remanso; y encima, como cortina de fondo, cada bochazo que acierta el centro del blanco, resuena, sumándose a la charla, ayudado por el eco propio del lugar, pareciendo una bala de cañón del siglo pasado, lo que hace doblemente lúgubre tener la copa de grapa agonizando allí vacía; siendo solamente hombres los presentes, sin mujeres que seducir, la historia ocurrida sabe a novela policial con un detective cojo o inválido, más los malos de la película, tan concentrados en hacer de las suyas que ni tiempo para diversión de los genitales tienen, entonces en boca de los protagonistas la historia de lo acontecido se hace más verídica que la boleta del gas sin subvención por parte del estado; pero la alegría subyacente que denotan los afectados, por los episodios mencionados, hace desvanecer en el auditorio las expectativas de un final insospechado o de novela de fantasía.
Y en otro rincón del mundo, sobre una cama doble, de una sola plaza, pero de una cama abajo y otra arriba, donde en la de abajo tiempo atrás durmiera, descansara de los atropellos que acostumbrara aplicar al indefenso, el falso inspector hoy fallecido, hay allí gran cantidad de dinero cubriendo la superficie entera del colchón debajo de una sábana blanca algo raída, pero que están ligeramente doblados formando una superficie cóncava debido que Ana María, la dueña de los billetes, los hubo esparcido para contarlos haber si están todos, justo antes de recomenzar una sesión de mimos y caricias, que se iniciara de manera compulsiva finalizando con el mismo nivel de intensidad de calentura. Y Sebastián, que ahora está muy dolorido aplicándose hielo sobre la cabeza, en la parte de la mollera, pues se hubo golpeado varias veces con las maderas que sostienen la parte de arriba, cama que usara él mismo cuando vivía junto con su hermano, de sangre y de vientre compartido, Manuel.
Cuando llegó el día de la partida hacia Mar del Plata, Mauricio Toledo, ya se encontraba desde hacía una semana, re acondicionando El Remanso segundo que en breve irán a estrenar; más que nada sellando los marcos de puertas, ventanas, claboyas, cualquier hendijas que pudiera existir, o bien los mismos vértices, entre techo y paredes, entre marcos y paredes, entre techos y marcos; el propio techo de hormigón, los sistemas de calefacción y ventilación del ambiente, presurizando el interior por medio de una válvula de alivio de presión, compresor que suministra aire comprimido en caso de alterarse la atmósfera interior, instalando la maquina que convierte agua en oxigeno, para respirar sin necesidad de usar máscaras, y el nitrógeno, vital elemento utilizado para una vez convertido el líquido en gas ser empleado como combustible que impulse los diferentes motores, que también deberán tener la doble norma de electricidad alterna y continua. Así mismo deberán colocar válvulas de cierre para el sistema de cañerías del agua, en entrada y desagote.
En términos monetarios una inversión equivalente al costo de la propiedad, dos millones de dolares, lo que para los propietarios significa una soga al cuello adornada de espinas. Pero no obstante, desde que patentaron el invento a la fecha, solo han podido vender un solo aparato, pero además sin la correspondiente instalación, que representa una entrada extra nada despreciable, entrada monetaria que al momento ha podido cubrir únicamente los gastos iniciales de papelerío burocrático. Y lo que resulta más inquietante aun, de manera anónima, puesto que desconocen quien es el legítimo comprador del aparato.
Igualmente están en sumo grado confiados que a futuro ha de convertirse en un negocio muy rentable, sumado al éxito económico que esperan por el nuevo El Remanso, casi dando por descartado la recuperación de lo invertido; como resultado, un marcado ascenso de clase social, directo hacia la oligarquía nacional; mientras Mauricio sueña con adquirir grandes extensiones de tierra, campos sembrados y llenos de ganado, muchos tractores, cosechadoras, avioneta para fumigar, por su parte Alberto se conforma con su casita prefabricada en San Eduardo, con los amigos día y noche alojados, durmiendo apiñados a su lado, más con la radio encendida desde el amanecer; y con progresivos avances hacia tener un poco más de herramientas, algo de tecnología, como por ejemplo una computadora de escritorio con un gigabyte de memoria Ram.
-Si la vida estuviera escrita de antemano sería una exceso volver a redundar sobre lo mismo, a no ser que permanezca esperando latente en algún sitio invisible para enseguida convertirse en algo solidificado. Entonces, para librarnos de eludir la desgracia no bastaría con abrir el libro sagrado donde dice esto ha ocurrido intente de nuevo en otro momento y continuar desde allí con otro relato de lo que sucede. El futuro existe si por ventura permanecemos en pie para alcanzar ese nuevo tiempo, y poder andar sobre la consecuencia de nuestros antiguos actos, más un plus de lo impredecible que nadie sabe.
Dice Mauricio a Sergio, a modo de responder en forma de chiste, a propósito de una conversación acerca de la capacidad del aparato, más que nada por el pequeño tamaño, de suministrar oxígeno a gran cantidad de personas, o por qué no debido a la presencia de animales o plantas.
-Si en estos momentos las aguas han de cubrir gran parte del planeta, justo ahora cuando El Remanso está repleto de comensales que van llegando, que por favor sea cuando se retiren, contentos, luego de haber abonado la comida, así cuando los mares desciendan y volvamos a la normalidad, poder tener el dinero necesario para movernos en el resto del mundo que sobreviva.
A lo que Sergio respondió, algo preocupado por la incesante caída de meteoros a lo largo y ancho del mundo: De acuerdo a las burbujas de aire por momento será abundante la cantidad de oxígeno, pero lamento informar que de a ratos ha de escasear.
Mauricio y Sergio van recibiendo a los que llegan a la gran noche de la inauguración, y les van entregan do, una flor a las mujeres, una rosa; y a los hombres un almanaque, referido al dos mil catorce, con una foto de la veleta, que contiene la flecha del indio, más el nombre de El Remanso, y donde podemos observar las inscripciones en oro, prometidas, dedicadas, para Miguel; veleta que se exhibe a la entrada del restaurante, a lo alto del frente, y que indica la dirección en que circula el viento.
El Remanso está ubicado en un lugar de privilegio, rodeado por tres avenidas importantes; frente al mar, a la altura del casino, sobre la avenida Buenos Aires, justo en la interjección con la avenida Peralta Ramos, entre la avenida Luro y la peatonal San Martín; a pasos del hotel Presidente. El Remanso tiene capacidad para recibir a mil doscientas personas, cómodamente sentadas, y si hubiera que agregar mesas, hay un patio en el fondo, acondicionado para alojar a ciento cincuenta comensales más. Y si bien la temporada está entrando en una etapa de recambio, el día de hoy explota de gente, y según estimaciones de los organizadores, en la primer semana se habrá de colmar la capacidad por completo, sin posibilidad de encontrar una mesa disponible.
Vale aclarar que Mar del Plata es una ciudad turística por excelencia durante los trescientos sesenta y cinco días del año. Pero en los meses de enero y febrero es cuando se llena, en los lugares céntricos primeros, pero enseguida también en alrededores y las zonas aledañas, barrios alejados donde impera la tranquilidad. Y a no dudar, que Mar del Plata, la ciudad feliz, es unos de los lugares más bellos e imponentes del mundo.
Debido a la gran cantidad de espacio que ocupa la propiedad de El Remanso, al momento, solamente se ha acondicionado, como para permanecer sumergida debajo del agua un tercio del espacio interior, sobre todo la parte de la cocina, dos de los seis baños, el deposito donde se guardan las bebidas y los alimentos, y un sector importante del salón comedor que linda con el ventanal de entrada; la espléndida vidriera que comunica la vista de los ojos con el mar Atlántico.
Mientras tanto en el El Remanso de Buenos Aires, las ventas, un tanto han disminuido, en un veinte por ciento, un poco por la deserción lógica propia de las vacaciones del verano, y también por la ausencia de Alberto, razón por la cual, aviones mediante, debe hacerse presente dos veces a la semana, presencia obligada que del vamos hace levantar la recaudación considerablemente. Es un esforzado ir y volver en el mismo día pero que bien vale la pena por los resultados económicos, la gente no soporta la idea de pensar que el cocinero preferido se encuentra ausente, motivo suficiente como para buscar un destino menos próximo al padecimiento de un trauma.
Es una noche espléndida, desde mañana abrirán medio día y noche, pero hoy solamente las estrellas rigen el panorama exterior, se trata de una gala con entrada, plato principal, y postre, nada de sol radiante con rayos como aspas, y aire tibio por culpa de la brisa que proviene del mar. El bullicio hace pensar en una colmena con líderes, unas voces suenan estridentes, son de aquellos candidatos que no cesan de dar concejos de política actual, o bien de recalcar como es que han llegado a la cumbre del gobierno. Hay famosos del arte, y quienes piden la firma en una ropa interior, otros invitados son señoras que regañan a sus hijos, como es el caso de la esposa de Miguel con las nenas; o personas que protestan junto con los acompañantes por el sitio que les ha tocado en gracia. Futbolistas y botineras, gente normal y simples bipolares. Un amplio abanico de gente de distintos lugares, fisonomías del rostro, colores de la vestimenta y de la piel. Diferentes maneras de pensar y de actuar ante el mismo estímulo.
Pablo y Rodolfo han alquilado unos esmoquin negros, moño del mismo color, y fajín brillante también de color oscuro. Fueron a la misma peluquería, se hicieron el mismo corte y peinado, se aplicaron los mismos productos de perfumería; de no ser por algunos detalles muy notorios, como ser la panza en punta, la cabeza cuadrada versus la cabeza redonda, y porque andan juntos para adonde quiera que vayan, tranquilamente podrían pasar por ser la misma entelequia viviente. Ellos juntos con Miguel, las nenas, la señora de Miguel, y Serena, ocupan una mesa redonda que está pegada al mostrador donde se encuentra Beatriz Enriqueta oficiando de cajera.
La mayoría de los comensales que conocen a Alberto de El Remanso de Buenos Aires informan a los que ignoran que el chef se ha alisado los cabellos, un flequillo circular que bajo La Toque Blanche tapa la frene, y que a medida que corren los minutos se va rizando como batido por el soplido de una briza entrecortada.
De entrada se ofrece una magnífica picada libre con embutidos, quesos, papas fritas, maní, y demás componentes típicos, en cambio la bebida es a la carta; el plato principal consta de una pasta casera con salsa rosa, y aparte estofado de carne vacuna o pollo, según lo que guste mandar, de postre helado de crema y frutilla, con un baño de chocolate por encima. Es evidente que han querido conformar a la mayoría, sin que prácticamente nadie quede fuera del espectro del grande apetito, la exigente bulimia, el buen comer.
Serena está hermosamente vestida con prenda de seda semitransparente estampada de hojas de plantas verdes y marrones, flores exóticas, y algunos frutos dispersos por el cuerpo; un vestido bautizado como: el sueño del carnicero, según palabras del modisto creador de la obra de arte. Más, un peinado originario del continente africano, con calzado con textura tornasol.
Abandonado a si mismo, Sergio hace repaso de los conocimientos haciendo un inventario en la mente, de cada paso que han dado, en lo concerniente a dejar el lugar apto para sobrevivir debajo del agua. Mira a través de la vidriera polarizada las estrellas en su sitio, muy sensible se sobresalta ante cualquier movimiento en el cielo, por ejemplo, siente que el volar de una gaviota es un avión que surca el espacio a la velocidad del sonido. Que la incredulidad forma parte de la felicidad, que la fatalidad dura solo un instante donde estamos tan ocupados en intentar sobrevivir que no podemos percibir el pésimo momento. Le angustia pensar que el convertidor que suministra oxígeno gracias a su invento, es limitado en cuanto cupo de gente, que al contrario que un señor guarda vida que actúa en la playa, siendo que la filosofía que básicamente rige su accionar es el propio amor al prójimo, por el contrario, en una instancia extrema como sería el fin del mundo debería evitar que permanezcan metidos en el establecimiento, con vileza induciendo a la gente a que se retiren a un sitio mejor, o menos peligroso. Hubo un momento en que estuvo en la mesa junto a Miguel, familia, y compañía, y de puro ansioso trato de poner el tema sobre el tapete, para avisar que si el mar sobrepasa el nivel de la avenida costanera, que por favor no se apuren en retirarse quedándose esperando justamente en ese sector de El Remanso a que las cosas vuelvan a la normalidad, cuando de pronto Miguel Contreras, interrumpió con energía contenida pero con firmeza, la exposición acerca del peligro de un stunami, invitando al genio en predicciones a desertar de inmediato de la mesa antes que se produzca un altercado triste de lamentar; a la vez que sugiere a Pablo y Rodolfo, que aunque temprano, micrófonos mediante, canten la canción que tienen preparada: Extraños en la Noche. Del compositor Avo Uverzian, interpretada por el recordado Frank Sinatra.
Luego de las palmas al ritmo de la admiración, Mauricio toma la palabra, primeramente, por supuesto agradeciendo la presencia de la gente, más luego dedicando gran parte del discurso a pedir disculpas, por no haber organizado una inauguración con entrada libre y gratuita, con canilla y tenedor libre, pero resulta que ha sido tan abultado el gasto, la inversión allí expuesta, sumado el desembolso por reformas en El Remanso de Buenos Aires, que ahora necesita la colaboración de la gente; pero no obstante, sin rodeo, comprometió el honor de la palabra dada, para cuando se cumpla el primer aniversario ofrecer una fiesta absolutamente inolvidable y exentos de poner dinero.
Ovación mediante, el público presente exige otra canción, o aunque más no sea un bis de la misma, pero de ser posible otra nueva, del mismo compositor, o de otro, da lo mismo; un grupo numeroso sugiere a coro: A mi manera, lo que es aceptado sin vueltas, y allí mismo, y allí no más, con el desvanecimiento de las luces del salón, comienza la segunda entrega.
Como broche de oro, para interpretar una última canción que el público pide a gritos, hicieron subir a la tarima preparada para alojar a los artistas, a Serena; más luego de la correspondiente aclaración, que debido a que para nada se trataría de un recital de música sino más bien de una cena especial dedicada a la inauguración de El Remanso, que por más que insistan e insistan, con: New York, New York, se dará por terminada la presencia de ellos en el escenario; pero dejando especialmente aclarado, que ha sido un verdadero gusto poder participar para tan linda gente, que esta noche engalana la hermosa fiesta.
Bueno bien, al estar previsto por los organizadores de El Remanso, la participación de los amigos de la casa, en cantar como máximo un total de tres temas musicales, pero con un alto grado de exigencia en cuanto a calidad y perfección, por la tarde temprano hasta entrado el crepúsculo hubieron ensayado con extremo profesionalismo, habida cuenta que ninguno se dedica a la música como forma de vida, todo esto en favor de dar una grata sorpresa y así devolver tanto afecto puesto de manifiesto, evidenciado por la buena onda. En resumen quisieron dar una nota simpática en forma de sorpresa, y por ello, a propósito fue que omitieron anunciar la presencia del trío tan mentado, eximios cantantes, amigos de la casa, hermanos. Pero la cosa no termina aquí, tampoco fue que se hicieron o mandaron preparar, volantes de propaganda, un simple menú que indique cuales manjares hay, o que va a pasar de notable, por ende nadie sabe, tratándose de los famosos scouts, ni los dueños, lo que en adelante ira a suceder, que otras sorpresas ocurrirán en lo sucesivo, lo que va configurando un verdadero suspenso, pero que finalmente se trata de una satisfacción para el conjunto cada nota sobresaliente que aparece; por cierto a juzgar por el humor y el genio positivo del conjunto, muy agradable velada hasta el momento, quedando grabado cada suceso de la inauguración, eternamente, por siempre en el alma.
Cuando la reunión hubo retomado el cause normal, se dio paso al segundo plato, el principal, donde los estofados prometidos, de gallinas de campo y carne vacuna de la zona, cocinados lo suficiente como para que queden tiernos como manteca, en abundante salsa de tomate, que fueron prolijamente depositados en fuentes de porcelana, allá promediando la velada alrededor de las veintidós horas con diecisiete minutos.
Hora exacta en que hicieron aparición como meteoros, las dos muchachas que Mauricio consiguió para pasar unos días conviviendo con su amigo chef, pero que en principio van a permanecer en el propio El Remanso, en una habitación preciosa, con baño en suite, que hay sobre la terraza; como niño que recién da los primeros pasos, Alberto dará los suyos hacia una vida mejor, acorde con un hombre normal, común, como todos aquellos que no pretenden otra meta que vivir la vida como Dios manda hacer. Pero luego se habrán de mudar, por otro lapso de tiempo más, hacia algún sitio a designar, quedando descartado el duplex, donde están alojadas Serena y la propia Beatriz Enriqueta, cada una en un departamento distinto; pero finalmente resulta lo menos importante, puesto que la temporada está finalizando, y si bien queda por delante el mes de Marzo donde predominan los jubilados, de a poco va como quedando la ciudad deshabitada, tranquila, donde la oferta de alquiler es mucho menos costosa, ciertamente económica para el bolsillo, y por lo tanto accesible de hacer posesión inmediata; con lo cual es seguro que en breve estarán con casa propia.
La luna esta llena de luz, enorme, es el tema predominante, obligado en cada sector de El Remanso. Inclusive hay tanta gente en la rambla observando este fenómeno extraño, que se hace muy difícil permanecer sentado comiendo ravioles con estofado. Sergio busca alguna noticia en la radio que de cuenta de lo que sucede, pero nadie dice nada, ni tampoco en la televisión.
A medida que corren los minutos la luna va reflejando menos luz. La afluencia de público en la rambla aumenta cada vez más, pero aun prevalecen los chistes de humor, ocurrencias bien entendidas sin malicia, la poesía que despierta el astro que aviva los más variados sentimientos pero donde siempre prevalece el afecto.
De a poco El Remanso va quedando vacío; con el personal en espera latente por que la concurrencia regrese. Los platos de loza están llenos de rica comida; y pensar que siempre son manos con trozo de pan como estopa las encargadas de limpiar la vajilla, dejando a moscas y mascotas con hambre de la zona de Biafra. Pero aun queda el postre para la revancha ¿Será que enseguida volverán por más comida, o se trata de una expresión de deseos complicada por la macro realidad que se impone por sobre todo manjar?
Nadie está seguro de lo que mira, la mayoría supone que es por una nube densa que la imagen de la luna se apaga. No se siente demasiado temor puesto que la luna es un adorno, un aditamento; la perla del universo engarzada en la órbita terrestre. Una esposa sideral que ahora parece entretener los cráteres más sensibles con las caricias de un intruso holgazán, que va eclipsando el aura conque el coloso en llamas arropó, hasta recién, a su enamorada.
Mauricio, influenciado por la voz de Sergio, imparte la orden de acercar los botes a la playa, y de inmediato salir a tirar las redes, apenas detrás de la rompiente, en busca de pescados, una manera sencilla de distraer como niños a la gente, que aceleradamente va entrando en pánico masivo, demostrando que no hay porque temer que en la naturaleza las cosas aun funcionan correctamente.
De pronto la luna hace un pequeño recorrido sinuoso en forma de ese hacia el continente, deteniendo la abrupta caída hacia un costado norte con relación al El Remanso, haciendo recordar a un objeto volador no identificado de gran porte justo antes de aterrizar sobre la playa Bristol (Que dicho sea de paso, se trata del balneario, donde a escasos cien metros de la cantina, se encuentran los botes bajo techo; como la madre pato y sus tres patitos, que esperan ser trasladados al tranquilo balneario de San Eduardo de Mar del Plata, para navegar sin interferencia de los veraneantes, que en las zonas céntricas siempre están apostados desde la orilla hasta entrados en la segunda rompiente de olas del mar, con tablas, pequeños catamaranes, colchonetas).
La luna describe un trayecto sin retorno que va tiñendo de justificado dramatismo la noche en general.
Los muchachos han desplegado las redes sobre un mar tranquilo, sin correntada, sumadas las luces propias de la Bristol, desde El Remanso se proyecta una fuerte luz que permite que el público los divise perfectamente. Esta acción reparadora opera como un bálsamo protector del espíritu. Por primera vez desde que la luna se escapó de la órbita los ciudadanos disfrutan del momento.
La playa, y la avenida que la costea están repletas de gente, resultando imposible distinguir entre comensales que asistieron a la inauguración o simples veraneantes.
Los dueños de la cantina han encendido una fogata sobre la costa, y de a pasos van trasladando grandes ollas para puchero, aceite, bolsas de limón, platos de cartón para lo que esté sujeto a fritura, una mesada de madera montada sobre caballetes, todo con la intención de freír de inmediato la carga que vaya viniendo en las redes. Y de ser posible que Alberto prepare algo de cebiche con corvina como para distribuir entre los presentes, sin hacer distinciones.
El cielo despejado de nubes permite ver la vía láctea con alta precisión, pero por lo pronto la luna ha desaparecido del universo.
Ningún medio de comunicación informa fuera de sus respectivas programaciones, nadie se hace eco de lo que sucede. Lo único fuera de lo habitual es que grupos de a dos gendarmes van tomando diferentes posiciones en la ciudad; pero al ser tan apremiante la situación de inseguridad social es preferente imaginar que es referido al factor delincuencia; sin embargo algunos osados preguntan sin encontrar otra respuesta que un silencio cortante.
Hace apenas una hora que la luna ha desaparecido que ya casi nadie se acuerda de la pobre.
La primer embarcación en regresar es la conducida por el Colorado con rulos, la más grande, arrastrando la red llena de pescado. Una vez encallado el bote queda la tarea de quitar hacia uno de los lados la malla del mar, y luego extraer el cargamento; mozos y empleados de El Remanso ayudan y colaboran en las diferentes tareas.
Una mujer embarazada de varios meses, se acerca al Colorado y le pregunta, si adivina que nombre le irá a poner a su hija, escuchando de boca del protagonista la palabra Alberta, pensando que a él iba dedicado el cumplido, a lo que la muchacha responde, no: Luna; pero sería un honor para nosotras que usted sea el padrino ¿Acepta?
El ochenta por ciento del pescado que hay en la bolsa se trata del Cornalitos, que sin ser un Pejerrey pequeñito no deja de ser un pariente, un diminutivo. Una presa interesante que bien puede prescindir de serle quitada la cabeza y los órganos del interior; casi siempre siendo sujetos a fritura sin ningún otro tipo de aditamento que no sea sal y limón, son utilizados mayormente en copetines de mar, o parecido pero diferente, en platos combinados con otros de su especie. El resto de la carga se refiere a borriquetas, corvinas, cazones (Tiburones de diez centímetros) o bien, si la temperatura del agua es cálida, camarones en gran cantidad; como fue el caso de la segunda embarcación en arribar a la costa, que habiendo dado con un cardumen de estos deliciosos cetáceos, insectos de mar, pudo extraer veinte kilos en una única tirada. Con lo que hay hasta el momento se puede alimentar a un regimiento.
Por cada satélite que la gente divisa aflora la misma frase: Allí va la luna, allí va la luna.
Es innegable que fue un merito suministrar alimento a la población agolpada en la playa Bristol, un bálsamo aliviador, quizá la última cena.
Porque a las tres de la madrugada el planeta tierra fue presa de un sacudimiento frenético, comparable a cuando un tren descarrila a ciento veinte kilómetros por hora. Haciéndose de inmediato la luz del día, con el sol arriba como a la hora del almuerzo.
Y más luego, en el termino de treinta escasos minutos volviendo la oscuridad a tapar la claridad, pero ahora como en el crepúsculo.
Aun se podía apreciar el horizonte cuando una ola inmensamente grande comenzó a avanzar lentamente sobre la ciudad de Mar del Plata.
La muchedumbre corría de prisa, igual que ardillas en un laberinto.
Buscaron refugio lejos del mar, en cualquier sitio donde hubiera como mínimo una pared que sirva de muralla, subir a lo alto de los edificios; de todo menos estar en El Remanso.
Salvo contadas excepciones nadie reparaba en el prójimo, a lo mejor pensaron que alejando el cuerpo varias hilera de edificios hacia el continente sería una buena contención para el agua sin tener en cuenta que irían a inundarse las avenidas, las entradas de cualquier tipo de construcción por más escabrosa que sea.
La ola avanzaba despacio pero a paso firme, aumentando el tamaño a medida que se aproximaba, era fácil confundirla con una montaña azul.
Sin tiempo para desperdiciar Miguel Contreras hubo tomado los salvavidas necesarios, y entre lágrimas besado la frente de las niñas, al instante obligando a la madre a embarcar el bote grande cuanto antes, y así, huérfanos de suerte, con virtuosismo y coraje, se internaron en el mar yendo a encarar la mole de frente; ignorando si detrás viene la que sigue a una larga fila interminable de otras afines.
Es sin duda el fin del mundo contemporáneo, de la era cenozoica período cuaternario; el comienzo de una nueva etapa con lo que quede de civilización.
Quienes vayan a quedar con vida, deberán empezar juntando desechos, ordenando el descalabro que las olas fueron dejando; o como asegura Sergio: Luchar y acostumbrarse a vivir sumergidos debajo del agua, para luego, si Dios lo permite antes que nos crezcan escamas, empezar desde cero nuevamente como si nada hubiera ocurrido.
A juzgar por los presentes en El Remanso, ha de comenzar la edad del mundo llamada: De los siete sobrevivientes.
En un momento, Serena se abalanzó sobre Alberto, que mira la ola llegar. Quedaron abrazados, muy pegados, echados al olvido de tiempos inmemoriales.
Él confesó que siempre sueña con tener un hijo con ella; y que a pesar de todo no pierde las esperanzas.
-Es extraño, es inmensa la ola, pero no parece que vaya a romper en la costa.
-Mejor, que sino...
-Amigos, será mejor que no abran esta puerta, está habitación será para mantener los alimentos al vacío, puesto que allí, si bien no ha de entrar el agua tampoco tendremos oxígeno.
-Anda Sergio mejor prende el aparato. Siento que me estoy ahogando.
-Es por los nervios. Hasta el momento en que estemos cubiertos por el mar no tiene sentido hacer que funcione. Igualmente por algunos minutos tendremos oxígeno como para respirar lo más bien.
-Serena...
-Que?
-Hubiera querido tener un hijo contigo, igual ojala que algún día podamos concretar ese sueño.
-Yo también te quiero mucho.
-Hay un señor que golpea la puerta.
-No se les ocurra abrir, la ola está a escasos mil metros.
-Que quiere? Está cerrado.
-Mire recién me despierto y quería comer alguna cosita.
-Imposible. Busque refugio en otro lado.
-Déjelo entrar, no lo podemos dejar morir así.
-Ni loco, acabo de poner sellador en la puerta.
-Vaya aquí a la vuelta que hay un maxi-kiosco, ahí lo van a atender.
-Quiero tomar un vermohut, con una picadita ¿Que hora es? ¿Está amaneciendo? Pensaba que era un poco más de la media noche.
-Por eso. Nosotros por hoy ya no trabajamos más.
-Vaya, apúrese, que a lo mejor le cierran.
-Ustedes están locos? Que espera? Abra la puerta le digo.
-Señora no entiende si abrimos la puerta morimos ahogados. Es preferible así.
-Tiene razón querida, a lo mejor sea el fin del mundo.
-Tenemos que intentar salvarnos.
-Igual ya es tarde, la ola nos pasó por arriba; ahí veo unos tiburones.
-Pobre hombre salió despedido como un cohete con cola de barrilete.
-Estaría bueno saber ha cuantos metros estamos de la superficie. A lo mejor Miguel y familia se encuentren flotando sobre nuestras cabezas.
-Tenemos una cámara con escotilla para poder salir hacia afuera. A lo mejor tirando un hilo con una boya, para cuando se detenga, podemos saber a cuantos metros estamos sumergidos.
-No seamos ansiosos, vayamos por parte, así no se puede ver nada. Lo primero es prender el convertidor. Necesitamos oxígeno, y también hidrógeno, para respirar y para hacer funcionar el equipo electrógeno; además hace mucho frío aquí.
-Es formidable, no entra ni un poco de agua.
-Veamos; lo primero es hacer girar la manivela, para que el rotor y los pistones entren en acción. Miren que sencillo, casi como hacer crema chantilly.
-Dese prisa, cuesta respirar.
-Ya está funcionando, solo sin ayuda.
-Eres un genio.
-Pronto van a encender las luces. Pero mientras esperamos les cuento lo que creo debe haber sucedido.
-Ya respiro mejor, que alivio.
-La luna rozó apenas el planeta y de golpe lo hizo girar. Entonces ese movimiento telurico provocó que los mares se agiten demasiado. No sería extraño que al aquietarse, digo, al estancarse nuevamente las cosas vuelvan a la normalidad.
-Pero cuando?
-No tengo idea. Pero podríamos hacer una prueba con un vaso con agua y luego multiplicarlo en gran escala.
-Claro.
-Siento ruidos en la pieza de al lado.
-Cuidado que allí no llega el oxigeno.
-Pero miren a quién tenemos aquí.
-Madre! Pero que hacen allí escondidos?
-Están de color violeta.
-Que mueran asfixiados.
-Él tiene un bulto pesado.
-¿Que tiene ahí en las manos?
-¿Una que?
-Una bomba.
-Pronto, vamos a desactivarla, nosotros sabemos como hacerlo.
-Pasen.
-Venga eso para aquí.
-Pero que es esto vieja?
-Es que te odio tanto. Ibamos a ponerla en la cocina pero no pudimos. Para mi y para tu padre, siempre fue una vergüenza que fueras Boy Scout; es que odiamos tanto al imperialismo.
-Bueno pero ya basta, no sigan con eso, ahora es probable que haya terminado la vida en el planeta, que seamos los únicos habitantes del mundo.
-Que dicha que hayan muerto todos los malditos imperialistas.
-Atención, no hay forma de desactivarla, esto está por estallar.
-Usted Segio ¡La tiene que arrojar por la escotilla!
-¡Ya!
-Si, y que estos dos se vayan por el mismo lugar.
-Maldición, cayó arriba del techo.
-Y ahora que?
-Si explota a lo mejor entre agua.
-No tiene mucho poder, solamente queríamos darle un susto a Alberto.
-Ay.
-Explotó.
-Un susto solamente? Parece una bomba atómica.
-Por suerte ha provocado una gotera y nada más.
-Vamos a poner un tacho.
-Aquí en esta alacena tenemos colchonetas, y un botiquín con alimentos. También hay elementos para pescar. Repuestos como para arreglar el aparato y demás artefactos.
-Atención que este armario es un tabernáculo. Van a tener que pedir autorización a Mauricio cuando necesiten alguna de estas cosas.
-Me pregunto ¿Que hacer con estos dos? Es cuestión de distraer la atención y puf te hacen alguna maldad.
-Son un matrimonio, tiene que tener su lugar propio. Después tenemos otra pareja: Mauricio y señora. Y entonces nos queda Serena para nosotros cuatros.
-No en serio, si pasa mucho tiempo de tener que estar aquí ¿Como vamos a resolver la parte sexual?
-Ah no sé mijito para eso están las manos.
-Las manos suyas querrá decir, porque nosotros somos mancos.
-¡Basta! Que antes que ello hay otros problemas acuciantes ¿Como vamos a manejar el tema de la madre de Alberto? ¿Que pasá si rompen el aparato y nos asfixiamos como ratas en la cloaca?
A propósito de cloaca, Sergio ¿Hemos cerrados las esclusas? Igual pasa con el agua corriente que deben de anularse. Tendremos que beber agua de mar procesada, quitarle la sal primero ¡Sergio! ¿Como estamos con la maquina de purificar el agua, que esperamos para hacerla funcionar?
-Ahora, dígame Alberto ¿Como hizo para aguantar que su madre lo agreda desde niño?
-Siempre lo considero como un entrenamiento militar, practico para estar afinado por si entramos en combate; como ahora que debemos luchar por sobrevivir, y llevar el peso de crear una nueva humanidad.
-Pero si ella, el pariente que le tuvo en el vientre y le otorgó la vida, es el propio enemigo ¿Que guerra aparte de esa tiene que esperar?
-La vida me ha enseñado que los parentescos son algo aleatorio. No mido por los vínculos de la sangre, me conecto con las personas, mi madre es antes un ser independiente de mi, eso es lo que prima, una persona que busca hacerme daño, eso es lo único.
Aparte que los hombres somos a la vez lo que lo Dios mira, y lo que nosotros idealizamos. O sea que ella es lo que es y lo que yo quiero que sea para mi. Cuando una persona miente para cambiar la historia, miente para si y solamente estorba, porque si la víctima del engaño no quiere aceptar lo que escucha esquivando los pormenores, la mentira se convierte en un pensamiento estanco para el mentiroso en cuestión.
-Vos decís que un pariente es tal si cumple un rol determinado, pues sino no hay hermandad no tienes un hermano. Y que la mentira es un fuego artificial que explota en el aire y luego se consume antes de caer.
-Si, algo así.
-A tú madre dudo, pero a éste diablo deberíamos de expulsarlo por la recamara.
Nadie nos podrá acusar de un crimen pues no existe otra justicia que la nuestra.
-Siento que me falta el aire; que me estoy ahogando.
-Si es verdad, a nosotros nos pasa lo mismo.
-Escuchen, amigos. No olvidemos que lo que nos posibilita el oxígenos es una máquina algo complicada; un invento, si se quiere precario, tan solo en la primer fase de experimentación; con el tiempo hubiera podido perfeccionarse pero ahora lo dudo, no sé. Por eso: Deberemos cuidar la atmósfera, por ejemplo hablando lo necesario, tratar de no agitar el cuerpo por cuestiones innecesarias, y por ende el aparato respiratorio. No lo niego. Es probable que la inclusión de ellos dos haya alterado la cantidad de oxígeno disponible.
-Toma.
-¿?
-Átalos a la columna.
-Si.
-Corta.
-¿Un metro?
-Lejos del aparato.
-Madre quédese quieta.
-Ustedes mismo lo dijeron ya no existe imperialismo. Somos libres. No tiene sentido seguir luchando.
-Cuantas veces quieren que los perdonemos.
-Esa bomba era muy poderosa.
-Y el odio que llevan en la sangre es infinito.
-¿También vamos a dormir atados? Es inhumano que nos traten así.
-De los pies solamente.
-Alberto soy tu madre. Tengo derecho ha que me perdones miles de veces. Seamos amigos por lo menos.
-Sería lo mismo, la amistad requiere de amor y paciencia.
-Cambiando de tema. Las estufas van a estar prendidas día y noche, las podemos usar para cocinar carne a fuego lento.
-Uy que rico, queremos que cocines vos Alberto.
-Vamos a tener que ver la manera de entretenernos sin grandes inversiones de energía.
-A juzgar por el frío y la oscuridad, debemos estar a miles de metros de profundidad.
-Deberíamos evitar hacer actividades de riesgo.
-Adhiero.
-Deberíamos nombrar un jefe, ante una discusión alguien que tome la decisión final. Y que además duerma en el sofá negro.
-Tengan en cuenta que ya no existe la propiedad privada; ustedes, Mauricio y señora, han dejado de ser los dueños de esta vivienda.
-No sé quien será el jefe a partir de ahora, pero según mi opinión, ustedes dos no deberían poder pronunciar palabra alguna.
-Con mi madre me pasa, que hago repaso de cada uno de los castigos, que como azotes hicieron marca en el cuero, y en lo que se tarda en cocinar un plato de polenta, de arriba a bajo los enumero,
por que fueron muchos, unos y otros castigos, pero siempre se repitieron incesantes, con vehemencia, incansablemente. Pero además hubo otra clase de castigos, pero que por suerte para mi, eran copias de aquellos otros, como en bloque, montón de replicas con pequeñas variaciones; eso hizo que me acostumbre generando anticuerpos amigos.
Cada día observo con más claridad, como ella, mi madre, no tiene paz interior, no conoce la armonía, el sosiego, la quietud, el remanso.
-Yo no sé, pero siento que cada vez que Alberto cuenta su vida, las peripecias que soportó desde el comienzo, a mi me falta el aire.
-Coincido.
-Es de festejar con alegría y sana esperanza en ascenso, que esos billetes antiguos fuera de circulación, conque usted furtivamente por la noche embrujaba al joven, ahora estén sumergidos como papel higiénico en el fondo del único océano que es el mundo.
-Y encima llora.
-Y nosotros festejamos que ese asesino de Miguel Contreras que tanto idolatran esté con las nenas juntando caracolas del fondo del mar para usar como audífonos y así saber si llega alguna lancha torpedera ha rescatarlos.
-¿Que dijiste? Repetí lo que dijiste, basura.
-Quiero que sepan que no soy anti-imperialista. Actúo por venganza, estoy bastante seguro que mi hermano fue cruelmente asesinado.
Además que Ana María prometió pagar una gran suma si accedía a atentar contra El Remanso, pero ahora veo que los billetes están fuera de circulación.
-¡Pensaba que el dinero era bueno! Ja, ja.
-De ahora en más, tendrán vedado el uso de la palabra; o así mismo de pronunciar sonidos.
-Van a tener que quitarme la lengua para que no diga nada.
-Cortar la lengua no sé, pero si sé que dormirán muchas horas al día aunque padezcan de insomnio.
-Vamos acuéstense, que esperan, vamos.
-Queremos dormir en la misma colchoneta.
-No.
-¿Aunque sea pegados?
-Está bien, pero sepan que tienen terminantemente prohibido cualquier contacto físico por inocente que sea.
-¡Vamos que esperan!
-Tenemos hambre.
-Cuando esté la cena les vamos a alcanzar un plato.
-Hagamos un votación para establecer quien será la autoridad.
-Que cada uno anote en estos papeles el nombre, con eso será suficiente, el que obtenga mayoría será quien tome las decisiones finales, quien tenga la última palabra, más la posibilidad de impartir órdenes.
-Siempre que sean atinadas, justas, y representen las necesidades básicas de la mayoría.
-Si claro.
-Por supuesto.
-De lo contrario volvemos a votar.
-¿Y si hay empate?
-Hacemos una segunda vuelta entre los más votados.
-Veamos. Alberto tiene seis votos, y uno es para Mauricio.
-Cual es tu primera orden.
-Prefiero llamarla sugerencia. Comamos algo liviano y vayamos a descansar. Quisiera inclusive, que comamos tapados con la frazada, y que mientras lo hacemos recemos, agradezcamos a Dios el hecho de estar vivos. Que de alguna manera esa cueva represente un vientre, desde donde vamos a empezar nuevamente.
-Que suerte, te ha tocado el sillón de cuero negro.
-Si, pero desearía que la señora Beatriz Enriqueta y Serena, duerman en él, con las cabezas mirando para distintos lados.
-¿Pero como, y Mauricio, el marido?
-No faltará oportunidad para estar juntos.
-Estoy de acuerdo.
-Bien, antes que el pan se ponga rancio, vamos a aprovechar para comer unos sandwiches tostados, de jamón, queso, tomate y mayonesa.
-Ay, cada vez que habla este hombre me falta el aire para respirar; y cuando lo hace referido a comida, peor que cuando intenta filosofar acerca de Dios y la justicia divina.
-Alberto, no quiero dejar pasar por alto, la oportunidad de agradecer el hecho que me hayas votado, digo, que quieras que sea la autoridad máxima.
-Perdone Mauricio, pero yo no lo voté.
-¿Pero como, te votaste a vos mismo?
-Si. Considero que soy el más apto para cumplir con esa función.
-Fui yo, Mauricio.
-¿Sergio?
-No niego que el invento sea extraordinario, pero gracias a vos estamos de pie, luchando; mientras tenga vida, nunca voy a terminar de agradecerte.
-Se ha formado una pareja.
-¡Cállese!
-Marica, ciento por ciento marica, maricón, puto reprimido.
-Alberto, por favor, hace que este tipo se calle.
-Pablo, Rodolfo, pongan una cinta en su boca.
-Y usted señora es otra que le gustan las mujeres.
-¡Madre! No me obligues a tener que...
-Son los dos unos pedazos de homosexuales...
-Y ella que tampoco pueda hablar.
-Gracias Alberto, se lo tienen bien merecido.
-Y no se les ocurra quitarse la venda, pues al instante los atamos de pies y manos.
Vamos a ver mañana como se portan, pero de castigo, hoy se quedan sin cenar.
-Así se habla.
-Tápense la cabeza con la frazada, y traten de rezar un poco.
Y así fue que con urgencia, se establecieron normas, códigos, los cimientos de una cultura que asoma, que día a día, indefectiblemente, pues otra opción no hay, impone reglas, pero que gentil devuelve resultados muy interesantes.
Juegan a las cartas, conversan, cocinan, pero por orden de durabilidad del alimento sin importar la calidad final de la receta, dejando para cuando no queden más provisiones, latas y todo aquello más perecedero, bajo resguardo de la sal; proyectan a futuro objetivos posibles de realizar, que además de entre tanta monotonía dejen entrever aquellos aspectos que despierten algún boceto de asombro, resaltando la novedad por insignificante que sea, que resulta como un nectar vital, un fantástico elixir que nutre la psiquis del cerebro, inmunizando al cuerpo de angustias, tensiones, feos bajones existenciales, todo aquello que induzca a una regresión fatal, que frene al conjunto de la meta de poder resistir y resistir.
Por ejemplo, hacen yoga, bajo el cuidado de Beatriz Enriqueta; beben alcohol, como parte de una terapia liberadora; pero eso si, evitan referirse al sexo explícito, lo cual se está haciendo notar, en algunos de estos viajeros al futuro incierto, que luchan por no salir del carril del recato, evitando un recodo imposible de borrar después; aunque ya le han hecho llegar a los oídos de Alberto la propuesta indecente que permita que su madre sea la muñeca de inflar del batallón que perdura de jóvenes hambrientos.

Texto agregado el 24-05-2014, y leído por 466 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
24-05-2014 paseando por sus letras y dejando un saludo seroma
24-05-2014 FREDI!! 52.000 y pico... tenedré que hace noche para leerlo entero, voy por el principio que promete, ya te contaré.... elisatab
 
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