Era rara mi madre

Curiosa o diferente dirían quienes no terminan de leer y quieren opinar. Era rara y explico por qué para mí lo era.
En primer lugar lo era por un asunto físico orgánico que se llama vida y muerte. Lo era, porque si siguiera siendo no estaría escribiendo esto. Pero ella falleció.
En segundo y tercer lugar porque pese a su muerte se me ocurre escribir de ella, y en eso, lo que se hereda no se hurta decía ella, somos raros.
Cuando comencé a descubrir las rarezas de mi madre fue cuando o al almuerzo o a la once había un plato más en la mesa. Aclaro que mi madre cocinaba y tenía recetas que mis hermanastras no me quieren compartir. Pero más allá de lo que estaba en la mesa para servirse, había alguien nuevo sentado en la mesa. Una primera vez fue un personaje que limpiaba el desengrasador, o el engrasador.
Él limpiaba la grasa que en esos años sí existía y después de cocinar y evacuar residuos al lavaplatos, alguien se debe hacer cargo de lo que te comiste.
Yo le hablaba desde el patio, porque el olor me era insoportable, que no era su olor, sino el nuestro, de lo que habíamos comido.
Y mi mamá, era rara, porque no le hablaba desde el patio, sino que le hablaba de lo que él hacía, si estaba estudiando, si sabía leer y si se quedaba a almorzar con nosotros.
Si a un niño le preguntan ¿qué quiere ser cuando grande? Yo hubiera dicho desengrasador, porque sentía envidia de ese niño mayor que yo. Una suerte de Mario Poppins del deshollinador que es protagonista de la película.
No recuerdo como llegó Roberto, el lustrabotas, seguro que el entrenamiento inicial algún fruto dio. Años mediante yo conversaba con él. Así conversé con la señora Planchita, con gente distante de futaleufú, de ese Sur, que se sentaron en esa mesa.
Luego mis hermanas y hermanos crecieron y la mesa quedó chica. No había mesa para sentar a tantos. Ya Neruda lo dijo mejor que yo en La Barca.
Y sigo extrañando de los que sentaron en nuestra mesa, no den señales de haber aprendido, sólo uno recuerdo, el cartero Mariano.
Mi madre fue una semilla lenta, tardía, explotó y germinó casi, casi junto conmigo.
Lo malo es que la sobrevivo y no tengo su rareza.
Hace años que vendimos la mesa.