Hacer varios años había heredado una cámara fotográfica de mi abuelo. Personalmente nunca le dedicaba mucho tiempo a la fotografía, solo sacaba fotos en las vacaciones o en los eventos sociales importantes. La cámara era del tipo de rollo de la década del 70. Aunque ya no quedaban muchas cámaras de rollo, la calidad de las fotos que se obtenían era muy superior a una cámara digital.
Mi abuelo siempre me había dicho que su cámara era su vida. Él le dedicaba mucho tiempo. La limpiaba, revelaba sus propias fotos. Siempre trato de inculcarme ese amor por la fotografía profesional, pero lamentablemente, para él, eso nunca se me pego. Para mi abuelo la cámara era más que solo eso. Siempre me decía que la cámara es un instrumento que nos permite plasmar momentos de nuestras vidas para que perduren en el tiempo. Son recuerdos en celuloide de que nosotros existimos y quedan hechos testigos para que los demás pueda apreciar nuestra vida. La gente común no saca fotos de situaciones feas o momentos desagradables, sino que la usan para plasmas las partes lindas de su vida. Más allá de las lecciones de mi abuelo, la cámara casi nunca se usa, solo la utilizo para ocasiones muy especiales.
Nunca tuve mayores problemas con la cámara hasta que el día que mi hijo menor festejo su cumpleaños, note algo extraño en una foto que revelé. Una foto había salido como manchada. En realidad más que manchada era como si algo hubiera salido mal en la foto. La foto era simple; mi hijo delante de su torta apunto de soplar para apagar sus velas. Particularmente no había nada malo con el cuadro fotográfico de mi hijo, sino que había algo raro, como una “anomalía” dibujada a su lado. La llamé “anomalía” porque parecía una mancha oscura, larga, que aparentaba tener brazos y cabeza alargada. Tratando de entender a la mancha, la observé más en detalle con una lupa. En ese momento, no sé si mis prejuicios o mi imaginación me hicieron una mala pasada, pero por un segundo me pareció como que la mancha tuviera además una sonrisa siniestra. Era algo que realmente helaba la sangre. No tenia ojos o boca, pero creo que mi mente le dibujo algo en su lugar y eso que aterro. Al rato pude volver en sí. Como era la única foto que encontré con ese problema, simplemente la descarte.
La vida continuó después de un año y la cámara que nunca se usa, se volvió a usar para el cumpleaños de mi hijo menor nuevamente. Como mi abuelo me había enseñado a revelar las fotográficas, le dedique especial cuidado a hacer ese delicado trabajo. Todas las fotográficas estaban saliendo a la perfección, hasta que note una fotografía de mi hijo junto con una anomalía. Esta vez mi hijo estaba abriendo un regalo y una forma oscura estaba a su lado, como si estuviera mirándolo, pero sin ojos. No sé si mi cabeza estaba jugando conmigo un juego siniestro otra vez, pero en mi mente la mancha tenía una mirada siniestra, con ojos penetrantes, dientes de fuego y la postura de querer hacer daño a mi hijo. En ese momento me acordé de la foto del año anterior y mi corazón se hundió en mis tripas. Decidí separar la foto para analizarla luego.
Al rato de revelar varias fotos más, encontré otra foto con la anomalía. Aquí mi hijo estaba solo soplando las velas, y la mancha estaba detrás de él con sus cuencas posesivas, sus brazos amenazantes y humosos alrededor de él, como si mi hijo fuera una cosa y la mancha estuviera intentando reclamarlo para sí mismo. La anomalía no tenía cara, pero en mi mente lo veía como si fuera una persona real. Ojos posesivos, dientes como colmillos afilados, sonrisa siniestra. Ya no era una coincidencia. O me estaba volviendo loco o algo raro estaba pasando.
Durante la semana me puse en contacto con una persona llamada Dr. Jonás Brown. Lo había sacado de la agenda telefónica y según su titulo era “parapsicólogo”. Personalmente no creía en esas cosas pero necesitaba que alguien que supiera de lo sobrenatural viera las fotos y me diera su opinión. Al ver las fotos, note un pequeño sobresalto en el Dr. Las miro con mucho detenimiento por un rato. Me hizo preguntas sobre, como las había sacado, en qué lugar, y quien era el chico de la foto. Le conteste todo hasta que en un momento el Dr. Jonás se saco los delgados lentes y me dijo:
- “Lamentablemente no tengo los materiales necesarios para poder decirte a ciencia cierta lo que es.” – Hizo una pausa para tragar saliva – “pero sí creo que es algo siniestro, y está atrapado en tu casa. Algo malo va a suceder, especialmente a tu hijo.”-
Mi corazón se detuvo por un segundo
– “Pero ¿Qué es eso doctor? ¿Lo que está en la foto, realmente existe? “-
El Doctor me miro fijo y dijo
– “Lo que está en la foto se llama Shadow People” – me contesto con tono cortado
– “¿Un ‘Shadow’ qué?”- le pregunte con tono de miedo.
–“Un ‘Shadow People’ es un ente que tiene forma humanoide, que no se verse a través del ojo humano, pero que son captados por cámaras fotográficas de rollo o vídeo cintas analógicas “- El Doctor Jonás siguió diciendo
–“Lamentablemente estas manifestaciones se centran alrededor de una persona y es señal de que algo muy malo esta por suceder”-
Durante unos segundos hubo un silencio y en mi mente recorrió toda la vida de mi hijo, como si lo fuera a perder en ese instante.
– “¿Qué puedo hacer?”- le pregunte con miedo a no escuchar una respuesta.
El Doctor tomo una bocanada de aire y me contesto
–“Los ‘Shadow People’ usan la energía de una persona para vivir. Están muertos, pero anhelan la vida y utilizan a un ser vivo para sentirse vivos ellos mismos. A medida que pasa el tiempo la persona que es tomada como objeto por estos seres termina falleciendo porque su fuerza vital se consume. “
Me temblaron las manos. Durante un minuto tuve que asimilar toda la información que el Doctor me había proporcionando. La sensación era como cuando se toma una pastilla con feo gusto. Palabras como “objeto”, “seres”, “fallecimiento” , ”vivo” y ”muerto”, volaban por mi cabeza y yo las trataba de comprender.
-“Se puede hacer algo para que ser se vaya de la vida de mi hijo y lo deje en paz”- le pregunte esperando una respuesta convincente.
–“Seguramente lo que le ocurre a tu hijo es producto de un acontecimiento maligno, lleno de energía negativa. Me imagino que algo ha ocurrido en algún momento de la historia de la casa. Esta negatividad atrajo a la criatura hacia él. Debes encontrar la fuente de esa energía negativa y destruirla. No va a hacer fácil”- siguió diciendo el Doctor juntando sus manos en pose de oración
– “… pero tienes que intentarlo. Piensa en la vida de tu hijo. Yo no te puedo ayudarte, esto es algo que tienes que resolver por ti mismo”.-
Durante los días siguientes las manifestaciones fueron empeorando. La cámara que no se usa, empezó a formar parte muy importante de mi vida. Casi todo el día estaba sacando fotos y trataba de entender cómo podía solucionar el problema que tenía en frente. Las apariciones captadas en la cámara era cada vez más frecuentes. Por suerte no eran visibles al ojo humano, pero sí se podían apreciar en todo su esplendor en la cámara de mi abuelo. He visto cosas que podrían helar la sangre del más valiente. Casi sin parar he llegado a sacar fotografías, tras fotografías captando a la criatura en casi todos los rincones de la casa y a toda hora. Los aparatos electrónicos que compre para poder lograr una documentación digital fueron en vano. Solo la cámara que no se usa es lo único que capta a la criatura. También pude captar eventos que escapan a la compresión humana. Mensajes escritos en sangre en las paredes. Cosas que se arrastran por el piso en la oscuridad. Ojos rojos que aparecen en las profundidades de una habitación. Muecas tenebrosas que brotan de los más oscuros rincones de un living. La documentación fílmica que tenía era gigante.
Cada vez que ponía las fotografías a revelar mi mente se metía en los más oscuros pensamientos metafísicos. Como si estuviera tratando de resolver un rompecabezas del infierno, me trituraba los sesos para poder entender cómo funcionaba toda esta magia maligna que nos acechaba. Quería a toda costa erradicarla para siempre.
Hubo un evento que puso el límite a esta situación intolerante. Una noche decidí quedarme en vela en la habitación de mi hijo para controlar sus sueños y entender si era posible capturar a la criatura por medio del lente fotográfico, y capturarla justo en el momento que se acerca a mi hijo.
Sentado en la silla con la cámara, que no se usa, en mi regazo esperando que algo suceda a mi hijo y echar un vistazo a la cuarta dimensión de locura y terror. Sin darme cuenta empecé a dormitar pero sin quedarme dormido realmente. A rato logre recomponer mi postura y encontré que mi respiración era más pesada que lo normal y también la temperatura de la habitación había bajado varios grados, convirtiéndola en una heladera gigante. De la boca de mi hijo provenía una nube de frío producto de la baja temperatura que nos rodeaba. En ese segundo me di cuenta que algo iba a suceder. Sin perder un segundo puse mi ojo en la mira de la cámara que no se usa. Sin tener que sacar una sola foto fui testigo de algo que me hizo retorcer el estomago. La criatura ya estaba en la habitación con nosotros. Esta vez no solo podía sentirla sino que también verla en todo su esplendor. Tenía la cabeza como de un carnero, con unos cuernos enormes y que daban dos giros como si fueran tirabuzones. Sus extremidades eran peludas como su fueran parte de una criatura que no forma parte del reino animal. Sus extremidades inferiores eran como las de un enorme caballo y terminaban en pesuñas. Cada paso era un golpe fuerte al corazón. Pero lo que nunca voy a olvidar era esa sonrisa siniestra, algo que me heló la sangre al verlo casi inmediatamente.
Yo estaba absorbido por el miedo total, casi sin poder reaccionar. Todo ese horrible espectáculo se me estaba presentando sin tener que sacar una sola foto, por el visor de la cámara tuve una vista privilegiada de todo el show.
La criatura sabía que yo estaba ahí, sabía que la podía ver y su sonrisa me lo decía todo. Cuando la criatura entro en nuestro plano, la felicidad y todo los sentimientos buenos se habían ido para siempre. Solo quedaban el sufrimiento, la angustia, y el terror infinito.
Por un segundo tuve la sensación de cordura y recobre los sentidos que me habían sido arrebatados. Ahí pude recordar las palabras del doctor – “Tienes que encontrar lo que alimenta la criatura y destruirlo”. Pensé para mí mismo, mientras la criatura se acercaba a mi hijo paso a paso…
-“¿Y si la cámara es un objeto maldito que le da el poder de entrar a nuestra dimensión?… ¿Y si la cámara fue siempre la puerta de entrada y salida de la criatura a nuestra dimensión?” … justo en ese momento la criatura tomo a mi hijo por las mejillas, con su mano llena de uñas encarnadas de sangre, y como si quisiera besarlo acerco su hocico a la boca de mi hijo y ahí comprendí que iba a sacarle la vida, a chupársela por así decirlo.
La criatura quería tomar parte de la vida de mi hijo y yo no podía permitirlo. En ese preciso momento tome la cámara y la levante en el aire. Con un fuerte golpe la estrellé contra el piso con todas mis fuerzas. Sin que nadie escuchara nada excepto yo, la criatura emitió un sonido que hizo temblar todos los huesos de mi cuerpo y fue ahí donde comprendí lo que tenía que hacer. Corriendo sin que me alcanzara fui hasta la cocina y busque los cerillos. La criatura ya no la podía ver pero podía sentirla. Con una furia sobrenatural tomo mis tobillos y me arrastro por el piso, como si quisiera llevarle al mismo infierno. Trate de zafarme pero su fuera era sobrenatural. Cuando perdí mi equilibrio tire los cerillos al piso pero logre agarrar uno en mi mano mientras sentía que era arrastrado hacia el mas allá. Sabía que si la criatura me llevaba nunca volvería a este plano y probablemente me convertiría en una nueva sombra ambulante. No podía permitirlo. Mientras mi cuerpo era arrastrado por el suelo encendí el cerillo contra el piso. En la otra mano tenia la cámara y con un movimiento de mis brazos pude hacer que el cerillo empezara a derretir la película que tenia dentro. En ese segundo escuche otro aterrador grito, y supe que había logrado lastimar a la criatura. En el piso podía ver charcos de sangre negra que no era humana. Me recompuse y busque un martillo que había guardado en el cajón de la cocina y empecé a golpear la cámara con toda mis fuerzas. Los resortes saltaban para todos lados, la película que no era más un liquido viscoso salió volando de la cámara. Las lentes de retorcieron en el piso y se hicieron añicos. La cámara se empezó a retorcer sola como si tuviera vida propia. Era un espectáculo sobrenatural ver un objeto inanimado cobrar vida de esa manera. Se arrastraba por el piso como si quisiera escapar de una destrucción segura. Supe que tenía a la criatura donde la quería, acorralada y atrapada dentro de la cámara como si fuera un genio metido en su lámpara sin poder salir. Volví a golpear con toda la furia y de la cámara empezó a fluir un líquido negro parecido a la sangre del demonio. Los vidrios, los resortes y los metales formaban parte de un cadáver metálico mezclado con sangre demoníaca. Esto era insoportable de ver. Además de todo ese horrible espectáculo se sumó un olor penetrante a azufre, que parecía provenir del mismísimo infierno. Con su último aliento de vida sobrenatural, la cámara se retorció en su propio charco de veneno, como si estuviera rogando por su vida. Un golpe certero en el medio del artefacto hizo el efecto deseado. La sangre negra mancho mi cara de furia y los pocos componentes que quedaban enteros de la cámara se hicieron añicos. Un golpe transformado en un grito aterrador lleno la habitación y me hizo temblar hasta el alma, como nunca lo había sentido.
Me quede sentado en la cocina con el martillo en una mano, mi cara llena de sangre demoníaca. Los pedazos de la cámara regados por todo el piso. Mi corazón se empezó a achicar de pronto. Todo lo bueno empezó a desaparecer de mi alma. Los recuerdos lindos de la vida desaparecieron. Mi alma era consumida por un vórtice infinito de miedo y amargura. Mi cuerpo empezó a tornarse oscuro y vaporoso. Mis ojos desaparecieron de sus cuencas y se convirtieron en dos luces rojas llenas de furia. No tenia forma corpórea. Era ahora un ente oscuro que vagaba entre las dimensiones. Era ahora un “Shadow People”.
Fin
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