No sé si la inconsciencia del vivir abstraído, no sé si la inconsciencia de no buscarte, no sé si la inconsciencia de olvidar, no sé.
A veces las palabras amanecidas en oídos silenciosos, llegando de un no amor apaciguado, olvidado, son insólitas, bárbaras.
El tiempo adormece el ímpetu.
El tiempo es un vivir constante de historias renovables, no acepta letargos, que son claustrofóbicos a su propia esencia, que se mueve en una constancia de olores, de apegos.
Todo desaparece, todo se detienen, pero el corazón siempre vive, siempre está en movimiento, siempre retiene las historias, ahí se aloja la verdadera esencial del sentir.
Quién no explora quién no siente quién no besa, quién no… y miles de no, un cambio, un nuevo amanecer se aproxima, un nuevo experimentar se acerca.
El poeta y su profundidad
El pintor y su abstracción
El músico y su ausencia de la realidad
Y yo pensando en este esplendor que se arrima, yo pensando en las miles de historias que viven dentro de mí, que me alejan de ti.
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